45
Yoongi no deja de conducir ni un momento. Conduce sin saber a dónde dirigirse, su celular suena y le alerta que su primo le escribe y le indica específicamente donde llevar a Jimin y a Dai para que estén a salvo.
El mayor de los Jeon simplemente se dedica a conducir y a observar de vez en cuando a trevés del retrovisor a Jimin, aferrarse de Dai y ser consolado por Taehyung.
Mientras el auto se encuentra detenido por la luz roja del semáforo, Jimin limpia sus lágrimas y trata de ser fuerte. Yoongi lo observa y desea haber sabido lo que la puta grabadora decía.
—Dejare de llorar —habla el rubio, después de haber llorado por mucho tiempo a su padre que está muerto.
—Tranquilo, Chim —el castaño acaricia el brazo de su mejor amigo para recordarle que no está solo y que lo tiene a él, a pesar de todo lo malo que han vivido juntos.
—Estaré bien, Tae, lo prometo —le sonríe débilmente el menor.—¿Hacia dónde nos dirigimos? —pregunta el rubio a Yoongi, cuando por fin decide prestar atención a la carretera.
—Pensaba llevarte a un hotel, estarán seguros allí —responde Yoon, arrancando luego que la luz del semáforo ha cambiado al color verde.
—No —suelta repentinamente, Jimin, ganándose la atención de todos—. No iré a ningún lugar que Jungkook conozca.
El chico de piel blanquecina suelta un suspiro, realmente odia estar en el medio, pero debe hacerlo por su primo y por descubrir la verdad detrás del tatuaje del rubio.
—Estarás más protegido —comenta Yoongi.
—Donde sea que vaya estaré protegido, Ravi me acompaña y traigo conmigo mi Katana y mis cuchillos. Taehyung y yo nos defenderemos —replica el menor.
—Lo sé Jimin, pero debes pensar en tu seguridad y la de Dai —le recuerda Yoon.
El rubio ignora las palabras de Yoongi y fija su mirada en la ventanilla observando hacia fuera. Sabe que debe ser fuerte, sabe lo que quiere, quiere ser feliz y por primera vez saber defenderse y luchar por algo que realmente quiere.
Quiere ser respetado por lo que es y por lo que será, quiere seguir con el legado de su familia, pero primero necesita dejar el pasado atrás, empezar desde cero y descubrir lo que su tatuaje y la llave que su abuelo le dejó antes de morir significa.
—Deten la camioneta —le pide el rubio, sin retirar su mirada fija de la ventanilla sosteniendo a Dai en brazos.
Yoongi decide pasar por alto la petición de Jimin, y continúa conduciendo.
—¿Acaso no escuchaste? —lo cuestiona Ravi, molesto.
—Cállate —susurra furioso el mayor de los Jeon.
—Yoongi, detén la maldita camioneta. Ahora —alza su voz el rubio.
Taehyung alza su mirada y a trevés del retrovisor hace contacto visual con Yoongi. Asiente.
El mayor baja la velocidad se ha orilla y luego frena.
—¿Qué quieres hacer, Jiminie? —inquiere el castaño.
—Voy a hablar y a dejar las cosas claras —dice Jimin, abriendo la puerta de la camioneta. —Todos afuera —les ordena.
Todos abandonan la camioneta y esperan a que el rubio deje a Dai en el asiento trasero dormido, mientras él dice lo que tiene pensado hacer con o sin apoyo de los hombres que lo acompañan.
—Intentaré ser claro y breve —verbaliza el rubio, observando a los tres hombres frente a él. —No me quedare en Corea y no ire a Tokio con mi tío —hace una pausa. —Al menos no por ahora —agrega.
—¿Adónde se supone que iremos entonces? —pregunta Taehyung.
—Necesito hacer una llamada y luego les dire hacia donde nos dirigiremos.
Los tres hombres asienten.
Yoongi le dá el celular a Jimin y él decide sacar el suyo para poder comunicarse con Jungkook.
—Sí le das la ubicación de donde nos encontramos, le dire a Ravi que te golpee —lo amenaza el rubio.
Jimin desbloquea su celular y observa muchos mensajes que provienen de Jungkook, los ignora junto con el sinfín de llamadas y luego decide ir a su lista de contactos, buscando alguno que no recuerde haber agregado.
