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Flashback...
La persecución que todos tuvieron que pasar para poder llegar a kobe había sido abismal. Un par de balas, un par de ventas siendo atropelladas por el auto que Taehyung conducía mientras eran perseguidos por unos cuantos hombres de Aiko.
Ryuu guiaba a Taehyung por los lugares que debía irse para intentar perder a los hombres que los perseguían. El castaño trataba de no perder el control mientras intentaba concentrarse en el camino, pero le resultaba difícil ya que si observaba a su lado derecho veía a Ryuu sosteniendo a Dai de manera fuerte debido a la persecución en la que viajaban. Si alzaba su mirada y miraba a través del retrovisor o si giraba su cabeza hacia atrás notaba como su mejor amigo se encontraba inconsciente mientras Yoongi lo sostenía.
Ravi, por su parte, luchó para poder pedirle refuerzos a Tsubasa y vaya que los necesitaban. Si el jefe del clan de Tokio no hubiese hecho su aparición quizá todos estuviesen muertos.
Quizá la fortuna y todo lo que Osamu le dejo a su nieto, estuviera en manos de la zorra interesada de Aiko, pero la sangre llama y el llamado era respaldar a su sobrino y aniquilar a los hombres que su hermana había contratado para conseguir su objetivo.
Cuando los hombres de Tsubasa lograron controlar todo, Ryuu por primera vez conoció al líder de Tokio y tío del rubio que había decidido ayudar.
—¿Quién es él? —pregunta Tsubasa, señalando a Ryuu.
—Tranquilo —le pide Yoon, observándolo desde el interior del auto.
—Soy Ryuu.
El japonés sale del auto cargando a Dai en brazos.
—Eres el chico que ayudó a mi sobrino.
Ryuu asiente.
—Gracias por eso, te debo su vida —Tsubasa hace una reverencia mostrando un profundo agradecimiento ante Ryuu.
—Con que me dejen permanecer a su lado está bien —menciona.
—No quiero interrumpir su reunión, pero el rubio está inconsciente —les recuerda Yoongi.
—Iremos a la casa de Tsubasa —indica Ravi.
—Negativo —dice Yoon.
—No —dice Ryuu al mismo tiempo.
—Aiko ira a Tokio en busca del rubio —menciona el coreano.
—Por ser la única familia que el rubio tiene, ella pensará que recurrirá a ti —agrega Ryuu, uniéndose al mismo pensamiento que Yoongi tiene.
—Por esa razón iremos a Kobe, y eso será ahora —indica Yoon.
—Está bien, mantenme al tanto, Ravi —le ordena Tsubasa.
—Yoon, cuida de Jiminie y de Dai —le pide cuando observa que Ryuu entra al auto junto al pequeño.
—Sabes que no es necesario que me lo pidas —alza un poco su voz, Yoongi.
De esa manera todos viajan en auto, pero saben que la vida del rubio peligra. Deciden ir de forma acuática, Ravi, contrata una lancha luego que le ha pedido a un médico que revise de forma rápida el estado de Jimin.
Unas cuantas inyecciones, y un suero el cual, el rubio tuvo que llevar consigo sin el darse cuenta. La pérdida de sangre que había tenido era un poco preocupante, pero no para alertarse y asustarse.
Fin del flashback.
Kobe/Japón
Dos días después...
Ryuu, se ha encargado de revisar los alrededores de la ciudad y de cerciorarse que todo este en orden en el lugar en el que se encuentra la enorme casa Yakuza del clan de Kobe.
Cuando todo está en orden deciden que llevar a Jimin será lo mejor, el rubio es cuidado por su mejor amigo Taehyung cuando Dai duerme o cuando Ravi o Ryuu juega con él.
Yoongi, por su parte, es el encargado de cuidar de Jimin toda la noche, lleva dos días en vela. Toma una silla, le coloca una almohada y luego toma asiento a un costado de la cama en la que el rubio descansa.
No dejará a Jimin solo, no porque su primo se lo ha pedido, sino porque sabe que el chico lo necesita y que en el fondo, el rubio confia en sus locuras y su forma de pensar.
La casa se encuentra en un hermoso silencio, silencio que Yoongi aprecia, silencio que Ryuu y Ravi odia, silencio que a Taehyung asusta, pero que es reconfortador luego de haber pasado por una gran persecución dos días atrás.
