59

Tokio/Japón


Por la noche, todos esperan por la presencia del líder de Tokio. Tsubasa, no hace acto de presencia en la cena que se supone tendría con su sobrino.

—Seguro y le surgió algún improvisto —habla Ravi, mientras toma su cubierto.

—¿Deberíamos esperarlo? —pregunta Taehyung, observando como su novio llena su boca con comida al igual que Ravi.

—Lo hemos esperado por más de una hora, Tae —esta vez el que habla es Jimin.

Una de las sirvientas le acerca un pequeño plato para que pueda darle comida a su hermano.

—Ok —el castaño toma su cubierto y se dispone a cenar al igual que todos los demás.

Luego de la cena, todos toman rumbos diferentes. Yoongi y Taehyung deciden pasar tiempo juntos. Ravi opta por descansar, Jimin por su parte juega con Dai y luego se asegura de hacerlo que descanse.

Cuando el rubio logra que su hermano duerma lo deja en la habitación y decide salir al jardín trasero de la enorme casa de su tío.

—Lo siento, no quería interrumpir —se disculpa el rubio, cuando ve a Ryuu observando el cielo lleno de estrellas que acompañan a la hermosa y enorme luna llena.

—Esta bien, no interrumpes nada, yo ya había terminado —dice con voz nerviosa el japonés.

—Debe ser difícil —Jimin se acerca más a Ryuu.

—Con el pasar del tiempo te acostumbras a no tener a esa persona a tu lado. Te acostumbras a vivir solo con los recuerdos y a seguir con tu vida —Ryuu gira su rostro y observa a Jimin.

—Tienes razón —dice sonriendo débilmente el rubio.

—Debes aprender a soltar el dolor por la muerte de tu padre y seguir con tu vida, rubio —le recomienda el japonés. Girándose sobre sus talones.

—Como si eso fuese fácil —se ríe Jimin, girándose de igual manera para poder quedar frente a Ryuu.

—Nadie ha dicho que lo es, pero si te aferras al dolor, se convierte en enojo y resentimiento, ¿o no? —lo observa fijamente el japonés. —Todo lo que le dijiste a Jeon, sabes que es mentira, pero finges que es verdad porque es lo que el enojo te hace decir —Ryuu hace una pausa—. Piensa en lo que querría tu padre para ti, rubio.

Jimin, traga grueso y cierra sus ojos para evitar el contacto visual con el japonés.

—Él solo querría que yo fuera feliz —habla bajo, Jimin.

—¿Y lo eres? —pregunta Ryuu.—¿Eres feliz, Chim? —pregunta de nuevo, pero algo dentro de Park sabe que no es más Ryuu el que se dirige a él.

El japonés nunca lo ha llamado de esa manera.

—Pa..., papá —solloza Jimin, al saber que puede que en todas las tradiciones japonesas que existen, su padre pueda estarle hablando a través de Ryuu.

—¿Eres feliz, Chim? —pregunta por tercera vez.

—No, no lo soy —responde Jimin.

—¿Por qué mi Chim no es feliz?

—Porque tú no estás aquí —Jimin no evita llorar.

—Dime la verdad del porque no eres feliz, Jiminie –le pide como si la respuesta que ha recibido no fuese suficiente.

—No lo sé —solloza el rubio.

—Claro que lo sabes, hijo. Nunca serás feliz sin el amor a tu lado, por eso tu madre y yo fuimos infelices.

Jimin escucha atentamente y es imposible que pueda luchar contra sus lágrimas.

—No puedo, papá —confiesa el rubio entre sollozos desgarradores.

—Si puedes, Jiminie. Tú sabes cómo vivir sin mí, siempre lo supiste. Debes acabar con esto y seguir con tu vida y ser feliz.

Park sorbe su nariz.

—Dime que lo harás —le pide.

