30

Jungkook no artículo una sola palabra y Jimin menos. El mayor cambió la ruta esperando que el menor dijese algo, pero este no dijo nada, simplemente decidió guardar silencio y no emitir ninguna palabra para evitar una discusión.

En una de las tantas carreteras que conecta a una de las calles que conduce hacia la casa de Jeon, el mayor no puede más con toda la ira que carga dentro, frena bruscamente y Jimin realmente agradeció el que el pelinegro le hubiese colocado el cinturón antes de arrancar el auto.

—¡Maldición! —exclama el menor, preocupado.

—¡¿Qué debo hacer para que obedezca?! —grita Jungkook, ignorando la preocupación de Jimin. —Dime. ¿Qué mierda debo hacer para que hagas lo que te pido? —continúa descargando su furia.

El rubio lo observa, sonríe y decide ignorarlo por unos segundos mientras su corazón deja de palpitar fuertemente debido al susto anterior.

—¡Responde! —exclama demandante.

—No me grites —reprocha el menor—. Puedo escucharte a la perfección no es necesario que grites como estúpido.

—Sino quieres que grite, entonces habla.

—No debes hacer nada —es lo único que dice el menor.

Desabrocha su cinturón y se percata que la puerta tiene seguro, por su parte, Jeon procesa lo que su rubio acaba de decirle.

—¿Qué es lo que acabas de decir? —inquiere disgustado.

—¿Eres sordo acaso? —replica Park, retirándole el seguro de la puerta. —No debes hacer nada, Jungkook, porque hagas lo que hagas jamás voy a obedecerte, jamás me quedaré en un solo lugar —el rubio abre la puerta del auto y sin pensarlo dos veces, sale del vehículo.

El pelinegro retira su cinturón y sale del auto de igual manera, cuando ve que el rubio da unos cuantos pasos alejándose del auto, grita—. ¡No voy a seguirte si es lo que piensas!

—Regresa al auto y déjame en paz —espeta Jimin, continuando su camino a pasos lentos.

Una camioneta se detiene, Jeon sabe que son sus hombres, dos de ellos bajan rápidamente cuando observan a Jimin alejarse, se miran entre sí y deciden ir por él, pasan de largo a la par de su jefe. Jungkook cuando se percata frunce su ceño en desacuerdo.

—Si lo tocan les corto las manos —les adivierte.

Ambos se frenan de inmediato al igual que Jimin al escuchar lo que su pareja ha dicho.

Jungkook intenta controlarse de nuevo y camina hacia su lindo rubio a pasos largos.

—No quiero pelear, Jungkook —dice Park, sin siquiera observarlo.

—Te dije que no le dijeras nada —ataca Jeon.

—No le dije nada —suelta en su defensa el menor.

—Pero te encontraste con él y me lo ocultaste —refuta el mayor.

—Bien, lo siento por ocultártelo, pero está claro por qué lo hice. Míranos —alza sus manos el rubio. —Me encontré con él porque dijo que tenía algo importante que decirme —explica.

—Y tú le creíste —dice mal humorado, Jungkook.

—Dijo que estoy en peligro, también dijo que sólo quería estar cerca de Dai y que ahora que estaban en Corea me rastreaban —finaliza el menor.

—Dame tu celular —le pide el pelinegro, seriamente.

—Yuto, se lo llevó.

—Te dijo quienes estaban detrás de esto.

El menor, niega y agrega—. Solo dijo que lo sentía.

—¿Qué dijiste tú? —lo cuestiona Jeon, acercándose discretamente al rubio.

—Que esperaba que mi tío lo matará cuando llegue a Tokio, y que se arrepentiría de lo que había hecho, pero su respuesta fue que se arrepentiría si no hacía lo que estaba por hacer —concluye Jimin sin mentir.

—Puedes solo obedecer lo que te digo —suplica Jungkook.

Jimin, niega.

—Mierda, rubio.

—Jamás he estado en un solo lugar, Jungkook.

—Tengo miedo de que algo te suceda, Jimin.

Toda la distancia entre ambos es inexistente ahora.

