34
Hakone/Japón.
En la entrada de la ciudad de Hakone. Una semana después, Yuto había logrado dar con el paradero de su jefe, lo enfrentaría, claro que si lo haría, olvidaría su amor, olvidaría todo lo que siente, trataría de que recapacitara, intentaria hacerlo entrar en razón y que dejara en paz a Jimin y a Dai.
Quería hacerle entender que se estaba excediendo, que había perdido el sentido de la cordura y estaba haciendo que todo se le saliera de las manos.
Mientras tanto, el jefe que había recibido un corto informe por parte de Ryuu desde Corea, sabia que luego de la llamada de Yuto este buscaría la manera para dar con su paradero. Por lo tanto, les había informado a sus hombres que no lastimaran a Yuto, aún tenía sentimientos hacia él, por ende, no desearía ver como sus hombres lo apresaban y lo maltrataban.
Yuto ha llagado hasta Hakone por medio de los soplones, realmente agradecía que Tsubasa no realizará un decreto contra él, pero también sabía que, aunque el decreto no existiera, él era hombre muerto desde que había decidido traicionar al líder de su clan.
Decidido a intentar por última vez para hacer entrar en razón a la persona de la cual, se había enamorado, decidió entrar a la casa llena de japoneses, todos tatuados al igual que él.
Yakuzas, pero de distinto clan, ninguno de los hombres le dijo algo y mucho menos le impidió llegar a la habitación en la que se encontraba el jefe de todos.
—Sino te odiara en estos momentos, te follaría —habla Yuto, entrando a la habitación para luego cerrar la puerta con pestillo detrás de él.
—Entonces olvida que me odias y fóllame —se gira, sentándose sobre el ropero abriéndose de piernas.
—Eso no pasara —se niega, Yuto.
—¿Entonces a que has venido? —lo cuestiona su jefe.
—A tratar de hacer que entres en razón, Aiko —habla calmado, Yuto.
—Pierdes tu tiempo —alza su voz.
—Son tus hijos —le recalca frente a frente, Yuto.
—Jimin, no es mi hijo —suelta con odio la mujer soltando su cabellera negra.
—No digas eso.
—¿Por qué no? —lo cuestiona Aiko—. ¿Por qué te gusta el bastardo? ¿Por qué querías algo con él cuando decías amarme y lograr conseguir a Dai y Jimin para que fuéramos felices?
Yuto niega.
—Voy a conseguir a Jimin y a Dai, tomare lo que necesito y luego me deshare de ambos —le asegura la mujer.
—Si se te ocurre maltratar a mi hijo, Aiko, juro por tu padre que te cortaré en pedazos —le adivierte.
Yuto toma el antebrazo de la mujer fuertemente, pero esta no se queja, ella solo ríe como loca ante el accionar de su pareja.
—Nunca quise tener otro hijo —confiesa entre risas, Aiko.
—Si llegas a lastimar a Dai, declárate muerta. Te lo juro por todo el puto amor que un día jure tenerte —Yuto, la aleja.
—No te atrevas a amenazarme —se acerca Aiko, molesta hasta donde Yuto se encuentra.
—¿Qué harás? ¿matarme? —la cuestiona Yuto, molesto—. Vas a ordenar que me maten cuando he sido el único que te ha amado tal y como eres, después de todo lo que he tenido que soportarte y verme involucrado.
Aiko se aferra a Yuto, pero este ni siquiera la toca.
—Estoy muerto gracias a ti, Aiko —susurra Yuto en la oreja de la mujer—. Pero antes de morir haré las cosas bien.
—No lo hagas, Yuto. Por favor —suplica la mujer.
—Podemos ser felices los cuatro juntos —finge cambiar de parecer.
Y es que eso solo le confirmaba a Yuto que Aiko había quedado loca de tanto crack.
—Y cuando estemos juntos nos matarás —se burla Yuto. —Suéltame —le ordena en voz grave y fuerte el japonés.
—Yuto, por favor cariño —continúa suplicándole, Aiko.
