57

A la mañana siguiente, después de una noche en la que Jeon había besado los lindos labios de su rubio. Después de unos cuantos meses en los cuales ambos no habían podido ni siquiera verse, su corazón le pedía, le rogaba que fuera por él y lo diera todo para volver a tenerlo a su lado junto con el pequeño Dai.

Lo segundo que hizo luego de bañarse y ponerse presentable, fue pedir unas lindas flores, se tomó la molestia de ir al departamento en el que Jimin y todos sus acompañantes se hospedaban. Llevaba las flores en su mano derecha, mientras lucia impecable con su traje y con Jin a su lado como apoyo.

Jeon, toca el pequeño timbre que se encuentra sobre la pared del apartamento, espera impaciente porque la puerta se abra y así poder hacer lo que sea para poder convencer a su lindo rubio de darle una segunda oportunidad, para hacer las cosas bien.

Luego de unos segundos de espera, la puerta se abre, pero la persona que observa no es la que él se espera.

—Buenos días —saluda la mucama, haciendo una reverencia ante la presencia de Jeon.

—¿Hay algún huésped dentro? —pregunta Jungkook.

—No, señor —responde la mucama.

—Sostén esto —le da las flores de forma brusca a Jin.

Por su parte Jeon saca el celular de su chaqueta y marca el nuevo número de su primo.

—Gracias por la información —le agradece Jin a la mucama—. Puede continuar con su trabajo.

La mucama asiente y luego cierra la puerta.

—¿A quién llamas? —indaga Jin.

—A Yoongi.

—¿Por qué mierda estas llamándome? —atiende Yoon.

—¿Dónde está? —pregunta Jungkook.

No molesto, pero si preocupado de poder perder para siempre a su lindo rubio.

—Escúchame, Jungkook, en estos momentos no puedo hablar estoy en una reunión con Tsubasa. Y no, no estoy junto a Jimin —el tono del mayor de los Jeon es fuerte y molesto.

—Solo dime donde esta —le pide el pelinegro.

—Jung, quiero que entiendas que tú eres el maldito motivo por el cual no estamos en Busan. Por qué crees que te diría donde esta Jimin cuando él nos dejó en claro que no quiere verte —las palabras de su primo son duras, pero sabe que son verdaderas, pero no piensa rendirse, piensa pelear hasta que el rubio le dé una segunda oportunidad.

—Solo dímelo Yoon, si él no me quisiera cerca tendría el valor de decírmelo o al menos no se alejaría de mí. Sé que provoco en Jimin lo mismo que él provoca en mí, por esa maldita razón debes decirme donde se encuentra —le explica Jungkook su argumento, mientras camina hacia el ascensor.

Por su parte, Jin aun sostiene las flores y lo persigue escuchando las palabras más sinceras que podrá escuchar por parte de su amigo.

—Solo luego no te enfades cuando te mencioné que te lo dije —dice sarcástico, Yoongi.—Kobe, busca la mansión más grande, no hay como perderse. Ahora adiós —Yoongi cancela la llamada luego de haberle brindado la ubicación de Jimin.

Jungkook entra a su apartamento, toma sus armas y luego observa a sus hombres.

—Hare un pequeño viaje —se dirige a Hoseok, Namjoon y Jin.

—¿A dónde iremos? —pregunta emocionado, Hoseok.

—Ustedes, a ninguna parte —contesta Jung, dejándolos a todos un poco confundidos.

—¿A qué te refieres, Jungkook? —esta vez pregunta Namjoon un tanto alerta.

—Viajare a Kobe —suelta el pelinegro.

—Iras a Japón solo —se ríe Hoseok.

—¿Yoongi, lo sabe? —las preguntas por parte de Nam parecen no cesar.

—Sí, sí lo sabe —acota Jungkook, empezando a fastidiarse.

—Sé lo que piensas, Nam —Jeon ve a su amigo con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón—. Pero si quiero a Jimin de nuevo en mi vida debo hacer esto solo. Lo hice solo cuando empecé a conocerlo, necesito hacer este viaje solo.

Nam observa a Jin, el cual parece completamente desinteresado en lo que Jeon dice.

—Por qué no dices algo, Jin —se dirige Hoseok al lindo alto que sostiene las flores.

