52
Dos meses después...
Busan/Corea del sur
Jeon Jungkook, ha buscado la forma de sobre llevar la distancia abismal que separa a su lindo rubio de su lado. Y es que había buscado una y mil formas de rastrear el celular de su chico del cual recibía mensajes que lo tranquilizaban y lo ayudaban a no perder los estribos y mandar todo a la mierda e ir por su lindo chico.
La Mafia de Busan ha vuelto a su completo dominio después del altercado con el tipo extraño que había sido enviado al territorio, cualquier hombre que intentaba entrar droga al dominio de Jeon perdía y no solo la mercancía, sino que también su vida.
Las reglas no han cambiado para nada, lo único que ha cambiado es la forma en la que Jeon y sus hombres, hacen que estas se cumplan a cabalidad.
Jungkook se encuentra en la sala junto a Nam conversando sobre la mercadería que le trasladarán a Tsubasa el día de mañana, la presencia de Jin los distrae un poco ya que lleva en una de sus manos un ramo de flores y en su otra mano un sobre.
—Puedo esperar a que terminen de hablar —dice Jin, sosteniendo el ramo de flores y el sobre.
—Hemos terminado —habla Namjoon, poniéndose de pie.
—¿Tienes una cita? —pregunta Jungkook.
—Yo no, pero al parecer tú sí —sonríe sarcásticamente.
—La única cita que tendré será con Jimin —expresa molesto Jeon, por el comentario de Jin.
—Pues veras que no —se acerca Jin de mala gana. —Las flores son de Hana, me cerciore de que no estuvieran envenenadas o algo por el estilo —le entrega el ramo de flores a Jeon.
El pelinegro toma el ramo de flores de manera inmediata, lo deja caer al suelo de la sala sin ni siquiera leer lo que la nota dice.
—Que descortés de tu parte, Jungkook —lo regaña Jin—. El sobre es una invitación de una tal Shiromatsu.
Jin le lanza el sobre a Jungkook ya que sabe que al pelinegro no le importa en lo más mínimo lo que le han enviado.
—¿Invitación para qué? —inquuere Namjoon.
—Habrá una cena, nos reuniremos con Kim. Tsubasa y el nuevo dueño que me sedera la mayor cantidad de ventas que los casinos produzcan —le explica Jungkook.
—Por eso recibes una invitación de Hana con flores, y un sobre de una extraña —Nam camina hasta donde el sobre se encuentra, lo toma con su mano derecha y sin dudarlo lo abre, retira la pequeña tarjeta que se encuentra dentro y la saca para poder leer lo que dice.
—Léela en voz alta por favor —le pide Jin.
Querido Jeon Jungkook, seria para mi un enorme placer el asistir a la cena que el Señor Kim estará brindando en uno de sus prestigiosos casinos. El poder ir de su mano sería un gran logro para mí, espero y pueda aceptar la invitación y mi petición.
Namjoon hace una pausa para procesar lo que ha leído y luego procede.
Le saluda Aiko Shiromatsu.
Nam termina de leer la tarjeta y no puede parar de reír. Jin, por su parte, ve a Jungkook ya que el apellido que Namjoon ha repetido le trae recuerdos.
—Jungkook —habla en voz baja, Jin. —Dijo Shiromatsu —repite, recordando el apellido.
—Sí, lo sé —le resta importancia, Jungkook.
—Mierda, eres un estúpido —Jin se aleja de Jeon. —Recuerda el apellido materno de Jimin. El apellido japonés —le pide desesperado.
—Maldita sea —Jeon se pone de pie al recordar que el apellido de Jimin es el mismo de la mujer que le ha enviado la invitación.
—Deja de reírte, Nam —le ordena Jin, molesto.
—El rubio solo tiene a Dai como hermano —dice Jungkook.
—Exacto. Jimin no tiene hermanas, por ende, descartamos la posibilidad que se trate de una posible hermana —habla Jin mientras camina de un lado hacia otro en la sala.
—Es su madre —suelta Jeon.
—¿Estás seguro? —lo cuestiona Jin, acercándose a él.
—Es ella, Jin —asegura Jungkook.