—Haré las cosas bien antes de que tu hermano me quite la vida por secuestrar a Jimin y haberlo abofeteado —Yuto logra zafarse del agarre de Aiko y se aleja de ella. —Jamás debí confiar en ti, gracias a ti no veré a mi hijo crecer —reprocha.
—¡Cállate! —grita Aiko, despeinando su cabello.
—Nos veremos en el infierno, cariño —es lo último que dice Yuto para salir de la habitación y dejar a una loca y desenfrenada, Aiko.
Yuto sale de la casa, a escondidas toma las llaves de uno de los autos que se encuentran estacionados frente a la casa en la que habita Aiko. Entra al vehículo y arranca lo más rápido posible antes de que su ex pareja cambie de opinión y les ordene a sus hombres que vayan tras él y lo maten.
El japonés sabe que debe arriesgarse ahora, debe ir a Tokio y enfrentar a Tsubasa. Primero pedirle perdón y luego hacer que lo escuche para luego dejar que le quite la vida por su traición.
Jimin
Nos encontramos en una maldita reunión aburrida. Jungkook ha decidido traerme y para mi sorpresa todo lo aburrido se convirtió en enojo cuando observé a Hana acompañando a su padre y observando descaradamente a mi novio el imbécil. Pero la suerte siempre está de mi lado, Taehyung hace aparición con Yoongi de su lado, y de inmediato los miro furioso a ambos.
—Te lo explica, Taehyung —dice Yoongi, dejando a mi mejor amigo frente a mí.
—No me veas así, Chim, iba a decírtelo —menciona nervioso mi mejor amigo.
—¿Cuándo? —lo cuestiono.
—Ahora —sonríe nerviosamente tomando asiento a mi lado.—No es nada serio, sí. Solo me divierto con él un poco —se explica Taehyung. —La lunática está aquí —añade refiriéndose a Hana.
—Estoy harto de que se trague a Jungkook con la mirada —me quejo molesto.
—Tranquilo, Chimmy —Taehyung está relajado, pero seguro y no sabe que la loca se revolcó con Yoongi también.
—Claro, me tranquilizaré. Yoongi ya esta aquí, seguro y ahora se le antoja devorarse con la mirada a tu polvo —suelto satisfecho de mi comentario.
—Eso si que no —dice mi mejor amigo poniéndose de pie para ir en busca de Yoongi.
—Espera, detente, Taehyung —le pido a mi amigo mientras sigo sus pasos.
—No dejaré que esa loca se acerque a él. No señor —parlotea mi amigo, mientras continúa caminando esquivando a la gente que se encuentra en la fiesta.
—Mierda, Taehyung, detente —le pido, cuando hemos salido del salón donde la gente se encuentra bailando y charlando.
—¿Dónde está? —me pregunta alterado.
—¿Tengo rostro de que me interesa el paradero de esa estúpida? —respondo con otra pregunta.
—Ok, lo siento —dice más relajado, Taehyung.
—Ahora regresemos —le pido.
Se acerca a mí para regresar, pero un sonido lo detiene.
—Oh, no, muévete —protesto.
—Solo espera —da un paso y se aleja de mí. —¿Dime que escuchas lo mismo que yo? —me cuestiona.
Sí, escuchaba lo mismo que él escuchaba, pero mierda, estaré en problemas con Jungkook por no hacer lo que me pide por tercera vez en la maldita semana.
—Sí, pero...
—Sin pero, Jiminie —toma mi mano y me lleva con él hasta la puerta de la que provienen los gemidos.
—Mierda, no creo que esto sea correcto —murmuro, aferrándome a la mano de Taehyung.
—No lo es, pero debemos saber que sucede, somos nosotros, siempre nos enteramos de todo —y sí, mi amigo tiene razón.
—Podemos estar en problemas.
—O talvez no —dice observándome.
—Te haré una pregunta, Taehyung —tomo el rostro de mi amigo entre mis manos. —¿Alguna vez Yoongi te ha castigado? —pregunto serio.
