71

—Creo que se recuperará, Jung —comenta Yoon, mientras conduce.

—También lo creo —confiesa Jeon, mientras juega con Dai, en la parte trasera de la camioneta.

—El rubio, estará molesto porque saliste sin decírselo —expone el mayor de los Jeon.

—Sí, bueno, no había reservas de comida, debía salir por lo necesario para mi hijo —responde Jungkook, llevando sus manos a las axilas de su hijo para hacerle cosquillas.

—Lo hiciste para enfurecerlo más. ¿No es así?

El pelinegro, deja de jugar con su hijo por unos segundos.

—Lo hice porque no quería discutir tan temprano —dice en su defensa el menor de los Jeon.

—Claro, como tú digas, Jung.

—Lo que tú creas me tiene sin cuidado, Yoon.

La camioneta se detiene frente al portón de la casa, Yoongi presiona el botón del intercomunicador, al instante las enormes puertas son abiertas permitiéndoles poder acceder a la casa.

—Alguien esta esperando furioso por ti —se burla Yoon, conduciendo hasta los escalones frente a la casa, los cuales, Jimin baja a toda prisa.

Yoongi, estaciona la camioneta, Jungkook toma a Dai, abre la puerta y luego sale.

—Listo, ve con tu appa —coloca sobre el asfalto al pequeño, el cual, sin dudarlo corre hasta aferrarse a las piernas de Jimin.

Park, abraza al pequeño, reparte muchos besos sobre el rostro sonriente de su hijo. Por su parte, Jungkook y Yoongi, sacan las bolsas con alimentos del baúl de la camioneta.

—Ve con tu tío, Jin —le pide el rubio a su hijo.

—Ven Dai, vamos adentro —lo recibe Jin, para luego empezar a subir los escalones, enseñándole al pequeño los números.

—¿Por qué saliste? —se dirige Jimin a su esposo.

—No es obvio —contesta, alzando dos bolsas con comprados.

—Jungkook, lo digo en serio —replica, frustrado el menor.

—Yo también, rubio —pasa de largo cargando las dos bolsas.

—Basta, estoy empezando a cansarme que me trates de esta manera —alza un poco su voz el menor, logrando obtener la atención de todos, sobre todo la de Jeon.

—Entonces —el pelinegro se gira frente a las escaleras y observa a Jimin. —¿Qué sugieres, cariño? —lo reta Jungkook, con sonrisa burlona.

—Eres un maldito —es lo único que dice el rubio, acercándose a pasos largos hasta su esposo.

—Estoy esperando tu sugerencia —habla Jeon, cuando ve que Park, pasa frente a él sin siquiera mirarlo.

—Pues síguela esperando, imbécil —replica el rubio, molesto, subiendo los escalones.

Cuando Jimin termina de subir los escalones se escucha un disparo. Jungkook se gira de forma rápida y mira como el cuerpo de su lindo rubio desciende al suelo.

—¡Jimin! —grita Jeon, dejando caer las bolsas con las compras al asfalto, para luego subir a toda prisa los escalones de dos en dos. —Jimin —repite con voz cansada.

Se deja caer de rodillas y toma el cuerpo de su esposo.

—Rubio, ¿puedes escucharme? —aparta los pequeños mechones de cabello que caen sobre la frente del menor.

—Mierda, me duele —se queja Jimin, llevando una de sus manos al lugar afectado.

—¿Quién fue? Quiero saber quién fue —pregunta, exasperado Jeon, sosteniendo a Park con sus dos manos.

—Fui yo —se escucha una voz.

El pelinegro, gira su rostro y observa a Ryuu sostener un arma entre sus manos.

—Voy a matarte —lo amenaza Jungkook, soltando el cuerpo de Jimin.

—Duele, duele —se queja Park, ganándose de nuevo la atención del pelinegro.

—Quiero que me digas ¿qué es lo que sentiste al ver al rubio, caer frente a tus ojos, luego de escuchar el disparo? —lo cuestiona el japonés, mientras sube los escalones uno por uno, desarmando el arma.

