64

Dos días han pasado, Jimin, está en la transición de cómo controlar el dolor debido a la pérdida de su tío.

En todo momento Jungkook está a su lado, no se separa, ni cierra sus ojos ya que tiene miedo de caer dormido por completo y no estar para su rubio.

El cansancio lo ha vencido, dos días y dos noches completas sin dormir, su cuerpo no puede más y se queda completamente dormido abrazando el cuerpo de Jimin.

El rubio se remueve y siente los brazos del pelinegro, sonríe levemente al saber que está a su lado, acaricia sus brazos con las yemas de sus dedos y pequeños recuerdos vienen a su mente de los momentos que ha vivido junto a Jungkook, y del amor que ambos se tienen cuando no están cegados por el enojo, y la ira se apodera de los dos.

Después de unos momentos sintiendo el cuerpo de su esposo cerca, Jimin se levanta de la cama siendo cuidadoso de no despertar a su pelinegro.

Se coloca la bata color negro con decoración japonesa, se calza unas pantuflas color blanco. Antes de salir de la habitación observa a Jungkook, deja un beso sobre la sien de su pareja y luego abandona la habitación.

Ravi lo ve y sabe que es momento de hablar, ya que Jimin debe volver a Kobe y continuar con su liderazgo.

—Estoy bien —habla Jimin, rompiendo el silencio, para evitar preguntas tediosas por parte de Ravi, que no está dispuesto a responder.

—Estoy a tus órdenes —dice Ravi a su amigo de infancia.

—Lo sé —susurra el rubio, desviando su mirada. —Debes tomar el liderazgo de Tokio —inmediatamente Ravi observa confuso a Jimin.

—Pero Tokio te pertenece —le recuerda Ravi.

—No es necesario que me digas algo que ya sé, Ravi. Solo haz lo que te pido —el rubio gira su rostro y observa a su amigo—. Por ahora lidera Tokio, necesito asegurarme de algo antes de decidir liderar lo que realmente me pertenece.

Ravi decide no indagar más ya que, sabe que puede molestar a Jimin, y no es eso lo que busca.

—Como digas —accede su amigo.

—¿Dónde está, Ryuu? —pregunta el rubio, cruzandose de brazos.

—En el patio de enfrente —responde uno de los Yakuza.

—Encárgate de todo —es lo último que dice Jimin, para luego salir por la puerta delantera en busca de su mano derecha y su confidente.

El rubio inhala el aire puro y lo deja salir lentamente, el japonés se gira al escuchar un sonido y observa a Jimin que suavemente abre sus ojos.

—Despertaste —dice Ryuu.

Camina hacia Jimin, llevando sus manos hasta su espalda baja, sosteniendo una con la otra.

—Eso parece —el rubio baja su mirada—. Le pedí a Ravi que lidere Tokio, pero si me dices lo contrario, cambio la orden.

Ryuu se detiene cuando está frente a Jimin, a unos tres o cuatro pasos de distancia entre ambos.

—Déjalo así, rubio —contesta breve el japonés—. Llamé al número, me atendieron. Tenemos un encuentro para mañana, pedí ver en persona al maldito que mató a Tsubasa.

El aburrimiento que Jimin siente se desvanece luego de escuchar lo que su mano derecha le informa.

—Luego de eso regresaremos a Kobe, tengo un maldito mal presentimiento —confiesa Jimin.

—Todo depende de mañana, rubio. Podemos descubrir y revelar a lo que le temes.

El rubio le da una mirada en desacuerdo y molesta a su amigo.

—No sabes a lo que le temo, así que no hagas suposiciones —le pide Jimin.

—Lo descubrí hace dos días —le hace saber Ryuu, sin temor alguno del enojo que podía llegar a provocar el en rubio frente a él.

—Cállate —reprocha el chico, intentando girarse.

—Sabias que esto sucedería un día ¿verdad? —lo detiene el japonés, tomando su brazo evitando que Jimin huya hablar sobre ese tema.

—¿Acaso disfrutas esto, Ryuu?

El nombrado niega, sin soltar su agarre en el brazo del rubio.

—Pues eso pareciera —suelta Jimin.

—Solo quiero que recuerdes quién eres, rubio.

El chico baja su mirada dándole a entender a Ryuu que posiblemente no está listo para lo que pueda avecinarse.

—Jimin Park Shiromatsu.

El rubio, alza su vista y conecta su mirada con la del japonés.

