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A las afueras de Busan...


Ryuu se encuentra observando las grabaciones que uno de los japoneses que lo acompaña ha logrado captar de las afueras de la casa de Jeon.

—El que conduce es nuestro objetivo —le hace saber el japonés.

—¿Qué más tienes? —indaga impaciente Ryuu, acomodándose en la silla.

—Observé un auto entrar y volver a salir, si no me equivoco el hombre que lo protege ha salido —expone.

—No podemos actuar sin estar seguros —dice Ryuu.

Escuchan tres toques en la puerta, se ponen alerta, el japonés se pone de pie con su arma lista, camina hacia la puerta mientras Ryuu aguarda en el sillón a la espera de que abra la puerta.

El japonés mira por la mirilla y ve a su compañero, retira el pasador de la puerta gira el pomo y abre la puerta.

—Perdón por la tardanza —se disculpa.

El tercer japonés recién llegado se retira su chaqueta y la lanza en el respaldo de una silla.

—Seguí a Jeon y al otro chico —comenta mientras desabotona los botones de sus mangas y deja a la vista los tatuajes de sus brazos.

—¿Qué conseguiste? —lo cuestiona Ryuu.

—Viajarán a Tokio, algo de una lucha de clanes —empieza a contar el recién llegado. —Y lo más importante, el maldito mató al padre de Jimin —escupe esbozando una sonrisa.

—Si confirmamos su viaje a Tokio el chico estará sin protección —Ryuu se pone de pie, su mente da vueltas debe idear un buen plan para poder conseguir a Jimin.—Tú, quiero que vigiles esa puta casa, si es necesario que te vistas de mendigo, hazlo —el chico que se encontraba utilizando la laptop se pone de pie, toma algunas cuantas cosas y espera alguna orden más por parte de Ryuu. —Infórmame todo, si el chico sale debemos saberlo y hacer nuestro movimiento —le indica Ryuu.

El hombre asiente, toma un arma y sale del lugar en el que los tres se hospedan.

—Tenemos buenas noticias, debemos ser inteligentes y esperar nuestro movimiento —habla Ryuu con el otro japonés.

El celular de Ryuu suena una y otra vez, observa que se trata de Aiko y atiende al instante de mal humor.

—Los hombres de mi hermano vienen por mí —le informa con voz agitada la mujer.

—¿Y eso que tiene que ver conmigo? —inquiere Ryuu.

—Ayúdame —le suplica la mujer.

—Escúchame maldita, no puedo hacer todo por ti, salva tu trasero por ti misma y déjame secuestrar al chico.

—¡No! —grita desesperada, Aiko.

—Decide Aiko, el chico o salvar tu vida —expone.

—Tráeme a Jimin —elige furiosa.

—Buena elección —se mofa, Ryuu. —En el sótano de mi casa hay armas, diles a tus hombres que se agilicen —cancela la llamada.

El japonés que está frente a Ryuu le lanza una grabadora.

—La prueba de lo que Jeon y su primo hablaron.

Lo tiene todo, espera que se confirme que Jeon viajará a Tokio, esperará el momento indicado para obtener a Jimin y luego esperará a que Aiko diga que quiere que se haga con él.




Tokio/Japón


Tsubasa se encuentra impaciente, todo Tokio está el triple de custodiado, los soplones en esos momentos no son más soplones, se han convertido en vigilantes. Todo aquel que parezca sospechoso y que no es residente de la ciudad es estrictamente interrogado.

Sus datos son pasados al sistema policial y este les dice si pertenecen a Tokio o son unos simples vigilantes.

A los que son sospechosos y no andan de visita los aislan y los retienen en un enorme contenedor.

El líder del clan quiere que todo sea sorpresa, quiere que el clan de Kobe se arrepienta por haberlos tenido de menos por la muerte de Osamu.

Tsubasa se encuentra en el puerto, ha alistado un enorme barco de lujo con todas las comodidades dentro de este, los Jeon y sus hombres tendrán todo lo necesario.