Jeon niega y le ayuda a su pareja a sentarse.

—Eres lo único que tengo —susurra Jungkook.

—Lo mismo que sentiste, es lo que Jimin trata de evitar sentir. Así que —Ryuu se detiene frente a la pareja y le muestra una bala de salva a ambos. —Déjense de estupideces, solucionen las cosas y trabajemos en un plan —les pide el japonés a ambos, concluyendo con su participación, entrando a la casa del mayor de los Jeon.

—En serio lo siento —habla en voz baja el menor, tomando la mano izquierda de Jungkook—. Lamento haberte ocultado todo esto, juro que lo siento, creí que podía controlarlo, pero es más grande.

—Siento haber sido un hijo de puta, lo de Nam no es tu culpa, lo siento —se disculpa el pelinegro. —Déjame ver —le pide el mayor, alzando un poco la camisa de su esposo.

—Voy a golpearlo —suelta Jimin, al observar como la piel del costado derecho de su estómago, empieza a tornarse de color morado.

—Yo iba a matarlo —murmura Jungkook, ayudando a su esposo a ponerse de pie.

—Eso es porque me amas —le recuerda Jimin.

—Sabes que sí —afirma Jeon, para luego ambos entrar a la casa. —¿Y bien? —dice Jungkook, cuando llega a la sala junto a su rubio.

—Creí que hablarían sobre ustedes primero —comenta Yoongi.

—Lo haremos después —dice Jimin, dándole una breve mirada al pelinegro, el cual, asiente.

Toman asiento y todos se reúnen en la enorme sala, Jimin sostiene un trozo de tela con un pedazo de hielo sobre su estómago para reducir lo inflamado.

—Al parecer todo empezó con la muerte de mi tío, no sabía que esto conllevaría hasta aquí. Luego sucedieron saqueos en distintas ciudades de Japón, llegamos a la conclusión en que Hiroshima es quien dirige todo —expone Jimin.

—Es lo mismo que dijo el japonés al que Jung, mató —agrega Yoongi.

—Entraron a la casa, tienen una leve suposición que Jimin mantiene una relación y una familia contigo —se une Ryuu.

—¿Qué es lo que quieren? —pregunta Jin.

—Al rubio, pero antes a su familia —responde el japonés.

—Los que te atacaron solo querían cerciorarse de los rumores —nuevamente habla, Jimin. —La confirmación no les llegara ya que, los mataste a todos —culmina el rubio.

—Entonces te quieren a ti —recapitula Jeon, señalando a su esposo, el cual, asiente de forma lenta.

—Quieren lo que mi abuelo me dejó y el control total de Japón. Ante esos cinco clanes, los Ángeles Negros somos un estorbo para su manera de gobernar las calles —añade Park.

—¿Cuál es el plan? —pregunta Yoongi.

—El plan principal es hacerles creer que Jimin no tiene ninguna relación y familia con Jeon —interviene el japonés.

—Sí, pero para eso debe ser visto con alguien más —menciona Jin.

—Bueno, pero eso no es problema en Japón es más visto con Ryuu que con Jung —suelta Yoon.

—¿Entonces sugieres que mi esposo finja tener algo con Ryuu? —duda Jungkook, poniéndose de pie.

—Es solo una sugerencia —dice Park, tomando la mano de su esposo.

—Deja tus estúpidos celos fuera, Jung, esta es una situación seria. Todos en esta maldita casa sabemos que Jimin esta enamorado de ti y tú de él —Yoon, se pone de pie al igual que su primo—. Además, Ryuu, seria incapaz de tener algo con el rubio, ¿verdad?

Todos dirigen su mirada hacia el japonés.

—Si hubiera querido algo con el rubio, lo hubiera intentado cuando estaban separados hace más de dos años —confiesa el japonés, dejando en claro que no tiene dobles intenciones en su plan.