El menor permanece en silencio por unos segundos, pero es que en el fondo él sabe que se merece ser feliz, pero como sera feliz si Jungkook no está a su lado. Cómo sera feliz si una parte de él no lo quiere más a su lado y su otra parte lo desea, lo anhela a su lado por el resto de su vida.

—Lo hare, papá —dice claro, Jimin.

—Te amo, Jiminie —escucha el rubio, lo que parece ser su padre comunicándose con él, por última vez.

—Debo ir adentro —escucha ahora la voz más clara de Ryuu.

Jimin abre sus ojos y aun con lágrimas en sus ojos, observa de forma borrosa al japonés.

—Gracias, Ryuu —el rubio deja que sus ultimas lágrimas salgan de sus ojos y recorran su rostro.

—De nada rubio —el japonés se aleja un poco de Jimin. —Nos vemos mañana —se despide dejando solo a Park en el jardín trasero de la casa de su tío.

El menor se queda por un largo tiempo en el jardín, su cabeza duele y da muchas vueltas. Luego de un tiempo entra a la casa, decide llamar a su tío para asegurarse de que esta bien, pero este no atiende su llamada.

A la mañana siguiente, todos se encuentran listos para que regresar a Kobe, esperan por Jimin ya que este debe correr detrás de Dai para poder colocarle su sudadera.

—¡Dai, por Dios, detente! —alza su voz, Jimin.

El niño sonríe y deja de correr, su pequeño pecho sube y baja debido a lo agitado que se encuentra.

—Gracias —dice Jimin.

—Gachas —repite con voz agitada Dai, haciendo reír a Park. —Listo, es hora de irnos —toma la mano del pequeño y salen de la habitación.
—¿Sabes si mi tío regreso? —pregunta el rubio a una de las sirvientas.

—No regresó, Joven —responde la sirvienta.

—Muchas gracias.

Jimin llega a la sala junto a Dai y observa a Taehyung acomodando su chaqueta.

—¿Sucede algo, Chim? —indaga el castaño al ver a Jimin.

—No —se limita a pronunciar el rubio.

El celular del menor suena, suelta la mano de su hermano para poder sacarlo del bolsillo del pantalón.

—Dai, ven acá —le ordena Jimin, al observar como el pequeño empieza a alejarse de él.—Es mi tío —anuncia el menor, mirando la pantalla de su celular.

Yoongi se acerca a Dai para evitar que el pequeño se aleje.

—Tío, puedes decirme donde estas, estamos un poco preocupados por ti —atiende el rubio.

—Jiminie —escucha a lo lejos la voz de su tío.

—¿Tío, donde estas? —inquiere Jimin, empezando a preocuparse.

—Con su hermana. ¿Lo puedes creer hijo?

El rubio escucha la voz de la mujer que lo trajo al mundo y siente como los bellos de sus brazos se erizan, y una fuerte ira se apodera de él.

—Aiko —articula con furia el menor, haciendo que todos en la sala lo escuchen y se alerten.

—Corrección. Soy tu madre, debes decirme mamá —lo corrige la japonesa.

—Púdrete —responde alterado, Jimin.

—Que malos modales tienes, pero yo no seré la que me pudrire, será tu tío Tsubasa, el que lo hará cuando termine de ponerle las manos encima —habla Aiko con tono orgulloso.

La puerta de la casa de Tsubasa se abre de una sola vez, las sirvientas y parte de los hombres Yakuza tratan de detener a los tres hombres que han entrado a la casa.

Ryuu se dirige hacia la puerta y cuando reconoce a los hombres que trabajan para Jeon les ordena a los Yakuza que bajen sus armas y los dejen en paz.

—¡¿Namjoon?¡ —dice asombrado Yoongi, al reconocer a su amigo en Tokio.

—Estamos en problemas —suelta de sopeton observando al mayor de los Jeon. —Su madre tiene a Jungkook —se dirige a Yoon, pero su mirada y su dedo índice apuntan a Jimin.

—Mierda —bufa Yoongi.