A lo lejos recuerda el rostro del japonés que lo había ayudado y dijo que no dudara en llamarlo si necesitaba de alguien.
—Mierda —murmura el rubio, cuando no encuentra el contacto del tipo. —Relájate Jimin —se dice en voz baja así mismo.
—¿Todo bien? —indaga Tae, mientras observa a Dai.
—Sí —le afirma Jimin.
El rubio logra encontrar el contacto del japonés, y sin dudarlo por un segundo decide contactarlo.
El celular suena y el nerviosismo de Jimin empieza a hacerse presente poco a poco.
—Hola —escucha la voz grave y fuerte que atiende a su llamada.
—Hola —responde con voz nerviosa, Jimin.
—¿Quién eres? —pregunta la voz fuerte a través de la línea.
—Soy el hijo de Aiko, el chico al cual habías secuestrado y por alguna extraña razón tu tatuaje y el mío tienen algunas coincidencias —le recuerda Jimin.
—Eres el chico rubio al que ayudé —se escucha una sonrisa.
—Sí, soy yo —confirma el rubio, con una sonrisa en su rostro.
—Sabía que me llamarías —dice el japonés. —¿Qué puedo hacer por ti, chico? —indaga.
—Quiero saberlo todo —suelta decidido, Jimin.
—Es arriesgado, chico.
—No me interesa, solo quiero saber la verdad y hacerme cargo de lo que sea que oculte la llave y la dirección —el nerviosismo de Jimin poco a poco va desapareciendo.
—Debes estar preparado, chico, requiere de poder, responsabilidad y de dejar todo en el pasado —el japonés hace un pausa dejando salir un enorme suspiro que es escuchado por Jimin. —Es como empezar desde cero —culmina Ryuu.
—Es justo lo que quiero —espeta el rubio, decidido.
—¿Estás seguro, chico? —cuestiona dudoso el japonés.
—Demasiado seguro —contesta Jimin, observando a lo lejos a Dai siendo cuidado por Taehyung.
—Bien, te ayudaré si es lo que quieres —accede Ryuu. —Si viajas con alguien más, cerciórate que se han leales a ti. Lo que estas a punto de descubrir es una maldita locura para ti, pero para ellos será una maldita mina de oro —le menciona.
—Lo hare —dice Jimin, caminado hacia los tres hombres que lo acompañan.
—¿Dime donde te encuentras, rubio? —lo cuestiona Ryuu.
—Bueno, estamos en una carretera —responde sonriendo, Jimin.
—Nos vemos en el lugar que te teníamos encerrado, si alguno de los chicos que te rescató está contigo, él sabrá como llegar. Esperaré allí por ti —la llamada se cancela y Jimin los observa a todos.
—¿Hacia dónde? —interroga Ravi.
—Yoongi, debes llevarnos al lugar donde me rescataron —le indica el rubio.
—¿Por qué allí? —pregunta el mayor de todos.
—Porque allí espera Ryuu por nosotros —acota el rubio.
—Espera ¿Quién es Ryuu? —inquiere Yoon.
—Ryuu, es el tipo que me ayudó cuando estuve secuestrado —suelta Jimin.
—Estás diciéndome que estás confiando en tu ex secuestrador, y has dejado a Jungkook —espeta molesto, Yoongi.
—Es distinto —interviene en su defensa, Taehyung.
—¡Claro que no! —vocifera exasperado, Yoon.
—Claro que sí, la diferencia es que Ryuu no mató a mi padre —masculla sin pensarlo, Park. —Escucha Yoongi, no me interesa si estás de acuerdo o no, solo llévame al lugar y luego te puedes largar —le comenta enojado. —Voy a descubrir la verdad detrás de mí tatuaje y la llave así que, si no te parece regresa con Jungkook —le sugiere.
Yoongi, guarda silencio por unos segundos y piensa mejor las cosas.
—Ire contigo, rubio —dice decidido, Yoon.
—¿Seguro? —pregunta el menor.
—Claro —responde Yoongi.
—Bien. Ravi, quítale su celular —le ordena el rubio al japonés.
—¿Qué? —duda asombrado el mayor de los Jeon.
—Sin celular Yoongi. Empezare desde cero, has decidido venir porque así lo has querido. Todo cambiara, así que aun puedes quedarte y volver con Jungkook —le recalca Jimin, observando al chico de piel blanquecina.
