80
Jungkook y Jimin, bajan de la camioneta en el terreno solo y rodeado por Ángeles Negros, el pelinegro toma la mano del rubio y ambos caminan uno al lado del otro hasta la puerta del lugar en la que todos esperan por su llegada.
—Gracias por aparecer, ¿necesitan una hora más? —habla con sarcasmo, Yoongi haciendo reír a Ravi y a Ryuu.
—Con él a mi lado —dice Jungkook, mirando de reojo a Jimin. —Necesito toda una vida, para disfrutarlo —todos dejan de reír.
—Basta, cariño —le pide el menor, al escuchar el comentario con doble sentido de su esposo. —Tae, ¿hablaste con Amaya? —pregunta el rubio a su amigo.
—Sí, está a salvo junto a Dai, no hay de qué preocuparnos —responde el castaño, acercándose a su amigo.
—Te ves precioso —lo elogia Taehyung, mientras lo aleja de Jungkook.
—Lo sé —sonríe Jimin, abrazando a su mejor a migo.
—Bueno, ya basta y a lo que venimos —se pone de pie, Yoongi.
—Eres un idiota —dice Jimin.
—Gracias, rubio, el cariño es mutuo —dice Yoon, caminando hacia una mesa.
—Debemos apresurarnos, pueden descubrirnos —habla Ryuu, mientras sigue a Yoongi.
—Bien, a lo que venimos, ¿cómo te fue en la reunión? —pregunta el mayor de los Jeon al menor.
—Mordieron el anzuelo, pero están desesperados por saber que día atacaremos —les hace saber.
—Sobre el ataque —habla Ravi. —¿Qué es lo que haremos? —cuestiona.
—Sobre eso, Ryuu y yo estuvimos discutiendo algunas ideas —dice Jimin, alejándose de Taehyung para acercarse a su mano derecha. —Los llevaremos a Kamakura tal cual y como lo planeamos la última vez —expone el rubio, observando como Yoongi y Jungkook asienten.
—Pero antes nos desharemos de dos de sus líderes —esta vez quien habla es Ryuu, ganándose la atención de todos los presentes.
El japonés saca una tableta mediana del bolsillo interno de su chaqueta, la desbloquea y busca la información que necesita mostrarles.
—Fudo, es el nombre del líder Yakuza de Nagano —le muestra la fotografía del antes mencionado.
—Es uno de los encargados de los saqueos de las ciudades de todo Japón —agrega Jimin.
—Goro, es el líder Yakuza de Okinawa —igual que el primero, les muestra la fotografía a todos.
—Este infeliz fue quien dirigió el ataque en nuestra casa —les hace saber el rubio.
—Discutimos esta idea mucho con el rubio, pero es la mejor. Necesitamos deshacernos de ellos antes del ataque, pero no podemos hacerlo nosotros, no podemos exponernos —comenta Ryuu. —Por esa razón, mantuve una larga charla con alguien que será de gran ayuda para todos —dice el japonés, caminando hacia lo que parece ser la puerta de un baño.
—No hables de más o Jeon te matara —se dirige Ryuu a Wang.
—Creí que lo habían matado —parlotea Yoongi, observando como Wang camina al lado de Ryuu.
—Pues no, aún estoy vivo —dice de forma altiva el japonés.
—Compórtate o voy a cambiar de opinión —lo sentencia, Ryuu.
—¿Y este quién es? —cuestiona Jungkook con voz pesada.
—Soy Wang, voy a ayudarlos a atrapar a Fudo y Goro —contesta Wang, mientras camina en la dirección que Jimin se encuentra.
—Es un estúpido —suelta entre risas, Taehyung, acercándose a su prometido.
—Hola, bonito —saluda Wang a Park, mientras Jungkook enarca sus cejas y ensancha sus ojos.
—Más vale que te comportes, porque si no lo haces voy a matarte y no vas a volver a ver a tu hermana —le adivierte Park.
—Me disculpo por haberte atacado —toma la mano izquierda de Jimin, y la acerca a su boca para luego depositar un beso en el dorso de esta.
El resto de chicos lleva su mirada hacia Jungkook, el cual, lleva sus manos a su cintura y camina a pasos rápidos hasta donde su rubio se encuentra.
—Suéltalo —le ordena Jeon.
—¿Me disculpas? —cuestiona el japonés a Jimin.
—Sí, ahora suéltame —le pide Park.
Wang deja un beso nuevamente en el dorso de la mano de Jimin. Jungkook alza su mano derecha y golpea tanto la mano de su esposo y la del japonés.
—Te dije que lo soltaras —lo señala, furioso Jungkook.
—Y eso que no sabe que intento matarlo —suelta Taehyung.
Los ojos de Jeon se ensanchan, aparta Jimin y se lanza al japonés.
—Bien hecho, Taehyung —lo felicita con sarcasmo, Park.
—Lo siento, pensé en voz alta —dice el castaño, cubriendo su boca con sus manos.
—Basta, Jung, suéltalo —le ordena Yoon a su primo. —Ayúdame a separarlos —le pide a Ryuu.
—Ya, Jeon. Basta —dice Ryuu, mientras lo toma de los hombros, separándolo del japonés.
—Te quiero lejos de mi esposo —lo señala completamente lleno de ira, mientras es sostenido por Ryuu.
—No creo que eso sea posible, soy su plan —se mofa Wang, provocando a Jeon.