—Tú y yo debemos hablar, hijo mío.

—Tú y yo no tenemos nada de qué hablar, madre —replica Jimin.

—¿Acaso el que tenga a tu tío en mi poder no te motiva a hablar? Pues te daré un motivo más para que quieras hablar con mamá, cariño —la voz de Aiko es una burla en cada oración que deja salir de su boca.

—No me convencerás y más vale que dejes a mi tío en paz o te juro que te arrepentirás —la amenaza el rubio.

—Jeon Jungkook, esta bajo mi poder también.

Jimin se queda estático, no puede escuchar lo que los demás a su alrededor dicen, solo observa como sus bocas se mueven, pero se le hace difícil el poder escuchar lo que dicen.
Solo escucha su corazón latir tan fuerte y desesperado lleno de mucho temor.

—¿Qué es lo que quieres, madre? —pregunta el rubio, observando a la nada.

—Dinero, solo quiero dinero —dice relajada la japonesa.

—¿Cuánto? —cuestiona el rubio.

—Cincuenta millones de wons —pide la mujer.

—Maldita avara —escupe molesto, Park. —Te daré el dinero, pero debes dejarlos a ambos —le ordena el rubio a su madre.

—Ok —responde cortante, Aiko. —Nos vemos en dos horas en la vieja casa de mi padre, Jiminie —luego de darle la ubicación a su hijo, la mujer cancela la llamada.

—Tu madre tiene...

—Lo sé, lo sé, tiene a Jungkook —responde Jimin, interrumpiendo a Namjoon.

—¿Qué haremos? —indaga Ryuu, observando a Jimin y a Yoongi.

—¿Qué te ha dicho, Aiko? —cuestiona Yoon al rubio.

—Los tiene a ambos, quiere cincuenta millones de wons y los dejara libre —les comenta Jimin a todos.

—¿Y crees que tu madre cumplirá con lo que dice? No es por nada, pero esta demente —habla Hoseok.

—Dime algo que no sepa —agrega Jimin, mirando a Hoseok. _Ella lo hará —afirma.

—¿Qué te asegura que lo hará? —pregunta esta vez, Jin.

—Es mi madre y te aseguro por los cincuenta millones que le daré que cumplirá su palabra. Jin, solo no se metan con ella —contesta el rubio fuerte y claro. —Va para todos, nadie puede dirigirse a ella y mucho menos herirla sin que yo se los ordene —indica el rubio, para todos los presentes.

Jimin camina hasta Yoongi y toma a Dai en brazos.

—Taehyung, ven conmigo —le pide a su mejor amigo.—Yoongi consigue los cincuenta millones de wons, solo tenemos dos horas —le ordena al mayor de los Jeon, para luego desaparecer con Taehyung y Dai de la sala.



En las afueras de Tokio.


Luego del gran rapto que sus hombres han realizado en Kobe. Aiko sabe que necesita algo más para motivar a su maldito hijo, y sus hombres saben lo que ella quiere y se lo darán.

No les basto con secuestrar a Jeon Jungkook, líder de la Mafia de Busan, sino que fueron también por el líder del clan Yakuza de Tokio y hermano de su jefa.

—Vas a arrepentirte, Aiko —se dirige Tsubasa, jadeando de dolor.

—Yo no me arrepiento de nada, nunca —alza su voz la mujer, tirando del cabello de su hermano. —Llévenlo al ático junto a Jeon —les ordena a dos de sus hombres.

Aiko se coloca todos sus enormes anillos en sus dedos y luego se dirige al ático, sus enormes tacones alertan a todos que ella se acerca.

Jungkook se encuentra de manos atadas, Tsubasa lo observa y ambos saben que están metidos en un buen lio con una loca de jefa.

—Jeon —articula Tusaba, mientras le colocan los grilletes en sus manos.

—Tu hermana esta loca, pero creo saber que es lo que quiere —murmura Jungkook.

