22.¿EN SERIO?

Drogo en la foto(L)

Agarrarse bien fuerte...


A pesar de la apariencia demacrada de Sebastián, pudo cogerme sin problemas del suelo. Me llevaba en brazos apretándome contra él para darme todo su calor; había notado que mi piel estaba terriblemente fría.

Deseaba soltarme y salir corriendo, pero mi cuerpo no se pondía mover un milímetro. Su aroma se introducía sin piedad en mi nariz, haciéndome sentir aún peor ya que mi cuerpo lo disfrutaba. Deseaba fundirme en aquellos brazos y quedarme allí para siempre, pero él no me correspondía. No quería amar sin ser amada; me negaba a ser débil y que me pisoteara de nuevo. Pero mi corazón era traicionero y latía desbocado cuando su aroma impregnaba mis sentidos. No pude reprimir una lágrima, limpiándola rápidamente para que Sebastián no me viese.

No sabía dónde me llevaba pero tampoco me importaba, el estar entre sus brazos al menos aliviaba mi dolor en parte. Agudicé lo más que pude mis sentidos, encontrando un olor distinto alrededor de Sebastián. Me tensé terriblemente; había estado con otra. Comencé a convulsionar sin poder parar de llorar; me había traicionado y cuando yo estaba sumida en la más terrible de las penas.

-Serena, ¿Por qué lloras así?¿Qué te ocurre?, eh...mírame...

Yo apartaba mi cara con las pocas fuerzas que podía; no soportaba mirarle a la cara después de aquello.

-Ya llegamos, pero te ruego que te tranquilices por favor...

"En el infierno estaría tranquila; al menos no estaría viendo cómo te restriegas contra otra mujer"

Deseaba que me llevase a donde él quería para tirarme del barranco más cercano; no tenía sentido vivir de la forma que se supone que iba a vivir a partir de ahora.

Llegamos a la puerta de una casa, tocando con suavidad, ¿Dónde porras me llevaba?

No vi quien abría la puerta; no quería que me viera con el rostro demacrado como lo tenía.

-¡Oh dios mío Sebastián! ¿Qué le ha pasado?

¿Una mujer...?

Entonces levanté la vista y la vi...me había traído a casa de su amante, será hijo de mil putas....

-No sé que le ocurre pero estoy terriblemente preocupado. No habla y apenas se mueve. Además la temperatura ha ascendido demasiado sin ser aún una loba.

-Ven, llévala a mi cama para poder revisarla.

"¿A su cama? ¿Donde se revuelca con Sebastián? ¿Es en serio?"

Comencé a pegarle puñetazos en el pecho para que me soltara, pero él me apretaba más para evitar que me moviese.

-Sebastián no te veo bien; deberías de comer algo. Tengo pan recién hecho en la cocina.

¿En serio esa mujer tenía la desfachatez de ligar con Sebastián delante de mí?

-Gracias, pero lo haré cuando ella lo haga.

"¡Oh vaya, cuanta falsa preocupación!"

-Te entiendo perfectamente; se nota que la amas mucho-Dijo con felicidad.

"Eso, eso, será falsa..."

-Sí que la amo; más de lo que ella pueda pensar...

"Me amas tanto que prefieres restregarte contra otra...que tierno...."

Me tumbaron en la cama, dirigiendo mi mirada al techo para evitar verlos a ambos juntos. Ella era mejor que yo...le daba lo que yo no podía...

Comencé a llorar en silencio de nuevo sin poder ocultarme. Mis ojos accidentalmente miraron los de aquella mujer, viendo una enorme preocupación en ella.

-Mi reina, dime que os ocurre; nos parte el alma verla así...

Quería escupirla en la cara y que se fuera al infierno del que había salido.

Me negué a contestar, haciendo que ella se acercase más a mí sentándose a mi lado. Me alejé como si ella tuviera una enfermedad contagiosa y Sebastián me miró extrañado.

