65
Ryuu se encuentra sentado en una silla de cuero, recarga su brazo en la posadera derecha. Encoge su brazo y lleva su mano a su sien, con su dedo índice, medio y pulgar comienza a masajear el puente de su nariz ascendiendo hasta su frente.
Jimin mantiene su mirada fija en la pantalla de la tableta, la cual, le muestra algunos vídeos de los saqueos que van en aumento en sólo horas.
—Maldita sea —masculla el rubio, luego de haber terminado de ver las imágenes.
—Empieza ha salirse de control —dice el japonés, tomando la tableta.
—Aún no.
Ryuu mira sorprendido a Jimin, alzando ambas cejas.
—No lo dirás en serio —el japonés se pone de pie.
—Sabes que si —responde el rubio, poniéndose de pie.
—Jimin. Mierda, sé que te dije que no debíamos precipitarnos, pero en serio piensas que esto no empieza a salirse de control —lo confronta su mano derecha.
—Ryuu, creo que aún no es un caos.
—Yo creo que comienza el caos, y que debes llamar a los líderes —le aconseja el japonés.
—Estas siendo paranoico ¿no lo crees?
—Está bien, ya entendí. No diré más nada.
Ryuu camina hacia la puerta, la abre y sale del estudio de reunión dejando solo a Jimin.
Park se queda de pie, cierra sus ojos y se concentra en el silencio del estudio, una imagen del rostro de su tío llega a su mente, y siente como algo dentro de él duele.
Quizás está bajando la guardia, pero no puede vivir siempre a la defensiva. Sí, le importa toda esa gente que es saqueada por posiblemente Yakuzas al igual que él, pero debe pensar en su familia.
Y quizás sí, está siendo egoísta, porque su familia está con bien, pero necesita un respiro. Necesita ser normal al menos por un día, en lo que dura el cumpleaños de su mejor amigo.
—Appi —escucha lo vocecita de Dai.
Abre sus ojos y mira al pequeño de pie sobre el marco de la puerta, vestido solo con su ropa interior y calcetas.
—Dai —Jimin dirige sus pasos hasta donde su pequeño se encuentra. —Ven acá —carga al niño en brazos y lo observa fijamente. —Porque siempre debes hacer un escándalo para vestirte —cierra la puerta del estudio y camina a pasos lentos cargando a Dai en brazos.
—Mira, mira —dice emocionado el pequeño, señalando algunos globos.
—Dai, voy a castigarte —lo reta el rubio, cautivando la atención de su hijo.
—Pero... —el niño forma un puchero con sus labios.
—Pero nada, no vas hacer que cambie de opinión, esta vez no —entran a la habitación más grande.
Se detiene frente a la enorme cama, y deja al pequeño sobre esta.
—Sin salidas con Ryuu, desde ahora.
Dai niega con su rostro triste.
—Es muy escurridizo —se escucha la voz de Jeon.
El rubio gira un poco su cuerpo y observa al pelinegro entrando a su habitación con la ropa de Dai en sus manos.
—Y tú, muy lento y dominado —se burla, Jimin.
—Haré como que no escuche lo que cabas de decir —se acerca Jung a su lindo esposo.
—Jungkook, ni siquiera te has vestido. Mierda —se queja y regaña al pelinegro.
—Esa boca —lo reprende Jeon.
Jimin toma la ropa de Dai y ve de manera fija a su esposo.
—Vístete —le ordena el rubio.
—¿Es una orden? —lo cuestiona Jungkook.
—Alza tu pie, Dai —le pide el rubio al pequeño. —Sabes que sí, Jungkook —contesta el menor.
—OK —el mayor, toma asiento al borde de la cama desinteresado en hacer lo que Jimin le ha ordenado.
—Listo, ahora la camisa —dice con determinación el rubio, para luego empezar a colocarle la última prenda al niño. —Tu papá es desobediente, no debes aprender eso, ¿entendido? —habla Jimin con Dai, el cual, asiente inocentemente. —Quédate donde estás, iré por tus zapatos —le indica a Dai.