—Sera solo para despistar —dice Yoongi, alzando sus cejas y encogiéndose de hombros.

—Bien.

Jimin lleva su mirada sobre su esposo.

—¿Bien? —repite el rubio, incrédulo a lo que escucha.

—Hagámoslo —todos sonríen debido a la disposición que el pelinegro mantiene. —Pero viajare a Hiroshima —suelta Jeon, borrando en un santiamén la sonrisa del rostro de su esposo.

—No —se niega al instante el menor, soltando la mano de Jungkook.

—Jimin.

—Ni lo pienses, no —el rubio se pone de pie y permanece frente a su esposo, mientras niega en repetidas ocasiones.

—Cariño.

Jeon extiende su mano para tomar la de Jimin, pero este se cruza de brazos evitándolo.

—Si quieres que en serio parezca que tú y yo no tenemos algo, debo hacerlo.

Jungkook da dos pasos hacia adelante y coloca sus manos sobre los hombros del rubio.

—No, Jungkook, no —se niega nuevamente el menor.

—Rubio, es estrategia, debes confiar en mí —acaricia los brazos de su esposo para intentar relajarlo.

—Jimin, puedo asegurarte que hare que se comporte —asegura Jin, agregándose a la pequeña disconformidad en la que la pareja se encuentra.

—Ya escuchaste —susurra Jeon, sonriendo ladinamente.

—No —murmura nuevamente, Jimin.

—Iré para pedir una explicación del porque sus hombres vinieron a Busan e invadieron mi territorio, Intentaré acercarme a ellos.

—Jungkook, solo escúchate —lo confronta el menor.

—Lo hablaremos luego —deja un beso en la sien de Park y luego da dos pasos hacia a la izquierda alejándose de su esposo.

—¿Crees poder acercarte a ellos? —inquiere Ryuu.

Inmediatamente, Jimin se gira y observa a su mano derecha, sorprendido.

—No lo dices en serio, ¿verdad? —se dirige el rubio al japonés. —No lo puedo creer —es lo único que dice Jimin, para luego abandonar la sala.

—Hablaré con él después de que dejemos todo claro —dice Jeon al resto.

—Creo poder conseguirlo, negare el tener una relación con el rubio y me hare el afectado —continúa exponiendo su idea el pelinegro.

—¿Y como se supone que los vas a convencer de eso? —lo interroga su primo.

—Conmigo —dice Jin, acercándose a Jungkook. —Hacemos una linda pareja, lo sé —sonríe Jin, al lado de Jeon.

—Lo vamos a conseguir, se los aseguro —el pelinegro observa a su amigo, ambos se miran y asienten.

—¿Estas seguro que no harás algo estúpido, Jung? —lo cuestiona Yoongi.

—No lo hare, Yoon. No cuando se que la vida de Jimin y Dai, están en peligro —responde Jeon.

El mayor, lo ve fijamente, intentando creer en la respuesta que su primo le ha dado.

—Yoon, son lo único que tengo, no expondría mi vida sino se tratase de ellos —agrega Jungkook.

—Bien —accede Yoongi.

—Mientras Jung se acerca a los Yakuza de Hiroshima, nosotros seguiremos en la búsqueda del verdadero cabecilla e intentaremos mantener a salvo Tokio, Kobe y Kamakura —dice Ryuu.

—Ya tenemos un plan —canturrea Jin, alejándose de todos.

—¿A dónde vas? —pregunta Jungkook.

—A comer —responde, mientras camina hacia la cocina.

—No sé qué será más difícil para Jungkook, convencer a Jimin o acercarse a los Yakuza de Hiroshima —se burla Yoongi.

—Ignóralo —le pide el japonés al pelinegro.

—Ve y habla con él —Jungkook, asiente. —Y por favor, se sincero, sino no lo convencerás —le sugiere Ryuu.

—Sé lo que debo hacer —le asegura Jeon, saliendo de la sala en busca de su lindo rubio.

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