—Ire – balbucea, entregándole su celular a Ravi.
—Apágalo —le ordena Jimin.
Al instante el japonés hace lo que le han pedido.
—¿Entonces iremos al lugar de tu secuestro? —duda Yoongi.
—Así es.
El rubio entra en la parte trasera de la camioneta, carga a Dai en brazos y luego cierra la puerta.
—Hagamos esto —dice Yoon, encendiendo la camioneta luego que todos están dentro para dirigirse al lugar donde Ryuu los espera.
Jungkook
Después que Jimin abandonó mi casa junto con el enano, todo se convirtió en una maldita odisea en mi vida. Todo lo que había luchado para tenerlo a mi lado se vino abajo por la maldita mentira.
—Lo he jodido —suelto cuando observo Nam de pie bajo el marco de la puerta de mi habitación.
Habitación que compartía junto al rubio.
—Quisiera decirte que no hermano, pero sabes que es difícil que el chico te perdone —dice con sinceridad, Namjoon.
—¿Pensabas decírselo algún día? —pregunta esta vez, Jin, el cual, entra a mi habitación y toma asiento a mi lado.
—No —confieso en un susurro.—Si lo decía lo perdía y lo sabía. Por eso no pensaba decírselo nunca —digo, mientras lágrimas recorren mi rostro.
—Mierda —bufa Jin, desesperado.
—Yoon, llamó y dijo que se encontraban bien. El rubio le había pedido detenerse en la carretera para hablar con ellos, dijo que llamaría —hago una pausa para limpiar las lágrimas de mi rostro.
—¿Cuánto tiempo ha pasado ya? —me cuestiona Nam.
—Aproximadamente media hora —respondo, mientras observo el reloj de Jin.
—Todo estará bien, solo dale tiempo —me pide Jin, acariciando mi brazo izquierdo.
—Eso espero, Jin —murmuro.
Me pongo de pie desesperado y admito—. Lo necesito a mi lado, Jin. Me enamoré de él.
—Solo ten paciencia, Jungkook. No lo fuerces, dale su tiempo, el que sea y luego inténtalo de nuevo —me recomienda Jin.
Estoy a punto de responder, pero mi celular suena, lo saco de mi bolsillo y observo que se trata de mi primo.
—Es Yoon —les hago saber.
Jin se pone de pie y se acerca a mí al igual que Namjoon.
—Dime Yoon —atiendo la llamada.
—Jungkook, escúchame —dice con voz agitada.—Ire con el rubio, no sé a dónde se dirige, pero está dispuesto a todo. Jung, su tatuaje oculta algo junto a la llave, sea lo que sea que sucedido contigo solo lo motivó más a descubrir la verdad —hace una pausa para tomar aire.
—Espera —intento detenerlo.
—Debo cortar comunicación contigo, Jung, prometo que lo protegere a él y a Dai. Solo confía en mí y dale tiempo al tiempo. Jungkook, el rubio está demasiado dolido con la pérdida de su padre.
—Es hora de irnos, Yoongi —escucho la voz de mi lindo rubio al fondo.
—Yoon, espera —digo el escuchar la voz de Jimin.
—Debo irme, Jung, cuida de Busan. Cuando descubramos todo, prometo comunicarme contigo de nuevo.
—Basta —escucho de nuevo la voz de Jimin.
—Prometo contactarte, Jung, y prometo cuidar de ambos —la llamada se cancela.
—¡Espera Yoon, mierda! —desgañito.
Lo llamo de nuevo, pero el celular ya se encuentra apagado.
—Rastréalo —le ordeno a Jin,
—El celular de Yoongi solo puede localizarse cuando esta encendido, Jungkook —me explica el antes mencionado.
—Mierda, no.
Dejo caer mi celular a la alfombra.
—¿Qué sucede, Jung? —inquiere Nam.
—Se han ido, no sé a dónde. No sé nada, ¡mierda! Lo he perdido —me dejo caer al suelo devastado.
Jin sin decir nada se acurruca y me abraza fuertemente mientras lágrimas empiezan a salir de mis ojos, una tras otra. He perdido a mi chico, he perdido a mi lindo rubio.
Sus palabras diciéndome jamás te perdonaré retumban en mi cabeza.
Tiempo al tiempo, como podría hacer eso si todo de mí se ha acostumbrado a todo de él.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top