—No debes temer por mi vida, Jungkook, desde que mi madre prefería prostituirse y drogarse aprendí a cuidarme solo. Vine a Busan porque creí que la vida con mi padre sería diferente, pero no fue así, vine aquí y sobreviví por mí cuenta —el menor hace una pausa.

—Déjame cuidarte —murmura Jeon.

—No voy a obedecerte, Jungkook. Sí, tal vez fue estúpido el encontrarme con Yuto, pero debía hacerlo —desciende su mirada.

—Al menos puedes hablar las cosas primero conmigo —le pide dolido, el pelinegro.

—Lo hare —asegura Jimin.

—No puedo dejar que algo te suceda, ni que te veas con cualquier idiota —el mayor abraza al menor.

—No seas tan posesivo, Jeon —bromea Park.

—No puedo —susurra Jungkook—. Eres mío y lo mío no lo toca nadie, no lo lastima nadie y nadie puede poner en peligro lo que me pertenece.

Jimin ríe bajo al escuchar las estupideces que el mayor dice.

—Primero que nada, no soy un objeto. Segundo eso de lo mío me asusta un poco, ¿alguna vez has visitado a un médico? —chista Jimin.

—Nada de lo que he dicho es un chiste, rubio —menciona con seriedad en voz y en su mirada—. Sé que no eres un objeto, pero por alguna razón te he elegido, por alguna razón te quiero solo para mí y por alguna razón he decidido que eres y serás mío. Por lo tanto voy protegerte, aunque no dejes que lo haga.

Jimin por fin corresponde el abrazo de Jungkook.
Por primera vez Jimin se siente protegido, por primera vez puede confiar en alguién que está dispuesto a jugársela por él, por primera vez en su vida tiene a alguien que se preocupa por él además de Taehyung y su madre.

—Gracias, Jungkook —susurra el rubio, a recostando su cabeza en el pecho del mayor.

—Eso no quiere decir que ya no estoy molesto.

Park, deja de abrazarlo, lo observa y balbucea. —Has arruinado el maldito momento, bien hecho —aplaude.

—Ven acá —le pide el mayor, extendiendo su brazo derecho haciendo que el chico esté de nuevo pegado a su cuerpo—. Déjame verte bien.

Jimin alza su rostro, pero se arrepiente de haberlo hecho cuando recuerda que Yuto lo ha golpeado.

—Quiero ir con Dai —pide el menor, evitando que Jeon observe el hematoma que seguramente ha empezado a cambiar de color.

—Espera —toma la barbilla de Jimin, evitando que baje su rostro. —¿Qué mierda es esto? _indaga.

El rubio, cierra sus ojos y sus labios los convierte en una línea recta.

—El maldito te ha golpeado —bufa airado.

—Lo corté —dice Jimin, mientras abre sus ojos.

—Voy a matarlo, lo veo de nuevo y lo mato —jura Jungkook. —Mierda —dice de nuevo, observando el hematoma.

—Estoy bien —sonríe el menor.

—Voy a matarlo —repite el mayor. —Vas a ponerte hielo para que eso se desinflame —le ordena. —No puedo creer que tuvo el valor de golpearte —continúa hablando.

—Jungkook —lo llama Jimin.

—Pero se arrepentirá, nadie puede golpearte. Nadie

—Jungkook —articula de nuevo, sin obtener la atención del mayor.

Park jalonea la corbata de Jeon y hace que acerquen sus rostros.

—Cállate y dame un beso —le ordena el rubio.

Jungkook, al instante sonríe y junta sus labios, un beso lleva al toqueteo, muchos besos llevan a que la situación cambie de manera rápida.

El menor rompe el beso y golpea suavemente el pecho del pelinegro.

—Era solo un beso nada más —dice sonriente y con sus labios rojos, Jimin.

—No puedes hacer que deje de besarte —expresa confiado el mayor.

—Claro que puedo —asegura el rubio.

—Ven acá —le pide Jeon.

—No. Quiero ir a casa y ver a Dai.

—Te llevaré a casa y con Dai —el mayor extiende su mano izquierda y al instante, Jimin sostiene la mano de Jungkook—. Te mostrare la sorpresa.

