Capítulo 3
Había pasado los últimos días apresurándose con el trabajo para, después de una larga jornada, ir a ver al chico que lo traía de cabeza. Se sentía como un adolescente, embriagado por la curiosidad y el anhelo de verlo de nuevo. En cuestiones de amor nunca había sido particularmente hábil, pero siempre estaba dispuesto a sentirlo, aunque eso lo volviera un poco ingenuo.
Su rutina de los últimos días consistía en trabajar intensamente y adelantar todo lo posible, solo para volver al orfanato. Esa fascinación -o amor, como él prefería llamarlo- lo mantenía tan absorto que apenas percibía los problemas que se desarrollaban a su alrededor. Ni siquiera notaba las miradas celosas de su secretaria cada vez que mencionaba al chico rubio, o el brillo de decepción en sus ojos cuando ella lo acompañaba al orfanato y veía la forma en que él se perdía en la presencia de Jin.
Lo que realmente inquietaba a Jungkook, sin embargo, era la ausencia del "gato" que solía irrumpir en su vida de forma tan frecuente. Desde aquella noche de Halloween, el enigmático felino no había vuelto a aparecer, y aunque Jungkook notaba su falta, no le daba mayor importancia, distraído por los sentimientos que lo invadían últimamente.
—Hubo una fuga de dinero, secretaria Jung. Necesito que llames a unos investigadores —murmuró, masajeándose las sienes con aire de cansancio.
Ambos estaban en el despacho del alcalde, sentados mientras revisaban varios informes.
—Claro, alcalde. ¿Algún otro detalle sobre la fuga de dinero? —preguntó ella con un tono que insinuaba más de lo que dejaba ver.
—Es reciente, de hace dos días. Es una suma importante— le pasó los documentos—. Parece que alguien pensó que no me daría cuenta. Necesito que la investigación sea prioritaria, por si esa persona ya intentó salir del país.
—Qué extraño... Ya mandaré a los investigadores y revisaré si algún empleado podría estar involucrado —dijo la secretaria mientras se levantaba, acomodándose la falda de manera que subiera un poco más de lo necesario—. ¿Algo más en lo que pueda ayudarlo, alcalde? —preguntó, en un claro intento de coquetear.
— Ah, sí, casi lo olvido. ¿Podrías mandar a un chofer a recoger a Jin, por favor? —sonrió sin levantar la vista de los documentos.
—Por supuesto, alcalde... —respondió ella, con una nota de desilusión antes de salir del despacho.
🖤
El ambiente en el lugar era sumamente acogedor. La melodía suave del piano resonaba en todo el restaurante, y las luces tenues contribuían a crear una atmósfera íntima. La comida, además, tenía un sabor excepcional, lo que hacía de la velada una experiencia completa. Jungkook había decidido invitar a Jin a cenar en uno de sus restaurantes favoritos, y ambos compartían una conversación amena, llena de sonrisas.
— ¿Qué tal el trabajo, alcalde? —preguntó Jin, esbozando una sonrisa encantadora.
— Un poco estresante, han surgido algunas complicaciones —suspiró Jungkook, dejando los cubiertos a un lado y apoyando las manos en la mesa—. Últimamente me ha puesto a reflexionar mucho. Creo que, en mi rol como alcalde, debo ser más estricto en ciertas áreas. Ya sabes, con gran poder viene una gran responsabilidad.
— ¡Pareces el Tío de Spiderman! — rió Jin, con su peculiar carcajada.
— Algo bueno deben dejar las películas de superhéroes —respondió Jungkook, sonriendo—. El Tío Ben era bastante sabio. Después de todo, inspiró a Spiderman.
— ¿Así que tienes un complejo de superhéroe? —preguntó Jin, divertido.
La cena continuaba en un ambiente encantador. Ambos reían y conversaban entre platos, hasta que Jin, en medio de la conversación, lanzó un comentario inesperado.
— Sabes, Jungkook, a veces no me explico cómo alguien tan recto como tú no ha tomado ciertas decisiones antes. No parece tan complicado, ¿no? —comentó Jin, con una sonrisa que parecía más desafiante de lo habitual.
Jungkook sintió una ligera punzada de molestia al escuchar sus palabras. La manera en que Jin había cuestionado su liderazgo le pareció un poco insolente, pero respiró hondo, manteniendo la sonrisa.
