RÉQUIEM 12


ALICE

La suavidad del viento de la noche mecía mi cabello mientras navegaba por el mar de los sueños, pero el frío comenzó a hacerme tiritar acurrucándome aún más entre las mantas. Era extraño porque con la chimenea encendida era imposible que hiciera tanto frío, pero al recordar que la ventana estaba cerrada antes de irme a dormir, el pánico hizo que abriese los ojos de pronto.

El dormitorio apestaba a peligro y eso hasta Thomas lo había notado. Comenzó a llorar levantando sus bracitos completamente aterrado. Le levanté de la cama de un salto tomándolo en brazos mirando a mi alrededor sin poder observar nada más que la ventana abierta, la chimenea apagada y las ventanas moverse con el viento de la noche.

Todo parecía tan silencioso que era demasiado sospechoso; la calma antes de la tormenta. Decidí ir a buscar a Víktor para tener algo de protección recordando dónde se encontraba su dormitorio. Me deshice de mis zapatillas para que mis pasos fueran silenciosos abriendo la puerta que daba al pasillo.

No solamente estaba abierta la puerta de mi dormitorio sino las de toda la casa incluyendo las puertas de cada habitación. Mi hijo lloraba cada vez más fuerte removiéndose entre mis brazos.

-No te preocupes amor, mamá está contigo-Le susurré mientras que lo envolvía en mi bata. ¿Dónde demonios estaba Víktor y por qué estaba la puerta principal abierta? ¿Qué había sucedido?

La duda entre ir a su dormitorio o salir al exterior me hacía vacilar en mis movimientos. Pero estaba claro que no podía quedarme en medio de ese pasillo sin saber el tipo de peligro que nos rodeaba.

Un ruido tras de mí me hizo girar violentamente mirando hacia el interior de mi dormitorio, pero parecía no haber nadie. La sensación de alerta que siempre se despertaba en mí cuando había un ente cerca de mí se había disparado. Hacía bastante tiempo que no sentía aquel frío extraño como si los muertos hubieran decidido dejarme tranquila por un tiempo, pero de nuevo había vuelto. Si era un simple fantasma que necesitaba un poco de guía no me sentiría terriblemente enferma como me encontraba. Incluso mi bebé se había revuelto en mis entrañas haciéndome doblar y caer de rodillas.

El llanto de Thomas me hacía apretarlo más contra mi pecho. El dolor se hacía más y más fuerte, casi insoportable, pero por el momento me hallaba sola. Pero lo único que había aparte de esa sensación y ese dolor eran sonidos a mi alrededor provenientes de diferentes partes de la casa.

- ¿Qué eres?¡Muéstrate! -Grité sin mostrar un ápice del miedo que lentamente iba levantando mi piel. Mi hijo se encontraba cada vez más inquieto y no había nada que lo calmase.

Del dolor pasé a los mareos, pero no podía dejar que me afectase hasta quedarme inconsciente porque eso haría que Thomas fuera vulnerable. Por primera vez, necesitaba a Víktor.

-Víktor...Víktor-Comencé a llamarle lo más fuerte que podía. Las fuerzas iban mermándose cada vez más y luchaba por que mis ojos no se cerrasen. Otro ruido dentro de mi habitación me hizo levantar la cabeza.

Una figura alta con una capa de color negro y una máscara se encontraba levitando dentro de mi habitación. Estaba a pocos metros de distancia de donde yo me encontraba; sentía su inmenso poder emanar de su cuerpo. No tenía posibilidades contra ese ente; mi destino estaba sellado si Víktor no aparecía.

Pero una criatura saltó encima de aquella aparición. Era un lobo de un tamaño realmente enorme que se me hacía realmente familiar. Ambos comenzaron a forcejear luchando violentamente mientras que yo me sentía tan inútil y desvalida. Odiaba ser tan débil y no poder defenderme, pero, sobre todo, no defender a los míos. Lentamente, me levanté del suelo ayudándome de la pared mirando a Thomas que ahora no lloraba. La sensación de peligro había disminuido y eso podía notarse en el ambiente que ya no tenía esa electricidad palpitante.

Aquella aparición levitó de nuevo haciendo tambalear las ventanas de cada parte de la casa rompiendo los cristales antes de marcharse. Aquel lobo tenía algunos rasguños, pero no parecía nada severo.

Al mirarlo a los ojos me percaté que era un hombre lobo, con razón su gran tamaño y fuerza. Además de ello, esta noche era luna llena, por lo que su fuerza se encontraba triplicada con respecto a cualquier noche. Con paso lento y tranquilo, se me acercó como queriendo verificar si me encontraba bien. Yo me quedé quieta confiando ciegamente en que no me haría daño; rara vez mi instinto me fallaba.

Una voz interrumpió ese momento:

-Vaya, cuanto tiempo sin verte.

Víktor estaba en medio del pasillo con la ropa rasgada, pero ni una sola herida en su cuerpo. Sus cicatrices eran visibles de nuevo y sus ojos aún seguían rojos quizás por algún altercado que había sufrido en alguna parte de la casa. Suspiré aliviada al ver que ya me encontraba a salvo, pero aquella frase se me hizo extraña, ¿Acaso conocía a aquel hombre lobo?

El animal dio varios pasos hacia atrás como queriendo tomar impulso. Comenzó a gruñirle de forma agresiva, mostrando sus dientes afilados y grandes aun cubiertos de sangre. Eso me dio pista a pensar que aquella aparición no era fantasmal sino otro tipo de criatura sobrenatural, ¿Podría ser una bruja?

Víktor no parecía inseguro ante aquel animal sino más bien feliz. Dio algunos pasos hacia delante para quedar cerca de mí, pero cuando se acercó a Thomas, aquel lobo comenzó a gruñirle y a tirarse a su brazo. Sus fauces se cerraron en torno a él, pero apenas podía hacerle sangrar. La naturaleza de los vampiros Originales era tan desconocida como desconcertante, temiendo que algunos de ellos fueran tan malignos e imposibles de acabar con ellos que quizás podían estar metidos dentro de la Organización. Eso sería terrible para todos nosotros.

Con toda la naturalidad del mundo, Víktor le habló al lobo con total tranquilidad:

-Si hubiera querido dañarla a ella o a su hijo lo hubiera hecho, al igual que podía acabar contigo de un solo golpe sin despeinarme, pero no pienso hacerlo porque sé las razones que te llevaron hasta aquí. Son las mismas razones por las que los tengo a ambos bajo mi techo: para protegerlos. Esta noche hemos sufrido una encerrona, una trampa organizada para llevárselo, por lo que tenemos que actuar con cautela y frialdad.

Aquel lobo dejó el brazo de Víktor calmándose poco a poco y sentándose sobre sus patas. Nos miró a ambos sacudiendo la cabeza para mantener la calma. No pude evitar preguntar:

- ¿Os conocéis? Quiero saber qué ha pasado y quiénes han irrumpido en el castillo, ¿Y esa criatura que levitaba?

Eran demasiadas preguntas, pero no era para menos; aquella noche era extraña y habíamos estado a punto de morir. Tomé la decisión de que aquella noche sería la última en la que iba a ser un blanco fácil; necesitaba desarrollar mis habilidades para usarlas en caso de tener que combatir.

Víktor me sonrió con calidez:

-Te responderé todas las preguntas, pero antes vamos a mi despacho para estar más tranquilos, ¿Te parece bien, Sarah?

Y al girarme en la dirección del lobo, una figura de mujer apareció ante mí desprovista de ropa y con la mirada aun desafiante.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top