El pelinegro lo rodea por la parte trasera aferrando sus manos a la cintura del rubio y recargando su mentón en el cuello y hombro del menor.

—¿Me llevarás a un motel y me castigarás? —cuestiona entre risas, Park.

—¿Un motel?

Empiezan a caminar mientras Jeon aún los mantiene unidos por el abrazo.

—Dirás un hotel, rubio —lo corrige. —Y sobre lo del castigo puedo hacerlo en el auto —susurra en la comisura de uno de los oídos del menor.

—No, no, no —se remueve el rubio, oponiéndose a la idea antes planteada.

—Deja de moverte tanto —le pide Jeon, tomándolo más fuerte de la cintura.

—Jungkook, esto no entra en tu regla de castigos y juegos sexuales —le recuerda Jimin.

—Claro que sí —insiste Jungkook.

—Claro que no. Yuto ni siquiera me besó.

Se detienen cuando están frente al auto. Jeon abre la puerta del acompañante y hace que Park entre, cuidando que no golpee su cabeza.

—Deja las excusas, rubio.

Jungkook, le coloca el cinturón de nuevo y desprevenido roba un beso de los labios regordetes de Jimin.

—No son excusas, Jeon —alza su voz el menor en son de suplica.

El mayor cierra la puerta y luego entra al auto, en el resto del camino ambos discuten de las reglas que Jungkook ha dicho para los castigos, y Jimin aclara que no merece un castigo por parte de su pareja.

Cuando el menor se percata en donde Jeon ha frenado, observa el enorme portón de la casa del mayor abierto.

Jimin observa a Jungkook.

—Debo recoger algo.

El menor asiente y pierde las esperanzas en que volverán a la enorme casa, y no vivirán más en el apartamento.

El pelinegro recorre la angosta calle hasta llegar frente a la casa y estacionar el auto.

—Acompáñame —le pide.

El menor lo observa desganado y niega.

—Vamos, rubio —le retira el cinturón.

El mayor sale del auto y abre la puerta del copiloto.

—Que esperas, sal.

—Puedes ir tú solo y regresar.

—Quiero que vengas conmigo. Ahora sal del auto.

Jimin sale de mala gana, el mayor toma su mano y la une a la suya, ambos suben los escalones y llegan hasta la puerta principal.

—Abre —le indica Jungkook, entregándole las llaves, el cual, alza una de cejas al escuchar lo que su pareja le ha indicado.

—No estás inválido, Jungkook —protesta Jimin, arrebatándole las llaves al mayor.

Jeon se ríe al observar la molestia de Park, el menor introduce la llave en el cerrojo, la mueve hacia la derecha una vez y luego gira el pomo. Abre la puerta de par a par y se gira para mirar al mayor.

—Después de usted majestad —gesticula enfadado, Jimin.

El mayor no soporta más y se ríe, gira al menor y deja que vea la casa.

—¿Y qué te parece? —pregunta Jeon, cuando se dá cuenta que Jimin se ha quedado en silencio.

El rubio, entra a la casa, al lado izquierdo dos sirvientas se encuentran de pie, al observarlo hacen una reverencia. Jungkook les pide que se marchen y así lo hacen.

Jimin camina a la sala y se encuentra con Jin, el cual, juega con Dai.

—¡Dai! —grita el menor.

El pequeño extiende sus manitas, da pasos tambaleantes hasta su hermano, hasta que consigue que Jimin lo cargue.

—Ese golpe no se vé bien —comenta Jin.

Jimin lo ignora, observa la casa remodelada y con un color distinto, aún cargando a Dai en brazos, quien no lo ignora es Jung, el cual, frunce su entrecejo al instante.

—Bueno, será mejor que me marche —Jin toma su chaqueta, se la coloca y llega hasta donde Jimin para despedirse de Dai.—Nos vemos, precioso —besa una de las mejillas del pequeño haciendo que sonría.

Jimin le pide que agite su mano para despedir a Jin y el pequeño Dai así lo hace.