—No pienso meterme más en las estúpidas decisiones de Jungkook —verbqliza el antes mencionado lanzando las flores sobre la pequeña mesa de la sala. —Escúchenme chicos. Jungkook, ya está mayorcito, déjenlo cometer errores solo. Quiere ir a Kobe solo, que lo haga, quienes somos para impedírselo —Jin toma asiento en el sillón mediano, cruza su pierna derecha sobre la izquierda y los observa a todos.

—Lo dices en serio —articula incrédulo Nam, por lo que escucha salir de la boca del hombre que más hostiga la vida privada y las decisiones de Jungkook.

—Quiere recuperar a Jimin, por eso viajará a Kobe, dejémoslo volar solo, si algo malo ocurre estoy seguro que nos lo hará saber —concluye Jin.

—Les llamare —dice Jeon, caminando hacia la puerta. —Viajare en mi Jet privado —les indica para luego dejarlos solos.

—No puedo creer que lo hayas dejado ir solo a Kobe —se detiene Hoseok frente a Jin.

—No soy su niñera, Hoseok. Jungkook puede tomar sus propias decisiones no es el niño al que su padre mando al extranjero para alejarlo del mundo del cual ahora es el maldito dueño —dice exaltado, Jin.

—Basta los dos —se entromete Namjoon. —Entiendo que Jungkook tomo su propia decisión. Hoseok, debemos apoyarlo —le pide. —Pero debemos estar atentos a cualquier movimiento. La madre de Jimin me ha dejado con desconfianza después de su aparición en el casino —confiesa Namjoon.

—Tienes toda la razón, le diré a Yoongi que se mantenga alerta —dice Jin, poniéndose de pie.

—Rastreare su celular para estar al tanto de su ubicación —se ofrece Hoseok.

—Yo establecere comunicación con Tsubasa y le pediré información acerca de su hermana —habla Nam.

Los tres hombres están dispuestos a estar alerta, todos saben que en este mundo en el que viven no todo es lo que parece.

Tokio/Japón


Yoongi se encuentra afuera del salón de conferencias esperando por buenas noticias de parte de Tsubasa.

La reunión con el alcalde de Tokio no iba para buen rumbo, y es que, si el alcalde no cambia de opinión, toda la droga que Jungkook envía a Tokio seria decomisada por la policía.

Sin hablar de las discotecas, prostíbulos y lugares ilegales que Tsubasa maneja para lavar su dinero y esconder una parte de las autoridades.

Cuando esta a punto de abordar el Jet privado junto a Jimin, Shiromatsu le pide que lo acompañe ya que el negocio de Jeon y el suyo peligra en gran manera.

Jimin le pidió que acompañe a su tío y que lo mantenga informado de lo que suceda en la reunión que su tío tendrá con el alcalde de Tokio.

Dentro del salón de conferencias ambos hombres de negocio y dueños de la misma ciudad se estudian, escuchan y lanzan sus mejores contrapropuestas para obtener lo que mejor les beneficie.

—No seguiré ocultando más sus puntos ciegos —dice el alcalde decidido.

—¿Qué es lo que quiere? —pregunta Tsubasa, desesperado.

—Dame el triple —le lanza su propuesta el alcalde, luciendo relajado.

—Debe estar tomándome el pelo, señor alcalde —dice riendo, Tsubasa.

—No lo hago, dame lo que te pido o pierde toda tu puta mercancía de mierda. Perderás más de lo que te estoy pidiendo —el alcalde se pone de pie mientras Shiromatsu lo observa fijamente. —Dame lo que te pido o prepárate para recibir la llamada que te informara que has perdido uno de tus embarques —sonríe ladinamente el alcalde—. Sino me darás mi dinero, entonces no tengo absolutamente nada que hacer aquí.

El alcalde camina hacia la puerta y abandona la sala de conferencias.

Tsubasa permanece sentado en la cómoda y rechinante silla de cuero, lleva sus dedos a su sien y la masajea un poco, sabe que no puede bajarse a obedecer lo que un maldito político le pide hacer.

Una llamada entra al teléfono inalámbrico de la sala de conferencias, la contestadora atiende y luego escucha el mensaje que el alcalde ha dejado grabado para él.