Jimin yace sobre la cama, el médico le ha retirado el suero intravenoso y lo ha dejado reposar. Yoongi se encuentra sentado sobre la silla, sus brazos están doblados sobre su pecho, su cabeza recargada en uno de sus hombros y sus ojos cerrados, descansando un poco.
El cuerpo delgado del rubio empieza a despertarse, sus pequeños ojos se abren de forma abrupta observando el techo de la habitación, gira su rostro hacia la derecha y se percata que nunca ha estado en ese lugar.
Siente como su cabeza palpita un poco y duele, gira su rostro hacia la izquierda y ve una silueta borrosa de alguien sentado en una silla cerca de la cama en la que se encuentra.
Su corazón empieza a latir cada vez más fuerte, recuerda a Jungkook y en estas circunstancias lo que más quisiera es poder ver el rostro del hermoso pelinegro.
Cierra sus ojos por unos segundos y luego los abre, su visión borrosa se aclara y se da cuenta que quien se encuentra en la silla es Yoongi. Una sonrisa silenciosa y dolorosa se plasma sobre su pálido rostro, su garganta se encuentra seca y por esa razón empieza a toser un poco. Yoon se remueve sobre la silla y al escuchar a alguien toser se recuerda que cuida de Jimin.
—Rubio —articula, abriendo sus ojos.—¿Necesitas algo? —indaga, poniéndose de pie para acercarse más a Jimin.
—Mi garganta está reseca —contesta con dificultad.
Yoongi toma una botella con agua, la abre y le introduce un popote, Jimin sin dudarlo bebe agua y hace contacto visual con el mayor de los Jeon.
—¿Qué ocurre, rubio? —lo cuestiona Yoon al sentir la mirada de Park.
—Nada —responde cuando ha dejado de beber agua.
—No soy yo a quien esperabas ver aquí —sonríe Yoongi, mientras coloca la botella con el resto de agua sobre la cómoda.
—Esperaba que fueras, Taehyung —miente.
—No debes mentir, Jimin —dice serio, Yoon.
—Es solo que... —trastabilla el menor en su respuesta, para el final no concluirla.
—Te entiendo —sonríe comprensivamente, Yoon.
—Te agradezco mucho por todo, Yoongi. Lo digo en serio —suelta sincerándose el menor.
—No hay nada que agradecer, rubio —el mayor vuelve a la silla.
Jimin se acomoda sobre la cama para poder observar mejor al mayor de los Jeon.
—¿Qué haré ahora? —duda el rubio, mientras su mirada se pierde en el techo de la habitación.
—Antes de hablar sobre ese tema dime cómo te sientes. Sin mentir —le pide Yoon.
—Bueno, de salud seguro y mucho mejor que hace....
—Dos días atrás —se burla el mayor.
—Ok, mejor que hace dos días atrás, mi cabeza duele un poco y siento mi cuerpo un poco débil. No he mentido —le asegura el rubio.
—Ahora, dime cómo te sientes con respecto a lo que descubrimos.
Jimin permanece en silencio unos segundos.
—Bueno, no lo sé. Solo quiero afrontarlo, Yoongi, no tengo miedo si eso es lo que piensas, lo que mi abuelo me heredó es grandísimo, es demasiado poder para alguien como yo, pero creo que es lo que me merezco luego de haber sufrido tanto en mi corta vida —concluye Jimin.
—Bien, entonces creo que estamos listos para hablar de lo que harás —de manera rápida la mirada de Park, se dirige al mayor de los Jeon.
—No, de lo que haremos —lo observa con temor, el rubio.
—Debes decidir por ti mismo, rubio. Kobe ahora te pertenece —le explica Yoon.
—Nos pertenece, Kobe sería tuya, pero mi madre está demente y mierda ¿Qué hago en Kobe? —pregunta confuso, Jimin.
—El primer lugar en el cual tu madre te buscará será Tokio, por eso decidimos con Ryuu que traerte a Kobe sería la mejor opción, por el momento —le hace saber el chico de piel blanquecina.
—Ok, retomando a lo interior, Yoon, quiero que seas mi mano derecha, sé que dije que no tengo miedo, pero si lo tengo. Tengo miedo de equivocarme y por eso te pido que te quedes a mi lado —le pide el rubio.
—No soy un maestro, Jimin —reprocha Yoongi.
—Claro que no lo eres, maldita sea. Solo te pido que te quedes a mi lado —le pide de nuevo el menor.
—No seré el reemplazo de Jungkook —ataca el mayor de los Jeon.
