REQUIEM 16


CHRIS

Era bien entrada la noche cuando la necesidad de hablar con Sarah por causa de la culpabilidad que sentía, me hizo revolver los demonios que me impedían estar en paz. Las palabras incesantes de Alina me hicieron recapacitar, aunque seguía pensando en que Sarah debía de quedarse a salvo.

Pero ella era una pieza importante para poder lograr traer a mi familia de vuelta, sobre todo, para que todo esto acabase. Debíamos eliminar a nuestros verdugos porque nos encontrarían tarde o temprano, dañarían a los nuestro y a demás personas inocentes. El mundo ya era demasiado cruel como para añadir más peligros.

Teníamos suficiente con escondernos del resto de los mortales. Estaba agradecido que existía un lugar llamado Mistery Spell, que era el hogar de todos los que éramos diferentes. En el mundo, había más personas como nosotros, pero nunca mostraban su verdadera naturaleza a los humanos. Por ello era necesario establecer lugares como éste para que pudieran vivir en paz.

Porque por desgracia, el ser humano nunca sería capaz de aceptar nuestra existencia, iniciando una cacería en nuestra contra, justo como en el libro de "Frankestein". Todos seríamos durante los albores de la humanidad, unos monstruos.

Suspiré pesadamente intentando encontrar las palabras exactas. No era demasiado bueno con ello y menos delante de la mujer que amaba con toda el alma. Hacía que me temblasen las piernas dando igual lo enfadados que estuviéramos. Aunque la relación estaba fría como un glaciar, la necesidad de arrancarle la ropa y hacerle el amor hasta quedar extasiados y fundidos entre las sábanas, hacía palpitar mi miembro y rugir mis entrañas.

El dormir sin ella era un calvario que necesitaba solucionar. Necesitaba la piel suave de mi loba contra la mía; su calor junto a mi tibieza. Era hora de enterrar el hacha de guerra antes de separarnos definitivamente y esa no era una opción.

Alina y Jack estaban tan dormidos que, por seguro, aunque se cayera la mansión sobre sus cabezas, ellos no se enterarían en lo absoluto. Era extraño como su oído súper desarrollado se quedaba en nada cuando el sueño los gobernaba.

Subí las escaleras agudizando mis sentidos para detectar si había alguien despierto, pero el silencio de la noche me dio la respuesta. Supliqué que ella deseara recibirme para arreglar las cosas; entre mi carácter y su tozudez, muchas veces nuestras peleas eran terribles, pero solo eran meras palabras que no sentíamos. A los pocos minutos u horas, la necesidad mutua que nos teníamos, nos hacía pensar en todo lo dicho y hecho, dando varios pasos hacia atrás y perdonándonos de la forma más épica.

La pasión era el ingrediente principal de nuestra relación.

Y yo lo que más deseaba, era casarme con ella.

Dejar atrás todos esos miedos y poder mejorar por ella, para ella. Era el centro de mi mundo, aunque no se lo dijera directamente, pero se lo demostraba cada día sin excepción.

Mis piernas aunque temblorosas más por decirle lo que sentía que por verla, me llevaron directamente a la puerta donde ella descansaba. Por culpa de todo lo que nos había sucedido, yo no dormía a su lado y todo peligraba no solo incluyendo nuestras vidas sino la relación que habíamos construido justo en un momento de nuestras vidas en la que todo se tambaleaba. Quizás por eso era sólida y no habíamos roto pero esa situación no podría ser permanente.

Sabía que Sarah era el tipo de mujer por la que cualquiera perdería la cabeza. Muchos de los de su clan hacían charcos de babas a su alrededor y no iba a permitir que nadie, excepto yo, le tocara un mísero pelo.

Suspiré antes de tocar la puerta, golpeando suavemente varias veces para que ella lo oyese pero que no alertase demasiado al resto de la casa. Los hombres lobo tenían mejor oído que los vampiros y solamente les eran igualados por los vampiros originales al tener todos los sentidos ampliamente desarrollados. Al no haber respuesta decidí mejor entrar; total, no había nada de ella que no hubiera visto unas tantas veces.

Pero al ingresar en su dormitorio, la oscuridad total me hizo sospechar ya que ella solía dormir con una luz encendida. Pensé que quizás se encontraba en el lavabo pero al ver que por debajo de la puerta no había luz, comencé a sentir una elevada tensión que amenazaba con hacerme rugir de rabia y preocupación. Sarah no estaba por ningún lado y la ropa que llevaba hoy no se encontraba en el cesto de ropa sucia ni en ningún lugar de la habitación. El pijama que solía ponerse todas las noches se encontraba aun doblado dentro del cajón, lo que me indicaba que ella no había pasado la noche aquí.

Pero, ¿Cúando demonios se había marchado? ¿Cómo era posible que no la hubiera visto?

Ni siquiera vi la hora ni me importaba, vociferé como un demente para que toda la casa se pusiera en pie. Necesitaba saber quiñen vio a Sarah por última vez para hacerme una idea de dónde podía encontrarse.

En menos de quince minutos, todos los miembros de la casa se habían reunido en la biblioteca completamente desorientados sin saber qué demonios pasaba. Los miré uno por uno y les dije:

-Sarah ha desaparecido, ni siquiera ha dormido esta noche en su cama. Quiero saber cuándo la habéis visto y si habéis observado algo extraño en su comportamiento.

-Yo la he visto durante la tarde y no he visto nada sospechoso en ella. Estaba muy callada eso sí pero estos últimos tiempos debido a la situación no es algo anormal en ella-Dijo Sienna.

Miré de nuevo a todos esperando una respuesta. Nicolae dio un paso hacia delante y me dijo:

-Sienna y yo quedamos en vernos con ella para charlar y fue entonces cuando nos dijo una pista que había descubierto en nuestro jardín. Ahora que lo mencionas, estaba muy enfrascada en su teoría y quizás salió a investigar aprovechando que todos dormíamos.

-¡¿Por qué mierda no me lo dijiste?!

-Porque no dijo que iba a investigar, solamente que había encontrado algo. No quiero ir leyendo la mente de los demás aunque pueda, querido amigo. Es algo que dejé de hacer por respeto.

Soplé fuerte reprimiendo el no tumbar de un golpe a Nicolae pero en el fondo él tenía razón. No podía prever que ella decidiera investigar esta precisa noche pero, si había salido sola y no quedaba rastro de ella, podía ser posible que alguien la atacase.

La otra opción sería que quizás había encontrado algo.

Tomé mi teléfono para comprobar posibles llamadas o mensajes pero no vi nada. Cuando intenté llamarla, el pitido que indicaba que su teléfono estaba apagado o fuera de cobertura, añadió varios grados a mi incombustible enfado.

No había una jodida pista de dónde podría estar.

Jack se acercó a mí y me dio una palmada de ánimo en la espalda intentando calmarme.

-Tío escucha, ella no es una mujer débil ni estúpida. Quizás encontró algo y está investigando por la zona y estoy seguro que de encontrar algo ella te llamará o se pondrá en contacto contigo. Vamos a darle unas horas hasta el amanecer y, si no sabemos nada de ella, la iremos a buscar, ¿De acuerdo?

No estaba de acuerdo con eso pero quizás empeoraría más la situación si la fuera a buscar como si fuera su maldito padre. Me resigné a darle un tiempo aunque bien sabía que no podría pegar un solo ojo hasta que despuntara el amanecer.

Y casi como si me leyesen el pensamiento, todos y cada uno de ellos comenzaron a servirse tazas de café para que la noche no fuera tan dura con el cansancio de ellos, quedándose a mi lado no como mis amigos o compañeros sino como mi familia.

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