RÉQUIEM 14
CHRIS
Me sentía terriblemente apenado por el tema de mi relación con Sarah ya que en estos tiempos se había enfriado considerablemente a mi pesar. El estrés de todo lo que estaba sucediendo además de nuestras continuas rencillas por culpa de mi instinto posesivo y protector, hizo que lo que una vez fue sólido comenzara a tambalearse.
Hacía varias semanas que ambos no dormíamos juntos porque siempre aprovechábamos esos momentos en los que no había nadie a nuestro alrededor para sacar la artillería. Y el caso era que Alina tenía razón cuando me decía que necesitábamos más miembros de la especie de Sarah para poder combatir al enemigo que nos aguardaba en las sombras.
Alina, Jack y yo nos habíamos quedado hasta bien entrada la noche hablando entre nosotros mientras que el resto dormía plácidamente en las habitaciones de la planta de arriba. Cuando llegué a casa Sarah me negó un beso y eso me estaba carcomiendo las entrañas.
Temía el perder todo lo que teníamos por mi maldito carácter. Y ese fue uno de los temas que sacaron mis queridos amigos antes de que el sueño nos venciera.
Alina me miraba sombríamente de forma acusadora como si esperara a que le diera algún tipo de explicación. Me encogí de hombros y ella resopló antes de exclamar:
- ¿Acaso vas a dejar que todo se quede así? ¿Vamos a seguir ocultando información además de tratar al resto de nuestros compañeros como si fueran débiles?
-Alina, ya basta, no caldees más el ambiente-Dijo Jack intentando detener la ira que fluía del interior de ella. Entendía perfectamente sus intenciones, pero pecaba de ser demasiado temperamental, cosa que no era buena para la convivencia y unión de todos nosotros.
En tiempos como los que estábamos pasando, era necesario ser la vista y los oídos de los demás, cubrirnos las espaldas y usar todos los recursos a nuestro alcance para lograr la victoria.
Se levantó completamente ofuscada dando varias vueltas alrededor de donde estábamos sentados. Jack regruñía entre dientes aspirando con fuerza el poco oxígeno que parecía haber en la habitación. La situación comenzaba a desmoronarse:
-Debemos decirle a Peter la pista que tenemos. No podemos mantenernos en silencio por temor a que él salga corriendo a buscarla; necesita saber que hay una posibilidad. Y tampoco podemos encerrar a Sarah; es una excelente aliada y eso lo sabes bien Chris.
-Recuerda que es mi mujer y que la quiero proteger. Recuerda que los que están perdidos allá donde nadie sabe son mi sobrino y mi hermana, así que antes de acusarme de mierdas...¡Pensad en el jodido agujero donde estoy metido y la mierda de responsabilidad de que todo parezca estar bien!¿Y si mi hermana y mi sobrino están muertos?¿Cómo miraré a Peter tras decirle que posiblemente ellos estén vivos para luego decirle que me equivocaba? No puedo fallar porque eso puede significar la desgracia de todos nosotros, soy responsable de mi familia.
-Recuerda que estás haciendo sufrir a más de uno con tu silencio y tu forma de actuar de últimamente amigo. Sarah no está precisamente bien y eso tú lo sabes bien. Organiza un poco tu vida porque va a ayudarte a pensar mejor todo.
-Jack, no me jodas...-Le dije antes de intentar abandonar el salón, pero Alina se me puso justo en medio de mi camino con los ojos completamente rojos. Su aura intimidante se había disparado tras la pelea que había tensado todo nuestro alrededor. La electricidad podía sentirse en cada vello erizado de nuestra piel al igual que nuestra respiración agitada.
Intenté apartarla, pero ella me tomó del brazo para obligarme a sentarme de nuevo donde estaba. Con la mirada amenazadora, me vigilaba como si fuera un niño en un patio de juegos. Hice caso porque tampoco tenía fuerzas de seguir en este tira y afloja; mis fuerzas no daban para más.
-Cristopher, sabes perfectamente que, aunque no seamos hermanos de sangre es como si lo fueras. Te hemos cuidado desde siempre y seguirá siendo así. Por esa razón a veces querrás matarnos o estrellarnos contra la pared, pero eso es una buena razón de que lo estamos haciendo bien. Así que descansa por unas horas y haz el jodido favor de arreglar las cosas con Sarah. Mañana por la mañana tenemos que comenzar a movernos por el territorio para empezar a reclutar a mujeres y hombres lobo dispuestos a ayudar en esta batalla, te guste o no. Ya basta de intentar ser los héroes; aquí todos somos uno solo.
