40

La lucha está a solo una hora de llevarse acabo, los jefes de los clanes han tenido una última conversación por medio de una llamada telefónica. Ambos dispuestos a continuar con la lucha de clanes, dispuestos a todo, dispuestos a derramar sangre para cuidar lo que a uno le pertenece y lo que el otro ambiciona.

Tsubasa, luego de haber hecho una hora de concentración junto Jeon Yoongi, fue a su habitación, intento dormir, pero lo único que su mente proyectaba al cerrar sus ojos es la lucha entre clanes que se ha esperado desde hace mucho.

Todos los Yakuza del clan Shiromatsu de Tokio se encuentran listos, todos esperan la hora en la que saldrán de la casa armados y dispuestos a dar su vida por defender el territorio de Tokio y ganar el de Kobe.

Por su parte, Jeon y sus hombres se encuentran empacando las cajas con armas, le echan un último vistazo para luego salir de la casa de Tsubasa y anticiparse al lugar para obtener un mejor control en la lucha que se han involucrado para sostener una alianza entre ambos.

—¿Falta algo? —pregunta Jungkook a Jin.

—No, todo está listo. Es hora de irnos —responde.

—Muy bien señores, hora de irnos y prepararnos —habla Yoongi a sus hombres.

—¿Listo? —cuestiona Yoon a Jung.

—Así es —contesta mientras sonríe ladinamente.

Todos sus hombres llevan las cajas con armas a las camionetas, Yoongi y Jungkook caminan hasta donde Tsubasa se encuentra preparándose para la batalla.

—Voy a cubrirte —habla Yoongi, llamando la atención del japonés. —Me debes la continuación de tus historias —le recuerda.

—Solo no me apuntes a mí —bromea Tsubasa.

Ambos estrechan sus manos y se despiden deseándose la mejor de las suertes.

Jungkook, permanece al lado de Tsubasa por unos minutos observando los movimientos de cada uno de los hombres que se pasean en la enorme sala de la casa.

—Cuando todo termine vayan al barco —le pide Tsubasa a Jeon.

—Nos veremos allí entonces —Jung, sacude su saco y da un paso hacia el frente.

—Antes de que te vayas, Jeon —el coreano se detiene. —Mi sobrino me pidió que te diera esto —extiende su mano y le entrega una caja mediana.

—Gracias —dice Jungkook, tomando la caja. —Todo saldrá bien, Tsubasa. Ya escuchaste a Yoongi, él te cubrirá —hace una pausa. —Todo estará bien —repite de nuevo, para luego salir de la casa, subir a la camioneta e ir al lugar y tomar sus respectivos puestos.

Mientras Yoon conduce, Jungkook abre la caja que Tsubasa le ha entregado, retira el papel que esta encima y observa un par de guantes de cuero, en el ajustador de las muñecas tiene inscrita dos iniciales J.J.

Jeon lanza la caja al asiento trasero, se percata de una pequeña nota que ha caído en el asiento, la lee y de manera rápida toma su celular y busca en el marcador rápido el número de su lindo rubio.

—Tu llamada solo puede significar una cosa —dice Jimin, cuando ha atendido la llamada de Jeon.

—¿Qué significa? —lo cuestiona con gracia, el mayor.

—Que has recibido mi presente —dice feliz, mientras Jungkook escucha como mueve algo a través de la línea. —¿Te han gustado? —pregunta el menor.

—Me gustan, pero no más que tú —habla entre susurros, Jeon. —¿Qué haces, rubio? —lo cuestiona curioso, al escuchar demasiado movimiento.

—Arreglo un bolso con las cosas de Dai —le informa Jimin, mientras introduce dos biberones al bolso color azul.

—¿Creí que estarías esperando por mí? —hace una pausa rápida mientras se acomoda en el asiento de cuero de la camioneta. —¿Piensas dejarme acaso? —concluye con seriedad.

—No imbécil —responde Park, cerrando el cierre del bolso y dándoselo a Ravi. —La madre de Taehyung está de cumpleaños así que le prepararemos una pequeña fiesta —le comenta. —Debo ir por el pastel y por platos desechables —continúa comentándole Jimin, mientras toma la manita de Dai.

