62
Tokio/Japón
La pista de aterrizaje privada de los Yakuza de Tokio, está siendo escoltada por hombres de trajes, listos para responder ante cualquier ataque al sucesor.
Las gradas del Jet descienden y la puerta es abierta, el primero en salir es el segundo al mando de la Yakuza de Kobe.
Ryuu, baja los tres escalones y se queda de pie esperando por el rubio.
Dos japoneses bajan los escalones y hacen guardia junto a los demás Yakuza de Tokio. Jimin, sale del jet vistiendo informalmente un Jeans negro y una camisa del mismo color, con una chaqueta que le pertenece a Ryuu.
Su Katana enfundada y ceñida a su cintura, la caja de sus cuchillos en su mano izquierda, observa a todos de forma escrutiñadora bajo los lentes de sol que lleva puestos.
Baja las escaleras y cuando ha puesto sus pies sobre el asfalto de la pista, Ryuu, se acerca a él, y los japoneses que los acompañan los escoltan, mientras ellos caminan hacia la camioneta negra que los espera.
Cuando están por llegar, la puerta trasera de la camioneta se abre, Ravi los recibe con un rostro lleno de incertidumbre, dolor y mucha ira.
—Bienvenidos —los recibe.
Ryuu, asiente, pero el rubio por su parte le resta importancia.
—Entremos, pon nos al tanto en el trayecto —le pide Ryuu a Ravi, al ver que Jimin mantiene su rostro tenso, y no articula ninguna palabra.
Los tres entran a la camioneta, Ryuu, se sienta al medio de Ravi y Jimin, el conductor arranca y los dos japoneses y el coreano se mantienen en silencio.
—¿Encontraste a los culpables? —habla por primera vez el rubio.
—Están en eso, les pedí...
—Los quiero en ese restaurante —interrumpe Jimin—. Quiero que los lleven al restaurante.
Los dos japoneses se observan. Ryuu, asiente, y Ravi saca su celular para dar la orden que ha recibido.
Tanto Jimin y su mano derecha escuchan lo que Ravi les ordena a los Yakuza de Tokio. Ryuu, sabe sobre la ansiedad que el rubio siente por vengarse, puede sentirlo y percibirlo.
El viaje restante viaja en silencio respetando el luto y dolor que el rubio, intenta controlar.
La camioneta frena, el primero en salir es el conductor, cuando escuchan unos toques en la ventanilla, Ravi, abre la puerta derecha de la parte trasera y sale dejando solos a ambos líderes de Kobe.
—¿Estás listo? —le pregunta Ryuu al rubio.
—Claro que sí —responde.
El japonés sale de la camioneta, observa a un buen número de Yakuzas haciendo guardia, asiente dándole la confianza a Jimin para salir.
El chico sale y ve de forma rápida a todos los Yakuza, mira a Ravi y lo sigue cuando empieza a caminar hacia el restaurante, el mismo que aparecía en el noticiero.
Entran al restaurante y como es de esperarse, Ryuu, empieza a buscar algo que les ayude. Jimin observa el lugar, suelta un suspiro cuando ve el lugar en el que el cuerpo de su tío se encontraba, una pequeña mancha de sangre y la figura que los forenses han dejado le permite imaginarlo.
—¿Qué es lo que mi tío hacía en un lugar como este? —inquiere Jimin, mientras deja su maleta de cuchillos curvos sobre la mesa.
—Debe ser por ella —Ryuu se acerca al rubio con una fotografía en su mano.
—¿Quién es ella? —indaga Jimin, al observar a la mujer japonesa junto a su tío.
—Era su mujer —responde Ravi.
—¿Por qué estaba aquí? —vuelve a preguntar el rubio.
—Era el cumpleaños de su suegra, le dije que era mala idea venir solo, pero dijo que no quería incomodar a su mujer —contesta Ravi.
—Ella tiene que ver en esto.
El rubio camina hacia Ryuu, toma la fotografía y la observa por unos breves segundos.
—Ya están aquí —le informa un Yakuza a Ravi.
—¿Qué tienes en mente? —Ryuu se acerca a Jimin.
—Que entre la mitad de hombres, los quiero en un círculo.
Ravi escucha y sale por los hombres de Tokio.
