u n o
Hoy era día de limpieza, todos limpiaron y ordenaron desde la mañana, así que ahora estaban tomando un descanso, ya que en un rato comenzarían con el entrenamiento de la semana en la casa de los Larusso.
Pero habían dos personas en específico que no tenían ganas de descansar.
Tory, que estaba bastante contenta rodeando sus piernas en la cintura de su novio, comenzó a soltar varios jadeos y gemidos al sentir el contacto de los labios del castaño contra su cuello.
—Tory, hace más silencio. -susurró Robby.
La rubia ya bastante desesperada, bajó sus manos hasta la remera del contrario para levantarla y así poder ver el cuerpo tan marcado del mencionado.
Pero de repente escucharon una voz que los sobresaltó.
—Halcón, ¿donde está Robby? —se escuchó la voz de Samantha acompañado del sonido de la puerta de la habitación abrirse.
—Creo que está en el baño, Sam. —respondio el mayor.
—Ah bueno. —respondió dejando que se escuchará el sonido de la puerta cerrarse.
—Robby! -tocó la puerta del baño dos veces -.
Cuando salgas del baño entrenamos ¿cómo quedamos? -preguntó.
Robby y Tory quedaron paralizados, mirándose sorprendidos ante la situación.
—Si Sam, ya voy! — el castaño levantó la voz.
—¿Cómo que ya voy? —murmuró su novia bastante enojada.
—Si nos quedamos van a sospechar, Tory. - respondió él con un tono dulce-. Perdón. - agregó y dejó un corto beso en los labios de está para abrir la puerta y esperar que ella saliera primero.
—Pero la puta madre. —susurró la rubia y se fue en dirección a la cocina sin nisiquiera
girarse a ver a su novio.
Al llegar a la heladera, sacó la botella de agua fría y la sirvió en un vaso, para tomarla rápidamente y dejar el vaso sobre la mesa con bastante fuerza ,provocando un fuerte ruido en el lugar.
—Tory.
—¿Qué queres? -respondió con seriedad sin verlo aún.
—¿Me das agua? —se acercó a su lado y puso un vaso al lado de la botella, esperando a que le sirviera.
—Si estás acá, servite. -respondió firme yéndose al patio, dejando a su novio completamente confundido.
Al sentarse en uno de los sillones individuales, vio a lo lejos como Samantha se estaba preparando para entrenar, y minutos después vio a Robby salir por la puerta de vidrio, también preparado para entrenar.
—Ah bueno, lo que me faltaba. —habló para ella misma mientras lo veía dirigirse a Sam.
—Bueno Sam, ¿empezamos? -alentó el más alto.
—Si ,estoy lista! —respondió la de ojos marrones con entusiasmo.
Robby, al sentir la pesada mirada de otra persona sobre él, supuso quien era, y se giró rápidamente para ver a una Tory bastante enojada, que rápidamente apartó su mirada de él para ver a la nada, confundiendo bastante al castaño.
Pero en eso llegó Miguel, para sentarse en el otro sillón individual.
—Hola Tory -El mayor comenzó la conversación, pero la rubia no respondió-.
¿Tory?-repitió.
—¿Qué pasa? —soltó con seriedad, otra vez.
—Uy, se te salen los humos. —comentó el morocho entre risas.
—No me pasa nada, Miguel. - concluyó la mencionada.
—Bueno si vos decís. —hizo silencio unos segundos hasta que dirigió su mirada a los otros dos que estaban bastante ocupados -.
Che Tory, ¿qué hacen Sam y Robby entrenando?.
—Ya los ví.
—Ah bueno, entendí todo. — soltó una carcajada.
—No estoy celosa Miguel, de verdad, están entrenando nada más. -intentó calmarse la rubia.
—Pero yo no dije que estés celosa. -siguió riéndose al notar la actitud de la menor.
Estaba todo bastante tranquilo, aunque a Tory le daba ciertos celos que Samantha fuera tan cariñosa con su novio, decidió no darle importancia, aunque le fuera imposible porque su mirada la delataba.
-Bueno Sam, a ver. — El castaño levantó las pesas y se las dió a su compañera con delicadeza.
Pero la castaña dió torpemente dos pasos hacia atrás, provocando que chocará con el pelvis del castaño.
—Ay perdón, perdón! —repitió apenada.
—No pasa nada. -dijó en un intentó calmar a su compañera mientras se alejaba nervioso al
sentir como su novia lo fulminaba completamente con la mirada.