—¿Qué es lo que se supone que harás? —indaga Jin, un tanto alerta de la decisión que Jeon quiera tomar.
—Llama a Hana, y dile que no será mi pareja nunca jamás en mi puta vida —le ordena Jeon a Namjoon.
—Jungkook, piensa las cosas solo por un momento —le sugiere Jin, pero es ignorado por el pelinegro ya que este empieza a caminar. —Jungkook —lo llama de nuevo, pero no consigue el obtener su atención.
Jeon sube las escaleras y Jin hace lo mismo.
—Al menos dime que ya pensaste bien por qué iras con ella.
Jungkook se gira frente a la puerta de su habitación para quedar frente a frente con Jin.
—Es mi oportunidad de poder destruirla —dice sin siquiera pensar las consecuencias.
—¿Acaso no piensas? —cuestiona Jin, alterado. —No sabes lo que esa decisión puede lastimar a Jimin. Mierda, Jung. Por favor, solo piénsalo un poco más —insiste.
—No hay nada que pensar, Jin —Jeon se gira abre la puerta de su habitación y entra.
—No seré parte de tu plan de mierda —se opone en lo absoluto, Jin
—No te estoy pidiendo que lo seas, ahora contacta a la madre del rubio y dile que aceptare ir con ella a la cena —le ordena lo último, Jungkook.
Jin desganado y desaprobando la decisión que su amigo y jefe ha tomado, baja las escaleras y hace lo que le ha pedido, marcando al número que la madre de Jimin ha dejado al reverso de la tarjeta.
Kobe\Japón
Jimin ha logrado adaptarse de gran manera a todo lo nuevo que tiene que vivir. Ahora da órdenes específicas de que es lo que se hará, les ordena a los hombres que Ryuu ha logrado conseguir para que se unan a su clan.
Si bien, Ryuu ha sido de gran ayuda por esa misma razón tanto como Jimin y Yoongi han decidido dejarlo como el líder de armamento y de entrenar a sus hombres, ya que ambos saben que tarde o temprano la madre del rubio dejará de ser paciente y atacará a su hijo de la manera más descarada.
Taehyung está siempre al lado de Jimin, nunca se separa de su amigo, el castaño decide pedirle a su actual pareja, Yoongi, que le enseñe un poco más a cómo defenderse por si algo llega a sucederle.
Dai, por su parte, cada día crece más, se convierte en un hermoso niño del cual Jimin está más que orgulloso y feliz de tenerlo a su lado, ya que es ese pequeño niño con el cual se distrae cuando los recuerdos de Jungkook llegan a su mente.
Su Katana se ha convertido en su aliada y en su confidente, Tsubasa, le ha enviado un cinturón especial para que nunca deje su Katana y siempre la ande consigo.
La amistad entre Jeon Yoongi y Park Jimin es envidiable, y es que hasta el mismísimo Taehyung algunas veces se pone celoso debido a la confianza y confidencialidad que hay entre ambos cuando de tomar decisiones por Kobe y Tokio se trata.
Yoongi no es el reemplazo de Jungkook y tanto el chico de piel blanquecina y el rubio lo tienen más que claro. Pero entre tantas amistades y cariño, Ryuu no desaprovecha ni un segundo que Jimin le brinda ya que este disfruta de la compañía del rubio y de los recuerdos que este le trae cuando lo ve sonreír.
Jimin y Ryuu se encuentran en el enorme jardín de la casa de Kobe, ambos sentados en una hermosa banca hecha de cemento con formas de dragones alrededor de está. Frente a ellos un pequeño lago, a un costado Dai juega con un helicóptero y un avión mientras corre sobre el verdoso césped y el camino de piedrecillas.
—Debo confesar algo —habla Ryuu, observando a Jimin.
—Dime —le pide el menor, el cual observa a Dai.
—Cada vez que sonríes me recuerdas a ella —comenta el japonés.
El menor deja de sonreír y de ver a Dai, para centrar su mirada en Ryuu.
—Yo lo siento mucho, Ryuu. Debió ser demasiado duro para ti —menciona Jimin en voz baja.