—¿Ravi va contigo? —indaga el pelinegro.

—Por supuesto —responde el rubio. —¿Estás listo para la batalla? —pregunta.

—Claro —responde fríamente, Jeon.

—Debo dejarte, espero y todo vaya bien —Jimin entra a la camioneta en la parte trasera junto a Dai.

—Rubio —lo llama Jungkook.

—¿Sí?

—Te extraño como no tienes idea —suelta Jung, ganándose una mirada por parte de Yoongi.

—También te extraño, Jungkook —confiesa el menor.

—Te llamaré cuando la lucha por el territorio haya llegado a su fin.

La camioneta en la que Jungkook viaja se detiene, ya que han llegado al lugar.

Yoongi baja de la camioneta y ayuda a los demás hombres a bajar todo el equipo necesario.

—Termina ya, deben esconder los autos —le ordena Yoongi, seriamente.

—¿Esperarás por mi llamada? —pregunta Jeon, saliendo de la camioneta.

—Por supuesto, esperaré por tu llamada y esperaré por ti —dice con un poco de vergüenza, Jimin.

—Te quiero, rubio —finaliza la llamada Jungkook, sin dejar que el menor le corresponda.

Treinta minutos para alistarse y para ocultarse del clan de Kobe. Lo harán, claro que sí, cuando Yoon y Jung se juntan son imparables, pero eso es algo que los Yakuza de Kobe no saben.

En Busan, Jimin viaja junto a Dai y Ravi. El menor lucha por establecer contacto con su mejor amigo para pasar a recogerlo.

—¿Dime para que tienes celular sino lo atiendes, Kim Taehyung? —lo regaña Park, cuando el castaño ha atendido el celular.

—Lo siento, Jimin, pero debía cerrar el bar —se excusa Tae.

—¿Dónde estás? llevamos quince minutos dando vueltas en la camioneta.

—Frente a la pastelería, recoge el pastel mientras compro unas cuantas cosas en la tienda de enfrente —se pone de acuerdo con el menor.

—Está bien, le diré a Ravi y por favor date prisa, Taehyung —le pide Jimin.

El rubio le brinda la información a Ravi y este de forma rápida gira la camioneta ágilmente y cambia de rumbo. Cuando están cerca, Jimin, suelta el cinturón de la sillita de Dai y lo toma entre sus brazos.

—Estás muy hermoso ahora, Dai —besa las mejillas regordetas del pequeño.

Ravi se detiene frente a la pastelería, observa un auto gris estacionar detrás de ellos, ve por el retrovisor, está a punto de pedirle a Jimin que no abandone el la camioneta cuando el celular del rubio suena.

—Estamos aquí —responde Park a la llamada de Tae.

—Lo sé, dile a Ravi que necesito ayuda con algunas cosas —informa Taehyung, mientras rebusca dinero en su cartera—. Una cosa más, envíame dinero.

Jimin cancela la llamada.

—Ve con Taehyung —le ordena a Ravi.

El rubio observa como algunos de los autos de Jungkook están alrededor de la manzana.

—¿Sucede algo? —inquiere Jimin.

—Es solo precaución —acota Ravi, sonando relajado.

—Ok —el rubio abre la puerta trasera de la camioneta y baja a Dai primero. —Espérame justo ahí —le ordena al pequeño. —Ten —le entrega su billetera a Ravi.

Ravi, está a punto de comentarle algo, pero Dai sale corriendo y Jimin al percatarse lo sigue.

—Detente —le ordena, siguiendo al niño.

—Cuidado pequeño —lo detiene un tipo.

—Muchas gracias —agradece Jimin, observando cuidadosamente al tipo frente a él.

—De nada —dice sonriente.—¿Es tu hijo? —pregunta el hombre.

—No —responde secamente, Park.

—Es muy lindo, pero no tanto como tú —le lanza un piropo, y el miedo de Jimin se disipa por unos segundos.

—De nuevo gracias —agradece el rubio, esta vez con una sonrisa en su rostro.

—Irás con Ravi debido a que me has desobedecido —le dice entre susurros a Dai. —Llévalo contigo —Ravi toma a Dai de su manita. —Será mejor que lo cargues, ahora juega a salir corriendo —le menciona.

