55
Jeon acompaña furioso a Jin, necesita una explicación certera por la cual no gritarle a su amigo ya que, ha dejado solo a su lindo rubio.
—Dame una buena explicación para no enojarme más de que lo estoy —demanda.
—Tu pareja ha llegado y a que no adivinas. Ravi no ha dejado que ella entre, y la muy maldita está haciendo lo que mejor hace.
Jung se detiene.
—¿Y qué es lo que ella mejor sabe hacer? —pregunta Jungkook.
—Sus shows —acota Jin, llevándolo hasta la entrada del lugar donde se realiza la cena. —Mírala —señala hacia donde la mujer se encuentra.
—Es una maldita loca —bufa Jungkook, mientras ve como Hoseok, Namjoon y Ravi evitan que entre.
Jungkook se gira y observa como Jimin se acerca a pasos rápidos junto a Ryuu, hacia donde su madre se encuentra.
—¿Qué es lo que se supone que harás? —inquiere Jin.
—Negarlo todo —responde Jeon.
—Maldito infeliz —musita mientras sonríe, Jin.
—Suéltenla —ordena Jimin, cuando ha llegado a solo unos metros de distancia de su madre.
—Miren lo que ha traído el destino —Aiko baja su corto vestido y acomoda su cabello.
—¿Explícame qué es lo que se supone que haces aquí? —le pregunta el rubio con semblante serio.
—Vengo con mi pareja —vocifera con una sonrisa burlona.
—No veo a nadie a tu lado madre, al menos que las drogas te estén haciendo quedar como loca —contra ataca, Jimin.
—Mi pareja es Jeon —suelta orgullosa.
Jimin se gira y vame a Jungkook.
—¿Es eso cierto? —cuestiona el rubio a su amado pelinegro.
—La única pareja que necesito a mi lado eres tú —contesta Jeon.
—Será mejor que te vayas madre —le pide amablemente el rubio, luego de haber escuchado la respuesta de Jungkook.
Aiko observa a su hijo mayor de pies a cabeza, ve la Katana al costado de su cintura siendo sostenida por el cincho.
—Eso me pertenece —brama, señalando la Katana.
—¡No empieces a actuar como una desquiciada! —grita Tsubasa a la distancia, mientras se acerca a pasos largos a la entrada del lugar.
—Me has arrebatado todo. Maldito estúpido —dice alterada, Aiko.
—Lárgate —le ordena Jimin, empezando a enfurecerse.
—No, no me largare, esto no te pertenece.
La mujer se acerca de forma brusca a su hijo.
Jungkook se pone alerta al igual que Ryuu y Tsubasa.
—Nadie se meta —dicta Jimin.
Todos se quedan en sus lugares, pero no bajan en ningún momento la guardia.
—Esto, todo esto, hasta el suelo que tus pies pisan me pertenece por completo —le hace saber Jimin a su madre.
—Deja de querer llamar la atención niñito —se burla Aiko de su hijo.
—Niñito —se ríe Jimin con ironía. —Este niñito que está frente a ti, es el líder del clan Yakuza de Kobe, así que te pido más respeto cuando te dirijas a mí —la mirada de Park ha cambiado y esa mirada es completamente nueva para Jungkook.
Jeon lo observa fijamente, mira como la mano derecha la coloca sobre la empuñadura de su Katana, su mirada es serena, pero decidida. Es como si no tuviera temor de usar su filosa arma contra la mujer que lo ha traído al mundo.
—Lárgate, Aiko —exige Jimin.
—Nos veremos pronto, hijito —trata de sonar dulce, pero todos saben que la mujer finge.
—Será mejor que no madre, porque a la próxima no seré capaz de contener mi odio hacia tí —el rubio se gira y queda frente a Ryuu.
—Tranquilo —le pide el japonés.
—Ryuu, llévalo adentro con Taehyung y Yoongi. Ravi cerciórate de que mi hermana abandone el casino y que no la dejen entrar —ordena Tsubasa.
