RÉQUIEM 13

SARAH

No era estúpida, sabía perfectamente que si no actuaba no solamente podríamos perder una oportunidad de encontrar a Alice y Thomas, sino que yo me quedaría de nuevo en la mansión con Peter para que no me pasara nada.

Chris estaba insoportable con el tema de mi protección. Comprendía que se interesaba y preocupaba por mí, pero era una mujer lobo con tamaña fuerza que podía enzarzarme en cualquier pelea con cualquier criatura y salir victoriosa. Se olvidaba de mi naturaleza, haciéndome ver como algo débil, pero yo era una buena aliada con la que debían de contar para estos casos.

Mi sentido del olfato era envidiable gracias a las dotes de mi especie. Era de locos y dementes no tener a más de los nuestros ayudándonos a rastrearlos, por lo que era hora de actuar, aunque fuera a escondidas. La gran ventaja era que, gracias a Nicolae, sabía dónde se guardaba la pequeña barca que solía usar Víktor antaño.

Por lo que debía de ser completamente silenciosa en la noche y sacar la embarcación sin ser vista. Y teniendo en cuenta que había unos cuantos vampiros en la mansión, era tarea casi imposible.

Cuando todos llegaron a casa, por orden de Nicolae nos quedamos a dormir para poder descansar tras estar exhaustos de la búsqueda que les había llevado casi todo el día. Chris y yo no dormíamos en la misma cama, sino que él se había quedado en el sofá del salón junto con Jack y Alana, los cuales dormían en los otros sofás con los rostros hundidos por el cansancio.

Desde que su hermana y su sobrino habían sido secuestrados, él se había convertido en alguien ermitaño, más silencioso que de costumbre y con un humor de perros. Había aceptado lo que era y que a veces su vena posesiva o taciturna saldría a la luz, pero no parecía él mismo; su propia oscuridad lo estaba consumiendo.

Cada vez que intentaba acercarme a él, tenía la sensación de que se iba lejos de mí, aunque estuviera justo al frente. Su mente estaba permanentemente de viaje, permanentemente en sus pensamientos y preocupaciones. No solamente deseaba la vuelta de Alice porque significaba alguien crucial en mi vida, sino que también por Chris. Deseaba que todo volviera a la normalidad y que, cuando volviéramos juntos a casa, pudiéramos pasar una noche en compañía como solíamos hacer.

O dar esos paseos nocturnos en los que ambos parecíamos ser los únicos en el mundo.

Pero no era el momento de pensar en todo aquello ni de derramar lágrimas. Era hora de actuar y no iba a vacilar bajo ningún concepto. Ahora que tenía la pista bajo mis narices, no iba a dejarla escapar.

Comencé a pensar en todas las habitaciones de la mansión y en qué dormitorios estaban ocupados. Tenía que ser rápida y, por supuesto, llevar ropa cómoda además de ir desprovista de zapatos. Decidí ir ligera de equipaje, tan solo llevaría mi teléfono móvil en el bolsillo de mi pantalón por si era necesario contactar con ellos en caso de emergencia.

Ahora tenía que acceder al sótano, cosa que por seguro sería uno de los pasos más complicados. El sótano se accedía desde el piso superior cuya puerta siempre estaba cerrada con llave porque las escaleras que conducían al sótano eran de madera y no estaba precisamente en buenas condiciones. Por esa razón, la puerta se mantenía bajo llave.

Estaba claro que la tendría Nicolae porque era el que se ocupaba de cualquier cosa de la mansión. Se sabía cada rincón y cada cosa que sucedía entre estas paredes; no había nada que se le escapase. Por lo que la llave por seguro estaría no muy lejos de él.

El problema era que no solamente él dormía en su cuarto, sino que también se encontraba Sienna. Estaba en una completa encrucijada sin saber cómo demonios colarme en su dormitorio sin ser escuchada y revolver sus cajones en busca de una de los cientos de llaves que abrían las habitaciones de la mansión.

Mientras que estaba apoyada en la pared mirando al vacío, un leve crujido me hizo sobresaltar.