Ravi hace lo que Jimin le ha pedido, carga en brazos a Dai, el cual, agita sus manitos en dirección hacia el rubio.

—Ve con Ravi, volveré pronto —dice Jimin, cerrando la puerta de la camioneta.

El rubio camina hacia la pastelería mientras observa su celular, cuando está por entrar se estrella contra alguien.

—Mierda —murmura asustado, mientras su celular cae al pavimento.

—Lo siento —escucha una voz varonil.

—Claro, sí —el rubio se agacha para recoger su celular, pero el hombre se adelanta.

—Que pequeño es el mundo —comenta el tipo con el celular de Jimin en una de sus manos. —¿No lo crees, bonito? —lo cuestiona.

—Eso creo, ahora puedes devolverme por favor mi celular —pide el rubio, amablemente.

—Con gusto —dice maliciosamente el tipo, entregándole el aparato electrónico a Jimin.

—Después de ti —el hombre abre la puerta de la pastelería y deja que el hermoso rubio entre antes que él.
El tipo antes de entrar observa hacia afuera, asiente con una sonrisa en su rostro y por último entra a la pastelería.



En una enorme caravana de camionetas y autos clásicos. En el centro de todos los autos asombrosos viaja Tsubasa, listo para el enfrentamiento, reza en su interior y pide porque los dioses estén de su lado. Pide para tener la fortaleza y agilidad de su padre por unos momentos para poder ganar la lucha y quedarse con Tokio, territorio que le pertenece por herencia y decreto de su padre.

—¿Me escuchas? &se oye la voz de Jungkook por el intercomunicador.

—Fuerte y claro —afirma Tsubasa.

—Estamos listos y en nuestros lugares —habla Jung.

—Solo una cosa —está vez es la voz de Yoongi.—Debes aguantar al menos cinco minutos batallando con tus hombres, Tsubasa —le indica el mayor de los Jeon. —¿Crees poder hacerlo? —inquiere.

Tsubasa guarda silencio y observa como los autos empiezan a estacionarse y luego a abrir sus puertas dejando ver a sus hombres listos.

—Sí —responde, intentando sonar seguro.

—Solo serán cinco minutos, Tsubasa. Necesitamos que se confíen para poder atacarlos y así ganar la lucha —le aclara Jeon.

—Lo haremos, Jung —rectifica Tsubasa.

—Suerte —culmina Jungkook.

Los hombres de Tsubasa bajan de los autos a una distancia prolongada, a lo lejos el líder de Kobe se encuentra con su Katana reluciente esperando por el líder de Tokio.

Cualquiera que pase por el lugar puede sentir la tensión que hay. Tsubasa sale de la camioneta, se cerciora de tener todos sus cuchillos alrededor de su cintura, saca su Katana y se la coloca entre su pecho y su espalda, toma un arma calibre nueve milímetros y la guarda en la cartuchera.

—Está demente —comenta Namjoon, quien los observa desde la distancia.

—Terminemos esto de una maldita vez —suelta Seizu, alzando una de sus manos para ordenarles a sus hombres que ataquen al clan de Tokio.

Tsubasa observa a sus primeros hombres y con una simple mirada les ordena que se defiendan y ataquen.

—Debemos aguantar cinco minutos, peleen inteligentemente —le ordena al resto de sus hombres que asiente y luego caminan y trotan hasta donde sus oponentes se encuentran.

La batalla ha empezado, los gritos, jadeos, choques de Katanas, disparos y sangre se empiezan a hacerse presente en aquel lugar lleno de edificios viejos y desgastados.

Tsubasa ve como Akhiro hace de las suyas con su Katana hiriendo a sus hombres, una pizca de odio recorre su cuerpo, sabe que no es tiempo para dudar de sus movimientos, no ahora.

A pasos rápidos se acerca hasta Seizu cada vez más, sabe que debe luchar y defender lo que le pertenece, toma dos de sus cuchillos uno en cada mano, observa a sus objetivos y los lanza sin ningún temor, seguro de sus lanzamientos. Akhiro ve como dos de sus hombres caen al suelo debido a dos de los cuchillos de Tsubasa.