Jeon se acerca a Tsubasa y permanecen juntos por un tiempo. Deciden hablar de cosas importantes para sus negocios.
La plática entre Jeon y Shiromatsu se alarga demasiado, tanto que se pierden la cena, el brindis y el momento en que la música empezó a sonar para bailar con sus respectivos acompañantes.
Juangkook escucha la música y recuerda a su lindo rubio, se despide de Tsubasa y regresa al salón, las parejas bailan al ritmo de la canción que suena, observa a Jin en una de las sillas arrullando a Dai en sus brazos.
Jin alza su rostro y ve la pista de baile en la que se encuentra Jimin bailando junto a Ryuu. Jungkook sigue la mirada de su amigo y mira la escena que desaprueba en lo absoluto.
Jeon empieza a caminar hacia la pista de baile, pero alguien lo detiene.
—Tranquilo, Jung, déjame encargarme de esto —impide que su primo continúe avanzando.
Yoongi camina hacia la pista de baile donde Jimin y Ryuu se encuentran bailando y riendo.
—Muy buen baile —habla cuando llega cerca de ambos.
Jimin se aleja al instante de Ryuu y observa a Yoongi de pie frente a ellos.
—En serio lamento la interrupción —dice con una sonrisa en su rostro el mayor de los Jeon.
El rubio simplemente se detiene a observarlo, se cruza de brazos y coloca sus ojos en blanco por unos segundos.
—Vamos, no me veas con esos ojos, rubio. Sabes que hablo en serio —dice riéndose. —Dai, se quedo dormido —señala a Jin, el cual es quien se encarga del pequeño.
—Iré por él —dice Jimin, cuando observa al pequeño completamente dormido en los brazos de Jin. —Creí que lo tenía, Tae —añade.
—Exacto, lo tenía. Debíamos pasar tiempo juntos, tú sabes —el mayor de los Jeon guiña su ojo izquierdo y sonríe coquetamente.
—No quiero detalles, gracias —sonríe Park.—¿Dónde está, Taehyung? —pregunta el rubio.
—Fue al baño, dijo que luego se iría a dormir —le informa Yoongi.
—Bien, llevaré a Dai a nuestro departamento —habla ya más relajado el menor.
—¿Quieres que te acompañe? —pregunta Ryuu.
—No, disfruta de la noche, yo debo aclarar un poco mi mente y para eso necesito estar solo —se dirige el rubio al japonés.
Jimin se aleja de Ryuu seguido por Yoongi, llegan hasta donde Jin se encuentra mientras a la distancia el pelinegro los observa fijamente.
Yoongi se encarga de dejar a Jimin en el ascensor y luego regresa hacia donde su primo se encuentra.
—Te dije que me haría cargo —sonríe victorioso.
—Necesito un tiempo a solas con él —menciona Jung.
—No puedo, y no puedes obligarlo a eso, Jung. Pero intentare que Taehyung colabore conmigo —el mayor de los Jeon saca del bolsillo de su pantalón derecho su celular y empieza a teclear quien sabe que cosas. —Bien, ahora solo debemos esperar a que Tae acepte a mi propuesta —sonríe ladinamente.
—¿Así que el amigo de Jimin es tu pareja? —cuestiona Jungkook.
—Así es —aclara Yoon.
El celular de Yoongi suena y al instante lee la respuesta.
—Muy bien, el plan ya está listo —dice seguro de la respuesta de su pareja, Yoon.
—Explícame tu plan —le pide Jungkook.
—Taehyung, hará que tu rubio salga del apartamento, tú por casualidad estarás cerca, se encontraran e intentaras remediar y no mandar a la mierda lo que aún existe entre ambos —el mayor hace una pausa. —¿Me has entendido, primito? —Jeon asiente.
Una media charla entre primos para que al finalizar Yoon le de el piso y el lugar en donde se puede topar con Jimin.
Por su parte, el rubio deja en la enorme cama a Dai, lo abriga bien y luego sale de su habitación. Taehyung se encuentra en pijamas sentado en el enorme sofá mientras observa televisión.