—Eres un imbécil, Jeon —dice antes de salir el rubio.
Va a la habitación del pequeño, toma los zapatos que ha escogido y sale de la habitación.
—Ese es mi pequeño —felicita a Dai, el cual, aún permanece en el mismo lugar aguardando por él.
Le talla los zapatos a Dai, arregla su cabello y luego le ayuda a saltar de la cama dejando que la fuerte y escandalosa risa del niño se escuche en toda la habitación.
—Ven, te llevaré con el tío Yoongi —estrecha la mano del pequeño. —Creo que dormiré con Taehyung esta noche —suelta Jimin, mientras sale de la habitación a pasos cortos con su hijo.
—Voy a vestirme justo ahora —alza un poco su voz el pelinegro, para que el rubio logre escucharlo.
—No aprendas nada de Jungkook —le pide a Dai.
—No, Appi —dice con su dulce voz el pequeño, caminando al lado de Jimin.
La fiesta da inicio, es algo familiar, nada de invitados de afuera debido a lo que está ocurriendo con los Yakuzas de otras ciudades.
La música resuena mientras se toman turnos para poder vigilar la enorme casa de los Yakuza del clan de Kobe, liderados por Park Jimin y guiados por Ryuu.
Taehyung y Jimin se encuentran, se observan y sin dudarlo se dan un enorme abrazo, el pequeño Dai como puede logra abrazar la pierna de su tío.
—Es como una pulga —se burla el castaño, observando al niño sostenerse de su pierna.
—No más que tú —se ríe Jimin. —Sabes que te quiero como a nadie en el mundo, Kim Taehyung. Te quiero demasiado —la voz del rubio se entrecorta.
El castaño rompe un poco el abrazo, mira el rostro de su amigo, sonríe llevando sus manos hasta sus mofletes, limpia sus pequeñas lágrimas y sostiene con fuerza su rostro.
—Te seguiría a donde sea sin dudarlo, Park Jimin —los ojos de Taehyung se llenan de lágrimas—. No importa a dónde, iré contigo, aunque te molestes .
El rubio asiente.
—Gracias, Taehyung —susurra el menor.
—Gracias, Jimin —dice de igual forma el mayor.
Se abrazan una vez más para luego tomar a Dai de sus manitas y bailar mientras se divierten como los jóvenes que son.
Jeon mantiene una conversación con su primo, se alegra de que la maldita fiesta sea familiar, porque su esposo se ve demasiado lindo y sexi con lo que lleva puesto.
Luego de la cena, todos disfrutaron de la compañía de los más cercanos, Jungkook al lado de Jimin, mientras el pelinegro carga a Dai en sus piernas y Park lo mima.
Taehyung siendo feliz, demasiado feliz, sentado al centro, entre su mejor amigo y su novio.
—Señor, todo está listo —escucha Jimin una voz suave tras él.
—Gracias —dice luego que a ladeado un poco su rostro. —Listo, es la hora del pastel —suelta emocionado el rubio.
—Y de mi sorpresa —agrega Yoongi.
—Dirás, nuestra —lo corrige Jimin, sonriendo de lado con su ceja izquierda alzada.
Todos salen de la enorme casa hasta quedar sobre el jardín, Jungkook sostiene a Dai de su mano mientras esperan.
Taehyung impaciente observa cómo un enorme pastel de cinco pisos se acerca a él, Jimin a un costado y Yoongi al otro.
La carretilla que carga el pastel no se detiene y piensa que seguro está siendo empujada por algún sirviente o algún miembro del clan.
Se detienen cuando están a un metro y medio de distancia.
Yoon y Park se miran, asienten y luego la persona que empujaba la carretilla con el pastel, da dos pasos hacia la derecha para que puedan verla.
El castaño lleva sus manos a su boca y sus ojos inmediatamente se llenan de lágrimas.
—Feliz cumpleaños, hijo —dice la señora, sonriendo, mientras no puede controlar sus lágrimas.
—Mamá —verbaliza con voz quebrada el castaño, dando pasos largos hasta donde su madre se encuentra.