—Supongo que hay cosas que sólo se comprenden estando en mis zapatos —respondió con una risa suave, intentando disimular el malestar—. Pero siempre es bueno recibir nuevas perspectivas.
La charla continuó sin mayor incidente, y Jungkook se esforzó por dejar pasar el comentario, concentrándose en disfrutar de la cena y la compañía. Al terminar, decidió llevar a Jin al orfanato, como habían planeado.
El silencio los acompañó durante todo el trayecto. Aunque la música del radio sonaba a todo volumen, se sentía distante. Jungkook suspiró profundamente, mientras su mente empezaba a desviarse hacia los posibles responsables de la reciente fuga de dinero en el ayuntamiento.
Ya en la puerta del orfanato, ambos permanecieron en silencio por un instante, bajo la tenue iluminación de las luces exteriores. Jungkook miraba a Jin con una mezcla de curiosidad y atracción, mientras el chico sonreía levemente, acercándose un poco más. La "tensión" entre ellos era innegable; ninguno parecía querer romper el momento. Los ojos de Jungkook se posaron en los labios de Jin, y sin pensarlo, comenzó a inclinarse hacia él.
Justo en ese instante, el teléfono de Jungkook comenzó a sonar, vibrando ruidosamente en el bolsillo de su abrigo. Ambos se separaron de golpe, sorprendidos.
— Lo siento —murmuró Jungkook, sacando el celular y mirando la pantalla. Era el detective. Cerró los ojos un segundo, frustrado por la inoportuna interrupción.
— ¿No vas a contestar? —preguntó Jin, intentando ocultar su propia decepción.
— No, puedo atenderlo después. Prefiero... terminar esto contigo —respondió Jungkook, esbozando una sonrisa suave pero un poco tensa.
A pesar de sus palabras, el momento ya se había esfumado, y ambos lo sabían. Jungkook suspiró y se alejó un poco, recuperando la compostura.
— Jin, lamento la interrupción. La verdad, la he pasado muy bien. Nos veremos mañana, ¿te parece? —dijo finalmente, en un intento de retomar la normalidad.
Jin asintió, aunque una leve sombra de desilusión cruzó por su rostro.
— Está bien, descuida —respondió con un pequeño gesto de despedida—. ¡Gracias!
Jungkook le dedicó una última sonrisa antes de marcharse, con la urgencia de llegar a casa. Tenía la esperanza de recibir buenas noticias, de que el detective al fin tuviera pistas del responsable para poder proceder con los asuntos legales al día siguiente.
🌙🖤
Había sido demasiado difícil fingir que todo estaba bien cuando ya no podía confiar en alguien que, hasta ese momento, había considerado de total confianza. Le dolía darse cuenta de que lo habían engañado de esa manera. Sin embargo, una parte de él seguía inquieta, queriendo comprender la razón detrás de ese robo. Creía firmemente que debía haber una explicación, algo que justificara, aunque fuera mínimamente, aquel acto tan sucio.
El detective Kim no tardaría en llegar; hacía unos minutos le había notificado que estaba en camino. Pero, para Jungkook, los segundos se hacían eternos mientras esperaba.
Los policías irrumpieron en la oficina, y en un instante la calma se desvaneció. Jung estaba entregándole unos documentos a Jungkook cuando uno de los oficiales se acercó a ella con una expresión seria, sujetándola por el brazo.
— ¿Qué... qué está pasando? —balbuceó la secretaria Jung, con el rostro descompuesto.
Uno de los oficiales, sujetando a Jung con firmeza, comenzó a enumerar los cargos mientras le leía sus derechos.
— Secretaria Jung, queda detenida por fraude financiero, malversación de fondos públicos y abuso de confianza en el ejercicio de sus funciones —dijo el oficial, con voz clara y autoritaria—. Según el artículo 233 del Código Penal, usted ha violado las disposiciones de manejo adecuado de fondos públicos, lo cual conlleva una pena severa.
Jung se resistió, tratando de girarse hacia Jungkook, mientras los oficiales aseguraban sus esposas en sus muñecas.
— ¡No! ¡Alcalde, por favor! ¡Yo no soy culpable! —gritaba, con la voz entrecortada por el llanto—. ¡Debe haber un error! ¡No pueden hacerme esto!