Cuando están dentro, dos mujeres son llevadas casi cargadas por los Yakuza de Tokio.
Las lanzan ante Jimin y Ryuu.
Los rostros de ambas se encuentran cubiertos, el rubio, observa a su mano derecha y ladea su rostro un poco. Ryuu, camina hacia ambas mujeres les retira la capucha a ambas a la misma vez, y regresa al lado de Jimin.
Las mujeres observan como están rodeadas por Yakuzas y saben lo que eso significa, la mujer de más edad se pone de pie.
—Mamá, no —le pide la mujer más joven.
La señora intenta escapar y es lanzada por dos Yakuzas al suelo de forma brutal.
—Falta uno —habla Ravi.
Jimin, bufa y camina hacia la mujer más joven.
—¿Quién falta? —pregunta Ryuu.
—Un chico, es el hijo de la señora y hermano de la chica —informa Ravi.
—Denme el celular de la chica —ordena Ryuu.
Se acerca a la amante de Tsubasa, Jimin camina hasta la mesa, abre su caja de cuchillos curvos y toma uno mediano. Regresa a donde la chica y su madre se encuentran.
—Entonces son una familia.
Jimin se retira las gafas y las lanza al suelo.
—Dime tú nombre —señala con el cuchillo a la que se supone era pareja de su tío.
La mujer se queda callada.
—Sigue comportándose como estúpida. Muy mala elección —el chico da dos pasos hacia la derecha en dirección a la madre. —Sosténla —le ordena a uno de los japoneses.
—Marca el número de tu hermano —le ordena Ryuu a la mujer.
Jimin, toma su cuchillo de la punta del filo, y lo lanza como un dardo al muslo de la señora.
—No te veo colaborar y hablar —espeta Jimin, mientras ignora los gritos de dolor de la señora.
La mujer alza su mano y marca el número de su hermano.
El rubio se coloca de cuclillas y lleva su mano al cuchillo, empieza a introducirlo más, mientras observa a la mujer más joven.
—Tu nombre —brama, intentando girar el cuchillo dentro del muslo de la madre.
—Akira, me llamo Akira. Por favor detente —le súplica la japonesa.
Jimin, tira del cuchillo, sacándolo del muslo de la señora, se pone de pie y camina hacia Akira.
—No voy a detenerme. No me mal intérpretes.
La mujer empieza a llorar desconsolada.
—Lo siento —suelta entre sollozos.
—No te creo una mierda.
El rubio la toma del cabello y la obliga a que lo mire.
—Cometiste un grave error al vender a mi tío de esa manera.
La madre de la chica observa al rubio y niega.
—Ha contestado —le informa Ryuu a Jimin.
—Córtale el dedo —le ordena el rubio a su mano derecha.
Ryuu, señala a dos japoneses para que la sostengan, desenfunda su Katana y procede a cumplir con la orden que ha recibido.
—Akira, Akira —escucha Jimin que dicen al otro lado de la línea.
—Escucha a Akira —habla el rubio, para luego acercar el aparato electrónico a la mujer para que su grito, dolor y llanto llegue hasta oídos de su hermano.—Tengo tu atención ahora —dice el rubio, llevando el celular a su oído de nuevo.
—Voy a...
—Vas a venir al restaurante de tu familia, sino quieres que decapite a tu madre —el chico camina hacia la señora. —Bienvenido a mi juego, date prisa que ambas están desangrándose —lo motiva Jimin.
—¡Hijo de puta! —grita el chico.
—De prisa, quiero mostrarte lo hijo de puta que soy —el rubio, cancela la llamada.
—Rastreen el número y tráiganlo —les ordena Ryuu, cuando ha terminado de cortar el dedo de Akira.
—¿Acaso no amabas a mi tío? —interroga Jimin de la nada a Akira.
—Lo siento —se disculpa de nuevo la mujer.
—Deja de decir que lo sientes, que nadie aquí va a salvarte y a disculparte —le recuerda el chico.
Jimin, toma una silla, la coloca frente a la chica y toma asiento.
—Lo amaba, pero amenazaron con quitarnos el restaurante —empieza a confesar, Akira.
—No me convence —chista Ryuu.
—Continúa —le ordena el rubio a la mujer.