Jimin sonríe al ver a su mejor amigo junto a su madre, siente un brazo que le rodea la cintura, suelta un suspiro y recuesta su cabeza entre el hombro y pecho de Jungkook.
Yoongi nervioso, espera a que madre e hijo terminen de abrazarse, carraspea su garganta y antes de hablar ve a su primo y a su pareja.
—Tú puedes —anima el rubio y el pelinegro, motivándolo.
—Hazlo, Yoon —escucha decir a su primo.
—Taehyung —articula con voz nerviosa—. El conocerte me ha hecho realmente feliz y me ha cambiado la vida.
—Nos, nos ha cambiado la vida —interrumpe el castaño, sosteniendo la mano derecha de su madre.
—Me harías más feliz si decides ser mi esposo.
La mirada de Taehyung viaja hasta la de su mejor amigo.
—Él está...
El rubio asiente, mientras se ríe.
—Yoongi —murmura el castaño.
—¿Qué dices, hermoso? —pregunta, mientras saca una cajita color negro del bolsillo derecho de su pantalón.
—Sabes que sí —responde soltando la mano de su madre.
Jimin se acerca a la señora Kim y la abraza fuertemente.
—Gracias, Jiminie —susurra la mujer.
Yoon le coloca el anillo de compromiso al castaño, se abrazan y luego se dan un pequeño beso.
—¡Jiminie! —alza su voz, Taehyung.
—Sí —dice el rubio.
—¡Voy a casarme! —concluye emocionado el castaño, para luego besarse con su prometido.
Los fuegos artificiales iluminan el cielo captando la atención de todos. Jungkook se acerca a Jimin, se dan un beso y luego el pelinegro carga en sus hombros a Dai para que pueda observar las luces iluminar la noche.
El castaño abraza a Jimin y suspira sobre su hombro.
—Gracias.
El rubio cierra sus ojos y solo se aferra al cuerpo de su mejor amigo.
Todo va bien hasta que los fuegos artificiales se descontrolan.
—¿Qué sucede? —pregunta Ryuu, por medio del intercomunicador.
Se escucha una explosión fuera de la casa, Jimin deja de abrazar a su mejor amigo.
—Chim —articula temeroso el castaño.
—Ryuu —llama el rubio a su mano derecha.
—No tengo respuesta —habla el japonés.
Unos disparos se escuchan y tanto el japonés y el coreano se observan.
—¡Jungkook! —alza su voz, Jimin.
—Todos vayan por sus armas, ahora —ordena Ryuu.
—Yoon. Taehyung y su madre deben salir —se dirige Park al mayor de los Jeon.
—¿Qué haces? —cuestiona Jimin a su esposo, cuando lo ve cargar un arma frente a Dai.
—Estoy preparándome —responde sin importancia, Jeon.
—No lo creo —el menor le arrebata el arma.
—Rubio —dice con molestia en su voz el mayor.
—Tú y Dai deben irse.
El pelinegro, niega.
—Jeon —lo reta Jimin.
—Saldré si tú sales, y lo sabes.
—No puedo —susurra Park.
—Entonces me quedo.
El rubio, niega.
—Tú te iras. Mierda, solo hazlo —le ruega Jimin a su esposo.
—No lo haré —dice tomando a Dai en brazos.
—Jungkook, vete. Mierda, solo vete —insiste Jimin.
—Señor —escucha la voz de un Yakuza, el cual, extiende una caja de madera larga.
—No es tu pelea, Jungkook. Por favor vete con Dai —le pide nuevamente el rubio, mientras toma su Katana con la empuñadura de plumas. —Cuida de su madre —Jeon observa a Taehyung sostener a su madre.
—Todos están listos —le informa Ryuu.
—Los amo —se dirige Jimin a su esposo y su hijo, para luego girarse sobre sus talones y entrar a la casa.
—Síganme —les pide una mujer llena de tatuajes.
Se adentran a la casa, buscan el sótano, Jeon cierra la puerta y observa como la mujer abre otra puerta al final.
Dai se aferra al cuello de Jeon con sus brazos, la japonesa toma una nueve milímetros, le coloca el cargador y el silenciador, la madre de Taehyung observa con temor.