—Ay, Robby... -susurró Miguel porque sabía lo que Tory pensaría ante eso, se giró a verla y como se esperaba los estaba viendo fijamente y su rostro estaba tenso.
"No pasa nada, Tory" pensó para sí misma.
—Bueno, terminamos por hoy. -suspiró el castaño y ayudó a la castaña a bajar la pesa.
—Chócalas. —se entusiasmó la contraria mientras mostraba cinco dedos en sus manos, en señal de chocar las manos-.
Gracias por ayudarme, yo ordenó las cosas.
El castaño bastante nervioso se acercó lentamente a los sillones, mientras veía las muecas que le hacía Miguel , señalandole lo que se venía por lo que acababa de pasar.
-Hola Miguel. -saludó a su amigo mientras intentaba sentarse en el sillón individual, junto a Tory.
-No entras Robby, anda al otro. -ordenó con firmeza, por lo que el mencionado mirando a Miguel con confusión, se sentó en el sillón más grande.
—Que onda Robby, ¿Todo bien? —siguió la conversación.
-Si, si, bastante. -respondió mirando al piso, tenía miedo de ver la cara de Tory en ese momento.
—Se notaba. —agregó la rubia.
—¿Qué dijiste? -preguntó el castaño, pero no obtuvo respuesta, solo alcanzó a escuchar las risas de Miguel.
—Terminé. -suspiró Sam mientras se acercaba a sentarse al lado del castaño.
—Que bien que estés entrenando. - comentó Diaz con una sonrisa, mientras miraba de reojo a la pareja.
—Si Miguel, hace mucho que no hacía algo y estaba aburrida. —respondió y el lugar quedó en un silencio tenso—. Robby, ¿y está pulsera? -señaló la muñeca del mencionado.
Tory buscó la mirada cómplice de Miguel y levantó las cejas.
—Ah, me las pusó Halcón en la fiesta del otro día. -decía mientras le mostraba la pulsera.
—¿Y por qué de ese color? -cuestionó la de ojos marrones.
—Porque era el único color que había. — respondió restándole importancia al ver el rostro de Tory.
—Ah, a mí me gusta mucho ese color, me hubieras dicho y me la ponía yo también, así tipo pareciera que la compartimos -propone mientras acaricia el brazo del castaño suavemente, aumentando más el enojo de Tory.
—Si, la próxima. —Keene quería terminar esa conversación incómoda de inmediato.
—Bueno, yo me voy a cocinar algo. —se levantó Miguel lentamente—. Sam, ¿te vas a bañar? ,estas muy transpirada. -señaló, con intención de dejar a Robby y Tory solos.
-Tenes razón, ahora vuelvo. —dijó y fue rápidamente a buscar su ropa mientras
Miguel desaparecía lentamente de la escena.
Se presentó un silencio incómodo.
-Uff, que calor. —comentó el más alto intentando romper el hielo, pero nuevamente no recibió respuesta alguna—. ¿Te pasa algo? —soltó.
—No. —respondió seca.
—¿Segura?
—Ya te dije que sí, ibasta de preguntar tantas cosas! -exclamó bastante irritada.
—Tory, no era mi intención, perdón. —suplicó el, acercándose a ella.
—Me llama Miguel. —se levantó dirigiéndose a la cocina.
—Dale Tory, hablemos. —insistió sin lograr algo.
Finalmente llegó la hora de almorzar, casi todos tenían su plato en la mesa, solo faltaban
Miguel y Tory que estaban sirviendo la comida.
-¿Cuántas milanesas querés? —le preguntó Miguel.
—Una está bien, gracias —le agradeció cuando le sirvió la cantidad pedida.
Se dirigió a su lugar de todos los días, al lado de Robby, pero vio lo que faltaba para que su cabeza explote, la campera de Sam en su silla.
Dejó su plato en el lugar y puso la campera en el sillón, luego se fue a lavar las manos en la cocina.
—Ya estoy. —dijó Sam después de cambiarse y se dirigió a la mesa.
Tory se secó las manos y fue en dirección a
su asiento.
-Para Tory, ¿me dejas sentarme acá? —pidió la de ojos más claros.
La rubia en su cabeza analizaba todo y estaba a punto de explotar, pero solo le respondió con un:
—Si Sam ,obvio.
—Pero Tory. —dijo apenado el castaño.
-Vení Tory. -Halcón y Miguel estaban
señalando un lugar en el medio, a lado de ellos dos.
Se sentó con ellos y no habló en todo el almuerzo, su cara demostraba todo lo que quería decir.