—Mi hermano recibió la oferta cuando se enteraron que Tsubasa era mi pareja. Me negué, pero luego nadie visitaba nuestro local, y debíamos pagar las deudas —Akira hace una pausa.
—Y aquí es donde el dinero aparece —comenta Ryuu.
—Nos ofrecieron dinero. Acepté, pero jamás creí que sería tan pronto —la chica empieza a llorar de nuevo.
—Deja de llorar, tus lágrimas no nos dan compasión —balbucea Ryuu.
—Lo tenemos —escuchan decir a Ravi.
—Entregaste al líder Yakuza de Tokio en bandeja de plata. Era mi familia, mi única familia —Jimin se pone de pie al recordar sus pérdidas.
—Acá está —Ravi sostiene con fuerza al hermano de Akira.
—Juro que lo siento —recita Akira.
—Déjalas ir, es toda mi culpa —habla el japonés, el cual recibe un fuerte golpe en su abdomen por parte de Ryuu.
—Bienvenido —se dirige el rubio al hermano de Akira.
—Hijo de puta —gruñe molesto.
—¿Cuál es tu nombre? —lo cuestiona Jimin.
—Púdrete —suelta el chico.
—Ryuu —murmura el rubio.
El japonés toma su Katana y camina hasta Akira, dos Yakuzas la sostienen mientras Ryuu le corta otro dedo.
—¡Akira! —grita el chico, al escuchar los gritos de su hermana y el llanto desconsolado de su madre.—Eguchi, soy Eguchi —alza su voz.
—El gallo canto —dice feliz el rubio. —Pónganla de pie —les ordena Jimin a los Yakuza que sostienen el cuerpo de la madre. —Vas a decirme ya mismo, con quien hiciste trato —lo señala con el cuchillo.
—No diré una mierda —masculla Eguchi, intentando soltarse del agarre de Ravi.
Ryuu se acerca a él con su Katana llena de sangre, alza su pierna derecha y golpea nuevamente el abdomen del japonés.
—Cuidado como te diriges a él —lo reprende Ryuu.
—Escucha, Eguchi, habla o te haré que hables mientras lloras —le ordena el rubio.
—Elige —lo abofetea Ryuu.
—Ya dije que no diré nada —repite Eguchi, escupiendo sangre.
—Como quieras.
Jimin desenfunda su Katana, y se acerca a la madre de ambos chicos.
Los japoneses la colocan en posición de reverencia, el rubio, alza la Katana con la pluma de plata estampada en la empuñadura, la deja caer sobre el cuello de la mujer mayor, decapitándola.
—¡NO! —grita Akira, haciendo ruido con sus piernas, ya que la sostienen de sus brazos. —¡Madre! —continúa gritando la chica.
—Habla —le ordena Jimin a Eguchi, el cual niega, mientras observa a su madre decapitada frente a él.
El rubio guarda su Katana y se dirige hacia la caja de cuchillos, toma dos pequeños con anillos y se los coloca.
- Voy hacerte hablar, te lo juro - lo amenaza Jimin, caminado a pasos largos hasta Akira.
—Por favor —súplica la chica.
—Las cosas se piensan antes, colaboraste en la muerte de mi tío. Mi sangre —le habla entre susurros, Jimin a Akira. —Lo traicionaste, y voy a matarte por eso —le hace saber el rubio.
Ravi y Ryuu giran a Eguchi, para que pueda ver lo que está a punto de sufrir su hermana.
—Por favor —súplica una vez más, Akira.
—Si lo ves, dile que lo echaré de menos y que todo estará bien aquí —es lo último que dice Jimin, para luego empezar a introducir los cuchillos en el rostro de la mujer.
No para en ningún momento, Ryuu lo observa y sabe que sólo está descargando el dolor de esa forma, no hay ni habrá remordimiento cuando todos los Yakuza sabían que esa familia había entregado a su líder.
—Para, para —empieza a decir Eguchi.
—¿Vas a decirme lo que quiero? —pregunta Jimin, mientras continúa ahora con el cuello de la chica.
No escucha respuesta, así que pasa ambos cuchillos sobre el cuello de Akira, en forma de "X" haciendo que empiece a des vaciarse.
—Sí, lo haré.