—Iré por tus cuentas bancarias, hare que pierdas todo sino me das lo que te pido —Tsubasa, cierra sus ojos y continúa masajeando su sien.

—¿Qué es lo que te ha dicho? —se escucha la voz de Yoongi en la sala de conferencias.

—Quiere el triple —suelta Tsubasa, abriendo sus ojos.

—El triple —repite Yoon, asombrado.

El celular de Shiromatsu suena y lo atiende al instante.

—Infórmame de lo que sea —atiende Tsubasa.

—Uno de sus embarques ha sido embaucado por la policía de Tokio, jefe —le informa uno de sus hombres.

—Haz que desalojen todo, no quiero más perdidas de dinero y de cargamento por este día —ordena Tsubasa.

—Por tu cara, deduzco que algo malo a pasado —habla Yoongi.

—Vendió uno de nuestros embarques, la policía esta des vaciándolo justo ahora —el japonés se pone de pie bajo la atenta mirada de Yoon.

—Es una pérdida aproximadamente de un millón de dólares —el mayor de los Jeon sabe que deben hacer algo rápido.

—¿Qué haremos? —pregunta Tsubasa, preocupado.

—Debo llamar a Jimin, él sabrá que hacer —el tío del rubio lo observa confuso.

—¿Y que es lo que Jimin sabrá hacer? —indaga alterado, Tsubasa.

—Jimin tiene poder en sus manos, tienes un sobrino que es una bomba de tiempo si lo provocas y luego lo activas —le hace saber Yoon, orgulloso.—Ahora salgamos de este lugar —le pide al japonés.

Ambos abandonan la sala de conferencias, el celular de Yoongi suena, segundos después el celular de Tsubasa también suena, ambos se detienen y se observan.

—Es Jin —informa Yoon.

—Es Nam —dice Tsubasa.

A ambos se les explica de la situación osada que Jungkook a decidido hacer para poder recuperar a Jimin, pero ambos lo toman como una bobería de alguien que está enamorado, deciden enforcarse en conseguir en que Jimin atienda sus llamadas y hacer que el alcalde se arrepienta de haber intentado jugar al callejero con los Yakuza.


Kobe/Japón.


Jimin se encuentra en una reunión importante en su sala de reuniones, todo parece ir en orden. El tener al senador de Kobe en su casa, para él es un gran avance y es que, le ha sido demasiado difícil poder volver a poner al nuevo clan Yakuza de nuevo en el mapa y dominio de Kobe y de un heredero Shiromatsu, siendo guiado por un coreano y el ex líder del clan Yakuza de Hakone.

—Ha sido un placer haberlo recibido en mi casa —dice Jimin, sonriéndole al senador.

—El placer ha sido mío, Jimin —extiende su mano para estrecharla con la del rubio.

—La próxima vez espero que su hijo lo acompañe y pueda jugar con mi hermano —le propone el rubio al senador.

—Prometo traerlo la próxima vez —suelta la mano de Jimin y sale de la sala de reuniones acompañado por Jimin.

Una de las sirvientas japonesas vistiendo su tradicional kimono se encarga de colocarle la chaqueta al senador. Jimin recibe un portafolio lleno de dinero por parte de Ryuu, lo toma y luego se lo da al senador el cual sin dudarlo lo recibe.

—Gracias por la invitación, Jimin —agradece por última vez el senador acomodando su chaqueta con la mano que no sostiene el portafolio lleno de billetes americanos.

—Gracias por la visita —sonríe el rubio, orgulloso por haber hecho un hermoso trato que beneficiara a su clan por largos días, meses y posiblemente años si todo marcha bien.

—Tu celular suena —le informa Ryuu.

—Lo sé, Yoongi y mi tío me han llamado unas cuantas veces. Hazme el favor y dile a Taehyung que venga junto a Dai, necesito volver a tener un poco de felicidad —le pide Jimin, entrando de nuevo a la sala de reuniones para atender la llamada.
—Más vale que tu insistencia en llamarme mientras hacía que el senador aceptara mi soborno sea de urgencia, Yoongi —contesta Jimin, irritado.

—¿Ha aceptado? —indaga el mayor de los Jeon.