Ambos se observan y sus miradas lo dicen todo, los dos están decididos a lo que sea, el primero que muera a manos del contrario se queda con el territorio de su oponente.

La lucha continúa mientras los hombres de Jeon desde la distancia los observan, Yoongi esta impaciente por usar su arma y destrozar a unos cuantos japoneses.

—¿Cuánto nos queda? —pregunta Jungkook, colocándose los guantes de cuero que Jimin le ha regalado.

—Un minuto nada más —informa Hoseok, observando el reloj.

—¡Mierda! —alza su voz Yoongi, cuando observa que uno de los hombres del clan contrario ha atacado a Tsubasa y ha conseguido herir su pierna. —Lo ha herido —espeta, cargando su M-16.

—¿Cuánto nos queda ahora? —pregunta de nuevo Jungkook, cargando sus dos armas y cerciorándose de llevar cargadores necesarios.

—Treinta segundos —suelta Nam, tomando su posición como franco junto a Jin.

—Yoongi y Hoseok, es hora de movernos —empieza a dar órdenes, Jungkook.

Los dos hombres lo siguen siendo cautelosos de no ser vistos y de mucho menos levantar sospechas.

Jeon al observar cómo Tsubasa empieza a tener dificultades, bufa un tanto desesperado, sabe que el tiempo aún no ha terminado.

—Quedan quince —se escucha la voz de Namjoon, informando el tiempo.

—Dispara —ordena Jung, empezando a abrirse paso junto Yoon y Hoseok entre los edificios. —¿Acaso no escuchaste, Nam? Dispara —le ordena molesto de nuevo.

—Hazlo —exige Yoongi.

Namjoon hace lo que le han ordenado, dispara a dos de los hombres de Kobe que intentan debilitar más a Tsubasa.

—Muévanse, ahora —les pide Yoongi, para despistar el lugar del cual provienen los disparos.

Cuatro hombres más se encuentran ocultos en un edificio esperando órdenes de los Jeon.

—Es su turno —les indica Yoongi.

Los cuatro hombres se observan y luego de la orden que les han dado salen decididos del lugar en el que se esconden y empiezan a hacer de las suyas.

—Diez segundos —informa por tercera vez, Nam.

—Jin, cuando termine el tiempo quiero que nos cubras. Nam, haz que las cargas detonen y esa será nuestra entrada —da las ultimas indicaciones.

—Cubre a Tsubasa, Yoon —le ordena Jungkook—. Iré por el líder de Kobe y lo debilitaré como lo hizo con Tsubasa.

—Ocho segundos, señores —escuchan a Namjoon, mientras cubren detrás de un edificio.
—Hoseok, no te alejes de mi por si necesito más balas —el mencionado asiente.

Preparan sus armas, cuando las cargas detonen deben entrar e intentar matar o debilitar a la mayoría de los Yakuza de Kobe.

—Cinco, cuatro —empieza la cuenta regresiva, Nam—. Nos vemos pronto, señores —dice entre medio de la cuenta—. Uno.

Las cargas detonan, los disparos de parte de Jin se escuchan.

Jungkook, Hoseok y Yoongi salen de su escondite y disparan a todo japonés del clan de Kobe.

—Tengo en la mira a Tsubasa —suelta Yoongi, por el intercomunicador.

—Ve por él —le ordena Jeon.

—Jin, cúbreme —le ordena Yoongi.

Hoseok pelea a mano limpia con dos hombres japoneses de Kobe, uno golpea su pierna y lo hace caer al suelo, uno de los Yakuza de Tokio se percata y sin dudarlo se acerca y le clava su cuchillo en la yugular, al contrario.
Hoseok con agilidad saca una de sus armas y dispara atrás de donde el tipo de Tokio se encuentra.

—Te lo debía —dice con voz agitada.

El japonés ayuda a ponerse de pie a Hoseok y ambos continúan luchando.

Jungkook a la distancia divisa a Akhiro Seizu, su objetivo es llegar hasta él, debilitarlo y luego dejar que Tsubasa y él terminen lo que han empezado.