—¿Todo bien? —pregunta el castaño a su amigo.
—Eso creo —responde el rubio.
—Si quieres hablar sabes que estoy dispuesto a escucharte —se ofrece Tae.
—Lo sé, pero no quiero hablar —dice honestamente, Jimin.
—Bien, entonces sal un rato, piensa un poco y aclara tus pensamientos y tus sentimientos —le recomienda Taehyung.
—Sí —articula Park, observando a su amigo de forma rara. —Cuida de Dai —le pide.
—Claro, ahora ve tranquilo —Tae se acomoda mejor en el sillón y luego ignora a Jimin, el cual sale del apartamento.
Cuando el rubio está fuera del apartamento, observa hacia todos lados, luego empieza a caminar por los corredores hasta encontrar un buen lugar en el cual pueda pensar, sus pasos son lentos y pequeños, y en cada paso que da piensa en la forma en la que su corazón y cuerpo reaccionó al ver nuevamente a Jeon y sentirlo un poco cerca de él.
Jimin llega a un silencioso lugar el cual le parece perfecto para despejar su mente, pero el fuerte aroma a cigarrillo le hace saber que alguien más se encuentra en ese lugar. Se acerca con la guardia en alto mientras sostiene la empuñadura de su Katana, observa al tipo alto pelinegro, de pie observando la vista que el casino le ofrece.
Continúa acercándose cada vez más, y es que la silueta del cuerpo del hombre que está en el lugar le recuerda a Jungkook.
—Deja de empuñar tu Katana, no voy a lastimarte —habla el pelinegro, dándose la vuelta para observar a Jimin.
—Creí que no fumabas —comenta el rubio, soltando la empuñadura de su Katana.
—No suelo hacerlo seguido, pero desde que hay un vacío en mi vida y en mi corazón me refugio en el cigarrillo.
Park lleva una de sus manos a su nariz y luego la retira.
—Pero si te molesta lo dejo de hacer —Jeon arroja la mitad de su cigarrillo al suelo y luego lo pisa.
—No era necesario —gesticula el rubio, acercándose más a ver la hermosa vista.
—Quiero que estés cómodo, rubio —menciona Jungkook, sin ningún tipo de presión.
—¿Por qué querrías que estuviera cómodo, Jungkook? —pregunta el menor mientras se pierde en la linda vista.
—Porque es importante para mí hacerte sentir cómodo —se acerca Jeon lo más que puede sin abusar de la confianza que el menor le ha brindado por ahorita.
—¿Qué es lo que pretendes, Jungkook? —Jimin gira su rostro hacia la derecha y ve de pie al pelinegro a solo tres pasos de distancia.
—Solo quiero que hablemos, quiero que solucionemos todo y nos demos una nueva oportunidad, rubio —la voz de Jeon es suave y dulce, lo que más quiere es empezar de nuevo con su lindo rubio.
—No es fácil, Jungkook —confiesa Jimin, intentando alejarse del mayor, pero este se lo impide tomando su mano derecha.
—No huyas —le pide el pelinegro.
—Mataste a mi padre, Jungkook —le recuerda el rubio.
—Y lo siento, cariño —el mayor deja suaves caricias sobre la muñeca de Jimin—. Pero no tenía otra opción.
El rubio cierra sus ojos al sentir el tacto de los dedos de Jeon sobre la piel de su muñeca.
—Pudiste no haberlo hecho —musita mientras abre sus ojos, Jimin.
—Pero lo hice —recalca Jeon, ganando la total atención y enojo de Park sobre él.
—¿Por qué? —indaga el menor.
—Porque me robó, rubio. Tu padre me robó —expone Jungkook.
—Yo... —el rubio guarda silencio y recuerda las deudas de su padre. —Lo hizo por sus deudas —susurra Jimin.
—Rubio, por favor —el mayor da un paso acercándose más al menor.
—Detente —le pide Jimin, al sentir como su piel se eriza al sentir las caricias de Jungkook.