—¡Basta! —exclama Jimin. —Tú, deja de provocarlo —señala al japonés. —Y tú —señala a su esposo. —Deja de caer en sus malditas provocaciones y concéntrate —le exige el rubio. —Jin, esta al teléfono —anuncia Jimin, alzando el aparato electrónico. —O se comportan o se largan —los reprende.
Ryuu y Yoongi se acercan hasta Jimin y Ravi.
—Dinos, Jin —le pide Yoon.
—El cargamento está a salvo, lo guarde en la casa de Jungkook, contrate una parte de la policía para custodiar de encubierto la casa —los pone al tanto, Jin. —Y una cosa más, alguien quiere saludarlos —suelta emocionado a través del aparto electrónico.
—Qué hay chicos —se escucha la voz de alguien más.
—Joon —pronuncian Jungkook y Yoongi, al unísono.
—¿Cómo estás? —pregunta Yoon.
—Mejorando —responde con dificultad, Nam.
—Debe tomar los medicamentos, pónganme al tanto de todo luego —les pide Jin.
—Claro, Taehyung, te informara de todo —dice Jimin, mientras el castaño niega. —Si lo harás —le asegura el rubio, para luego cancelar la llamada.
—¿Entonces cual es plan? —pregunta Ravi.
—El plan es que Wang dirigirá la misión de atrapar a Fudo y Goro —dice Ryuu.
—¿Y qué sino lo hace? —cuestiona Tae.
—Lo hará. Amaya lo acompañara y si hace algo estúpido tiene la orden de matarlo —habla con tranquilidad, Jimin. —Ryuu y yo tendremos una reunión junto a los jefes de policía de Nagano y Okinawa, nos deben algunos favores, sino quieren que revelemos la maldita corrupción que manejan sus oficiales —añade el rubio.
—El plan es atraparlos mientras algunos de nuestros hombres van encubiertos como oficiales. Wang, los guiara hasta ambos, y luego los tendremos de rehenes, serán la cereza del pastel, para cuando Jungkook lleve al resto de clanes al santuario en Kamakura —culmina Ryuu, sonriendo orgulloso mientras hace contacto visual con Park.
—¿Alguna objeción o mejor idea? —indaga el rubio.
—Estoy de acuerdo —dice Yoongi, acercándose a Taehyung.
—Atraparlos debe ser de madrugada, y cuando Jeon lleve a los demás a Kamakura debe ser tarde, casi noche, para darnos tiempo de trasladarlos hasta el santuario —comenta Ravi.
—Me parece buena idea —accede Jungkook.
—Bien, el rubio y yo les llamaremos para decirles el día del ataque?
Todos asienten.
—Una cosa más —habla el rubio. —Deben prepararse, van a pelear contra japoneses decididos a quitarnos el dominio de Japón y a matarme. Sino saben utilizar una Katana, es momento para que se motiven a querer hacerlo o al menos a defenderse de un ataque —les recomienda.
—Y los que no saben utilizar armas, es momento que lo hagan —añade Jungkook.
—Eso es todo —finaliza Ryuu.
—Nos vemos —se despiden Yoon y Tae. —Jungkook, date prisa —le ordena Yoongi al menor de los Jeon.
—Aprende a usar una Katana —le susurra Jimin a su esposo.
—Aprende a usar un arma —murmura el pelinegro, sobre los labios del rubio.
—Yo le ensañare —se entromete Wang.
—Ignóralo —le pide Jimin, tomando el rostro del mayor con sus manos—. Bésame.
El pelinegro sonríe de forma pervertida y junta nuevamente sus labios con los de su esposo, mientras sus manos descienden la espalda baja del menor y se detienen en sus glúteos.
—Mierda, Jungkook —se queja el rubio, cuando siente que presiona su culo con demasiada fuerza. —Puedes ser cuidadoso una maldita vez en la vida —lo reta el menor, golpeando el pecho ancho de Jeon.
—Lo siento —se disculpa el mayor, dejando besos en el rostro de Jimin. —Te amo, rubio —le dice Jungkook, tomando el rostro de su esposo, para luego besarlo de forma desesperada.
—Jung, voy a dejarte sino te apresuras —le ordena, molesto Yoongi.
—Cuídate, practica con la Katana, no hagas nada estúpido —habla de forma rápida el rubio, pero es interrumpido por los labios de su esposo. —No hagas eso —lo regaña el menor. —Y te amo, Jungkook —dice Park, besando por última vez los labios del pelinegro.
—Te llamare —el menor asiente, mientras Jungkook se aleja de él. —Ryuu, si vuelve a tocar a mi esposo córtale las manos —le ordena el pelinegro al japonés, el cual sonríe mientras asiente.
—Vamos, rubio —lo llama su amigo y mano derecha.
—No te rías —le pide el menor al japonés.
—No lo hago —se defiende Ryuu.
—Si lo haces —lo señala Jimin.
—Pero si tú amas mi sonrisa —le recuerda el japonés.
—Eso no tiene nada que ver ahora —dice sin argumento, el rubio.
—Claro, claro —habla entre risas, Ryuu, cerrando la puerta del copiloto. —No, no, no, al baúl —le ordena el japonés a Wang.
—¿Es en serio? —pregunta, indignado.
—Acaso vez que me estoy riendo, que no parece que te lo ordeno de forma seria —lo confronta Ryuu. —Adentro —demanda.
Cierra el baúl luego de haber encerrado a Wang, entra al auto y luego arranca hacia la pista privada en la que un jet privado esperaba por ellos.
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