-Serena, ¿Qué te ocurre con ella? ¿Por qué la miras así?

No podía mirarle, él la defendía como si fuera su princesa...como si yo fuera la otra y no importara.

Ella me miraba con preocupación y tristeza, intentando acercarse de nuevo. Al estar al borde de la cama, no podía alejarme más.

-Mi reina, ¿Hice algo malo?-Dijo con voz temblorosa.

"¿Acostarte con Sebastián por ejemplo?"

Sebastián se puso a mi altura sujetando mi rostro para que lo mirase. Parecía desesperado.

-Serena, no sé qué te ha pasado para que estés así. Siento si fui muy duro contigo pero estoy bastante nervioso por la luna llena y lo que me dijiste...me puso demasiado mal y sentí muchísimo miedo. El pensar que hay una posibilidad de que estés conmigo por obligación y que quieras a otro, me mata.

Ya veo quien es la que te consuela....

Él tomo mi mano entre las suyas, comenzando a llorar con fuerza.

-Te lo suplico, dime porque no me hablas...

Aquella mujer se me acercó de nuevo, poniendo su mano sobre mi frente, mirándola con un profundo odio.

-¡Dios mío estás ardiendo! ¡Hay que hacer algo!¡Debemos de meterla en agua helada!

-Voy a preparar la bañera-Dijo Sebastián marchándose a un cuarto.

Como se sabía aquella casa...de seguro que no es la única vez que está allí...

Aquella mujer me miró con ternura y me dijo suavemente.

-Mi reina, voy a desvestirla. Debe de tomar un baño para que le baje la temperatura, sino enfermará y no deseamos eso.

Comencé a darle manotazos cuando sus manos se acercaban a mi vestido, ¿Qué pretendía? ¿Hacerse amiguita mía para poder tirarse a Sebastián sin remordimientos?

La cólera me cegó sacando de mí una fuerza descomunal. La agarré del cuello y la aplasté en el colchón, comenzando a abofetearla con toda mi fuerza.

Sebastián salió del baño tomándome en brazos para quitarme de encima de ella.

-¡Suéltame hijo de puta! ¿Como tienes la desfachatez de traerme a la casa de tu amante? ¿Te crees que soy idiota?¿Tan poco valgo para ti?

-¿Qué estás diciendo?-Me preguntó con el ceño fruncido.

-¿VAS A NEGÁRMELO BASTARDO? ¡TIENES TODO SU PUTO OLOR ENCIMA Y PARA COLMO TE VÍ CON ELLA POR LA VENTANA! ¡Y me acabas de demostrar que te conoces bien la casa, maldito traidor!

-Mi reina, creo que os confundís...-Dijo ella aterrada sujetando su cuello.

-¡Y tú cállate maldita perra! ¡Tú te acostarás con Sebastián pero juro que te haré la maldita vida imposible!

-Serena cálmate por favor, no sé qué ideas tienes pero es totalmente falso-Me dijo Sebastián tomándome de las muñecas para que no saliese corriendo.

-¡Voy a destrozarte!-Le grité a aquella mujer, mientras que Sebastián me tenía retenida por la cintura.

Alguien más entró a la casa alertado por los gritos; era Peter.

-¿Qué está ocurriendo aquí?

-¡No sé que le hice, yo me siento terriblemente mal!-Dijo la chica llorando a mares.

-¿En serio lloras? ¡Yo soy la que debería de estar llorando pedazo de cerda! ¡Estas acostándote con tu rey que por cierto está comprometido conmigo!

-¿Lorelai, es cierto?-Preguntó Peter.

-No Peter, lo que Serena vio lo malinterpretó-Dijo Sebastián con calma.

-¡No me invento las cosas, sé lo que vi!

-Lo que tu viste, pequeña furia, es que estaba ayudando a Lorelai a que se acercase a Drogo porque lo quiere desde hace mucho y no se atreve a decírselo. Por eso la estaba ayudando mientras te daba tu espacio para que te calmaras.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top