—Quiero que todos me escuchen —habla Jeon, por medio del intercomunicador dirigiéndose a todos inclusive a los japoneses. —Namjoon, cúbreme. Los demás quiero que tomen el control ahora, me haré cargo de Akhiro —hace una pausa mientras camina esquivando y peleando contra los japoneses de Kobe que se acercan a él—. Terminemos esto, señores.

Hoseok se acerca a Jungkook y le entrega un cuchillo.

Jungkook lo toma y mientras Namjoon y Hoseok lo cubren y toman el control junto los Yakuzas de Tokio, él se encarga de lanzar el cuchillo justo en la pierna de Akhiro.

Jeon toma del cabello a Seizu, lo pone de pie y observa como Tsubasa se acerca con la ayuda de Yoongi.

Todos los Yakuza de Tokio han tomado el control absoluto sobre los Yakuza de Kobe.

—Un movimiento en falso y no duden en jalar el gatillo —les ordena Yoongi a todos los Yakuza de Tokio.

Namjoon y Jin, se acercan a la distancia con sus armas largas.

—Terminen esto —les pide Jeon a ambos líderes, dejándolos al centro de un círculo que han formado.

Ambos líderes empiezan una pelea a puño, a técnica, a todo lo que sus antepasados les han enseñado. Uno de los hombres de Kobe se mueve y Jin al observarlo alza su arma y no duda en jalar el gatillo.

—No es una puta broma —espeta Jungkook.

Los líderes de ambos clanes continúan con su lucha, sus respiraciones empiezan a acelerarse debido a cada movimiento rápido que hacen. Jungkook y Yoongi se observan, el mayor de los Jeon deja un cuchillo en el asfalto y luego el menor hace lo mismo.

Tanto Tsubasa como Akhiro saben lo que deben hacer, cualquiera que tome el cuchillo y mate a su oponente se queda con todo. Seizu de forma ágil golpea la tráquea de Shiromatsu y lo hace perder el control de su cuerpo.

Akhiro golpea el abdomen de Tsubasa y por último pisotea una de sus manos.

—Debiste entregarme Tokio por las buenas —murmura Seizu.

Camina hacia donde Jungkook a dejado el cuchillo, la mirada de Seizu hace contacto con la del coreano, ambos se observan de una forma para nada amigable.

Seizu se agacha y toma el cuchillo, Jungkook no baja la guardia, sabe que luego de haber intercambiado miradas no gratas para cualquiera con el japonés, debe estar alerta.

Akhiro está por herir a Jungkook, pero este retrocede de manera ágil, alza su pierna y golpea el rostro del japonés.

—No lo mates —le ordena Yoongi, cuando observa que Jungkook lo tiene listo para quitarle la vida.

El menor de los Jeon se abstiene, Tsubasa logra ponerse de pie, Yoongi le extiende su Katana, justo la que su padre le ha dejado antes de morir, camina con dificultad hasta donde Jungkook tiene a Akhiro.

Jeon observa a Tsubasa, da un último golpe al japonés y lo lanza fuertemente en dirección al jefe de Tokio.

—Debiste haberme matado —habla Seizu con una sonrisa que se ve borrada cuando siente que alguien coloca una mano sobre su hombro.

—Se acabo —susurra Tsubasa, en la comisura de la oreja de Seizu, mientras el filo de su Katana empieza abrirse paso en el cuerpo del líder de Kobe.

—Mátenlos a todos —ordena Jungkook a los Yakuza de Tokio.

Tsubasa introduce toda su Katana en el cuerpo de Seizu, luego la retira y deja caer el cuerpo al suelo.

Todos los Yakuza de Tokio que han quedado con vida matan a los del clan de Kobe.

—Lo logramos —se acerca Yoongi a Tsubasa, ayudándolo a caminar.

—Gracias —agradece el japonés.

—Hablamos luego de tu forma de agradecer —dice Yoon, pensando en el sinfín de preguntas que tiene sobre la historia de su tatuaje familiar y la leyenda que Osamu ocultaba.



En Busan, Jimin se encuentra molesto y desesperado. El pastel que había encargado aún no estaba listo, por lo tanto, tuvo que esperar unos minutos mientras lo terminan.