—Claro que ha aceptado —responde el rubio. —Ahora dime para que me llamabas —le pide.

—Estamos en problemas —suelta Yoon.

—Explícate, Yoongi —le ordena el rubio.

—El alcalde de Tokio quiere el triple de lo que Tsubasa le daba —empieza a confesar, Yoon.

—Pero que mierda se cree —suelta Park, molesto.

—Escucha, rubio, el maldito entregó un embarque con valor de un millón de dólares a la policía de Tokio, y por si eso no significara nada para nosotros, amenazo con descubrir las cuentas de Tsubasa.

Jimin lucha para concentrarse en lo que Yoon le está contando, pero se le dificulta debido al alboroto que se escucha fuera de la sala de reuniones.

—Dame unos minutos, Yoongi —le pide el rubio, dejando su celular sobre el escritorio.

A pasos largos se dirige hacia fuera de la sala de reuniones completamente enojado.

—¡¿Qué es lo que está sucediendo aquí?! —pregunta exasperado, observando a sus hombres de forma furiosa.

Todos guardan silencio al escuchar la voz fuerte de Jimin, detrás de sus hombres observa a Taehyung junto a Dai, el cual corre a toda prisa. El rubio intenta mantener la cordura al ver a su hermanito.

El pequeño pasa de largo frente a él y lo que escucha salir de los pequeños labios de Dai, a Jimin lo pone más furioso que antes.

—¡PAPÁ! —grita emocionado, el pequeño.

—Es una puta broma —murmura Jimin con desagrado.

—Intentamos detenerlo señor, pero dijo que era su pareja.

El rubio sonríe forzadamente y se gira para observar a Jungkook frente a él mientras carga a Dai que no cabe de la felicidad.

—¿Qué es lo que haces aquí, Jungkook? —cuestiona, observándolo molesto.

—Vine por ti —responde sin rodeos, Jeon.

—Muy bien, ya pueden irse —les ordena Taehyung a los demás Yakuza.

—Voy a preguntártelo una última vez, Jungkook —se acerca Jimin a pasos lentos al pelinegro—. ¿Qué es lo que haces aquí?

—Quiero recuperarte, rubio. Sé que sientes lo mismo que yo siento.

Park sonríe mientras escucha las palabras de Jeon.

—El que lo niegues es solo mentirte a ti mismo, sabes que podemos estar juntos de nuevo, mi amor —prosigue Jungkook.

—No voy a negar lo que es obvio, Jungkook, pero que te hace creer que unos cuantos besos y caricias me harán quererte a mi lado de nuevo.

Jeon coloca a Dai en el suelo.

—Ni tus besos, ni tus caricias, ni tus labios recorriendo mi cuerpo y mucho menos tu voz diciendo que me amas, hará que cambie de opinión —confiesa Jimin, bajo la atenta mirada de Taehyung, el cual decide permanecer a su lado.

—Jimin, por favor —suplica el pelinegro.

—Basta, Jungkook —le pide el rubio.

—Perdóname, mi amor —se acerca por completo a Jimin.

—Claro que te perdono —habla el menor, sorprendiendo no solo a Taehyung y a Jungkook, sino también a Ryuu y Ravi los cuales se unen al pequeño encuentro.

—¿En serio me perdonas? —pregunta Jeon, sin poder creer lo que ha escuchado.

—Claro que sí —afirma Jimin.

—Eso es..., gracias —Jungkook lleva sus manos al rostro del menor y lo acaricia suavemente. —Gracias, rubio —susurra, juntando su frente con la de Jimin. —Te amo —murmura acercando sus labios a los del contrario.

—No —interrumpe Park, alejando su rostro del de Jeon. —No te equivoques, Jungkook —de manera lenta, Jimin alza sus manos y retira las manos del pelinegro de su rostro—. El que te haya perdonado por lo que hiciste no quiere decir que tú y yo volveremos a estar juntos.

El pelinegro con su rostro lleno de confusión se aferra a las manos heladas y temblorosas de Jimin.

—Tampoco quiere decir que voy a olvidar que eres el asesino de mi padre. Te perdono, pero no soy capaz de olvidar lo sucedido y mucho menos de volver a estar junto a ti —el rubio intenta soltarse del agarre de Jungkook.