—Eres líder de los Ángeles Negros de Kobe y por herencia de Tokio. Sé que no pediste esto, pero te eligieron y tu escogiste aceptar —Ryuu escucha un pequeño suspiro por parte de Jimin—. No hay marcha atrás en esta mierda.

—Lo sé, Ryuu —masculla el rubio.—Es solo que... —Jimin guarda silencio ya que, sabe que si continúa hablando algunas cuantas lágrimas serán derramadas.

—Te entiendo, créeme. Pero aún no estamos seguros, rubio.

Jimin asiente.

—Debes relajarte un poco y estar listo para mañana, debes estar concentrado —le recuerda el japonés.

—Gracias.

Ryuu sonríe y abraza a Jimin, el cual, responde de manera rápida el abrazo.

—Ve a descasar junto a Jeon, no ha dormido en dos días debido a ti —escucha Jimin, atento, mientras es confortado por los brazos del japonés.

—También descansa

Ambos dejan de abrazarse, pero permanecen cerca uno del otro.

—Conozco esa cara de perro a la perfección —el rubio lleva sus manos al rostro del japonés.

—Sabes que puedo golpearte, ¿no es así? —lo reta Ryuu, haciendo reír a Jimin.

—Serias incapaz, y si lo hicieras luego te golpearías a ti mismo —palmea el rostro de Ryuu, suavemente con las palmas de sus manos.

—¿Tan seguro estás, rubio? —lo cuestiona el japonés.

—Tú sabes la respuesta —Jimin golpea de nuevo las mejillas de Ryuu, pero esta vez un poco más fuerte.

—Voy a golpearte y no voy a arrepentirme —lo amenaza el japonés.

—Ya te dije que eres incapaz.

El rubio empieza a alejarse de su amigo y camina hacia la puerta principal.

—Soy tu debilidad, cara de perro.

Saca su lengua y entra a la casa, dejando a Ryuu con una sonrisa ladina en su rostro.
Jimin, cruza la puerta y se encuentra con Taehyung.

—Él no es tu mejor amigo, soy yo —le reclama el castaño haciendo una escena de celos.

—Aún estoy molesto contigo por traer a Jungkook y a Dai a Tokio.

El rubio pasa de largo frente a su amigo.

—Pero sigues siendo mi mejor amigo así que, cuida de Dai, debo cuidar de mi esposo —dice observando sobre su hombro a Taehyung.

—Estas siendo... Mierda, lo merezco, lo acepto —escucha Jimin a su amigo a la distancia, mientras sonríe por sus palabras.

Entra a la habitación, se retira la bata, la deja en su lugar, camina hasta la cama, se retira sus pantuflas y luego se acomoda en la cama, acaricia la cabeza de Jeon por unos segundos, mientras lo observa fijamente.

Jungkook se remueve un poco, abre sus ojos sólo un poco, Jimin le sonríe y eso para el pelinegro lo es absolutamente todo, acomoda su cabeza sobre el abdomen del rubio no sin antes dejar un pequeño beso sobre este.

Jimin lleva una de sus manos a la espalda de Jungkook y la otra a su cabello.

—Te amo —susurra el rubio, cerrando sus ojos sin dejar de acariciar la espalda de su esposo con su mano derecha, y con la izquierda su cabello.

Al día siguiente, Jimin, se levanta, se baña y luego se viste con la ropa que Taehyung le había llevado para que pueda salir.

—Voy a matarte —murmura el rubio, mientras se observa por medio del espejo que se encuentra frente a él.

Escucha algunos sonidos provenientes de la cama, sale del baño y observa a su atractivo esposo sin camisa, sonríe para sí mismo y luego camina hacia la cama.

—Hueles delicioso —escucha la voz ronca y adormilada de Jeon.

—Lo sé —Jimin, acerca su rostro al del pelinegro.

—Es hora —ambos escuchan la voz de Ryuu, acompañada por unos cuantos golpes a la puerta.

—¿A dónde vas? —cuestiona Jungkook, queriendo levantarse de la cama.

—Espera, espera —el rubio coloca su mano derecha sobre el pecho de Jungkook. —Volveré pronto. Debes estar listo, lleva a Dai contigo —une sus labios con los de su esposo.

—Rubio —articula entre el beso, Jung.

—Mierda, Jungkook —se queja el chico sentándose en la cama, para luego llevar su mano izquierda a su labio—. Imbécil.

Jimin le lanza una almohada en el rostro a Jungkook, se pone de pie y camina hasta la puerta.

—Ven acá —le pide Jeon.

—No, arréglate y nos vemos en la pista de aterrizaje —el chico sale de la habitación.