—Claro que no, eso solo te sucede a ti —se burla.
—Bien, hagámoslo —digo con valor, esperando y no ser descubiertos.
Taehyung abre la puerta sigilosamente, la habitación está oscura, nos acurrucamos y entramos en silencio.
Estamos a punto de continuar cuando observamos un grupo de cinco hombres frente a un chico que se encuentra sobre una mesa completamente desnudo.
—Me largo —susurra Taehyung.
—Claro que no, ahora te quedas —lo obligo, hablando bajo y tomando su mano.
Uno de los hombres entra completamente desnudo masturbando su miembro, el chico no para de gemir sobre la mesa, su pecho sube y baja de manera rápida, mientras observa a todos los hombres que se encuentran a su alrededor.
El tipo desnudo señala a uno de los cinco, el señalado empieza a desabrochar su cinturón, seguido por el botón de su pantalón y su cierre, saca su miembro, escupe en su mano y luego empieza a estimular su pene de manera rápida.
Se acerca al chico y se dispone a tocar su cuerpo mientras se masturba.
—Voy a terminar con Yoongi nuestros encuentros —gesticula con miedo, Taehyung.
El hombre que se encuentra desnudo levanta al chico de la mesa con la ayuda de los demás, se acuesta en la mesa con su pene erecto, los demás hombres ayudan al chico a subirse a la mesa, el chico se auto penetra en la erección del hombre, permanece quieto por unos segundos y luego empieza a moverse.
El resto de hombres empieza a tocar a su antojo al chico, luego de un tiempo, el tipo que el hombre desnudo a escogido escupe de nuevo en su mano y lubrica su pene.
Dos de los hombres alzan las piernas del chico que no deja de gemir, el tipo con su polla dura a simple vista se acerca a la mesa, introduce uno de sus dedos a la entrada del chico aún con el pene del otro hombre dentro, saca su dedo y de manera lenta coloca su miembro en la entrada del chico e introduce la suya.
Mi respiración se acelera y mis manos sudan.
—Es hora de irnos, no quiero seguir viendo esto —habla Taehyung.
Me jalonea y salimos de la misma manera en la que entramos, con la diferencia que ahora salimos asustados, realmente asustados. Cuando logramos salir cierro la puerta.
Taehyung se pone de pie y empieza a caminar de un lado hacia otro, por mi parte solo lo veo aún de cuclillas recargando mi espalada contra la pared.
—Vas a terminar con Jungkook, no dejaré que te haga eso. No señor —se expresa nervioso, Tae.
—¿Por qué debe terminar conmigo?
Mierda, es la voz de Jungkook.
Yoongi camina hacia mi mejor amigo, pero este lo esquiva.
—¿Qué mierda te sucede? —le reclama.
—Vamos, de pie rubio —me pide Jungkook, ofreciéndome su mano.
Ignoro su mano y me pongo en pie solo.
—¿Qué sucede, Jimin? —me cuestiona Jungkook.
Guardo silencio recordando lo sucedido, y juro que un miedo rotundo recorre mi cuerpo.
La puerta de la habitación en la que entramos con Taehyung se abre de la nada.
—Yo te explicaré lo que sucede, Jeon —habla el hombre que se encontraba desnudo además del chico, al cual, follaba con el otro tipo.
Me alejo de la puerta y voy hacia Taehyung, ambos nos unimos y nos alejamos un poco.
—Sus chicos han visto lo que he hecho con mi juguete —le menciona el maldito.
—Es un hijo de puta —escupe Taehyung.
Tanto como Jungkook y Yoongi se giran y nos observan, empezamos a buscar una salida, pero es inútil.
—Debemos correr, Chim —susurra Taehyung.
—Sí —articulo con dificultad. —Odio ser yo, siempre metido en problemas —gesticulo.
—No es tiempo para quejarse, Jimin —reprocha mi amigo.
—Lo sentimos mucho, Wang —se disculpa Yoongi.