—No me digas que me detenga cuando sé que te sientes de la misma manera que yo me siento —Jeon da un paso más y, Park hace contacto visual con los ojos negros del pelinegro. —Te ves hermoso con este traje —da el último paso hacia el frente y la distancia de tres pasos no existe más entre ambos. —No hace falta que te diga que estoy enamorado de ti, cuando mis ojos lo confirman por sí solos —el mayor lleva sus manos a la cintura del rubio de manera lenta.
Jimin, deja salir un enorme suspiro al sentir como las manos grandes del pelinegro sostienen su cintura. Sentirlo así de cerca es lo que más ha necesitado.
—Jungkook —articula nervioso, el menor.
—Me encanta escuchar como tu boca pronuncia mi nombre —Jeon acerca más sus labios a los de Jimin. —Solo déjate llevar —le pide el pelinegro.
El rubio, traga grueso, está teniendo una batalla interna entre dejarse llevar o detener al hombre que su corazón a escogido amar.
—En la tibia piel de tus malditos labios queda más que demostrado que soy tuyo —roza sus labios sobre los del rubio.
Ambos cierran sus ojos y unen sus labios, permanecen unos segundos con sus belfos juntos sin moverlos, como si tratasen de volver a conectarse. Después de unos segundos, Jeon, empieza a mover sus labios, el rubio responde a la perfección el beso del mayor.
Jungkook lleva su mano izquierda al pecho descubierto de Jimin y lo acaricia de manera lenta, no rompen el beso. Es más, con cada toque de sus labios la intensidad de sus besos aumenta.
Jungkook le retira el saco azul marino a Jimin y caminan observándose el uno al otro sin dejar de besarse, hasta la primera pared que encuentran.
—No sabes lo mucho que te extraño y te necesito en mi vida —confiesa Jeon sobre los labios de Park.
El menor se limita a escuchar al pelinegro mientras su corazón palpita fuertemente y se siente feliz al lado de Jungkook. Observa el rostro de Jeon y sonríe luego de asimilar lo que han hecho y lo que el mayor le ha confesado.
—Me gusta todo de ti, pero lo que más me gusta es ser el maldito motivo de tu sonrisa —el pelinegro acaricia el rostro de Jimin con sus manos y nuevamente une sus labios en un beso.
Unos pasos se escuchan, pero ambos los ignoran y continúan saboreando sus labios, enfundados en su propio mundo.
—Jimin —escuchan la voz de una tercera persona.
Jeon deja de besar a su lindo rubio y gira su rostro, ve a Ryuu sobre su hombro y hace un mal gesto.
—Estoy aquí —habla el rubio, queriéndose zafar del agarre de Jungkook.
—Te he buscado por todos lados —dice el japonés.
—Déjame ir —le pide Park.
—Te amo, rubio —dice Jeon, observando los lindos ojos de Jimin.
—Déjame ir —le pide por segunda vez el rubio, intentado adaptarse a su plan.
—Ya lo escuchaste —interviene Ryuu.
—No te metas —demanda Jeon.
El mayor se aleja de Jimin y ambos se observan fijamente.
—Gracias por responder mis mensajes —le agradece el pelinegro.
Jimin lo ve confuso ya que, él nunca ha respondido ningún mensaje por parte de Jungkook.
—No sé de qué mensajes hablas —expresa el menor, alejándose de Jungkook.
Recoge su saco y camina hacia Ryuu.
Jeon ignora lo que el rubio le ha dicho y observa cómo se aleja a pasos lentos con el japonés siguiéndolo.
—Te amo, rubio —dice nuevamente, está vez en voz alta y con una enorme sonrisa en su rostro.
Jimin cubre su boca con la parte de su saco ocultando su sonrojo e intentando controlar su corazón y todo su cuerpo, para no darse la vuelta y regresar hasta donde Jungkook se encuentra. Olvidarlo todo y empezar una vida juntos, pero se le hace difícil poder perdonar al hombre que tanto ama cuando es el culpable de que su padre se encuentre bajo tierra.
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