76

—Estamos por llegar —le notifica el conductor a Jungkook.

—Es hora de actuar, no quiero que maten a nadie solo es una actuación, recuérdenlo —les ordena Jeon, por medio del intercomunicador.

Las enormes puertas del territorio de Hakone se abren, los dos autos son recibidos por hombres luciendo sus Katanas y armamento pesado.

—Maldito —dice entre risas, Jungkook, al ver la forma en la que está siendo recibido.

La camioneta se detiene y está rápidamente es rodeada por aproximadamente diez Yakuzas, le coloca el seguro a su arma y luego observa a los hombres que lo acompañan.

Abre la puerta trasera y todos lo imitan, salen y cruzan miradas con los japoneses.

—Muévete —le ordena Jeon a un Yakuza que le obstruye el paso para ir a la camioneta de atrás.

—¿No escuchaste? —se escucha la voz de Jin.

El japonés se hace a un costado, Jungkook camina hasta Jin y ambos entrelazan sus manos.

—Gracias, cariño —dice el castaño, haciendo que Jeon ría ladinamente. —¿Dónde está, Yoon? —pregunta el pelinegro, aun rodeado por yakuzas.

—¿Acaso quieres que te mate, Jung?

Al escuchar la voz de su líder los japonés se hacen a un costado.

—¿Qué ya no existe el familia antes que sangre? —interroga Jung.

—Sabes cuál es la respuesta, Jungkook —contesta Yoon, serio, inmerso en su actuación.

—Nada más quería ver a mi último familiar de sangre —Jeon y Jin llegan hasta Yoongi.

—Solo por está vez —lo señala el mayor, girándose sobre sus talones, encaminándose hasta la puerta de su enorme casa, en la cual, lo espera su prometido y amigo de Jimin.

—Es un idiota —susurra Jin, haciendo reír a Jungkook.

—Basta, cariño —le pide Jeon, con una enorme sonrisa en su rostro.

Cruzan el umbral y luego la puerta es cerrada por una de las sirvientas.

—Hola, Jin —saluda Taehyung al castaño.

—También estoy aquí —habla con disgusto Jeon, soltando la mano de Jin.

—Claro, hola imbécil —dice Kim—. Síganme. Yoongi, tiene una habitación preparada en la cual, no seremos rastreados.

Tanto Jungkook y Jin, siguen los pasos del prometido de Yoongi.

—Al fin —suelta Yoon. Camina hasta Jungkook y ambos se abrazan.

—Estamos enlazados con Kobe, pero aún esperamos por Jimin.

Taehyung niega a la explicación de su pareja.

—¿Qué pasa con Jimin? —indaga Jungkook.

—Nada, estoy acá —se escucha la voz del rubio.

Jungkook camina hasta la enorme pantalla, se pone de pie frente a la pequeña cámara, mira el bello rostro de su lindo rubio, suspira y asiente.

—¿Dónde estabas?

Los ojos de Jimin se ensanchan.

—Estaba en el baño —responde el menor.

—Rubio.

—Jungkook.

Ambos se miran a través de las pantallas, asienten y sonríen.

—A lo que venimos, luego se dicen que se aman y lo celas como el idiota que eres —interviene Yoongi.

—Me reuní con el líder de Hiroshima, Washi —suelta el pelinegro, ganándose toda la atención.

—Toma asiento —le pide el mayor de los Jeon.

—¿Qué descubrieron? —pregunta Ryuu.

—Todo —responde Jin. —Bueno, casi todo, aún no sabemos quiénes son los demás cabecillas —agrega el castaño.

—Lo saben todo, rubio —dice Jungkook.

—¿A qué te refieres? —duda Jimin.

—Saben lo del oro, del dinero y sobre la información —el pelinegro hace una breve pausa—. Saben que tienen que capturarte a ti para obtenerlo todo.

Los ojos del pelinegro y los del rubio se conectan.