Ravi y Ryuu, dan unos cuantos pasos al frente al ver que Jimin forcejea para soltarse del agarre de Jeon.

—Quédense donde están —les ordena Tae.

—No se metan —demanda Jimin a ambos.—Suéltame, Jungkook —le pide el menor entre dientes.

—Rubio, por favor —insiste Jeon, sin soltar las manos de Jimin.

—No lo repetire de nuevo, Jungkook —continúa forcejeando, Park por liberarse del agarre que Jeon ejerce ahora solo en una de sus manos.

—Solo...

Jeon está apunto de hablar, pero un puño estrellándose en su rostro se lo impide.

—Te dije que no lo repetiría —dice furioso Jimin, mientras observa sus nudillos.

Taehyung se queda sorprendido por lo que ha tenido que presenciar y justo en estos momentos desconoce en su totalidad a su amigo.

—No tienes ni la menor idea de lo que soy capaz, Jungkook, y eso me asusta. Me asusta lo que puedo llegar hacer —hace una pausa, Jimin. —Por eso, cuando te grite que me sueltes, solo hazlo —le aconseja, enfrentando a Jeon.—Ryuu, trae mi celular —le ordena el rubio, alejándose del pelinegro. —¿Yoongi, del uno al diez que tan grave es y que tanto necesitan de mi ayuda? —pregunta el menor, retomando la conversación que tenía con el mayor de los Jeon.

—Es más de diez, rubio, y tu presencia seria de mucha ayuda junto con la información que tu abuelo te dejo —le aclara Yoongi.

—Bien, nos vemos pronto entonces —Jimin cancela la llamada y observa a Ryuu frente a él.—Ve por Dai y alista el auto —Ryuu asiente y luego abandona el pasillo.—Ravi, hazme una cita con el alcalde de Tokio y de paso pide que el jet esté listo —Ravi saca su celular y empieza a hacer llamadas. —Taehyung, ve a la caja fuerte y consígueme toda la información sobre alcalde de Tokio —le ordena al castaño.

—Como digas —sonríe yendo hasta el lugar en el que la caja fuerte se encuentra, ya que había esperado mucho tiempo para poder usar la maldita información para hacer caer a un político.

—Jimin, por favor —habla Jeon, luego de un largo silencio de su parte.

—El auto está listo —le hace saber Ryuu, mientras toma la mano de Dai para sacarlo de la casa.

—Hare lo que quieras —continua Jungkook, intentando conseguir convencer a Jimin.

—Quiero que me dejes en paz. Quiero que te largues, eso es lo que quiero que hagas —se acerca el rubio de nuevo al pelinegro.

—No, no es eso lo que quieres —dice Jeon, negando mientras con su mano derecha toca su labio desangrado.

—Es lo que quiero, Jungkook —asegura el rubio. —Si me hubieses soltado cuando te dije, no te hubiera tenido que golpear —le recuerda Jimin, observando la sangre que brota del labio inferior de Jeon—. Aléjate de mí, Jungkook, porque la próxima vez no voy a detenerme hasta verte destruido.

Jimin se gira y empieza su camino hacia la salida.
Antes de salir por completo de su casa se acerca a uno de sus hombres.

—Pídele que abandone mi casa —le ordena, el japonés asiente y entra a su casa.

—Tengo todo lo que necesitas —dice Taehyung encontrándose con Jimin.

—Lo que necesitamos Tae, tú me acompañaras —le hace saber el rubio, caminando hasta el auto en el cual Ryuu, Dai y Ravi se encuentran.

Si bien a todos les queda en claro que la personalidad de Jimin tiende a volverse más salvaje cuando Jungkook está frente a él. Todos saben que desde el día que recibió su herencia, una parte de él cambio y esa parte cada vez se adueña más de él.

Ya no es más el Jimin indeciso en sus decisiones, ahora no duda en actuar y arriesgarse a perder o a ganar.

Tiene poder y ese poder que su abuelo le había heredado lo utilizará para asegurarle a su tío, a Yoongi y a él sus territorios. A pesar de todo el cambio que el rubio tiene que pasar se deja llevar para poder establecer una enorme dinastía con toda su familia.




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