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Las cosas pasaron tal y como lo esperaban y despues de dos años ya tenían en sus manos no solo su pasaporte si no también el dinero suficiente para su primer viaje, ambos jóvenes se adentraron al aeropuerto internacional de Grecia, sonriendo como ellos podían hacerlo, están emocionados y nerviosos, no podían evitarlo, su mayor sueño desde que eran un par de niños se estaba cumpliendo, India era su primer destino, se miraron y asintieron el uno al otro, los boletos les fueron entregados y por lo que descubrieron, su vuelo salía en un par de horas, así que se sentaron a esperar y a conversar un rato.
— ¿Nervioso, Milo?
— ¿Cómo se te ocurre preguntarme eso, Kanon? — respondió viendo a su amigo con el ceño fruncido.
—Pensé que no lo estarías — se encogió de hombros, Milo le miró mal y le dio un leve golpe en la cabeza
—Pues no andes pensando cosas — dijo.
Despues de ello, solo se quedaron en silencio hasta que la voz de la recepcionista anunció que el vuelo con destino a la India estaba listo para ser abordado, ese par de amigos corrieron como unos desesperados a la puerta indicada y casi al instante pasaron por todos los protocolos y subieron, buscaron con la mirada sus asientos y habiéndolos encontrado, fueron directamente a ellos, esperaron pacientemente a que el avión despegara y despues un par de horas ya se encontraban en tierras indias, con la clara intención de explorar y recorrer sus calles.
Aquella mañana y mientras aquellos dos amigos caminaban en busca de un lugar para comer, los rayos del sol chocaban con sus rostros y el aire fresco con olor a tierra impregnaba en sus fosas nasales, habían llegado, sin querer, a la ciudad de Chennai, luego de comer decidieron pasar un pequeño tiempo en la playa cerca de la ciudad, para admirar las aguas de esa parte del mundo, sonará, quizá, un poco extraño pues en Grecia, su ciudad natal, abundan las playas, pero vamos, una vista distinta no está mal.
La suave y caliente arena debajo de sus pies les trasladaba, exactamente a los momentos de travesuras y un par de problemas cerca de la costa de Creta, no llevaban muchas cosas, solo un par de mudas de ropa y lo esencial en una pequeña mochila que colgaba a sus espaldas, en cuanto el mar choco con sus pies, sonrieron y se quedaron ahí un par de horas.
— ¿A dónde deberíamos ir ahora? — el mayor de los dos preguntó, de seguro y seleccionaría un lugar histórico o algo así.
—Busquemos un hotel donde quedarnos y luego vallamos de visita al Arulmigu Sri Parthasarathy Swamy* — respondió tan rápido que Kanon le miró extrañado pero decidió seguirlo, despues de todo fue Milo el de la idea de ir a ese lugar.
—Bueno, como quieras — siguió sintiendo en sus pies el agua tibia del mar, viendo hacia la infinidad que este poseía pensando y sintiéndose extraño en aquella playa, quizá porque había sido arrastrado hasta la India por Milo, aunque eso no le molestaba.
Tal y como lo había dicho Milo, despues de disfrutar de la arena de la India, fueron en busca de una habitación donde poder dejar sus cosas y quizá tomar un baño antes de salir de nuevo al destino fijado por el griego menor, nunca imaginaron que aquella habitación fuese demasiado acogedora, se sentían como si estuviesen en casa, el olor a hogar y los tapices en las paredes les hacían sentir demasiado bien, la alfombra roja debajo de sus pies solo les provoco sonrisas, quizá y todo este tiempo, Kanon había juzgado mal a aquel país, ahora se daba cuenta que estaba equivocado.
Se quedaron un poco entre aquellas cuatro paredes, pensando una y otra vez en cómo comportarse en el lugar a dónde irían, era, por lo que habían visto e investigado, un templo de antaño dedicado a un Dios, entonces y como lo suponían, deberían tener el mismo respeto o incluso un poco más de este, que cuando entraban a los templos de los dioses en Grecia, una última mirada a su habitación y salieron, la tarde ya estaba comenzando a hacer presencia en aquella ciudad y las calles comenzaban a poblarse aún más.
—Vamos, estamos cerca — dijo Milo jalando a Kanon del brazo.
— ¡FIJATE IDIOTA! — le jalo de vuelta, tan concentrado estaba que ni cuenta se dio de que un auto pasaba por ahí.
—Gracias Kan. — dijo poniéndose una mano en el pecho.
Luego de ese pequeño susto siguieron su camino, un par de calles más y se encontraban frente a frente de aquella construcción del siglo VIII, entraron con sigilo, Milo notó una estatua de Vishnu, el Dios a quien el templo estaba dedicado, corrió como loco para estar un poco más cerca de esta y de un momento a otro se detuvo, alguien se interpuso en su camino, se quedó pasmado ante la persona que tenía enfrente, no sabía que era o quien era solo sabía que su belleza era casi divina.
🦂🦂
esto se va a poner bueno.
*Es este templo:
Dan R.
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