El segundo oficial continuó con tono firme, mientras ella seguía protestando:
— Además, se le acusa de manipulación fraudulenta de documentación financiera, en violación de los artículos 239 y 240, y de posesión ilícita de bienes públicos. Todo esto bajo la Ley de Responsabilidades Administrativas y Penales de Funcionarios Públicos.
Jungkook escuchaba en silencio, sintiendo el peso de cada acusación. Con cada palabra, se hacía evidente que no era posible ignorar la magnitud del delito.
— Por favor... ¡Jungkook, debes creerme! ¡Todo esto es una trampa, yo no fui! -seguía suplicando Jung mientras los oficiales la llevaban hacia la salida—. ¡No he hecho nada malo!
Uno de los oficiales miró a Jungkook y, con una inclinación respetuosa de la cabeza, le dijo:
— Señor alcalde, le aseguramos que este proceso se llevará a cabo con total transparencia. La señora Jung será debidamente investigada conforme a las leyes establecidas.
El detective Kim, que observaba la escena en silencio, colocó su mano sobre el hombro de Jungkook.
— La justicia hará su trabajo, alcalde. Esta situación servirá para fortalecer la transparencia de su gobierno.
Jungkook asintió, aunque su mirada seguía fija en la puerta por donde se llevaban a Jung, quien continuaba lanzando palabras de súplica hasta que las puertas se cerraron tras ella.
— Tienes razón, al menos ya hice mi parte, —suspiró mientras se sentaba—. Gracias por estar aquí. Sigamos adelante.
— Claro, alcalde. Este es un gran paso; su ejemplo inspira al pueblo y renueva la esperanza en su liderazgo, —le respondió el detective Kim con una sonrisa.
— Gracias, de verdad. Haré todo lo que esté en mis manos por ellos, —respondió Jungkook, devolviéndole la sonrisa—. Y hablando de seguir adelante, ¿dónde está la persona que me ayudará ahora?
— Le llamo enseguida, —dijo el detective, abriendo la puerta y haciendo una señal a alguien que esperaba fuera—. Como le decía, es alguien de absoluta confianza y con mucha capacidad.
La puerta se abrió, dejando entrar a un joven que irradiaba elegancia y misterio. Tenía el cabello negro como la noche, y sus ojos, profundos y cautivadores, parecían capaces de juzgar y devorar a cualquiera con una sola mirada. Su porte firme y seguro hizo que Jungkook tragara en seco; la presencia de aquel hombre era tan impactante que parecía desafiar la realidad.
— Señor alcalde, le presento a Park Jimin, — dijo el detective con un tono orgulloso—. Mi querido hermano y un trabajador excepcional.
— Un gusto, alcalde Jeon, — saludó Jimin, extendiendo su mano con una sonrisa enigmática.
Jungkook, atrapado en la intensidad de esos ojos felinos y esa sonrisa imposible de descifrar, tardó un segundo en responder. Era como si Jimin encarnara la esencia misma de un demonio disfrazado de ángel, y esa mezcla de oscuridad y atracción lo dejó sin palabras por un instante.
Finalmente, se levantó de su asiento y estrechó la mano de Jimin.
— El gusto es mío, Park Jimin, — logró decir, aunque su mente seguía sumida en el desconcierto y una inquietante sensación de interés que no podía explicar.
Era imposible explicar la razón, aunque era tan evidente como el agua misma: aquel imán que lo atraía hacia Jimin iba más allá de la lógica, como si solo bastara con saber su nombre y reconocer esa capacidad indiscutible, sumada a su belleza oscura. Jungkook siempre había creído en el equilibrio de la vida: no existe el blanco sin el negro, ni el bien sin el mal. Y ahora, frente a él, estaba alguien que parecía el complemento perfecto, aunque en una dirección completamente opuesta.
Lo que el alcalde aún no sabía era que ese hombre sería su color negro.
Su caótico, irresistible color negro.
.
.
.
.
.
Holi, se que hay muchas dudas. Pueden preguntar, solo recuerden que es un dark romance, y apenas recordé que no mencione en las advertencias que habría otro shipp. Una disculpa 🙏🏻😭
Demasiado texto también, pero es importante, con calma para seguir avanzando (ahora sí se pone lo bueno).
¡Gracias por leerme! 🤍🫂
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top