—¿Qué tienes planeado, Jeon? —pregunta el japonés al lado de Park.

—Quiero exponer todo.

Jimin traga grueso al escuchar lo que su esposo dice.

—Necesito decirles todo —prosigue Jungkook—. De esa...

—Tú no expondrás nada, me escuchaste —habla el rubio, exaltado, interrumpiendo a su pareja.

—Déjame terminar, Jimin —le advierte Jeon.

—No, no lo haré.

—Solo escúchame —le pide el pelinegro.

—No quiero escuchar la forma en la que...

—Cierra la puta boca, rubio —alza el tono de su voz, Jeon, incomodando a todos los presentes.

—Sabía que esto pasaría, pero discutamos luego, quieres —le propone el mayor—. Necesito exponer todo, pero debemos crear un plan, una estrategia.

Jimin se cruza de brazos, mientras luce su explendido entrecejo fruncido.

—Salgan —ordena repentinamente Jungkook a todos.

—Pero... —intenta hablar Taehyung.

—Dije que salgan —repite el mayor de los Jeon.

Yoongi toma la mano de Taehyungy Jin los sigue a ambos dejando solo a Jungkook.

—Avísame —le dice Ryuu a Park, el cual, solo se limita a mover su cabeza unas cuantas veces de arriba hacia abajo.

—Rubio —lo llama el pelinegro.

—Está bien, lo siento —se disculpa Jimin.

—También fue mi error al decirlo de esa manera, pero mierda, Jimin, pareciera como que en serio crees que te expondre.

El menor nota en la mirada de su esposo un poco de decepción, suspira y relaja su rostro.

—Lo siento, sí.

—Jamás te expondría, tú y Dai son la razón por la cual finjo que Jin es mi pareja y dejo que finjas que Ryuu sea la tuya. Te amo rubio y lo que más quiero es que acabemos con esos malditos.

—Estoy desesperado, Jungkook, si descubren que mentimos puedo perderte y... —el menor guarda silencio.

—No me perderás y no te perderé, ¿me escuchaste?

Jimin asiente.

—Responde, rubio —le pide Jungkook.

—Sí —contesta Park.

—Cariño, quiero que entiendas que tú y yo somos poderosos y temidos, ellos no lo saben aún, pero lo sabrán —Jimin, clava su mirada en el rostro de su esposo. —Debemos trabajar en equipo, sé que si logro convencer a Washi de que tengo una pista de donde está el oro y el resto de cosas, me llevará al resto de cabecillas y si consigo eso, rubio, tú te encargas del resto —el menor sueltan un suspiro y asiente.

—¿Entonces quieres llevarlos a Kamakura? —lo cuestiona el rubio.

—Jamás haría eso, la leyenda depende de eso según sé.

Jimin da un pequeño asentimiento.

—¡Pueden entrar! —grita Jeon.

—Nunca nos fuimos, imbécil —confiesa Taehyung.

—Llevarlos a Kamakura es riesgoso, Jeon, pero sería lo apropiado —la mirada de Jimin viaja hasta Ryuu.

—¿En serio lo crees? —pregunta el menor al japonés.

—Kamakura está rodeado. Para que encuentren el santuario deben dar un enorme recorrido por el bosque.

Jimin y Yoongi sonríen, ante las palabras de Ryuu.

—¿Entonces, se me permite llevarlos a Kamakura? —cuestiona Jeon.

—Hay cosas relevantes a la leyenda que no pueden sacarse del santurio —añade Jimin.

—Esas las dejaremos —se une nuevamente Yoongi a la conversación.

—¿Qué harán con el oro y el resto de cosas? —pregunta Taehyung.

—Moverlo, deben sacar al menos más de la mitad y dejar un poco para cuando ellos lleguen —dice Jin.

—Me parece una buena idea —aprueba Ryuu.