El japonés espera por su llegada, hace treinta minutos le han informado del arribo del Jet privado de los Jeon a Tokio. De manera rápida e incógnita están siendo trasladados hasta el muelle en el que se encuentra el enorme y lujoso barco de Tsubasa Shiromatsu.

—Hemos llegado —se escucha la voz de un japonés a través del intercomunicador que el líder sostiene en sus manos.

—Los puedo ver —habla Tsubasa.

Baja del barco para recibir a los Jeon y a sus hombres. Dos camionetas grandes color negro custodiadas por carros clásicos del mismo color se estacionan a solo unos metros de distancia del muelle.

Los hombres de Jeon incluyendo Hoseok, Namjoon y Jin, bajan de una de las camionetas acompañados por dos hombres más.

La segunda camioneta se abre, primero bajan los trabajadores de Jeon y luego salen ambos con semblante serio y autoritario.

Los Yakuza comandados por Tsubasa se encuentran a un costado de su jefe, todos vestidos con ropa elegante cubriendo sus tatuajes, de pie firmemente listos para lo que sea.

El menor de los Jeon acomoda su saco y observa a su primo. Tsubasa camina hacia a ellos para darles una cordial bienvenida a su territorio.

—Jeon Jungkook y Jeon Yoongi —hace una reverencia ante ellos como saludo, luego extiende su mano y la estrecha con la de los primos.

—Lindo recibimiento —dice en son de burla, Yoon, observando a todos los hombres Yakuza frente a ellos.

—Es solo cortesía —dice Tsubasa. —Jiminie, me informó que vendrías —se dirige el líder a Jungkook.

Jungkook ignora el comentario de Tsubasa y observa a los Yakuza frente a él, da una larga vista al barco enorme que está frente a ellos y sonríe.

—¿Nos hospedaremos allí? —cuestiona el pelinegro.

—Es el lugar más seguro que tengo Jeon. Nadie sabrá de tu estadía y tú aparición en Tokio —le menciona Tsubasa.

—Si es así no nos o pondremos —habla Yoongi.

Empiezan a subir la plataforma para subir al barco, Hoseok y Namjoon, no dejan de estar alerta, su objetivo es proteger a Jungkook y a Yoongi pase lo que pase.

Cuando se encuentran sobre el enorme barco, Jeon observa la hermosa vista, y desabrocha su saco para sentirse un poco más cómodo.

—Espero y sea de su agrado —habla Tsubasa, mientras una japonesa con kimono lleva una bandeja en sus manos con unas copas de vino.

—Es bueno —dice Jeon en aprobación.

Los tres toman una copa de vino y luego la japonesa se retira dejando en la cubierta a los tres poderosos hombres.

—Algo cambiará luego de esta lucha —articula Tsubasa, observando el reflejo de la luna sobre el agua.

—Claro que sí —agrega Yoongi.

Por su parte, Jungkook decide permanecer en silencio y simplemente escuchar las opiniones de su primo y del tío del rubio.

—Quiero que brindemos —pide Yoon, emocionado—. Por esta unión y por qué ganaremos.

Jung gira su rostro, y es que el escuchar a su primo confirmar algo es frustrante.

—Salud —Tsubasa alza su copa y brinda junto al mayor de los Jeon.

Jungkook se une a ambos, luego bebe el vino de forma rápida y se propone no beber una sola gota más de cualquier tipo de bebidas alcohólicas.

—Mis hombres visitaran el lugar mañana —los informa Tsubasa.

—Quiero que Nam los acompañe, es un buen arquitecto junto a Hoseok. Necesito que me informen con exactitud de los lugares en los cuales podemos sorprender al clan contrario —hace su petición, Yoongi.

—Dos de tus hombres deben llevar cámaras y fotografiar los lugares que Hoseok y Namjoon les indiquen, son nuestros mejores chicos —agrega Jungkook, seguro de que la palabra de sus amigos de infancia prevalece ante la de cualquier Yakuza.

—Como digas —mueve su cabeza el japonés.—¿Qué hay de las armas? —pregunta Tsubasa.