—Tu madre es despiadada cuando intenta conseguir algo —Ryuu desciende su mirada y la fija en sus manos.
—Sí, así parece —dice apenado, Jimin.
—¿Le temes, rubio? —pregunta de la nada el japonés.
—No, bueno..., no lo sé —acota confuso.
—Debe ser difícil estar en tu lugar —Ryuu alza su mirada de nuevo.
—No tanto, después de mucho sufrimiento te acostumbras. Mírame ahora, tarde un mes para asimilar que todo lo que mi abuelo me había dejado me lo merecía —el rubio sonríe y mira a los ojos a Ryuu.
—Sí, bueno, tal parece que cuando nos acostumbramos a sufrir mucho, cuando algo bueno nos llega creemos no merecerlo, y eso no debe ser así. Nos merecemos todo lo que llega a nuestra vida ya sea lo malo y lo bueno —el menor asiente al escuchar las sabias palabras que Ryuu le ha dicho.
—Tienes toda la razón —el menor reposa su cabeza en el hombro izquierdo del japonés por unos segundos.
—¿Entonces crees estar listo para enfrentar a tu madre? —inquiere Ryuu.
—¿Por qué insistes en saber la respuesta? —Jimin golpea el muslo del japonés con la palma de su mano, y retira su cabeza del hombro de Ryuu.
—Solo quiero estar seguro que no dudaras en que es lo que debes de hacer cuando se llegue el momento —se explica Ryuu, poniéndose de pie.
—Estoy listo, Ryuu, y si no lo estoy te aseguro de que lo estaré.
El japonés extiende su mano hacia Jimin para ayudarlo a ponerse de pie.
—Eso espero —murmura Ryuu, luego de que ha ayudado a Jimin a ponerse de pie, y ambos se encuentran frente a frente observándose.
—Imin mila —escuchan la voz de Dai.
Ambos se ponen nerviosos y se alejan el uno del otro, en especial el rubio.
—Lo siento —se disculpa Ryuu.
—Está bien, está bien —Jimin baja su mirada.
—¡Mila, mila! —insiste el pequeño gritando.
—No volverá a pasar, lo prometo —le asegura el japonés.
—Lo sé, está bien —sonríe el rubio. —Oh, mira, Ryuu. El avión y el helicóptero vuelan —cambia de tema Jimin, enfocándose en el hermoso pequeño que corre frente a ellos de un lado hacia otro.
—¡Sí, milen! —grita Dai, contento.
—El perdón es la base para tu felicidad, rubio —musita Ryuu, mientras caminan detrás de Dai.
—¿A qué te refieres? —pregunta Jimin, observando a Ryuu con confusión en sus ojos.
—Sabes a lo que me refiero, rubio —Ryuu esquiva la mirada de Jimin y la fija en Dai. —¿Cuánto más quieres sufrir? ¿Cuánto más quieres llorar en silencio? —lo confronta el japonés.
—Ese es mi problema —replica Jimin, molesto.
—¿Algún día lo perdonaras? —cuestiona Ryuu, mientras pequeñas gotas de agua descienden del grisáceo cielo.
—Claro —responde Jimin, vagamente. —Dai, hora de entrar, esta por caer una tormenta —alza su voz.
Dai recoge su avioncito y corre hacia Jimin y Ryuu.
—Lo perdonare, pero primero lo veré arder.
Jimin carga en brazos a Dai y luego se dirige hacia dentro de la casa dejando solo al japonés en el enorme jardín.
El celular de Ryuu suena y lo saca del bolsillo de su pantalón.
—Dime —atiende.
—Los quiero listos a todos, por la madrugada volamos a Busan directo a los casinos de Kim —le ordena Ravi.
—Claro, se los hare saber justo a hora —Ryuu camina hacia la puerta trasera de la casa.
—Una cosa más —habla Ravi, cuando Ryuu está a punto de cancelar la llamada.
—Te escucho —le hace saber, Ryuu.
—Serás el acompañante de Jimin —Ravi cancela la llamada y sin poder oponerse, Ryuu entra a la casa y le hace saber a todos del viaje que tendrán por la madrugada.
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