—¿Disculpe, el pastel ya estará listo? —pregunta, sonando tranquilo y sonriendo fingidamente.

—Si joven, es este —señala la enorme caja la chica que se encuentra detrás de la caja registradora.

Jimin saca dinero de su bolsillo y observa curioso hacia atrás, el hombre que había detenido a Dai se encuentra en la fila a dos personas de él, el tipo le sonríe al rubio por cortesía hace lo mismo.

—Disculpe la tardanza, joven —se disculpa la cajera, mientras toma el dinero que Jimin le ha dado y lo introduce en la caja registradora.

El rubio toma el recibo y luego toma con ambas manos el enorme pastel que ha encargado para celebrar el cumpleaños de la señora Kim.

Con dificultad, Jimin camina hacia la salida, el pastel es pesado y le cuesta ver hacia el frente debido a la caja.

—Permiso —jadea, cuando sabe que ha llegado a la puerta, pero alguien no le permite salir.

Retrocede un poco y choca de nuevo contra alguien.

—Mierda, lo siento —se disculpa exasperado.

—Hola de nuevo —saluda el mismo hombre atrás de él, con una sonrisa en su rostro.

Jimin esta vez puede ver los tatuajes en el pecho del hombre, y sabe que está en problemas.

—Vendrás conmigo, lindo —susurra Ryuu.

El rubio, niega, pero Ryuu simplemente sonríe.

—Sabía que dirías que no —alza su mano, la cual, lleva un pequeño pañuelo con un poco de cloroformo, lo coloca entre la nariz y boca de Jimin.

El otro japonés que se encuentra en la puerta se aleja y sale a darle la orden al que espera en el auto que abra las puertas y se ponga alerta.

Jimin se debilita al instante dejando caer el enorme pastel al suelo. Ryuu lo toma entre sus brazos fingiendo preocupación.

—Déjame ayudarte —regresa el otro japonés, fingiendo que ayudan al rubio.

—Saca tu arma y dispara —le ordena Ryuu al japonés que lo acompaña. —¡Enciende el auto! —grita con Jimin en sus brazos mientras corre.

Ravi que carga a Dai y unas bolsas observa que Ryuu lleva a Jimin en brazos, tira las bolsas al suelo y le entrega al pequeño de forma brusca y rápida a Taehyung.

—Regresa a la tienda, ahora —le ordena Ravi al castaño.

—Pero...

—¡Ahora! —grita Ravi.

Ravi, empieza un intercambio de disparos contra el japonés, pero Ryuu ha logrado entrar junto a Jimin al auto.

—Arranca —ordena Ryuu al conductor.

—Pero falta...

—Que arranques.

Ryuu le coloca su arma en la sien al japonés que lo ayuda.
El conductor hace lo que le ordena y arranca.

—Está muerto —articula Ryuu, acomodando a Jimin entre el asiento y su cuerpo.

Ravi logra herir al tipo, los demás hombres de Jeon se acercan para alejar el arma del japonés. Por su parte, Ravi va hacia la tienda por Taehyung y Dai.

—Se cancela la fiesta —dice. Toma a Dai con uno de sus brazos y con el otro toma la mano de Taehyung.

—Se lo llevaron, van a matarlo —pronuncia con voz quebrada, el castaño.

—Esperemos que no —habla Ravi, subiendo a Dai a la camioneta y colocándolo en su sillita. —Sube —le ordena a Taehyung.—Ustedes —llama la atención de los hombres coreanos que trabajan para Jungkook. —Súbanlo al baúl —les indica de manera rápida.—Ahora hagan una búsqueda en todo Busan de ese maldito auto y más vale que me den buenas noticias, porque desde ya espero que tengan una buena excusa para Jungkook, sino de sen por muertos —Ravi, sube la camioneta al segundo que escucha el llanto de Dai.

—¡Esto es una mierda! —exclama Taehyung, dándole su biberón a Dai para que deje de llorar.

Ravi no contesta, solo conduce, debe poner a salvo a Dai y comunicarse con Jungkook y Tsubasa. Pero está de acuerdo con el amigo de Jimin, todo es una mierda. Una mierda que apenas comienza.


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