—Silencio —les ordena uno de los hombres.

—Dímelo —le pide Tsubasa.

—Quiere debilitar a Jimin —menciona Jeon.

—¡Dije silencio! —grita el hombre, golpeando el abdomen de Jungkook.

—Muy bien hermanito, es hora de que me vengue por todo lo que me hiciste —gesticula Aiko entrando al ático.

—Estas demente, Aiko —se burla Tsubasa.

—Siempre creíste eso de mí —la mujer se acerca a toda prisa a su hermano y lo primero que hace es abofetearlo.

—No vas a conseguir nada con esto —escupe sangre Tsubasa, llenando el rostro de su hermana.

—Conseguí cincuenta millones de wons por ambos. Al parecer ambos son importantes para el maldito de Jimin.

La mujer estrella su puño derecho en el rostro de Tsubasa, y hace lo mismo con su puño izquierdo.

—Necesito hablar contigo, Aiko _habla Jeon, interrumpiendo la paliza que le está dando a Tsubasa.

—Tú no me hables, me dejaste como una estúpida en los casinos frente al hijo de puta de Jimin —ahora la ira de Aiko va dirigida hacia Jungkook.

—No fue mi intención, yo creí que Jimin aun me amaba, pero ahora sé que no es así —explica Jeon, sorprendiendo a Tsubasa.

—Mientes —dice Aiko, golpeando dos veces consecutivas el abdomen del pelinegro.

—No miento, fui a Kobe y me dijo que lo dejara en paz, dijo que me destruiría, y si él me amara nunca me hubiese dicho eso.

Tsubasa no puede creer lo que escucha por parte de Jeon.

—Jungkook, eso no es así y lo sabes —dice entre gemidos de dolor, Tsubasa.

—Tú no sabes nada, Tsubasa, tú no estuviste en Kobe. Jimin me odia lo pude ver en sus ojos y escucharlo en su tono de voz —confiesa Jeon.

—¿Y que es lo que quieres de mí? —pregunta Aiko.

—Lo mismo que tu quieres de mí —responde Jungkook.

—Suéltenlo —ordena Aiko a sus hombres, mientras sonríe ladinamente.

—Llévenlo a darse una ducha, consíganle ropa nueva y luego llévenlo a mi habitación —termina de ordenar la japonesa para luego salir del ático.

Mientras los hombres sueltan a Jungkook, el pelinegro y el japonés se observan. Jeon le guiña su ojo derecho y con eso le dice mucho a Tsubasa.

—¿Y si no funciona? —pregunta el japonés.

—Funcionara —contesta Jungkook, mientras los hombres lo sostienen de sus manos para que no caiga al suelo. —Lo llevaremos al limite y él sabrá lo que debe hacer —jadea Jeon, al sentir dolor en su abdomen.

—Puede acabar contigo también, Jeon —comenta Tsubasa, observando como llevan a Jungkook fuera del ático.

—No lo hará —es lo último que escucha el japonés por parte de Jeon.

Jungkook toma una ducha, se viste y luego lo trasladan a la habitación de Aiko, la cual le da ordenes especificas de permanecer a su lado y de cuando es que el puede hablar. Jeon le promete cumplir con cada una de las ordenes que ha recibido para no ver como lastiman a Tsubasa.

Juangkook se encarga de observar que no lastimen al tío de Jimin mientras lo suben a la parte trasera de la camioneta. A toda prisa Aiko en compañía de Jeon y de sus mejores hombres se dirigen a la vieja casa de su padre.

Luego de un largo viaje llegan al lugar establecido, observan unas luces encendidas y es señal de que Jimin ya se encuentra en el lugar.

—Sin ninguna estupidez, Jeon, o lo matare —señala a Jimin con su arma desde adentro del auto.

—Solo hare lo que me pediste —dice Jungkook.