—No te equivoques conmigo, Yoongi. Si te pido que te quedes a mi lado es porque sé que mi tío confía en ti y porque Jungkook también lo hace, no mal intérpretes mi petición. Sé que eres bueno y algo dentro de mí me dice que puedo aprender mucho estando a tu lado —contra ataca Jimin, molesto. —Tú o cualquiera, nunca serían el reemplazo de Jungkook, él es irreemplazable —agrega con voz más suave.
—Lo siento, si lo mal intérprete —se disculpa, Yoongi.
—Está bien, no te culpo, estoy dolido por lo que él me causo, pero como se supone que busque reemplazar al hombre del cual estoy enamorado, y contigo —el rubio se ríe bajo la atenta mirada de Yoongi. —Por favor, no tengo tan malos gustos —bromea Jimin.
—Muy gracioso, rubio, muy gracioso —sonríe ladinamente, Yoon.
—¿Necesitas algo? —pregunta el mayor, Jimin al instante niega con una sonrisa.
—Solo agua —dice en voz tímida el rubio.
—Claro —Yoongi se pone de pie, da dos pasos hasta la cómoda y toma la botella con agua de nuevo. —Tómala con tu otra mano y si sientes no poder sostenerla solo dímelo, te ayudaré —Yoon deja la botella en la mano no lastimada de Jimin.
—Gracias, Yoon —dice el menor luego de beber agua.
—Deja de agradecerme, es molesto —el mayor vuelve a su asiento. —¿Qué tienes pensado entonces, rubio? —pregunta curioso y ansioso por escuchar lo que Jimin piensa.
—Bueno, pienso en todo lo que está oculto en ese templo y temo que alguien lo encuentre —empieza Jimin.
—¿Quieres que lo saquemos de ese lugar?
Park sigue bebiendo y solo asiente como respuesta a la pregunta que el mayor le ha hecho.
—Bien, le diré a Ravi y a Ryuu que se encarguen de eso —el chico de piel blanquecina saca su celular y teclea algo en este.—Debemos encontrar donde ocultar todo —habla Yoon mientras continúa escribiendo algo.
—Lo quiero en la casa —pide Jimin.
—Es muy peligroso, cualquiera puede intentar robarlo —dice Yoongi, alzando su mirada.
—No me has entendido —sonríe burlonamente el rubio.
—Explícate entonces —le pide el mayor, regresando su atención a su aparato electrónico.
—Cuando digo que lo quiero en la casa, me refiero a que lo quiero en ella.
—Te refieres a ocultarlo en la casa literalmente —interrumpe Yoongi, mientras el rubio asiente feliz—. Quieres que la casa sea la puta caja fuerte.
—Así es —afirma Jimin.
—Después de todo no eres tan malo, rubio —Yoon guarda su celular de nuevo.—Ryuu y Ravi empezarán agilizar todo, pero ahora déjame decirte que esta habitación es buena para ocultar tu dinero —le recomienda el mayor.—¿Piso o paredes? —cuestiona pidiendo la opinión de Jimin.
—Prefiero las paredes —elige el rubio.
—Paredes será —dice el mayor, poniéndose de pie para observar las paredes de la habitación.
—Contrataremos a alguien para que haga otra pared sobre esta, para poder ocultar el dinero —habla Yoon mientras se ha imaginado todo.
—¿Qué prosigue en tu lista, rubio? —pregunta Yoon, girándose para observarlo.
—Necesitamos hombres de confianza, no podemos simplemente confiarnos con los hombres de mi tío. Mi madre vendrá por mí, Yoongi, ahora más que nunca sé que ella vendrá por mí —habla el menor mirando a Yoon.
—Ryuu debe conocer buenos hombres retirados, hablaré con él, déjame encargarme de eso a mí. Sobre tu madre —Yoon hace una pausa. —Debes estar listo rubio, ella intentará quitarte la vida, y tú debes estar listo y mentalizado a que debes defenderte —le recuerda.
—Lo sé —dice el menor en voz baja.
Unos pequeños pasos se escuchan y la silueta de un pequeño niño atraviesa la puerta de la enorme habitación.
—Imin —alza sus manitas Dai en dirección a su hermano.
—Mi hermoso Dai —dice felizmente, Jimin.
El rubio se pone de pie y camina hacia el pequeño, para luego tomarlo en sus brazos con cuidado.
—Yoongi —dice Jimin.
—Sí —responde el mayor.
—Puedes dejarme solo con Dai —le pide el menor.