—No volverá a pasar —dice Jungkook, con seriedad en su rostro.
—Un buen castigo y no lo harán de nuevo —habla el tipo sonriendo.
—Claro —dice Jungkook, sonriendo.
—Ni de coña —digo para luego empezar a caminar.—Muévete Taehyung —le ordeno.
Mi amigo me sigue.
—Más vale que ambos se detengan —habla Yoongi.
—¡Púdrete, maldito loco! —grita Taehyung.
—Rubio, detente. Debemos hablar —escucho la voz de Jungkook.
—No lo escuches —me pide Tae.
Estamos a punto de cruzar una habitación cuando los hombres de Jungkook y Yoongi nos detienen.
Yoongi toma a Taehyung y Jungkook toma mi cintura fuertemente llevándome hacia otro lugar.
—¿Qué mierda fue eso? —me interroga Jungkook, enfadado. —Ahora no solo me desobedeces sino que entras a habitaciones que no debes entrar —dice alterado.
—Lo siento —es lo único que puedo decir.
—Ni se te ocurra decirme que vas a dejarme porque voy a golpear a tu amigo —recita con desagrado, acercándose a mí. —Tranquilo —lleva su mano derecha a mi mejilla y la acaricia. —Jamás hare eso contigo —me asegura mientras me mira a los ojos.—Jamás dejaría que un montón de estúpidos te toquen mientras te hago mío —prosigue sin dejar de acariciar mi mejilla. —Nunca dejaría que alguien más te folle. Nunca mi amor —deja un casto beso en mis labios.
—¿Lo has hecho alguna vez? —pregunto curioso.
—No, pero si he estado presente —confiesa. —Mis castigos nunca serán así, si empezaré a agregar objetos, pero yo seré el único que va a tocarte. No puedo imaginar que alguien más toque tu cuerpo como yo lo hago —besa mis labios y me atrae hacia él.—Eres mío, rubio —susurra sobre mis labios.
Luego que me ha aclarado todo volvemos al salón, Yoongi llama Jungkook y le informa que se ha ido con Taehyung, ambos reímos al imaginarnos la razón.
Jungkook me pide bailar, acepto su petición y decidimos dejarnos llevar por la música luego que él a terminado sus negocios, amo sentir sus manos sobre mi cintura, amo sentir como sus dedos presionan mi cintura y me apega más él.
—No te muevas así —me pide, besando mi cuello.
Lo ignoro y continúo moviendo mi cintura, mi culo pegado a su palpable y visible erección.
—No lo hagas —me pide de nuevo.
Me giro y quedo frente a él.
—¿Qué no haga qué? —susurro coquetamente en su oído.
—Rubio —murmura desesperado. —Si no te detienes justo ahora, voy a llevarte a una habitación y voy a follarte —rodea con sus brazos mi cintura.
—¿Qué esperas, cariño? —beso sus labios, y el sonríe bajo.
Sin dejar de abrazarme alza su rostro y observa a un mesero, alza su mano y segundos después el mesero esta frente a nosotros.
—Quiero una habitación y lo que te pedi que cuidarás por mí —le ordena.
El chico se aleja, las manos de Jungkook descienden a mi culo, sonrió, lo detengo al recordar que hay mucha gente a nuestro alrededor. Gruñe molesto, pero no me interesa, el chico regresa y le da todo a Jungkook.
—Es hora de irnos, amor —toma mi mano y me saca del salón.
Hana nos observa, pero por ahora es lo que menos me interesa, lo que más me interesa es sentir a Jungkook dentro de mí.
Llegamos a la habitación y mientras el abre la puerta no dejo de besar su espalda.
—Voy a follarte tan delicioso que todos van a escuchar tus lindos y escándalosos gemidos, mi amor —abre la puerta, me atrae hacia él y me besa salvajemente.
Nuestra ropa desaparece rápidamente, ambos nos encontramos desnudos uno frente al otro, Jungkook, baja sus manos a mi culo desnudo y lo azota con ambas manos provocando que un gemido salga de mi boca.