Jimin se encuentra afuera de la camioneta, lo acompañan Ryuu, Yoongi y Namjoon ambos con una maleta de dinero frente a ellos. Por su parte, Ravi y Hoseok se encuentran dentro de los vehículos con francotiradores listo para la acción.

—Creí que no vendrías, madre —habla Jimin, cuando mira a la mujer salir del auto.

—Estoy aquí, hijo —acomoda su cabello y da unos cuantos pasos más cerca de su hijo, seguida por tres de sus hombres.

—Hagamos esto, rápido —le pide Jimin.

—Como gustes —sonríe hipócritamente, Aiko. —Sáquenlos —ordena la japonesa.

Jeon sale de la puerta trasera y Tsubasa de la otra, el corazón de Jimin se estruja al ver el rostro golpeado de su tío. Por inercia toma la empuñadura de su Katana listo para desenfundarla.

—No, Jimin —le ordena Yoongi.

—Se lo merecía —comenta Aiko, ladeando su rostro.

—Te daré dos maletas y me das a mi tío. Te daré las otras dos y luego me das a Jungkook —le especifica a su madre.

—Como digas —dice la mujer.

Yoongi y Ryuu lanzan dos maletas, las cuales son tomadas de forma rápida por dos de los hombres de Aiko para luego introducirlas al baúl del auto.

Ryuu toma a Tsubasa y de manera lenta lo lleva hacia Jimin.

Namjoon, lanza su maleta al igual que Jimin, el rubio se gira y fija toda su atención en su tío.

—¿Qué esperas, Jungkook? muévete —le ordena Nam a su amigo y jefe,

—Estarás bien, tío —gesticula Jimin, observando a Tsubasa sutilmente.

—Yoongi —habla Nam, llamando la atención del mayor de los Jeon.

—Vamos, Jung, muévete —le ordena con voz fuerte, Yoon.

—Yo si cumplí con el trato, pero él decidió cambiar de opinión —Aiko se gira un poco y mira a Jungkook—. ¿No es así, Jeon?

El pelinegro asiente a la pregunta de la japonesa.

—Voy a quedarme con Aiko, les diré que hacer mañana —se dirige a Namjoon.

—¿Qué mierda es esto? —pregunta Jimin, observando a su madre y a Jungkook.

—Esto, es mi decisión —contesta Jungkook.

—Y tú decisión es aliarte con ella —replica Namjoon, molesto.

—No te metas —le pide Jeon a su amigo.

—Suban a mi tío a la camioneta —ordena Jimin. —Me largo antes de que los mate a ambos —suelta enojado el rubio.

—Tal vez es lo que deberías hacer, Jimin —le recomienda Jungkook.

—¿Qué mierda te sucede, Jungkook? —lo confronta Yoongi.

—Déjalo, Yoon, vámonos —le pide el rubio.

—Quieres ser feliz, Jimin, entonces mátanos a ambos —lo reta Jeon, señalándose a sí mismo y a la madre del rubio.

—Lo hare —dice Park, girándose. —Prometo que lo hare —camina hasta la camioneta y entra a esta sin dudarlo.

Yoongi y Namjoon observan por unos segundos a Jungkook y luego suben a camionetas distintas dejando a Jeon y a Aiko solos, junto a sus hombres.

Cuando los primeros tres planes no funcionan lo único que nos queda es arriesgarnos a hacer nuestro último movimiento. Nuestra última jugada, nuestra última carta bajo la manga, nos vemos forzados a utilizar hasta el último recurso con el fin de ser felices y ser la felicidad de la otra persona, así es el juego, ganar o ganar, o ganar o perder.

Y las preguntas son: ¿Qué somos capaces de hacer por amor?, ¿Hasta donde nos puede nublar el odio y el resentimiento?, ¿Qué tan fuerte puede llegar hacer el amor, cuando hay una grieta en este? Y la más importante.

¿Qué tan tanto arriesgarías tu vida para tener de nuevo al amor de tu vida?

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