41

La moneda tiene dos caras, dos lados al igual que nosotros los humanos, tenemos la cara feliz, siempre lista y la de tristeza aguardando por nosotros. Dos caras de la moneda, sí. Cuando la moneda gira su cara o lado es distinto ¿o no?


Busan/ Corea del sur.


En las afueras de Busan. Ryuu, se encuentra furioso mientras viaja en la parte trasera del auto, lleva a Jimin en una parte de sus piernas y cada vez que recibe una señal que el lindo rubio está por despertar le coloca nuevamente el pañuelo que contiene cloroformo para que regrese a su dulce y tormentoso sueño.

—Detén el auto —ordena airado, Ryuu.

El japonés que conduce lo ignora y eso a Ryuu lo cabrea, y demasiado.

—Debo amenazarte siempre para que obedezcas mis órdenes —Ryuu se cansa y golpea el rostro del japonés haciendo que pierda por unos milisegundos el control del vehículo. —Estaciona el puto auto —alza su voz.

—Pero pueden seguirnos y dar con nosotros —dice el japonés temeroso, mientras disminuye la velocidad, orillándose para estacionar el auto por unos momentos.

—¿Te comunicaste con Aiko? —pregunta antes de salir del vehículo, dejando caer la cabeza del rubio fuertemente sobre el asiento.

—Dijo que le llamaras —le indica el japonés que conduce.

—Es lo que he intentado hacer y no me responde —la ira de Ryuu empezaba a notarse, el japonés que lo acompaña en serio le teme.

Ryuu desesperado marca una y otra vez el número de la maldita de Aiko, no piensa desistir hasta que consiga hablar con la loca que manda a secuestrar a su propio hijo, para quien sabe qué.

—Iré al baño —el tipo sale del auto y cierra la puerta, camina hasta el baño de la gasolinera que se encuentra a unos dos metros.

—Deje un mensaje después del tono —le pide la operadora.

Está por arrojar su celular contra el asfalto, pero el movimiento dentro del auto se lo impide. Entra al vehículo de nuevo y ve a Jimin con sus ojos pequeños y confundidos observándolo.

—Déjame ir —le pide con voz suave.

—Lo siento, bonito —Ryuu se agacha para tomar el pañuelo con cloroformo para así una vez más dormir al chico.

Jimin como puede intenta decirle a su cuerpo que reaccione, que su oportunidad de escapar ha llegado. Alza su pierna derecha y estrella su rodilla contra el rostro de Ryuu, pisa la mano del japonés y lanza unos cuantos golpes en su espalda.

Cuando el rubio ve la oportunidad de salir no lo duda, abre la puerta y cuando sale del auto se cae, su cuerpo aun no responde de la manera que él quiere y piensa en su mente.

—Mierda —se queja.

Se sujeta de la puerta y se intenta poner de pie, sintiendo como algo jala hacia dentro del auto.

Ryuu ha tomado parte de la chaqueta y lo atrae de está con demasiada fuerza para volver a entrar al auto.

Jimin, suelta la puerta y decide quitarse la chaqueta de manera rápida, pero con un poco de dificultad.

—No lo hagas —le ordena Ryuu, cuando se ha retirado la chaqueta.

—Púdrete.

Jimin, logra pararse e intenta correr con sus piernas y su cuerpo débil, agregando que su vista está un tanto nublada y no logra ver bien.

El japonés abandona el auto y sabe que va lograr alcanzar al rubio, pero también sabe que si alguien los observa y alerta a la policía o al líder de la mafia de Busan están perdidos.

Decide acelerar sus piernas y detener de una vez por todas a Jimin.

Con toda su fuerza Ryuu logra lanzar a Jimin al asfalto, el rubio como puede intenta defenderse mientras su cuerpo empieza a reaccionar de la manera adecuada.

—No lo hagas más difícil, chico.

Jimin lucha y se remueve en el asfalto tratando de conseguir soltarse. Toma un poco de arenilla en sus manos y la lanza en el rostro de Ryuu.

—Hijo de puta —suelta Park, cansado intentado reponer el aire que ha perdido.

El japonés limpia su rostro y observa a Jimin intentando huir de nuevo, Ryuu lo toma de su tobillo y provoca que el rubio caiga con su pecho contra el asfalto.

Jimin no se rinde y avanza hacia adelante arrastrándose, provocando que su camisa se levante y deje a la vista el tatuaje de su espalda ante Ryuu.

—Detente —le pide el japonés, colocándose encima de Jimin para evitar que continúe arrastrándose, mientras observa con sumo cuidado su tatuaje.

Luego que ha visto todo el tatuaje del chico rubio, lo gira y se coloca sobre él de forma demandante.

—¿Quién mierda eres, chico?

Jimin no deja de luchar para soltarse.

—Te dije que te detengas —dice molesto Ryuu, estrellando el dorso de su mano contra la mejilla de Park.