—Ten —le extiende el arma al pelinegro.
—Jimin me ordenó que te la entregará.
Jungkook, toma el arma.
—¿Qué hay de ti? —pregunta el pelinegro a la chica.
—Estoy preparada —señala su Katana.
—Saldremos fuera de la casa, posiblemente nos vean —les hace saber la chica.
—Bien, entonces tú y yo saldremos antes —la pelirroja asiente. —Taehyung, tú cuidaras a tu madre —el castaño asiente. —Señora Kim, míreme —le pide el pelinegro—. Todo estará bien, la sacaremos de aquí.
La señora asiente.
Unos disparos se escuchan y Jungkook lucha consigo mismo para no dejar a su hijo y a la madre de Kim, para ir hasta donde su rubio se encuentra.
—¡De prisa, Jeon! —dice la chica entrando al túnel.
—Maldita sea —entra Jungkook, para luego cerrar la puerta del túnel—. Cuide de mi hijo.
La señora Kim, extiende sus brazos para tomar al pequeño Dai asustado.
—Papá debe sacarlos de aquí, enano —revuelve el pelo del niño y luego acelera sus pasos hasta quedar al lado de la pelirroja.
Caminan juntos hasta llegar a una puerta de hierro, se observan y a asienten.
—Saldré primero —se ofrece la chica.
Baja la palanca de la puerta y la abre, sale lentamente siendo observada por Jeon, y a lo lejos por un Taehyung ansioso, y una señora Kim, junto al pequeño Dai asustadizos.
—No haré nada —dice la chica, alzando sus manos.
—Quítale la Katana —se escuchan las órdenes claras.
Jungkook, aguarda unos segundos, cuando observa la presencia de dos tipos más cerca de la pelirroja, le retira el seguro a su arma, apunta y dispara haciendo que uno de los hombres caiga al suelo.
La chica desenfunda su Katana y mata en un solo movimiento a su adversario.
Jeon sale del túnel y dispara a dos tipos que se acercan a él, la chica empieza una batalla con uno de los Yakuza, recibe un corte en su brazo, sonríe, pero no se detiene, hiere la pierna de apoyo de su enemigo, el coreano alza el arma dispuesto a terminar todo, pero la chica niega.
—Es mío —dice, alzando su Katana rosa, para luego introducirla en el pecho de su oponente. —La combi, debemos ir a la combi —habla con voz agitada la chica.
—¿Hacia dónde? —pregunta Taehyung.
—A la combi —ordena Jeon.
El pelinegro se acerca a la señora Kim, se retira su saco y se lo coloca a la madre del amigo de su esposo, guarda su arma entre su espalda y su pantalón, toma a Dai y trotan hasta la combi gris.
—Tengo las llaves —dice la pelirroja, abriendo la puerta del conductor.
—Yo lo llevo —se escucha la voz de la señora Kim.
Jungkook ve a Taehyung, el cual, asiente.
El pelinegro le entrega al pequeño a la mujer, Taehyung y su madre la cual, carga a Dai suben en la parte de atrás de la combi.
Por su parte, el coreano sube a la parte delantera, en el asiento del copiloto.
La chica enciende el auto, se escucha una fuerte explosión seguido por unas enormes llamas, provenientes de la entrada principal de la enorme casa.
El pelinegro lleva su mano hasta el seguro de la puerta, listo para salir.
—No lo hagas —le pide la chica.
—Él está dentro —dice con voz agitada, Jeon.
—Jimin sabe cuidarse solo, deja que haga su trabajo, y tú haz el tuyo —la pelirroja arranca sin pensarlo más—. En ese bolso hay armas.
Taehyung alza su vista.
—Saca una escopeta doce —le pide la chica.
—Y una sub ametralladora —agrega Jeon.
—Es solo por precaución —se ríe ladinamente la pelirroja, mientras conduce y hace contacto visual con Jungkook.
Se alejan de la enorme casa, la mente de Jeon no puede dejar de pensar en su lindo y preciado rubio.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top