—Trajimos lo necesario con nosotros —se mofa Yoongi.

—Si necesitan armamento solo házmelo saber —se dirige Jungkook al líder Yakuza. —Si no les importa, necesito descansar —se excusa el menor de los Jeon.

—Descansa Jung, te informo de todo cuando despiertes.

Yoongi pide a la japonesa que llene más su copa de vino mientras se despide de su primo.

Jungkook trata de ignorar a Yoongi, pero le es imposible, divisa a Jin a lo lejos y este cuando observa la forma en que Jeon lo mira se acerca a él.

—¿Qué sucede? —pregunta Jin.

—Cuida de Yoon, no quiero que hable de más —le ordena.

Jin asiente, por su parte, Jungkook camina hacia dentro del barco. Desabrocha dos botones de su camisa y se retira su chaqueta, saca su celular de uno de los bolsillos de la chaqueta y lo toma con su mano derecha.

—Jeon, espera.

El coreano se destine al instante en el que reconoce que la voz de quien lo llama es de Tsubasa.

—Sí —se gira serio, Jungkook.

—Quería informarte que mate a Yuto —suelta como si nada el líder del clan Yakuza.

—Me has ahorrado una muerte más —sonríe ladinamente, Jung. —Pero dime qué es lo que te ha dicho —le pide cortésmente.

—Se disculpó, aparte de eso me dio la ubicación de mi hermana —menciona el japonés.

—¿Qué hay de la persona que quiere a Jimin? —indaga en tono molesto, Jeon.

—No dijo nada —responde Tsubasa.

—No sería que no lo dejaste —alza sus cejas el coreano. —Su muerte no nos ayuda en nada si no sabemos quién está detrás de todo. Tsubasa, con todo el respeto que te mereces, pero creo que ha sido una estupidez matarlo sin hacer que escupa quien es el culpable de todo —Jeon se gira molesto por el mal accionar del tío del rubio.

—Lo descubriré —replica el japonés.

—Espero que lo hagas antes de que ataque de nuevo —brama Jungkook.
Una japonesa guía a Jungkook a la que será su habitación, el menor de los Jeon entra y el vacío en esa habitación no tarda en frustrarle un poco.

Lanza su saco a una de las sillas y se dispone a llamar Ravi para un breve informe de cómo van las cosas en Corea en su ausencia.

—Jeon —escucha la voz de Ravi, al mismo tiempo que unos toques en la puerta de su habitación resuenan.

—Infórmame —le pide, mientras camina hacia la puerta.

—Todo va en orden —empieza Ravi.

Jeon abre la puerta y observa a una japonesa en bata frente a él.

—Dame un segundo —le pide Jungkook. —No necesitaré tus servicios —se dirige a la japonesa.

Cierra la puerta con pestillo y camina hacia la cama.

—Continúa —le ordena Jungkook.

—Todo va bien, la seguridad en todo Busan es buena —le corrobora Ravi.

—¿Qué hay de Dai y Jimin?

—Visitó a Taehyung, pero me lo hizo saber, a tomado ciertas medidas de seguridad desde tu partida —Ravi hace una pausa no tan larga y luego continúa. —No hay de que debas preocuparte, Jeon. Todo está en orden —le garantiza.

—Gracias, y buen trabajo —le agradece y elogia, Jung.

Termina la llamada, sin dudarlo busca el nuevo número de celular de Jimin y le marca, la contestadora le notifica que el número no puede ser contactado en esos momentos.

Jungkook desabotona toda su camisa, la pantalla de su celular se enciende y el sonido de este hace eco en toda la habitación.

La pantalla le notifica que su rubio es el que le llama, toma su celular de forma rápida y atiende—. Hola.

—Solo un simple hola —escucha la voz de su rubio.

—Rubio —articula Jeon, mientras ríe bajo. —¿Por qué no podía contactarte recién? —inquiere curioso.

—Estaba llamándote, Jungkook —le hace saber, Jimin.

—¿Me extrañas? —lo interroga el mayor.

