˗ˏˋ꒰ 🔮 𝕴𝖓𝖙𝖗𝖔 ꒱
Estaba enojado. Bastante enojado. Tan enojado que sus pisadas amenazaban con romper el suelo de mármol a medida seguía acercándose a su destino, y todo por culpa de una persona y su toma de decisiones sin consultarle; a veces odiaba a su publicista, tomaba decisiones bastantes precipitadas que terminaban perjudicándolo o terminaban con cinco cajetillas de cigarrillos por todo su estudio, colillas amontonadas en un recipiente, botellas de whisky vacías, ojeras a causa del insomnio y ojos irritados por la luz de la pantalla de su computador al estar días frente a ella escribiendo algo decente.
Min Yoongi era un escritor bastante famoso, sus libros se vendían como si de comida se tratase, siempre encabezando las listas de los más vendidos una vez sacaba un nuevo libro o parte de alguna saga. Era el mejor en el género gótico, muchos lo conocían y alababan, haciendo firmas de libros aquí y allá, viajando a diversos países a convenciones de libros donde era el centro de atención, siendo entrevistado por muchas revistas populares y recibiendo propuestas de compañías cinematográficas para hacer de sus creaciones películas.
Sin embargo, a él no le importaba nada de eso, y si, agradece bastante, que gracias a su gran fama, es rico y codiciado, pero tampoco es como que le interesaba ser el centro de atención, él era más bien de los que les gusta pasar desapercibido y no ser notado, pero no podía salir a la calle sin que muchos lo reconocieran y le pidieran fotos, eso le incomodaba bastante, y no es que fuera un artista famoso, pero ese es el precio de seguir su sueño, supone.
Ahora, el rubio, con cara de pocos amigos, caminó por el gran pasillo elegantemente iluminado e ignoró a la recepcionista que trataba de detenerlo de entrar a la oficina, pasando de ella y abriendo la puerta bruscamente, encontrándose con su publicista elegantemente vestido, sentado en su escritorio al teléfono riendo y, oh, las ganas que Yoongi tenía de arrancarle esa sonrisa eran bastante grandes.
—¡Claro, claro! —habló el Moreno al teléfono señalándole a Yoongi que esperara —. Le prometo que será un éxito como todos los demás, señor Lee, Min Yoongi nunca defrauda a sus lectores.
Yoongi gruñó impaciente mientras lo miraba de pie con brazos cruzados.
—Hasta luego, señor Lee, espero saber de usted pronto —se despidió luego de lo que fueron horas para Yoongi y colgó.
Miró la cara de pocos amigos de Yoongi, teniendo una idea del porqué de su expresión.
—¿Nuevo libro, Namjoon? ¿Me estás jodiendo? —bramó enojado.
—Buen día, Yoongi, claro que estoy bien, por favor toma asiento y dime el porqué de tu cara de asesino serial —habló sarcástico con una sonrisa.
—¿Crees que no veo noticias o anuncios en las calles? —cuestionó aún enojado ignorando el sarcasmo de su publicista—. ¿Qué es eso de publicar un libro que ni yo sabía que se iba a publicar? No soy una maldita máquina, Kim Namjoon.
El moreno suspiró con sus dedos en el puente de su nariz, no era la primera vez que pasaba, estaba acostumbrado a las peleas de Yoongi cada que hacía esto, pero lo ponían exhausto.
—Ni siquiera dijimos qué libro publicaré, su nombre, de qué tratará y cuando se publicará, relájate, Yoon —se acercó al pálido y colocó sus manos en sus hombros viendo aún su expresión enojada —. ¡Vamos, Yoongi! ¡Sabes que hacemos esto para mantener a tus lectores contigo y por pura publicidad! Puedes tomarte el tiempo que quieras en este nuevo libro.
—Ese es el puto problema, Kim, apenas se publicó mi último trabajo hace dos meses, por todos los putos santos, dame un maldito respiro —habló entre dientes tratando de calmarse.
