06

Estoy completamente segura de que Bokuto no tiene ni la menor idea de cómo su cercanía afecta a mi sistema nervioso y que también, desconoce en su totalidad acerca de la manera en que mi corazón late con tanta fuerza al interior de mi pecho.

Su tibio aliento acaricia mis labios, sus manos se posan sobre mi cintura y, con esa simple acción, me siento desfallecer. Aprieto con fuerza los párpados, ansiosa por sentir sus labios sobre los míos y descubrir si son tan maravillosos como he pensado antes. No soy una experta en este tema de los besos debido a que nunca he besado a nadie en toda mi vida — bueno, si hubo alguien quien intentó besarme, pero no terminó para nada bien— pero intentaré dar lo mejor de mí misma para que el chico no se arrepienta.

<< Oh, por favor. Hazlo de una vez >>.

— Lo que más deseo Ai es...— ¡Oh, maldición! ¡Estoy segura de que lo hace a propósito! —... Que bailes conmigo.

Mis ojos se abren de golpe. Su rostro sigue a una distancia mínima y muy comprometedora mientras que sonríe de oreja a oreja. Siento un vacío en el estómago y reprimo la mueca de desilusión que quiere hacer presencia en mi cara.

<< Debes estar de bromeando >>.

¿Un... baile?

Aleja su rostro y asiente, entretanto toma mis manos entre las suyas con suavidad para tirar de mí hasta el centro de la azotea.

— No te puedes negar. Me lo he ganado.

Lo miro unos segundos y muerdo mi labio inferior. Es verdad, se lo ha ganado justamente y a fin de cuentas es su deseo, no el mío. Aunque estoy segura de que si yo hubiera ganado, no tendría el valor para pedirle que me besara.

— Está bien. Pero te advierto que yo... No soy buena bailando, en lo absoluto. — Arreglo algunos cabellos que caen sobre mi cara. — En realidad, cuando teníamos que bailar en mi antigua escuela nadie quería ser pareja conmigo porque soy sumamente mala.

Su ceño se frunce y vuelve a atrapar mis manos para obligarme a rodear su cuello. Atrapa mi cintura y me apega a su cuerpo.

— No creo que seas tan mala. De cualquier manera, intentémoslo, ¿sí?

— Ok.

Bokuto comienza marcando el paso, guiándome sobre dónde debo ir y qué hacer. Lamentablemente, a cada paso que da mis pies se enredan y terminan tropezando o pisándole los pies a él, algo que no parece causarle nada más que gracia.

Lo intentamos al menos cinco minutos hasta que se detiene de golpe. Me mira y me levanta un poco para hacerme quedar sobre sus pies.

— ¿Qué haces?

— Eres mala... Pero eso no arruinara que tenga mi baile contigo — responde, riendo.

— No seas tonto. Déjalo, te lastimaré más los pies.

— Llevas cinco minutos haciéndolo, boba. Es más sano para mi salud que te mantengas así.

Intento bajarme, totalmente avergonzada y sintiéndome mal por lastimarlo, pero me lo impide y me mira serio.

— Te dije que quería un baile contigo, Ai, y lo tendré. Aunque tenga que cargarte.

Abro la boca para reclamar, sin embargo su mirada de "¿Podrías callarte y obedecer solamente?" me detiene.

Bokuto se empieza a balancearse de un lado al otro mientras que yo solo miro por sobre su hombro izquierdo. Después de unos segundos, algo insegura, dejo reposar mi cabeza sobre su pecho y admito, que se siente tan bien que mis ojos se cierran automáticamente, disfrutando de las lindas sensaciones que viajan por mi cuerpo.

<< Esto... Es tan cursi >>.

Si te soy sincero...— susurra con su mentón apoyado en mi cabeza. — Yo también quería.

Mis cejas se juntan, pero no cambio mi posición.

— ¿Qué cosa?

— Besarte.

Mi corazón da un vuelco y mi respiración se traba en medio de mi garganta. Abro los ojos, pero no levanto la mirada para verlo, debido a que me avergüenzo de que vea mi rostro teñido de rojo ante sus palabras, aunque no sea la primera vez que lo haría.

Trago con fuerza.

— En-entonces... ¿Por qué no lo hiciste? — Me quiero abofetear al escuchar lo temblorosa que sale mi voz.

Percibo que sonríe y me alejo de su anatomía para poder verlo mejor. Se encoje de hombros y ladea un poco la cabeza sin dejar de observarme.

— En realidad no lo sé. — Ríe suavemente. — Estaba tan nervioso que no lo pensé mucho.

— Oh...

— Pero... Se puede reparar.

Alzo una ceja y lo miro confundida.

— ¿Qué? ¿De qué ha...?

Un chillido ahogado se escapa de mi garganta cuando me toma por las mejillas y cubre mi boca con la suya. Las manos me hormiguearon y las piernas dejan de responderme en el momento que empieza a mover sus labios con lentitud, consiguiendo que una grata sensación se extendiera por todo mi cuerpo.

Simplemente me dedico a cerrar los ojos y lo sigo, al igual que en el baile.

Y Dios... ¡Me está besando! ¡¡BOKUTO ME ESTÁ BESANDO!! 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top