—¡Rubio! —alza su voz el pelinegro.

Jimin, escucha, pero solo hace contacto visual con Ryuu.

—Salgamos de aquí, antes de que no me deje salir de la casa.

El japonés, asiente.

—Tú —el rubio señala a su mejor amigo. —Mírame —el castaño lo mira de pies a cabeza.

—Te ves precioso y sexi —lo elogia Taehyung.

—No voy a una fiesta, Tae, voy a interrogar al maldito que mató a mi tío y tú escoges esto —señala su vestimenta.

—Basta de peleas, es hora de irnos —interviene Yoongi.

—Lo haces para que no lo trate mal, no lo defiendas —se dirige Jimin a Yoon.

—Larguémonos —esta vez habla Ravi, el cual sale de la casa junto a Ryuu.

—Esto no se quedará así —amenaza al castaño.

Los cuatro suben al auto decididos a saber la verdad, cuando están por llegar, Ryuu empieza a decir lo que harán.

—Ravi, marca a mi número, te quedaras en el auto por si algo surge —el mencionado asiente. —Yoon, te quedaras escondido con Jimin, mientras escuchan las respuestas que el tipo da —ambos asienten. —Aquí —ordena Ryuu.

El auto se detiene. El celular del japonés suena, atiende y deja la llamada en curso.

—Andando.

Jimin, Ryuu y Yoongi bajan del auto.

—Rubio —llama la atención el japonés.—No actúes por impulso, no ahora —se lo pide con semblante serio, Ryuu.

El japonés entra al lugar vacío, por su parte, Yoon y Jimin se esconden en un lugar donde puedan escuchar todo.

—Justo a la hora —habla el tipo, rompiendo el silencio.

—Dije que soy puntual —esta vez el que habla es Ryuu—. Quiero que hagas un trabajo para mí, pero antes necesito saber cuál ha sido tu último trabajo.

Jimin y Yoongi se miran al escuchar lo directo que el japonés ha sido.

—Claro, mi último trabajo —chista. —Como si eso fuera sencillo —el tipo sale de la oscuridad y se muestra ante Ryuu.

—Te pagare muy bien, te lo aseguro —intenta persuadirlo el japonés.

—Los de mi último trabajo también me pagaron bien —el tipo enciende un cigarrillo y lo lleva a su boca.

—He venido aquí para nada —Ryuu se gira sobre sus talones, invitando al asesino a caer en su trampa.

—Detente —escucha el japonés, pero decide ignorarlo. —Maté al líder de aquí —Ryuu se detiene y se gira para observarlo.

—¿Te refieres al líder de Tokio? —pregunta el japonés como si no supiese. —Imposible —dice Ryuu.

—Es cierto.

Unos pasos se escuchan y el japonés sabe que Yoongi y Jimin, han salido de su escondite.

—Dame un buen motivo para no dejar que el rubio te mate —habla Yoon, señalando a Jimin.

—Me esperaba esto —vocifera el tipo. —El primer motivo es que fui contratado —el hombre sale un poco más a la luz, y su mirada recae en Jimin. —El segundo es que no estoy solo, y desde que llegaron sé de ellos dos —los señala con su dedo a ambos, pero sin despegar su mirada del rubio.

—¿Quién eres? —lo cuestiona Jimin, empuñando su Katana.

—Demasiado provocativo —muerde su labio, mientras observa la silueta de Jimin.—Soy Wang He-di, asesino ¿y tú, lindura? —se dirige al rubio.

—Soy quien va matarte —lo amenaza Jimin.

—No lo creo, pero dejare que sueñes con ello —se burla Wang.

—¿Quién te contrató? —pregunta Yoongi, para evitar que Jimin pierda el control.

—No lo sé, solo recibí una llamada. El dinero me lo enviaron con alguien, pero hay algo de lo que si estoy seguro —el chino camina en dirección a Jimin. De manera rápida Ryuu le corta el paso. —Lo diré porque se quién eres —señala al rubio—. Y porque me has cautivado, y sin duda te complacería con lo que sea.

Jimin presiona sus dientes de manera fuerte tensando su mandíbula.

—Son Yakuzas, pero no sé de qué territorio.

Ryuu ladea su rostro y observa sobre su hombro a Jimin.

—Y una cosa más, pero antes deben saber que, si no me dejan ir, los mataran a ustedes dos y al tipo del auto, y yo —el chino se acomoda su chaqueta. —Yo me llevare al líder de Kobe —relame sus labios y mira de forma lasciva al rubio.