Su sonrisa cansada me hizo sentir alivio a pesar de que la situación era bastante dura. Apenas pudo caminar hasta mí por lo que decidí ayudarle a caminar de nuevo a su cuarto:

-No deberías de caminar solo por la mansión a estas horas, Peter. Sabes bien que tu salud ahora mismo es delicada. -Le dije mientras que lo conducía al interior de su dormitorio de nuevo. Él apenas opuso resistencia; se dejaba llevar con aquella mirada vacía en la que meses atrás su verde iris rebosaba color. Se sentó en una mecedora, justo en la que Alice solía mecerse con Thomas cuando le leía un cuento o le daba el pecho cuando era un bebé. Me echó un vistazo en silencio con sus ojos hundidos y su cuerpo más delgado que nunca. Cualquiera que lo viera, se pensaría que Peter tenía una enfermedad terminal.

No pude aguantar más la pregunta que rondaba por mi cabeza:

- ¿Qué sucede, porqué me miras así?

-Sé que algo estás maquinando Sarah, solo quiero saber lo que es. Desde que pasó lo de Alice y Thomas todo está sumido en un misterio, nunca me cuentan nada y apenas sé de lo que ocurre alrededor. Considero que tú podrías iluminarme para al menos sentir un poco de paz.

Asentí comprendiendo las palabras de Peter sintiendo el peso de su pena. Tenía que ser infernal vivir cada día así, desgañitándose por poder obtener una respuesta de las personas que más ama. No iba a seguir las reglas por una vez, así que decidí llegar a un acuerdo.

-Te contaré lo que he averiguado si prometes ayudarme.

-Trato hecho, ahora habla-Dijo sin pensarlo. Me senté en el borde de la cama intentando explicarle todo con pelos y señales. Le expliqué el rastro de las pisadas que se perdían en un momento del camino en el bosque y el cómo llegué a la conclusión de que habían sido llevados en barca por Víktor. Él me escuchaba cada vez con mayor atención, con las manos entrelazadas y la cabeza apoyada sobre ambas. Era ahora cuando debía de explicarle mi plan:

-Nicolae me dijo que Víktor tenía una pequeña barca en el sótano. Creo que lo mjor que puedo hacer por el bien de todos es tomarla e ir esta misma noche para seguir el rastro.

Peter se levantó completamente pálido mostrando su desaprobación. Sabía que no deseaba que fuera sola pero no podía hacer otra cosa.

- ¡De ninguna manera te permitiré que vayas sola! ¿Estás loca?¡Sabes que Víktor no es un vampiro normal!

-Pero si no hago algo no podré ir con Chris y el resto porque se han vuelto unos sobreprotectores de mierda conmigo. Estoy harta de tener que quedarme de brazos cruzados sin hacer nada, ¡Necesitamos a más de los nuestros, caray!

-Esto no se trata solo de ti, piensa que, si vas sola y te metes en un problema, Víktor podría usarte de rehén o de moneda de cambio. No puedo dejar que vayas sola.

Me levanté completamente enfurecida, aunque comprendía sus razones. Él era realmente cabezota por lo que me costaría convencerle de lo contrario. Y si el resto se enteraba de que me fui con su ayuda, no me imaginaba la ira que Chris vertería sobre él.

Solo me quedaba suplicar.

-Peter, puede ser la única oportunidad que tenemos de encontrarlos. El rastro cada vez es más débil por lo que es cuestión de horas de que se volatilicen para siempre. Te lo suplico; dame las llaves del sótano, te prometo que no diré que me ayudaste. Los quiero de vuelta tanto como tú.

Él se levantó a prisa dándome la espalda para ocultarme las lágrimas que deslizaban por sus mejillas. Su debilidad le obligaba casi a arrastrarse con ayuda de un bastón ya que se negaba a comer. Su apetito fue menguando hasta casi extinguirse, por lo que su vida también corría peligro si no hacía algo.

Rebuscó entre sus bolsillos lanzándome una pequeña llave sobre la cama. Su tamaño era pequeño y oxidado; se le notaban los años y el uso. Le agradecí profundamente su confianza, prometiéndole que haría lo posible para traerlos a ambos de nuevo.

Ahora solo tenía que ser una sombra entre las paredes de la mansión.

El silencio a partir de ahora tenía que ser mi mejor amigo.

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