Cuando Jin se ha marchado, Jungkook lo acompaña hasta la salida dándole órdenes, luego va a la cocina por un cubo de hielo, el cual, envuelve en su pañuelo, llega a la sala y Jimin no se encuentra.

Escucha balbucear quien sabe que a Dai y de inmediato se percata que ambos están en el comedor, Dai corre de un lado a otro como suele hacerlo. Jimin observa la mesa arreglada de una manera que solo veía cuando trabajaba.

—Acaso nunca dejarás que te sorprenda —habla Jeon.

—Es hermoso, Jungkook —camina para estar más cerca de la mesa que se encuentra llena con suficiente comida.

—Lo sé, ahora ven acá.

El mayor, toma asiento en una silla y palmea su pierna para que el rubio tome asiento.

—Puedo sentarme en una silla —dice tímido.

—Puedes, pero no quiero que lo hagas.

El rubio toma asiento en el regazo de Jungkook.
Se besan por unos segundos y se detienen al escuchar un golpe.

—Dai, deja de correr —le ordena Jimin.

—Déjame colocarte el hielo.

El pelinegro alza su mano y lleva el cubo de hielo envuelto en su pañuelo al hematoma en el rostro del rubio.

—La casa está hermosa, Jungkook —dice felizmente, Park.

Dai no para de correr, se cae una y otra vez, pero no llora, Jimin solo sonríe y Jungkook solo intenta estar al tanto de ambos.

Después de unos cinco minutos, Jeon retira el resto del hielo del rostro de Park, el menor alza sus brazos y los enrolla en el cuello del mayor.

—Gracias —murmura coquetamente en el cuello de Jeon, el cual, lleva de manera rápida sus manos a la espalda del menor luego de dejar el resto del hielo y su pañuelo mojado sobre la mesa.

—¿Estás seduciéndome, rubio? —pregunta Jungkook, descendiendo sus manos al trasero del menor, siendo cuidadoso de que Dai no los vea.

Jimin no responde nada, simplemente se acomoda en las piernas de Jeon y ahora se encuentran pecho contra pecho, con el rubio acunando su rostro en el cuello del pelinegro.

—Porque si es así, déjame aclararte que con el simple hecho de verte me calientas —estruja el glúteo derecho de Jimin, haciendo que este se apegue más a su cuerpo.

Jimin observa algo en el cuello de la camisa de Jungkook, se inclina un poco y cree ver algo color rojo marcado en la tela de la camisa.

—¿Qué haces? —indaga Jeon.

—Cállate —le pide el rubio, intentando ver mejor la marca en la camisa de Jungkook. —Hana, fue a la cena _suelta de la nada, Jimin.

—Sí —acota el mayor.

—Se acabaron los besos —parlotea el rubio, mientras se pone pie.

—¿Qué sucede? —cuestiona confuso, Jeon.

—Sucede que tienes sus labios dibujados en el cuello de tu camisa —le explica Jimin, se gira y va por Dai.

—Mierda, espera —le pide el pelinegro.

Recuerda que cerró los ojos, y también recuerda que Hana se colocó detrás de él y su mano, debió imaginarse que algo así sucedería tratándose de ella.

—No es lo que parece, cariño.

Jeon se pone de pie, mientras Park coloca a Dai en una silla para luego alimentarlo.

—No importa —dice Jimin, tomando un plato y colocándole comida.

—Claro que importa —alza su voz el mayor, sorprendiendo a Dai.

—Jungkook, basta por favor —le pide el rubio, amablemente.

—No pasó nada, lo juro —insiste Jungkook.

—Está bien —articula sin interés el menor.

—Podemos continuar con lo que hacíamos —le suguiere Jeon.

—No —pronuncia secamente, Jimin.

—Pero...

—Pero nada, es hora de comer —el rubio toma asiento al lado de Dai.

—No tengo hambre —suelta como un niño, el mayor.

—Pues no comas, Jungkook —replica Jimin, dándole bocaditos a Dai.

Después de que Jimin alimentara a Dai y se alimentara él, intento no intercambiar palabras con Jungkook,  sabía que la culpa podría no ser de su pareja, pero estaba más que seguro que el pelinegro sabía cómo es Hana de buscona y de lo que es capaz. Y él no hacía nada para frenarla.

