COMPAÑEROS DE VIDA


Me emocioné mucho con el capítulo, espero que os guste(L)


Las manos cálidas de Sebastián me hicieron aterrizar a tierra de nuevo al despertarme suavemente. Recordé entonces la cita de Drogo y me levanté sobresaltada ya que eran las cinco de la tarde y Lorelai tendría que arreglarse.

-Cielo,¿Dónde vas?-Me preguntó Sebastián aún casi dormido.

-Voy a casa de Lorelai a avisarle de que esté aquí a las diez para su cita con Drogo; no tardo.

Sebastián me tomó de la muñeca impidiéndome que me levantase de la cama, acercándome a él, apoyándome sobre su pecho para no caerme.

-Te necesito Serena, no me hagas esperar cielo; tengo algo importante que hacer contigo y necesito que vuelvas pronto.

Su mirada era intensa y sincera, cargada de un amor tan fuerte que me hacía suspirar. Me preguntaba que era tan importante pero preferí no preguntarle porque adoraba las sorpresas. Acaricié su rostro posando mis labios suavemente sobre los suyos.

-Volveré pronto, te lo prometo.

Nos dimos un último beso antes de salir de casa. Estaba realmente feliz por Drogo y quería darle la noticia a Lorelai, que de seguro le iba a dar algo. Me sentía mal por aquel desplante que le hice, pero no podía controlar mi ira al verlos juntos.

Toqué suavemente su puerta, abriéndome con rapidez. En la cara de Lorelai se dibujó una sonrisa enorme.

-¡Mi reina que gusto veros!¡Es un honor que estéis en mi casa!

-Mejor dime Serena; no me gusta que me traten distinto.

-Por supuesto Serena,dime,¿Qué puedo hacer por ti?

-Verás...tengo una gran noticia para tí. Te he conseguido una cita con Drogo para esta noche a las diez.

Lorelai se quedó lívida sin poder contestar; había sufrido un shock.

-¿Estás bien? ¿Ocurre algo?-Le pregunté asustada mientras la zarandeaba.

-No...yo...

Ella comenzó a llorar dándome un gran abrazo. Me sorprendí por aquella efusividad pero no pude negarle ese tierno abrazo. Se la veía nerviosa pero, sobre todo agradecida y emocionaba. Me alegraba poder ayudar a la gente de mi alrededor y más si era mi pueblo.

-No sabes cuánto te lo agradezco...llevo tanto tiempo mirando a Drogo entre las sombras. Lo conozco desde que era una niña pero siempre me ha gustado. Me veo tan poca cosa para él...pero quiero conseguir estar a su lado así que me esforzaré esta noche para lograrlo. Me has animado tanto; me diste el coraje que necesitaba. De verdad que te debo mucho serena.

Yo le sonreí y froté sus brazos en señal reconfortante. Sus mejillas estaban enrojecidas y sus ojos llorosos; era la viva imagen de la ilusión.

-Bueno, me marcho a casa. Drogo estará en la puerta de mi casa a las diez; no vayas tarde-Le dije guiñándole un ojo.

-Descuida, ahí estaré.

Ambas nos despedimos sonrientes y felices. Yo aún pensaba en lo que Sebastián tenía preparado para mí; el no saber me estaba matando.

Me apresuré a llegar cuanto antes con la ilusión de una niña la noche antes de que Santa Clauss llegara a casa a dejar los regalos de Navidad. Cuando entré, mi bello hombre seguía sin camiseta tomándose una manzana mirando por la ventana del salón. Me acerqué sigilosamente a él, abrazando por atrás con cuidado. Él se giró para quedar frente a mí, aprovechando en darle un bocado a su manzana a modo de tentación.

-Uhm...déjame lamer las gotas de la manzana que te resbalan por ese delicioso cuello...

La lengua de Sebastián se paseó por mi cuello levantando mis pasiones más profundas y desinhibidas; de verdad que adoraba estar así.

Pero entonces, Sebastián se detuvo y me miró con intensidad.

-Ven conmigo; tengo una sorpresa.

-Me tienes intrigado, Lobito-Le dije mientras que me colgaba de su cuello y pegaba mis caderas a las suyas. Podía notarlo todo, todo...

-Serena...tenemos toda la noche para hacer el amor tanto y de las formas que quieras, pero debemos de irnos para que te dé la sorpresa.

-Está bien-Resoplé con impaciencia robándome Sebastián un apretón en mi trasero.

Nos tomamos de la mano y comenzamos a pasear por el pueblo. La gente nos miraba con gran alegría al verlos con las manos entrelazadas y compartiendo besos furtivos casi a cada paso que dábamos. Ambos nos reíamos de las tonterías que pasaban por nuestras cabezas sintiéndome por fin enlazada a alguien de verdad. Sentía que podía hablar de cualquier cosa con él y sabía que aquello era más que simple atracción.

Llegamos hasta el lago entre arrumacos y abrazos. La luna estaba en lo más alto del cielo, reflejada en esas aguas tranquilas. Nos sonreíamos con devoción, alimentando nuestras almas con el calor de nuestros cuerpos.

Entonces Sebastián se alejó un poco de mí, tomándome de nuevo de la mano y sentándonos en la orilla del lago. Comenzó ponerse serio.

-Mañana es el gran día en el que te convertirás en loba y aceptarás tus orígenes por eso pensé que este día era el mejor para darte algo que hace mucho tiempo hice para ti. Quería darte algo que simbolizara lo que había entre ambos, algo especial que no pudiera comprarse, algo único como tú. Lo tengo guardado muchos años hasta que pude encontrarte.

Del bolsillo del pantalón, Sebastián tomó una cajita de madera la cual estaba tallada a mano con nuestros nombres. Era realmente preciosa, llena de detalles.

Entonces la abrió, descubriendo un maravilloso anillo de madera tallado a mano al igual que la caja. El saber que eso lo hizo Sebastián para mí me hacía sentir realmente especial y querida.

-Me siento tan afortunado de tenerte, Serena. Mi soledad la borraste de mi corazón y lo llenaste de risas y alegrías. Prometo cuidar de ti en la salud y enfermedad, cada instante y aliento de mi vida. Prometo llenar tus manos de alimento, tu cuerpo de caricias y tus brazos de bellos bebés como tú. Prometo que te daré no todo lo que mereces sino aún más. Prometo serte fiel ya que mi corazón no puede amar a otra que no seas tú y tampoco puedo tocar una piel que no sea la tuya. Prometo no mirarte como el mismo día, sino cada día con más amor y pasión, amando cada marca y arruga de tu esplendoroso cuerpo. Prometo besarte día,noche,amaneceres y atardeceres; en sueños y en pesadillas para que dejes de sentir miedo. Prometo no soltar tus manos ni aunque las apartes de mí; mi alma ha quedado enlazada a la tuya para toda la eternidad. Prometo reencarnarme en tu segunda mitad y buscarte por cada confín del universo si es necesario. No te prometo el mundo sino el mío; mis valores, a mi amor y todo lo que yo soy te lo entrego sin reservas. Por eso Serena Kingslave, te entrego este anillo como señal de lo que siento por ti, para que sepas que nuestro amor es tan único como este anillo, esperando que me aceptes como tu esposo y compañero de vida.

Miraba como aquella hermosa joya ahora estaba sobre mi dedo anular, sintiendo como las emociones comenzaban a desbordar en mis ojos. Me lancé a sus brazos, rodando por el suelo mientras nos besábamos y reíamos como dos locos.

-Claro que voy a ser tu compañera de vida y será para siempre.

-Para siempre, mi reina.

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