—Vas arrepentirte de haberme golpeado. Te lo juro —lo amenaza el rubio, con lágrimas en su rostro debido al impacto reciente en el rostro.

—Dime quién eres —demanda Ryuu, molesto, tomando sus muñecas y contraminándolas contra el asfalto de manera fuerte.

—Soy Park Jimin, hijo de Aiko y nieto de Osamu Shiromatsu —habla Jimin, enfadado.

—¿Tu decidiste hacerte el tatuaje? —interroga el japonés.

Jimin niega.

—Mi madre y luego mi abuelo —responde. —Eres un Yakuza —articula Park, observando a Ryuu. —Déjame ir por favor. Te pagaré el doble, pero déjame ir —le suplica.

—Ni siquiera sabes lo que eres y lo valioso que eres, chico —comenta Ryuu, mientras con una de sus manos busca su celular que no para de sonar.

—¿A que te refieres? —indaga curioso, Jimin.

—Guarda silencio —le ordena el japonés y atiende su celular. —Llevo mucho intentado comunicarme contigo, no juegues conmigo —se dirige molesto a Aiko.

—Le mandé la dirección a tu conductor, de lo demás se hará cargo, Hiro —le informa la mujer.

—¿Quién carajos es Hiro? —la cuestiona Ryuu.

—El que se hará cargo de Jimin —dice plácidamente, Aiko.

—¿Mi trabajo ha terminado entonces? —pregunta el japonés.

—Claro que no —contesta molesta.

—¿A qué estas jugando? —pregunta una vez más, Ryuu.

—No te metas en mis asuntos, Ryuu —replica Aiko, furiosa. —Haz lo que te digo y no tendremos problemas entre tú y yo —continua la mujer.

—Ni siquiera sabes de lo que soy capaz, así que no me amenaces —habla Ryuu y luego finaliza la llamada.—De pie, chico —le ordena el japonés, retirándose de encima de Jimin.

—¿Por qué dijiste que no sé quien soy y lo valioso que soy? —lo cuestiona el rubio cuando se ha puesto de pie.

Ryuu, sujeta sus manos con una cuerda fuertemente.

—¡Contesta! —grita Jimin.

—No me grites, lindo —le pide Ryuu con seriedad. —Solo divagaba por unos segundos —se excusa el japonés.

—Mientes —se remueve Park.

—Escucha chico, más vale que te comportes, no quiero volver a golpearte —toma la cuerda con la que ha sujetado las manos de Jimin y lo encamina de nuevo hacia el vehículo.

—Sé que sabes algo que yo no sé, por eso te pido que me dejes ir —le suplica Jimin, caminando forzadamente.

—Cállate —brama el japonés.

—Por favor —insiste el rubio.

—Si no cierras tu linda y codiciosa boca de una puta vez voy a dormirte de nuevo —adivierte cansado Ryuu, de pie ante el auto.

—No, espera. Voy a callarme, lo juro —interviene el rubio. —No hablare más, pero por favor no me duermas de nuevo —implora.

Ryuu accede, no lo duerme, pero cubre sus ojos, le retira su celular y lo revisa para evitar ser rastreados. El japonés que conduce entra al auto y arranca de una sola vez, ni siquiera Ryuu sabe cuál será su destino ya que solo sigue ordenes de una maldita desquiciada.




Tokio/Japón


Jeon y sus hombres llegan al puerto, lo primero que hacen es deshacerse de la ropa sucia y llena de sangre, segundo; guardar sus armas, tercero; tomar una ducha y cuarto; esperar por la llegado de Shiromatsu.

Jungkook sale de la que es su habitación con su celular en la mano dispuesto a cumplir lo que le había dicho a Jimin. En sus contactos busca el de su lindo rubio, lo marca y mientras espera que atienda sale a la cubierta.

Observa como los comerciantes venden sus productos, como enormes barcos abandonan el puerto hacia China o Corea del sur. La operadora lo envía a buzón de voz, Jeon cancela la llamada y ve como Yoongi sale junto a sus otros tres hombres de confianza.

Jungkook recuerda que Jimin le ha comentado de la fiesta de la madre de Taehyung, intenta marcar de nuevo y de igual manera no logra establecer contacto con su rubio.

—Tsubasa ha llegado —anuncia Namjoon, el cual, se encuentra en la orilla de la rampa esperando por el líder Yakuza.

Jeon cancela de nuevo la llamada y espera por la llegada de Tsubasa.

El líder de Tokio baja de su camioneta y atiende su celular de manera rápida al observar que se trata de su único hombre en Busan.

—Ganamos —le informa Tsubasa de primero.

—Debo informarte algo, pero necesito que Jeon también escuche —le pide Ravi.

—Dame un segundo —dice Tsubasa, uno de sus hombres le da un bastón debido a la herida de su pierna.

—Intente comunicarme con Jeon, pero creo que está hablando con alguien más —informa Ravi a su jefe mientras sube la rampa.

