010: Nayeon
JiMin siempre tuvo una buena relación con su madre, tal vez estaba tan consolidada porque NaYeon había dado a luz a una edad tan temprana a su primogénito, que, prácticamente, se convirtieron en mejores amigos desde que lo sostuvo en sus brazos.
Aunque aquello cambió años atrás. JiMin ya era todo un adolescente, decidido a cortar el cordón umbilical y buscar su propio destino, aquel que le puso en su camino a Min YoonGi y dos pequeños frijoles. Aquel que se encargó de hacerlo padre a los dieciocho, aquel que le molestaba la consciencia, recordándole que debía decirle a su madre que sería abuela.
Uh, esa palabra sonaba extraña. Su madre aún florecía en sus treinta y tantos años, más bella que nunca y recién casada con el exitoso abogado Lee Minho. Darle la noticia seguro le caería como balde de agua fría.
JiMin estaba nervioso e inquieto, sus uñas extremadamente cortas por habérselas arrancado y masticado.
La castaña rodó los ojos.
—Ya suéltalo, JiMin —dice la mujer. Está sentada en una de las sillas del comedor de su hogar.
—Cómo decírtelo... —JiMin vacila unos segundos, porque en realidad le aterrorizaba comentarle a su madre que sería padre de dos pequeños demonios. Faltan menos de dos semanas para que YoonGi dé a luz a SUS hijos, (son de ambos, claro) y el estrés le estaba consumiendo su estabilidad emocional.
—Si no me dices en cinco segundos me iré de aquí —amenaza.
—Pero es que -
—Cinco.
Los ojos del menor se abren aterrorizados.
—Mami, yo...
—Cuatro.
—Por fa...
—Tres.
— ¿Qué?
—Dos.
—No puede ser, ma...
—Uno.
NaYeon se levanta de la silla dispuesta a irse pero JiMin revela, ¿o tal vez grita? su secreto.
— ¡Voy a ser papá!
NaYeon se queda estática unos segundos, sin asimilar las palabras de su retoño mayor. ¿JiMin? ¿Padre? Por Dios, pero qué carajos ha fumado.
—Bebé, ¿estás bien?
Camina hasta JiMin y lo atrae a sus brazos. El rubio se oculta en el pecho de su madre, desconsolado por la confesión. Pero vamos, que le ha salido bien decirlo, tanto que siente las lágrimas picarle los ojos, si es que aún no están cubiertas sus mejillas de estas.
Pasan aproximadamente veinte minutos y NaYeon decide romper el lazo. Los labios de JiMin forman un enorme puchero.
— ¿Por qué dejaste de hacerlo? —reprocha molesto, cruzando los brazos.
—Porque apenas me he percatado que has dicho que seré "abuela" ¿a qué te refieres con eso, Park JiMin? —ahora es ella quien frunce el ceño y espera impaciente una respuesta. ¿Qué más podría decirle? ¡Ah sí!
— ¿Sorpresa?
—¡¿Tu eres el embarazado?! —NaYeon grita asustada.
— ¿Q-Qué? Diablos mamá, por supuesto que no. —El solo pensarse a él mismo cargando a un bebé, o más bien dos, en su estómago le provocaba náuseas. Oh si, mientras YoonGi los tenga todo bien.
— ¿Entonces?
NaYeon espera tener una respuesta en cuanto antes. JiMin solía ser bromista acercándose a lo extremista, pero, ¿bebés? Era algo nuevo para ella.
— ¿Prometes no golpearme si te cuento todo?
JiMin se había metido en un gran problema, pensó ella.
Asintió.
JiMin tardó unos segundos en hablar hasta que finalmente salieron las primeras palabras de su boca.
—Supongo que un día me escape de casa para ir a una fiesta que organizaron en las colinas. Yo no quería ir pero Taemin insistía diciendo lo asombrosa que sería —y vaya que lo fue. —Entonces acepté ir y comencé a tomar cerveza, mucha. Bailé con distintas personas pero hubo una en especial que se acercó a mí y...
—Continúa.
— ¡Y no lo sé! De pronto estábamos ambos bailando desnudos en una habitación. Él estaba encima de mí moviéndose en círculos mientras yo gritaba: ¡No por favor, suélteme! Pero él torturó mi pene y mi cosita viscosa quedó dentro del violador y tal vez ahora él tenga ocho meses de embarazo.
NaYeon estaba sin palabras.
¿Qué mierdas?
— ¿Te violaron? —cuestionó preocupada y JiMin se dio un golpe mental por haber exagerado un poco la situación.
— ¡Si! Digo, no, no me violó, mamá, él tiene fetiches raros, supongo.
NaYeon finalmente respiró. Todo en orden. JiMin se encontraba bien, su bebé no sufrió ningún daño meses atrás y aquello lo tranquilizaba, pero...
—Así que serás padre, eh.
JiMin asintió dudoso.
—Y me lo contaste ocho meses después, casi cuando mis nietos van a nacer.
— ¿Nietos? ¿No me castigarás?
— ¡Claro! Son mis nietos, JiMin, ¿qué quieres que haga? Ya eres un adulto, castigarte sería absurdo, aunque estoy un poco molesta por no habérmelo comentado antes —lo recriminó —aún tienes muchas cosas que contarme, jovencito.
Y sip, JiMin se quitó un peso de encima.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top