El rubio se pone de pie.
—Habla —ordena Ryuu.
Jimin se retira los cuchillos con anillos y los deja en su lugar, regresa hasta donde Eguchi se encuentra siendo sostenido por Ravi.
—¿Con quién hiciste trato? —lo confronta Jimin.
—No sé.
El rubio suspira frustrado.
Ryuu interviene, empieza a golpear el cuerpo de Eguchi como si de un saco de box se tratara.
—Basta —le ordena Jimin al japonés.—¿Quién? —es lo único que dice el rubio.
—No lo sé —repite de nuevo, ganándose una fuerte bofetada de Ryuu.
—Déjate de juegos y habla de una puta vez —lo sentencia la mano derecha de Jimin.
—Solo sé que es chino —confiesa Eguchi, mientras empieza a derramar lágrimas.
—Quiero las grabaciones del restaurante —demanda Ryuu.
—¿Y el dinero? —pregunta el rubio.
Dos Yakuzas de Tokio le acercan las dos maletas con dinero.
—Ábranlas —les ordena Jimin.
El rubio, toma con sus dos manos un puñado de billetes.
—¿Esto es lo que vale la vida de alguien que es mi sangre? —lo cuestiona Jimin.—Sujeta su rostro —le pide el rubio a Ryuu.
Cuando su mano derecha hace lo que le ha ordenado, Jimin se acerca a Eguchi, le abre la boca y empieza a introducirle los billetes a la boca.
—Mi familia vale más que el dinero —susurra el rubio.
El chico escupe los billetes y empieza a toser.
—¿Cómo lo contacto? —pregunta Jimin.
—No voy a decirte, me has quitado todo —suelta Eguchi, viendo a su madre y a su hermana muertas.
—Yo no soy el culpable de esto —niega el rubio. —Los culpables fueron ustedes al meterse con mi familia. Ahora si sabes que soy un completo hijo de puta —Jimin hace contacto visual con Eguchi. —Ahora termina de hablar —le ordena.
—Debes contactar a alguien —habla Eguchi.
—¿A quién? —interroga Ryuu.
—En mi celular.
El japonés le saca el celular del bolsillo.
—Marca al único número guardado con una "J"
—¿Y luego qué? —indaga Jimin.
—Deben hacer lo que les piden, y si tienen suerte podrán establecer comunicación con él —culmina Eguchi.
—¿Recordarás todo eso? —se dirige el rubio a Ryuu.
—Sabes que sí —le asegura el japonés. —Termina esto, rubio —le pide Ryuu.
—Suéltalo —le ordena a Ravi.
Eguchi intenta huir, pero Ryuu y el resto de Yakuzas de Tokio sacan sus Katanas y lo apuntan con estas.
—Igual de estúpido que tu hermana —comenta Jimin.
—Tú —lo señala Eguchi.
El rubio empuña su Katana, camina hacia Eguchi, desenfunda su Katana con rastros de sangre, mira fijamente a su blanco, lo apunta con el filo de esta y sin dudarlo un solo segundo, le introduce la Katana en el estómago, traspasando todo el cuerpo.
Jimin, suspira con sus ojos cerrados, los abre y observa a Ryuu, le retira la Katana del estómago a Eguchi y lo empuja hacia su mano derecha, el cual lo recibe introduciendo su Katana en el cuerpo del culpable de entregar a Tsubasa.
Ryuu, lanza el cuerpo a todos los Yakuzas de Tokio, y hacen lo que deben hacer, herir con sus Katanas el cuerpo moribundo del cómplice de la muerte de su líder.
—Sácame de aquí —le pide el rubio a Ryuu.
El japonés enfunda su Katana al igual que Jimin, antes de irse va por la caja de cuchillos del rubio, salen del restaurante y observan a los dos japoneses que los acompañan.
—Despejado —informan.
Uno les abre la puerta del auto, Ryuu la sostiene y deja que Jimin entre primero, el japonés entra y cierra la puerta.
—Que no limpien nada, quiero que quien está detrás de todo esto se dé cuenta de lo que somos capaces —le ordena Jimin a su mano derecha.
—¿Algo más? —pregunta Ryuu.
—Llévame a casa de mi tío —le pide en voz baja.
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