—No —espeta Yoongi, el cual sostiene a Jimin y le impide ir hasta donde Wang y romperle la cara.

—Habla —le exigente, Ryuu.

—Quiere algo que su sexi líder tiene, y estoy seguro que no les importara deshacerse de sus familiares, si es que aún le queda alguno.

El rubio deja de presionar sus dientes, y al instante vienen a su mente el rostro de Jungkook y Dai.

—Lárgate —le pide Yoongi al ver a Jimin.

—Por supuesto. Nos vemos sexi, llámame, prometo complacerte en lo que gustes.

El rubio traga grueso ignorando sus palabras.

—¡Mierda! —exclama Jimin, saliendo del lugar con Ryuu delante de él y Yoongi cubriéndole la espalda.

—Sé lo que estás pensando, rubio, pero aún no estamos seguros —habla el japonés.

—Debemos dejar Tokio, ahora. No pienso exponer a Jungkook y a Dai.

Entran al auto los tres y observan a Ravi.

—Tenemos que armar esto —dice Ravi, encendiendo el auto.

—¿Qué le dirás a Jung? —inquiere Yoongi.

—Por ahora nada, necesito que estemos seguros de lo que sucede, debemos unir las piezas y luego actuar —los tres acompañantes de Jimin asienten.—No quiero que digan algo de esto, a nadie, ni a Taehyung —el rubio señala a Min. —Y no quiero que saquen a Jungkook de Kobe a menos que sea para que viaje a Busan de nuevo —una vez más todos asienten. —El cumpleaños de Taehyung, lo celebraremos en mi casa, inventa alguna excusa, Yoon —le ordena Jimin.

—Ok —accede Yoongi.

El celular de Jimin suena, lo saca de su bolsillo y cuando lee en la pantalla el nombre asiente.

—Estamos en la pista -
—escucha la voz de Jungkook.

—Vamos para allá —contesta Jimin.

—Rubio. Mierda, estoy pensando en castigarte.

El rostro de Jimin se ruboriza y su corazón se acelera un poco.

—No he hecho nada indebido, no inventes —dice el rubio.

—Saliste sin mí, y estoy un poco molesto, solo te lo hago saber —le explica Jungkook.

—Estamos entrando a la pista, te veo en unos minutos —el rubio, cancela la llamada.

—Al parecer alguien será castigado —canturrea Yoongi, haciendo reír a Ryuu y a Ravi.

—Eso no pasara —se defiende Jimin.

—Ya viste tu vestimenta —le recalca el japonés.

—Prepárate, rubio —continua Yoongi.

—Gracias, Ryuu, y el culpable de esto es Taehyung —alza su voz el rubio, para luego salir del auto.

—No creo que Jeon, crea eso —esta vez se une a la conversación Ravi.

Jimin camina al lado de Ryuu y Ravi, mientras Yoongi los sigue atrás.

—Nadie va a ayudarte —se burla Yoongi.

—Voy a cortarte la puta lengua, Yoon —dice molesto el rubio.

Los ojos de Jungkook ven a los hombres que siempre acompañan a su esposo, se queda serio cuando mira el maldito pantalón de cuero que Jimin. Su lindo y bello rubio viste, alza sus cejas y se cruza de brazos sin quitar la mirada de su chico.

—Esta molesto, véanlo.

Jimin suspira empezando a resignarse luego de escuchar las burlas de Yoongi.

—No lo está —dice en voz baja el rubio.

—¡Appi! —se escucha el grito de Dai, el cual, corre hasta los brazos de Jimin.

—Amo a Taehyung, te ha salvado por ahora —Yoon, va directo hasta donde el castaño espera por él.

—Jimin —se escucha la voz molesta del pelinegro.

—Cariño —dice Jimin, mientras recibe muchos besos en todo su rostro por parte de Dai.

—Tú y yo vamos a hablar.

Jungkook sigue a Jimin para entrar al jet privado.

—El jet esta por despegar —se excusa el rubio.

Jungkook lo deja tomar asiento, acomoda a Dai en su asiento y le coloca el cinturón. Jimin sabe que Jeon lo mira, pero él decide pasarlo por alto.

El jet despega y reciben la orden de retirarse el cinturón, Jungkook se lo quita y se pone de pie ganándose la atención de la mayoría.

—De pie —le ordena a Jimin, cuando esta frente a él.

—Estoy cuidando de Dai —intenta refugiarse en su ahora hijo.

—Aun te encanta desobedecerme.