—No puedes prohibirme que toque lo que es mío.
Mierda, su voz es ronca y excitada, estoy por volverme loco por este imbécil.
Me lleva a la enorme cama del hotel y besa mi cuerpo a su antojo, soy un mar de gemidos y lo reconozco, pero por una mierda que amo lo que su boca le causa a todo mi cuerpo, es simplemente inexplicable.
—¿Qué es eso? —inquiero curioso, cuando observo que saca algo de la bolsa que el chico le ha dado.
—Será nuestro amigo —me muestra un maldito consolador con vibrador.
—No —pronuncio.
—Sí —dice él, sonriendo. —Será tu castigo por desobedecerme —le esparce lubricante. —Abre tus piernas para mí, cariño —me pide con su voz seductora.
—Te odio —suelto, abriendo mis piernas.
Los castigos de Jungkook, implican no ser preparado, o ser preparado, pero embestirme tan fuerte con su pene, y ahora sufro con un juguete dentro de mi y no con su polla.
—¿Volverás a entrar a una habitación que no debes? —pregunta mientras saca el vibrador de mi entrada.
No respondo. Lo introduce de nuevo y activa el máximo nivel de vibración.
—¡Aaah! mierda, Jungkook —arqueo mi espalda.
—Responde y me detendré.
—No —alzo mi voz agitada.
—No te escucho.
—Que no, mierda. ¡No lo haré! —grito desesperado.
—Ahora te escuché —retira el vibrador de mi entrada, respiro aliviado, pero vuelve a introducirlo de una sola estocada.
—Jungkook.
Me sostengo de sus hombros y logro rasguñarlos.
—Más vale que saques esa mierda o te juro por Dios que tendrás que masturbarte para bajar tu maldita erección, imbécil —digo sin dejar de rasguñar sus hombros.
Hace lo que le pido, baja de la cama y lleva el vibrador al baño, me pongo de pie con un poco de dificultad.
—Eres un imbécil —lo señalo.
—Lo sé, mi amor —llega hasta a mí, me alza tocando mi culo a su antojo. —Elige —sonríe, relamiendo sus labios.
Observo la habitación del hotel y veo la enorme cómoda al lado izquierdo, siento su dedo jugando con mi entrada y me impaciento por sentir su polla dentro de mí de una vez por todas.
Beso sus labios mientras desordeno su cabello y beso la comisura de su oreja.
—Me gusta la cómoda —murmuro en su oreja, para luego descender a su cuello, besarlo y succionar partes de su piel.
—La cómoda será —dice con dificultad.
Me empotra sobre la cómoda, arroja todas las cosas de decoración al suelo, abre mis piernas y hace que me recueste un poco en la pared, saca mi culo un poco de la cómoda dejándolo en el aire, con mis manos me sostengo en la cómoda, alinea su miembro en mi entrada y poco a poco lo introduce en mi entrada.
—Aaah —jadeo, al sentir toda su erección dentro de mí.
—Eres delicioso, rubio —besa mis labios.
Como es de costumbre, el sexo con Jungkook no es para nada lento, es rápido y delicioso, es inexplicable la sensación que nuestros cuerpos juntos pueden provocarnos, el vaivén no cesa, es exquisito, tanto que no puedo lograr retener los gemidos y articular algo con sentido.
—Jungkook —gimo, cuando he llegado a mi clímax y siento como su miembro golpea mi próstata una y otra vez, haciéndome perder el control de mi lengua y mi cuerpo.
—Umm —gruñe en mi oreja para luego chuparla y besarla.
—Nunca me cansare de ti, rubio. Nunca —toma mi rostro y besa mis labios. —Hora de una ducha —dice, riendo dulcemente.
Saca su miembro de mi interior, me carga hasta el baño, tomamos una ducha larga. El plan de Jungkook era quedarnos en el hotel, pero necesitaba estar al lado de Dai, así que le pedí que regresaramos a casa por mi bienestar y el suyo.
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