Jimin se sienta en el sillón junto a su hermano y deciden ver caricaturas. Jeon, por su parte, toma asiento en el sillón más pequeño, no deja de observar al rubio, el cual, sonríe junto a Dai por lo que hacen las caricaturas a través de la enorme pantalla que se encuentra frente a ellos.

La televisión continúa encendida y después de un tiempo el único que la mira es el rubio, se percata que tanto  Jungkook y Dai estan dormidos, apaga la televisión y toma al pequeño en brazos siendo muy cuidadoso para no despertarlo.

Sube los escalones lento, pero seguro cargando al pequeño, Intenta abrir la habitación que comparte con Jung, pero está se encuentra con llave, camina hacia la segunda puerta y está si consigue abrirla, al entrar y encender la luz se da cuenta que la habitación está decorada como para un niño, coloca a Dai sobre el colchón, retira sus zapatos y luego lo arropa. Hecha una última mirada a la habitación antes de salir y luego sonríe.

Baja los escalones está vez siendo más rápido, lava los platos sucios y luego llega a la sala, acomoda el sillón, apaga la televisión y camina hacia donde Jeon se encuentra sentado y dormido con sus piernas abiertas y sus manos a cada lado de los reposaderos del sillón.

Jimin debe de darle una lección a su chico, así que está listo y preparado para hacerlo.

Empieza a besar el cuello de Jungkook lentamente, desciende hacia su pecho y de manera lenta va desabotonando la camisa del mayor, cuando logra lo que quiere recorre con sus manos los pectorales del mayor.

Jungkook abre sus ojos de inmediato al sentir el toque cálido, pero excitante que las manos del rubio provocan en su cuerpo.

—¿Qué haces? —pregunta el pelinegro, observando como el menor continúa besando su pecho y lentamente desciende hasta sus abdominales.

—Solo cállate —le pide el rubio, alejando sus labios del cuerpo de Jeon.

Una sonrisa se forma en el rostro de Jimin, en el momento que lleva sus manos al cinturón de Jungkook y se percata que el contrario lo observa deseoso.
Lo cuestiona de manera divertida—. ¿Quieres que lo haga?

El juego de Park empieza, mientras se encuentra de rodillas ante Jeon.
El mayor traga grueso y es que en su mente ya se imagino a su lindo rubio con su enorme polla dentro de su hermosa boca.

Jimin ha conseguido retirar el cinturón y abrir el pantalón de Jeon, dirige sus labios a la pelvis y empieza a dejar besos húmedos, mientras lentamente sus manos descienden el bóxer del mayor.

—Rubio —jadea Jungkook.

El menor sonríe bajo al saber que lo tiene justo donde quiere.
Baja el bóxer de Jeon y deja su miembro al aire.

—¿Quieres que lo haga, Jungkook? —interroga coquetamente, Jimin, relamiéndose los labios.

—Mierda, sí —acota desesperado, Jeon.

—Soy tu pareja ¿No es así? —lo cuestiona el menor.

—Sí —responde Jungkook.

—Eso quería escuchar —musita el menor, mientras se pone de pie y se tira al sillón más grande.

—¿Eso es todo? —suelta confundido, el mayor.

—Recuerda eso Jungkook. Soy tu pareja y a toda costa debes hacer que la estúpida de Hana, no se acerca a ti —le expone Jimin—. Si dejas que se acerque de nuevo...

Jeon se pone de pie inesperadamente cuando entiende a lo que su rubio ha jugado.
Lo acorrala entre el sillón y su cuerpo, sube su bóxer y retira su camisa.

—Estabas celoso, eso es todo —articula en voz baja, Jungkook, esbozando una sonrisa.

—Sí ¿Y qué? —suelta el rubio, viendo los labios delgados de Jeon.

—Muy hermoso, muy lindo, muy sexi, muy travieso, muy mío —canturrea orgulloso, el pelinegro.

Se lanza a los labios del rubio, el cual, al instante corresponde al movimiento de los labios del mayor.

