Habían pasado dos meses desde la desaparición de mi hijo y mi esposa haciendo de mi vida un lugar frío y desolador. Sus nombres pululaban por mi mente y me llamaban en las noches mientras que estaba sumergido en el mundo de los sueños.

Las ganas de vivir que tenía desde aquella vez que crucé mi mirada con Alice en su estudio de pintura, se desvanecieron en cuanto puse un pie en la mansión y corroboré que la visión de Fiordella era cierta.

En ese mismo momento llamé a Chris y al resto para comenzar a buscarlos, pero me di cuenta que la misión iba a ser más que difícil al encontrar a Lorie encerrada en su armario. Durante días ella se negó a hablar porque estaba completamente aterrorizada pero cuando mencionó a Víktor, supe en seguida que todo iba de mal en peor.

No entendía a qué extremos sería capaz de llegar con tal de dañarnos a mis hermanos y a mí. Él nunca estaba con nosotros, nos convirtió y se desentendió de nosotros y ahora que era feliz me arrebata aquello que amo.

Y aunque hacemos lo imposible para rastrear cada maldito rincón del mundo, ni Drogo, ni Alice ni Thomas dan señales de vida temiéndome que no los volviese a ver y preguntándome si realmente seguían o no vivos.

Y para colmo, encontrarme un test de embarazo positivo en el cajón de la mesilla de Alice empeoraba aún más mi ya de por sí estado depresivo y preocupado.