—Necesito a Jeon —anuncia Tsubasa, cuando ve a Namjoon al final de la rampa.

—Estoy aquí —habla Jungkook, observando su celular mientras escribe un mensaje de texto, el cual, le envía a Jimin.

—Ravi tiene algo que informarnos.

De forma rápida Jeon retira la vista de su celular y se acerca hasta Tsubasa acompañado de Yoongi.

Tsubasa coloca en alta voz el aparato para que la mayoría pueda escucharlo.

—Te escuchamos —dice Jeon, dándole pase libre a Ravi para hablar.

—Ha sucedido algo cuando hemos ido de compras —empieza el japonés mientras se escucha el llanto desesperado de Dai a lo lejos. —Los mismos tipos han aparecido —se detiene por unos segundos. —Se han llevado a Jimin —suelta de una.

—Es broma —espeta Jungkook, incrédulo.

—Jeon, no juego con cosas de este tipo. Jimin fue por el pastel que había encargado, yo fui con Taehyung a la tienda confiado a la seguridad de tus hombres, pero al parecer no debí hacerlo —de nuevo hace una pausa—. Herí a uno de ellos, lo tengo en el sótano de la casa de Jeon aún con vida. Pretendo sacarle información necesaria para dar con su paradero.

Jungkook, aún sin créerlo no dice una sola palabra.

—Viajaré a Busan, preparen mi jet —les ordena Tsubasa a sus hombres.

—Dile a Jimin que deje de bromear —balbucea Jungkook, luego de permanecer en silencio por unos momentos.

—Mierda, Jungkook, no es una maldita broma —se escucha la voz quebrada de Taehyung y los hipidos de Dai—. Se llevaron a mi mejor amigo, vi con mis malditos ojos como el estúpido lo subía al auto mientras lo cargaba.

Tae no puede más y se quiebra, al igual que el corazón de Jungkook empieza a hacerlo.

—Por favor Jungkook, ven acá y salva a Chim. Dai no ha parado de llorar necesita a Jimin, por favor —suplica Taehyung, llorando.

—El jet está listo jefe —le indica uno de los Yakuza a Tsubasa.

Jungkook enciende su celular y llama de nuevo a Jimin, tres sonidos y esta vez sí consigue que alguien atienda.

—Jimin —pronuncia Jeon, mientras Yoongi se encuentra a su lado.

—No —se escucha la voz de un desconocido.

—Más vale que no lo toques porque juro que voy a encontrarte y voy a matarte —lo amenaza Jungkook.

—Las ganas que tengo de divertirme con el lindo chico, no me las quitaran tus amenazas —suelta placenteramente el tipo. —Te enviaré fotografías de cuando me esté divirtiendo con él —dice riendo.

—No te atrevas —brama Jung.

—Si me atrevo, imbécil, para que veas que no juego. Tráelo —ordena el tipo. —Tu novio está en la línea, hermoso —escucha Jeon. —Habla —le ordena el tipo a Jimin, el cual, se niega.

Un gemido se escucha por parte del rubio y Jungkook siente como todo su cuerpo arde. Necesita encontrar al maldito, pero más necesita encontrar al rubio y ponerlo a salvo.

—Habla —le ordena de nuevo el tipo.

—Jungkook —jadea de dolor el menor.

—Jimin —articula Jeon, alejándose de Yoongi. —Cuida de Dai —le pide el rubio.

—Iré por ti mi amor —le asegura Jungkook.

—Cuando vengas ya lo habré matado —interviene el tipo.

—No lo escuches Jimin, iré por ti mi amor. Lo juro, solo resiste —le indica Jeon, desesperado.

—Adiós Jungkook —se burla el tipo, cancelando la llamada.

Jungkook se da la vuelta y todos notan la ira en su rostro, y como sus ojos se encuentran llenos de lágrimas.

—Intenta descifrar el celular de Jimin —le ordena a Jin—. Los demás viajaremos a Busan ahora mismo.

Todos asienten.

—Iré contigo —dice Tsubasa.

—No, no lo harás —replica Jungkook.

—Es mi sobrino —suelta el japonés.

—Es mi pareja, Tsubasa —hace una pausa Jungkook, con un nudo en su garganta—. Y tú no estás en posición de poder hacer algo, déjame encargarme de esto, si necesito ayuda te llamaré. Yoongi te mantendrá al tanto.

El japonés duda, pero luego se da cuenta que está herido y que no podrá ser de gran ayuda.

—Te mantendré al tanto, amigo —se acerca Yoongi a Tsubasa.

—Escóltenlos a la pista —les ordena Tsubasa a sus hombres.

—Namjoon dile a Ravi que encuentre a los hombres que patrullaban Busan en la calle que sucedió todo —ordena Yoongi. —Tendré una reunión con ellos —añade.

La moneda se ha girado y la cara no es la misma ¿o sí?


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top