003: Problemas
Yoongi detestaba trabajar, y sí el destino se lo concediera, se casaría con un hombre mayor y millonario, dispuesto a mantenerlo lo que le resta de vida.
Lástima que todos esos hombres ya estaban casados o tenían amantes plásticas mucho más lindas que él, además de ser heteros, demonios, esa opción fue descartada desde hace tiempo.
Era un completo martirio levantarse a las seis de la mañana, desayunar treinta minutos después y llegar al trabajo tarde, justo como lo hacía en estos momentos.
Agitado, entra a la oficina, alisando su traje o algo parecido a ello luego de correr el último trecho hasta la puerta del lugar. No se le dio el tiempo suficiente para saludar a sus compañeros de piso o al amable guardia de entrada que negaba divertido cuando veía tropezar a Yoongi por no tener el control de sus largas piernas y caer de bruces. La semana pasada derramó accidentalmente café en el piso.
― ¿Cuándo será el día que llegues temprano al trabajo? ―Taehyung le saluda, entrando a la oficina.
Taehyung es la definición de amabilidad y Yoongi lo ama demasiado en secreto. Además de ser su jefe ―lo cual agradece mucho, joder, que suerte la suya― el pelirrojo podría ser su hermano mayor, Yoongi confiaba ciegamente en el hombre de sonrisa brillante, portador de una belleza capaz de arruinar la industria del modelaje.
― Cuando aumentes mi sueldo, tal vez ―responde divertido, la presencia del mayor le alegra el día, el buen humor es contagioso.
― ¿Eso es un "¿Nunca llegaré temprano, Taehyung"?
― Eres un tonto.
Yoongi continúa acomodando sus pertenecías en el escritorio mientras taehyung se pasea por todo el espacio.
Taehyung está en sus gloriosos treinta años y el tiempo parece sólo hacerlo más atractivo. Elegante y sexy, las secretarias y secretarios por igual del primer piso babean ante su presencia, todos lo hacen, ¿por qué es tan perfecto? La definición de sofisticado y coqueto de pies a cabeza, alguien que toma el té por las tardes y alza el dedo meñique ―también lo hace hasta cuando acomoda sus lentes―, ¿quién sería que capaz de eso en pleno siglo veintiuno? Taehyung, el hombre de buenos modales y mejor amigo de Yoongi, por supuesto.
Yoongi ha considerado la brillante opción de que Taehyung sea el padrino del pequeño o pequeña que lo ha hecho vomitar las últimas dos semanas.
― Hey, Taehyung ―el mencionado lo mira― deberías ser el padrino de mi florecita, ¿qué opinas? Eres rico y podrías pagarle la universidad ―propone con una sonrisa. En su mente descarta la conveniencia y suena mucho mejor, hasta divertido diría él.
― No lo sé, Yoongi, ¿y sí se confunde y me dice papá?
Yoongi rueda los ojos.
― Mi bebé ya tiene un papá y soy yo.
― ¿Y Jimin?
Jimin. Yoongi a veces olvida que necesitó de un tercero para embarazarse.
― Jimin podría ser su hermano mayor, por favor, el chico es inexperto. Además, el sólo se encargó de plantar la semilla, yo la haré crecer.
En realidad, la complexión de Jimin y su vestimenta lo hacían lucir como un chico de 22 o 21 años. Con zapatos bastante formales –para su gusto- abrigos largos, camisas –las cuales se marcaban sexymente a su maldito pecho de dios griego-, sweaters de cuello alto, jeans ceñidos a sus sexys y gruesas piernas y...Joder, ¿enserio ese era el mocoso que hace cerca de una semana se había intentado suicidar –fallidamente- lanzándose desde su auto en movimiento.
― Eso no pensaste cuando decidieron tener sexo.
― ¡Estaba ebrio! ―casi parece pegar un grito al cielo, habían sido incontables las veces que escuchó la misma acusación― Hasta hubiera tenido sexo contigo si hubieras estado en aquella fea habitación, pero no, era Jimin, un niño de diecisiete años, ¿por qué dejan entrar a la fiesta a menores de edad? ―termina de decir, su entrecejo fruncido.
― Es dos mil veinte Yoongi. Namjoon nos conseguía identificaciones falsas cuando éramos adolescentes, ¿lo recuerdas?
Su mente lo lleva a retroceder diez años atrás. Yoongi, Taehyung y Namjoon, eran muy buenos amigos y buscaban nuevas aventuras, creían que la adrenalina estaba por comenzar y jamás se equivocaron. Namjoon, como el buen consentidor que robaba corazones con sólo una sonrisa y una tienda departamental, consiguió identidades falsas y así lograron entrar a centros nocturnos; centros donde toqueteaban las nalgas de Yoongi e incluso perdió su virginidad una inolvidable noche de verano.
Una vez más, Taehyung lo quería matar.
― No es lo mismo ―sus labios forman un puchero inconscientemente.
― Por supuesto que no, ¿qué mocoso embaraza a un adulto?
¿Jimin? Cierra su boca de inmediato, no estaba para respuestas sarcásticas y risas burlescas, debería aprender a madurar un poco ―no tanto porque al pobre embarazado seguro le explota el cerebro― y pensar antes de actuar; pensar sin alcohol surcando en su cuerpo, y claro, Taehyung protegiendo su espalda. No más embarazos. Qué cruel sonó aquello.
― Ya, déjalo ir, tus preguntas me dan hambre.
El pelirrojo le brinda una sonrisa comprensiva, se coloca al lado del menor y comienza a acariciar sus hombros al notarlos algo tensos.
― Quiero lo mejor para ti, ¿sí? Te amo, y no quiero dejarte solo en esto ―admite en voz bajita, casi susurrando. Yoongi se siente enternecido ante las palabras cuando se levanta rápidamente de su asiento y abraza a Taehyung.
Él y su florecita también lo aman, tanto, que terminaron vomitando sobre el costoso traje de Taehyung.
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