—¡Y fue un total éxito! —se separó del pálido ignorando su queja y caminó hasta su computador, girando la pantalla, mostrándole lo que parecían unos diagramas—. La última parte de tu saga fue la más vendida mundialmente, ¡número uno en todo el mundo!
Yoongi suspiró con cansancio.
—Sabía que vendrías a querer matarme por esta decisión y lamento no haberte consultado —comenzó a decir antes de que el pálido lo maldijera, mientras sacaba de su escritorio un sobre blanco y teniéndolo a Yoongi—. Sé que estás cansado, te entiendo, y es por eso que compré esto —señaló el sobre para que lo tomara y con expresión confusa, así lo hizo.
Lo que vio al abrirlo fueron unos boletos, cosa que le hizo fruncir el ceño sin entender.
—¿Boletos de avión y tren?
Namjoon asintió esperando a que lo viera mejor. Yoongi leyó el boleto de tren y miró a su publicista con confusión.
— ¿Salem? —preguntó con ceño fruncido aún sin entender nada—. ¿Me estás enviando a un maldito pueblo fantasma?
—No es un pueblo fantasma, imbécil, es solo una pequeña ciudad, te servirá para relajarte —respondió con sus manos en los bolsillos de su elegante pantalón —. Y, ¿Quién sabe? Tal vez te inspires allá y escribas algo. Te vendría bien un poco de paz fuera de esta ciudad abarrotada de toxicidad y popo de pájaros en las calles.
Yoongi rodó los ojos conociendo sus intenciones, miró el boleto revisando la fecha de ida y vuelta en el avión y abrió sus ojos con sorpresa.
—¡Me estás exiliando por cinco meses, Kim Namjoon!
—No hay de qué, amigo —sonrió abriendo sus brazos.
Quería matar a su publicista.
Eran las diez de la mañana cuando el rubio escritor despertó de su siesta gracias a su publicista recordándole sobre su vuelo de hoy, y , honestamente, decir que Yoongi quería ir sería una completa mentira puesto que no quería viajar. Odiaba los viajes, odiaba las aglomeraciones de personas en el aeropuerto y las largas esperas en el avión, y odiaba estar junto a personas irritantes que gritaban de miedo porque decían que el avión se caería o tener que soportar a niños que no paraban de llorar en todo el vuelo, le irritaba pasar por eso. Pero no era como si él tuviese otra opción, Namjoon enserio se encargó de que llegara al avión, y con encargarse se refiere a que contrató a dos fornidos hombres de negro quienes lo escoltaron al aeropuerto así no escaparía.
Yoongi no entiende el por qué Namjoon lo enviaría a una ciudad como esa, es prácticamente un pueblo fantasma con la menor población mundial y con muchas malas historias detrás. Puede que él escribiese terror psicológico y fuese uno de los mejores autores del género, pero eso no quiere decir que lugares como ese le gustasen y le diesen inspiración para escribir una historia, de hecho no le daban inspiración.
Pero ahí estaba...saliendo del aeropuerto en dirección a aquel pequeño pueblo con mala reputación.
Al salir de este tomó un un taxi en dirección a la estación de tren que lo llevará a Salem, el paseo fue bastante corto y callado, el pálido no era muy amante a la socialización de todas formas, y así pasó en todo el recorrido hasta la estación.
Al entrar al tren no se encontró con nadie más que una anciana situada en últimos los asientos, y no le sorprendió en absoluto si tomáramos en cuenta a dónde se dirigía el tren, así que, soltó un suspiro mientras maldecía a Namjoon unas mil veces más hasta llegar a su asiento, acomodó su maleta en el compartimento de la parte superior del tren y prosiguió a sentarse colocando la mochila en la que llevaba su laptop a su lado.
Luego, cuando el tren dio marcha a lo que serían sus peores vacaciones, optó por colocarse sus auriculares y mientras escuchaba música entró al mundo de los sueños, ignorando el presentimiento de estar siendo observado en su nuca.
Si si si, ya sé qué dirán, FIC nuevo cuando aún no has terminado Royal?
Tómense este cómo un experimento, quiero saber que les pareció el intro, así se si luego de Royal continuar este fic o no :')
¿Lo continuo?
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