006: Patadas

YoonGi atravesaba el sexto mes de su embarazo. Los cambios resultaron ser difíciles para él, siendo un padre primerizo por supuesto. Agradecía que las náuseas fuesen efímeras y sólo duraron apenas algunas semanas.

Había aumentado algunos –muchos- kilos, según la báscula estaba quince números por encima de su antiguo peso. YoonGi quería llorar. Estaba perdiendo la considerable figura que le tomó años formar. Sus muslos se esparcían a los costados cuando se sentaba y dejó de ver sus propios pies, los cuales, según Max, permanecerían hinchados hasta que diera a luz.

Comentarle a JiMin tan inesperada noticia dos meses atrás le costó trabajo. El menor preguntó sobre el sexo del bebé y YoonGi sólo atinó a decir bebés, no bebé. Varones. La reacción del curioso adolescente fue al principio shockeante, su voz se desensalivó y le fue imposible articular palabra alguna.

—Yo tengo dos pares de hermanos gemelos —finalmente dijo y YoonGi se cuestionó por qué las desgracias los perseguían a ambos.

JiMin le habló de Momo y Sana, hijas del segundo matrimonio de sus madres, las pequeñas pasaban gran parte de su tiempo enrolladas en las piernas de JiMin, llamándolo Feo caprichosamente. El parecido entre ambas era impresionante y YoonGi seguiría confundiéndolas si no hubiese notado el pequeño lunar distintivo de Mina al comienzo de su mandíbula.

El otro par estaba conformado por Hyujin y Somi, y cuando JiMin le mostró varias fotos de los pequeños, el corazón de YoonGi yacía en las preciosas sonrisas de los bebés. Apenas y habían cumplido su primer año en febrero. JiMin los cuidaba, a ellos y al resto de las chicas, cuando NaYeon trabajaba. Era una familia numerosa.

Los últimos días del mes de marzo, JiMin visitaba constamente a YoonGi ya sea para inspeccionar la salud de éste o ver maravillado la inmensa barriga del mayor.

Y fue un viernes por la tarde cuando JiMin llevó su mano hasta el abultado vientre de YoonGi y comenzó a acariciarlo por encima de la tela.

—Es muy grande —confesó JiMin y en ningún momento despegó la vista del bulto. —Ellos serán unos niños saludables.

Y los sentimientos inundaban a YoonGi porque las hormonas comenzaban a hacer efecto en él.

—Si —suspira— últimamente han estado pateando demasiado.

No mentía. Durante las noches, el bebé del lado izquierdo pateaba inquieto, provocándole leves dolores a YoonGi.

—Supongo que lo hacen, están ansiosos por salir. Mamá me ha comentado que los gemelos suelen nacer días antes de las fechas programadas.

YoonGi asiente en silencio mientras JiMin continúa con las suaves caricias dejándole de prestar atención a la programación del televisor.

Pasan minutos y JiMin ya tiene su cabeza inclinada, rozando el estómago de YoonGi y a través de sus castañas pestañas, sus ojos piden algún permiso desconocido que YoonGi permite inmediatamente. JiMin ladea su cabeza, su oreja pegándose a la barriga de YoonGi, comenzando a frotarse lentamente contra ésta. Inmediatamente el primer bebé patea justo en la mejilla de JiMin, haciéndolo reír.

—Oh, es sólo tu padre, no tienes por qué patearlo de esa manera, jovencito —le reclama YoonGi.

JiMin hace un ademán, restándole importancia. Él había querido hacer eso durante semanas.

— ¿Has pensando en nombres? —pregunta JiMin, su cabeza aún está acostada en vientre de YoonGi.

—No en realidad, ¿tú? —dice sincero. Sus bebés podrían llamarse como sea, de igual manera serían preciosos e impresionantes.

JiMin sonríe malicioso, sacando de repente un plumón sharpie del bolsillo trasero de sus pantalones. YoonGi alza ambas cejas confundido.

— ¿Qué haces? —cuestiona cuando JiMin deja al descubierto el vientre de YoonGi.

JiMin hace caso omiso y destapa el plumón, comienza a rayar por encima de la piel.

El jigras traza letras legibles por algunos segundos hasta que finalmente termina su obra, sonriendo espléndido.

Los nombres Jisung y BangChan están escritos respectivamente a los costados del vientre.

YoonGi entiende el mensaje.

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