—Por supuesto —dice Yoon, caminando hacia la salida de la habitación.
—No te sobre pases con Taehyung —alza un poco su voz el menor, mientras lleva al pequeño Dai hacia la cama.
Busan/Corea del sur
Mientras Jeon se encuentra en su habitación en una deplorante y notoria depresión. Jin, Namjoon y Hoseok intentan hacer las cosas bien, pero hay algo que está fuera de su alcance y ellos más que nadie lo saben.
—¡Esto está fuera de control! —exclama Jin, harto de no encontrar una solución.
—Debemos calmarnos —suelta Hoseok, tranquilamente.
—¡¿Calmarnos?! ¡En serio quieren que me calme cuando un imbécil entra a Busan, introduce su maldito producto en un día y nos desplaza en ventas! —espeta exaltado Jin, rápidamente.
—Ssshhh, baja la voz —le pide Nam, observando hacia las escaleras.
—No te preocupes, Joon. No creo que Jungkook salga de la habitación aún —comenta relajado, Hoseok.
—Pues yo espero que sí lo haga —dice Jin, molesto.
En la habitación desolada y oscura se encuentra Jungkook, después de unas horas ha decido tomar su celular, sabe que cada mensaje o llamada es de parte de Jin y por esa maldita razón no se toma la molestia de observarlos.
Pero un solo mensaje lo saco de sus casillas y decide tomar su celular, lo desbloquea y lo primero que hace es ver el sinfín de llamadas por parte de Jin, seguido por sus mensajes.
Jungkook soy Jin, por favor atiende
Jeon, bufa porque sabe que todos los mensajes dirán lo mismo, pero decide seguir leyendo de manera rápida y desinteresada lo que Jin le ha escrito. Continúa hasta que lee algo que llama su atención.
Hemos bajado en las ganancias, un tipo ha entrado a Busan con su producto y han bajado nuestras ventas, maldita sea, haz algo.
Jungkook cierra sus ojos y trata de relajarse, no tiene ganas de salir de su habitación, extraña a su lindo rubio y al pequeño Dai. Permanece con sus ojos cerrados hasta que un nuevo mensaje llega a su celular.
—Maldita sea, Jin —brama molesto, abriendo sus ojos.
Cuando observa la pantalla de su celular se da cuenta que no es un maldito mensaje de parte de Jin. Su corazón empieza a palpitar tan rápido de emoción que se siente completamente estúpido, al sentirse tan feliz.
El contacto de Jimin tiene un nuevo mensaje, sus manos empiezan a sudar y su ansiedad por saber lo que le ha escrito lo consume.
Se siente feliz con solo saber que luego de su constante envío de mensajes al número de su lindo rubio había conseguido que su chico le enviará un mensaje.
Dai se encuentra bien, yo estoy bien, espero y tú también lo estés. Por favor continúa con tu vida.
Es un simple mensaje, pero ese simple mensaje de su lindo rubio le da ha entender que ha leído sus mensajes y que a pesar de todo el daño que le había causado, Jimin se ha atrevido a enviarle un mensaje.
La sonrisa en su rostro no desaparece, no le enviará un mensaje de nuevo, al menos no por el momento, debe salir de su maldita habitación y proteger Busan y no dejar que nadie más se adueñe de esta.
Jeon se coloca una camisa y sale de su habitación, baja los escalones y camina hasta la sala, todos lo observan asombrados en especial Hoseok y Namjoon.
—Los quiero listos en una hora y media —les ordena.
—¿Quieres que prepare las armas? —pregunta Joon.
Jung solo asiente.
—Iremos por el maldito que ha tenido la osadía de entrar a mi territorio y hacer que mis ventas bajen —les indica Jeon.
Se gira para salir de la sala y regresar de nuevo a su habitación.
—Cuando esté listo quiero que limpien mi habitación —le pide a una de las sirvientas.
—Claro, joven Jeon —dice la chica haciendo una reverencia.
—Gracias —alza su voz Jin, haciendo que Jeon lo observe sobre su hombro.—Le agradezco a la persona que hizo que abandonaras la puta habitación —añade Jin.
Jungkook lo ignora y continua su camino hacia la habitación, mientras sube los escalones piensa en la manera más dolorosa para matar al maldito que ha entrado a Busan a intentar controlar su territorio cuando él se había ausentado por unos malditos días para procesar la distancia y separación que hay entre él y el hermoso rubio al cual ama demasiado.
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