—Si Jungkook logra ganarse más la confianza de Washi, que lo hará —afirma Jimin—. Podríamos mover las cosas a Busan, no esperarían que él nos cubra porque ya nos habrá expuesto.

Todos asienten ante la explicación del rubio.

—Nadie de los Ángeles Negros y el resto de Yakuzas atacara y saqueara, Busan, de eso nos encargamos nosotros —dice Park, señalándose así mismo y luego a Ryuu.

—Bien, ¿nosotros en dónde quedamos? —cuestiona el amigo de Jimin.

—Yoongi y tú son los que me darán la información sobre el santuario en Kamakura —responde Jeon.

—Ok, seremos los que traicionamos —parlotea Kim.

—Para ellos sí, no para nosotros —interviene Jimin.

—Jeon, debes encargarte de ganarte la confianza de Washi, para conocer al resto de involucrados.

Jungkook asiente, ante las palabras de Ryuu.

—Mientras tanto, ustedes deben dejarse ver juntos.

El japonés y el rubio se miran por unos breves segundos.

—Ni se te ocurra pasarte, porque te amputo las manos —lo amenaza el pelinegro al japonés.

—El rubio y yo nos encargaremos de planear el movimiento de todo —dice Ryuu, sonriendo.

—Está bien. Por lo tanto, me quedare unos días junto a Yoon para poder sacarle a su pareja donde esta el motín de los Ángeles Negros.

—Imbécil —dice Kim.

—Eso es todo —dice Yoongi, toma la mano de su prometido y salen del lugar.

—Adiós Jimin, cuídate —se despide Jin.

—Adiós —se limita a decir el rubio.

—¿Y el enano? —pregunta Jungkook.

Ryuu se pone de pie y se aleja de Jimin.

—Está con Amaya —responde el rubio. —Jungkook —lo llama el menor.

—Dime.

—Te amo, aunque sigas siendo un completo imbécil.

—Appa, appa —se escucha la voz de Dai, inmediatamente una enorme sonrisa se forma en los labios de Jeon.

—Dai —el pequeño gira un poco su cabeza, para ver de donde proviene la voz.

—Pa, papá —dice emocionado el pequeño, acercando su rostro a la enorme pantalla.

—Oye, con cuidado puedes caerte —le recuerda Jimin, sosteniendo al niño de su cintura.

—Papá etaño —articula con dificultad el pequeño.

—Fuimos a la escuela, pero debemos llevarlo a una especial para que pueda desenvolverse más en el habla —le explica Jimin a su esposo.

—Lograra hablar bien, cariño, ya lo veras —dice con seguridad, Jungkook.

Dai toma asiento en las piernas de Jimin y a recuesta su cabeza sobre el pecho del menor.

—Ahora quiero estar en Kobe junto a ustedes —confiesa Jeon.

—También te extraño —ríe bajo Jimin. —Por favor se cuidadoso —le suplica el rubio al pelinegro.

—Lo seré, no voy a dejarme llevar por el impulso, no quiero dejarlos solos y no quiero que me dejes solo, Jimin.

—Está bien, cuando puedas llámanos, mañana saldremos junto a Ryuu y Dai para que nos vean juntos.

Jeon asiente.

—Solo recuerda que él no es tu esposo y que puedo castigarte, rubio —le advierte el mayor.

—Podrías dejar de ser celoso.

—No sé a que te refieres, cariño, solo es un recordatorio —el pelinegro le guiña su ojo izquierdo a Park. —Te extraño y te amo, rubio —dice ahora con más seriedad el mayor.

—También te amo —corresponde Jimin. —Dai esta, medio dormido, nos vemos —se despide en voz baja el menor.

—Ve —susurra Jeon.

Jungkook mira la linda figura de su esposo alejarse cargando a su hijo a través de la pantalla, recarga su espalda sobre el respaldar de la silla y suelta un suspiro.

—Los haremos pagar, rubio. Lo haremos —habla para sí mismo, Jungkook

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