—No tanto como tú a mí —bromea Park.

—¿Tan seguro estás? —sonríe Jungkook.

—Muy seguro —le confirma el rubio.

—Jimin —pronuncia el pelinegro.

—Dime —responde el menor.

—Te extraño, cariño —confiesa Jungkook.

—Aba —escucha Jeon la voz de Dai.

—Enano —dice feliz el mayor.

—Saluda a Jungkook —le pide Jimin.

—Dai, enano —habla Jungkook, para que el pequeño reconozca su voz.

—¡Pa! —grita feliz, Dai.

Jung aleja un poco el celular de su oreja debido al gritó eufórico de Dai.

—Así es enano, soy pa.

Jeon mantiene una conversación rara con Dai, Jimin solo escucha los balbuceos del pequeño y la forma graciosa en la que Jungkook intenta mantener una charla con un niño de dos años.

—Jungkook, debes descansar —dice Park, mientras le coloca el pijama a Dai.

—Sí —Jeon se retira los zapatos y se acomoda sobre la cama.

—Dormiré junto a Dai y cerraré la habitación con seguro, también tengo dos de mis cuchillos en la habitación —le informa Jimin a su pareja para que no se preocupe.

—Está bien, cariño —la voz del mayor suena cansada.

—Duerme, Jeon Jungkook —le pide el menor.

—Lo haré, rubio.

—Dai está tomando su biberón, debo cepillar mis dientes y luego dormiré —Jimin hace una pausa mientras acomoda mejor a Dai en la cama. —Voy a cortar la llamada Jeon Jungkook, y quiero que descanses y sueñes con tu lindo novio —le pide Jimin.

—Te quiero, rubio —es lo último que escucha Jimin, ya que Jeon es el que ha finalizadola llamada.





Hakone/Japón


Aiko tenía todo bajo control, hasta que los hombres de su hermano empezaron adentrarse cada vez más a la casa.

Recordó lo que le había dicho Ryuu sobre el armamento, armó a unos cuantos hombres y les ordenó que mataran a todos, pero que dejasen con vida a uno.

Necesitaba a alguien que regresara a Tokio y le confirmara a Tsubasa que su hermana no está en Hakone.
Tal y como Aiko lo ha ordenado así lo hicieron, dos de sus hombres llevan a uno de los Yakuza del clan de Tokio ante la mujer.

Aiko limpia sus manos llenas de sangre de los hombres que ha tenido que matar.

—Aquí está —lo lanzan hacia ella.

—¿Yuto les dijo de mi paradero? —lo interroga.

El hombre se niega a dar información y por esa razón recibe un golpe directo en el hígado por parte de Aiko.

—No soy una mujer paciente así que habla antes de que decida quitarte la cabeza —le recomienda Aiko.

—Sí, Yuto informó —le afirma el hombre.

—¿Qué hay de Yuto? Quiero que me ayudes a liberarlo —habla Aiko.

—Eso no se podrá —dice el hombre.

—¿Cómo que no? —alza su voz furiosa.

—Su hermano, mi líder, le ha cortado la cabeza en su despacho.

Aiko niega repetidas veces con su cabeza.

—Vete y di que no estoy en Hakone —intenta hablar calmadamente.

—No puedo mentirle a mi jefe —dice el hombre.

—Voy a matar a tu maldita familia —lo amenaza Aiko.

—Lo haré —chilla el hombre, para luego salir de la enorme casa hecha un desastre.

Aiko les ordena a todos que la dejen sola, sus enormes carcajadas se escuchan en la silenciosa y caótica casa, pero segundos después un silencio profundo se apodera de ella.

Su lindo vestido y zapatos ya no la hacen sentir linda, recuerda el rostro de Yuto y se derrumba. Ya no hay más risa, la tristeza acompañada de la realidad ha llegado a inundar su vida por unos minutos.

Ahora la casa se llena de gritos de desconsuelo, por lágrimas de arrepentimiento y por sollozos llenos de odio hacia ella misma, pero en especial hacia Jimin, su primogénito.


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