Jeon desciende un poco y lleva sus manos al cinturón de su esposo.

—¿Qué haces, Jungkook? —pregunta el rubio.

—¿Qué parece que hago?

Toma de su mano a Jimin y lo pone de pie.

—Estas actuando como un imbécil —lo acusa el rubio.

—Aun no, pero pronto si —comienza a caminar el pelinegro, mientras arrastra a Jimin con él.

Se detiene frente a la puerta del baño, le retira el seguro y Jimin se tensa.

—Ni se te ocurra —dice negando el rubio.

—Entraremos juntos de todos modos —Jungkook obliga a Jimin a entrar y luego cierra la puerta con seguro.

—Puedo explicarlo —empieza a hablar el rubio.

—No es necesario, te dije que solo estaba un poco molesto, pero dime mi amor. ¿Te viste en el espejo antes de salir de casa? —lo cuestiona Jeon, mientras lo arrincona entre su cuerpo y el lavabo. —No te escucho —susurra Jungkook, sobre el cuello de Jimin, mientras sus manos van directo al redondo culo de su rubio.

—Sí —suelta en un suspiro, Jimin, al sentir como su esposo manosea su culo y deja besos mojados que lo excitan sobre su cuello.

—Sabes lo que pasara, verdad. Cariño —las manos de Jungkook cambian de lugar y viajan hasta el botón y cremallera del pantalón.

—Pero...

—Tú más que nadie sabe que odio los, pero.

Jeon lo gira y baja de un solo tirón brusco el pantalón de cuero, dejando el culo expuesto de Jimin.

—Manos arriba y contra la pared. De la única manera que mi sexi esposo va a correrse es por cada embestida que le dé, ¿verdad, mi amor?

Los labios de Jungkook rozan el cuello del rubio.

—Eres un imbécil —espeta Jimin, mientras escucha como la cremallera de Jeon es bajada.

—Pero eso te calienta, ¿no es así, rubio?

El pelinegro deja un azote en el culo de Jimin, haciendo que este suelte los primeros gemidos.

—Mi esposo es tan sexi, y provocador que con solo verlo luciendo ese estúpido pantalón me prende y me enfurece.

Jungkook restriega su erección por los glúteos de su chico.

—Jungkook, mi amor —lo llama Jimin, intentando calmar a su esposo, pero ya es demasiado tarde.

Cierra sus ojos en el preciso momento que siente que sus paredes se estiran sin previo aviso y preparación.

—¡Aaah! hijo de puta.

El rubio apoya su frente contra la pared.

—Maldita boca sucia. Ahora gime mi nombre, rubio.

Mueve un poco su cintura y saca su miembro de la entrada del menor.
Entra de nuevo consiguiendo su único objetivo, dar en el punto que hace que su rubio gima de placer, para que se corra con facilidad.

—Jungkook —gime de placer, olvidando el dolor que ha sentido al inicio.

Jeon no para de embestirlo, es un esclavo de Jimin, es su lindo rubio que lo provoca con cada detalle de su cuerpo y acciones, lo vuelve loco y eso Jungkook lo disfruta.

—Uuum —gime Jimin, cuando se corre sin ser tocado y sin tocarse.

—Dime porque eres tan delicioso, maldita sea —Jeon recarga su barbilla sobre el hombro de Jimin. —Jamás me cansare de ti, cariño —el pelinegro sale de la entrada del rubio.

—Juro que, si no te amara, no dejara que me folles de esa manera.

Jeon gira al rubio para quedar frente a frente.

—Sino te amara no me volvería loco —Jungkook acerca su rostro al de Jimin.

—Te amo, imbécil —el rubio, alza su mano derecha y la lleva al cuello de Jeon, lo acerca por completo a su rostro y junta sus labios.

—Mierda —balbucea entre el beso el pelinegro, disfrutando de los labios de Jimin, como siempre lo hace. —Malditos labios —toma con sus dientes el labio inferior del rubio, y tira de este un poco. —Deliciosos y solo míos —dice luego de haber soltado el labio del menor. —Te amo, rubio —deja un último beso sobre los labios hinchados de Jimin, y luego le ayuda a vestirse.

Luego de eso, ambos van a la enorme cama, Jimin reta a Jungkook por haberlo follado en el baño del jet, cuando podía haberlo hecho en la cama.

Unos besos disipan el enojo del rubio, para luego ambos quedar en silencio disfrutando de la cercanía del otro, escuchando la melodía que sus respiraciones y los pequeños ronquidos de Dai, amenizando el ambiente.

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