Y así pasó mucho tiempo, limpiaron los platos, los cubiertos hasta que por fin dieron la tan esperada actividad.
La actividad consistía en dos grupos de cuatro, Robby y Halcón eran los líderes de la semana.
—Bueno elegimos Robby y yo. —dijo después de dar las indicaciones-.Demetri ,veni.
—lo eligió Eli-. Dale Robby ,vas vos.
—Bueno, yo voy a elegir... — quedó unos segundos pensando, mientras miraba a Miguel y a Tory—Miguel. -soltó rápidamente.
—Mira vos, rapidito eh. - observó la rubia
sarcásticamente, provocando que todos la mirarán confundidos.
-Tory. —Eli la escogió, la rubia se levantó y al ir en dirección a el chocó su hombro con el de su novio—. Perdón por no elegirte primero, pensé que querías que Robby te elija. -susurró
—No pasa nada.
—¿Qué paso con Robby? —le preguntó Demetri al no saber nada de la situación.
-Después les cuento. —dijó con una sonrisa leve mientras sentía un abrazo de parte de su amigo.
—Devon. -decidió Robby.
—Kyler. —dijó Halcón.
"La puta madre, acá se me arma" pensó
Robby al ver que solo quedaba Sam para su equipo.
-Samantha. —dijó mientras cerraba los ojos fuertemente y Sam se dirigía a la fila entusiasmada.
Comenzó el juego y el equipo de Keene iba ganando por un punto de diferencia, muchas veces intentó acercarse a Tory sin éxito, al parecer lo ignoraba.
—Robby, vení - lo lamó Samantha, por lo que el se acercó-. Tenés sucio acá. -señalo para sacudir su remera-.
Pero un pelotazo fue lo que la interrumpió de su trabajo, Tory le dió un fuerte golpe a
Robby con la pelota.
—El juego sigue, más cuidado la próxima. - La rubia le restó importancia aunque por dentro quería ir y abrazarlo porque hasta a ella le dolió ese golpe.
—Tory, te fuiste a la mierda —murmuró Kyler mientras se tapaba la boca sorprendido.
—Soy una pelotuda.
—Tory ,¿qué pasó? ¿por qué hiciste eso? — comenzó a preguntar Samantha.
—Se la quería pasar a Eli pero estaban ustedes ahí, bastante ocupados me parece. - respondió provocando risa en los demás y una sonrisa en Samantha.
—Se te armó hermano, ¿qué hiciste ahora? - murmuró Miguel en el oído de su amigo.
Pero la nariz de Robby comenzó a sangrar.
—La puta madre!!Daniel trae algodón por favor! -pidió Devon.
—Vení Robby! -Kyler lo dirigió al sillón rápidamente mientras Devon fue a buscar unas servilletas para darle al castaño.
Tory a lo lejos quedó tildada mientras sus ojos se comenzaban a cristalizar por la culpa, ¿su orgulló había llegado demasiado lejos? si.
Rápidamente Devon le dió unas servilletas y se fue para adentro a buscar el algodón.
—Tory vení! — la llamó Eli ,señalando el lugar al lado de , pero justo Samantha vio el lugar libre y se sentó, por lo que Tory rodó los ojos y se acercó rápidamente.
-Permiso, Sam. —pidió la rubia en un tono serio.
Pero Samantha no la escuchó.
-Samantha, permiso. —levantó la voz y la contraria la miró seria, a punto de levantarse, pero las palabras de Robby la detuvieron.
-Vení, dale. —Robby agarró el brazo de Tory y la sentó en sus piernas, robándole una risita a la rubia.
Tory no aguantó más y las lágrimas escaparon de sus ojos.
—Perdóname de verdad. —soltó y lo abrazó fuertemente mientras lloraba.
-Ayy ella! —se burló Demetri causando carcajadas en los demás menos en Samantha.
-Callate tarado. —se río Tory mientras bajaba la cabeza y se tapaba la cara.
—Toma Robby, ponete esto. —Devon le dió un algodón.
-Gracias. —se lo pusó y posó sus ojos en su novia—. Ya está Tory, ya está —se rió y los demás no podían parar de burlarse de la situación.
—Te amo, perdóname, soy una boluda. - lloriqueaba la rubia mientras lo miraba a los ojos.
—Perdoname a mi, te lo voy a recompensar.
—le susurró al oído mientras le hacía cosquillas en la cintura, provocando una sonrisa en ella.
Se dieron un corto beso frente a todos, provocando más risas y burlas de parte de todos, menos de parte de Samantha.
Espero que les haya gustadooooo ,nos leemos luego <333
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