Jack asintió ligeramente con una sonrisa que conocía bien.
-Admito con todo mi pesar que esta loca tiene razón hermano. Así que, si no quieres dormir con la huella de su bota en tu trasero, más te vale hacerle caso.
Él tenía razón, por mucho que intentara mantener la situación bajo control, no podía solo o con los pocos que éramos. Necesitábamos más personas, pero también era necesario que Peter recobrara fuerzas. Él era el enlace más fuerte con mi hermana y mi sobrino; era una pieza clave para dar con ellos antes de que fuera demasiado tarde.
SARAH
La noche era fresca pero agradable, perfecta para pasear y poder ver las luciérnagas volar alrededor de las flores que dormían junto con todo el mundo, a excepción de las criaturas de la noche como los vampiros, brujas u hombres lobo en caso de ser luna llena. Mistery Spell siempre me pareció un lugar, más que misterioso, lleno de belleza oculta a los ojos de los hombres, pero apreciada por las criaturas sobrenaturales sin contar a los animales, nuestros fieles compañeros.
Había sido realmente complicado sacar la pequeña barca por la puerta trasera de la mansión, no por el peso, sino por el ruido al tenerla que arrastrar un poco y sacarla del lugar donde estaba encajada. El tiempo había hecho que quedase un tanto anclada al suelo víctima del polvo y la suciedad que allí gobernaba, pero una vez conseguido, el camino fue menos tenso al pasar el peligro de ser pillada in fraganti.
Agradecía en todo momento a Peter por su ayuda, pero entendía las consecuencias de ir sola por estos lares y a estas horas de la noche. No podía dejar una noche más sin poder ver con mis propios ojos a Alice y Thomas completamente a salvo bajo el techo de los Bartholy, aunque me costara la vida por el camino. Ella había sido muy importante en la vida de mi familia y de todos nosotros. Sus padres hicieron tanto por los nuestros que jamás lo olvidaríamos, lo que me hizo pensar que ahora los nuestros se hallaban sin un líder al marcharse Sebastián para curar las heridas del desamor.
Entendía que la ira de nuestro clan se ceñiría sobre nosotros al no ser leales y quedarnos con ellos para protegerlos de cualquier peligro además de tomar decisiones adecuadas para todos. Las rencillas por seguro habían tambaleado nuestro antiguo hogar, lo que me hizo sentir una punzada de mucha culpabilidad.
Ellos eran una de las piezas claves para que pudiéramos enfrentarnos a la Organización. Una vez que comprobase que mi pista llevaba o no a donde tenía que hacerlo, volvería a casa e iría a verlos. También debía de llamar a mi hermano para pedirle que volviera, no solo porque lo echaba de menos sino porque era un Alpha con capacidades mucho más superiores a un hombre lobo normal.
Podría hallar pistas donde nadie podría ver nada.
El curso del río parecía tranquilo y aunque daba el aspecto de ser poco profundo, bien sabía que era una ilusión. El agua estaba a una temperatura de no más de siete grados, aunque en mi piel una vez estaba transformada, no me hacía temblar ni lo más mínimo.
Me subí a la barca que se mecía como una cuna guiada por la mano de una madre, en mi caso, era la madre naturaleza la que me guiaba. Mis instintos se desplegaron mientras remaba con todas mis fuerzas intentando no hacer demasiado alboroto para no despertar a cualquier enemigo o depredador que hubiera por la zona. Todo parecía demasiado en calma y eso no era precisamente buena señal.
Tras unos veinte minutos, el castillo que recordaba bien se podía ver anclado a la piedra de la montaña casi como una prolongación de la misma. Sentí un alivio pensando en que quizás allí se encontraría Alice. Pero no me dejé llevar por la emoción; si Viktor estaba por allí, tenía que estar preparada al ser un blanco fácil estando sola.
Llegué a la orilla, dejando la barca en tierra para que no siguiera vagando río abajo. Me coloqué mi chaqueta ligeramente arrugada, cerrándola por la temperatura tan baja que había en la zona. el crujir de las hojas me indicaba que la humedad de la noche había formado cristales de hielo en el tapiz del suelo.
Comencé a caminar olisqueando el ambiente cuando sentí de golpe un olor extraño que me hizo girar la cabeza. Algo había allí que me erizaba la piel; olía completamente a peligro.
Y todo indicaba que era cerca del castillo.
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