—Te tengo algo preparado —menciona Jungkook, cuando deja de besar a Jimin—. Pero te hare el amor luego de eso, estoy tan duro que duele.

Extiende su mano y ayuda a que el rubio se ponga de pie.
Jimin sonríe ante el comentario descarado de Jungkook, suben los escalones juntos. El menor detrás del mayor sosteniendo su pantalón, se detienen frente a la puerta de la habitación, Jeon abre la puerta y jala el brazo del rubio para que entre a la habitación.

—Juro que si dices que no después de las veces que hemos estado juntos, te obligare a estar a mi lado —le adivierte Jungkook, mientras sostiene su pantalón con su mano derecha.

Jimin a pasos lentos entra a la habitación y observa unas pequeñas luces de color amarillo simulando ser velas que alumbran toda la habitación, en una esquina hay unos cuantos globos formando una pregunta.
¿Quieres ser mi pareja del crimen para toda la vida?
Antes de cada signo formado por un globo se encuentra un corazón al inicio y al final. Park se da la vuelta y observa al mayor.

—Eres un completo imbécil —pronuncia emocionado.

—Sí, no soy el mejor con eso de ser detallista y romántico, pero hice lo que pude —se explica Jeon.

El mayor entra a la habitación y lo primero que Jimin hace es caminar hacia la puerta y es ese el momento en el que Jungkook piensa que lo ha jodido todo. La puerta se cierra y luego siente como las manos del rubio se aferran a su cintura de manera fuerte.

—Sí, si es contigo —habla en tono audible, el rubio.

Jeon se gira y lo primero que hace es tomar el rostro de Park con sus manos, sonríe y luego lo besa felizmente.

Caminan hacia la cama entre besos, toqueteos, gemidos, risas y miradas cómplices que lo dicen todo. La ropa de ambos empieza a desaparecer. Jungkook sienta a Jimin en la cama, ambos retiran sus zapatos y sus pantalones ansiosos.

—Ven acá —le pide el rubio, acomodándose en el centro de la cama.

—Eres tan lindo y sexi —lo elogia Jeon, subiendo a la cama.

Toma los brazos del rubio y los alza mientras se besan y se prueban el uno al otro. El pelinegro toma una de sus corbatas que está sobre la mesa de noche, ata las manos del rubio y hace un nudo en la cabecera de la cama inmovilizando los brazos del menor.

—¿Qué haces? No Jungkook, suéltame —suplica Jimin.

Jungkook ignora las suplicas de su rubio y empieza a besar y a gozar el lindo y exquisito cuerpo de su chico.

—Jungkook, suéltame —dice desesperado el menor.

—Desde ahora vas a obedecerme, ¿verdad cariño? —asevera Jeon, observando los ojos del rubio.

—Esto no cuenta como castigo, te odio —replica el menor.

Jungkook juega con el trasero de Jimin a su a antojo, mientras introduce el primer dedo a la entrada del menor.

—Detente —le pide el rubio.

—Si te digo que no vayas con alguién ¿lo harás?

—¡Suéltame! —grita Jimin, removiéndose debajo el cuerpo de Jungkook.

—Ssshhh —besa los labios del rubio.

—Jungkook, dijiste que me harías el amor —protesta el menor.

—Y lo haré, amor. Pero primero debo castigarte —le guiña su ojo derecho.

—El que me digas amor no recompensa nada —expresa molesto, Jimin.

—Eres tan lindo, que hasta molesto me vuelves loco.

Retira sus dedos de la entrada del rubio y se quita su ropa interior.

—No puedes castigarme por eso, Jungkook.

—Claro que puedo, ahora abre tus piernas para mí, amor.

—Te odio —reprocha Jimin.

—Tú y yo sabemos que no es así, rubio —recita el pelinegro—. Debes recordar que cuando digo no, es no.

—Jungkook —suplica Jimin.

—Dí que no lo harás de nuevo —le pide Jungkook.

El menor niega y es que si le dice que no, le mentiría.

—Jimin _gruñe Jeon.

—Lo haré muchas veces, Jungkook. Lo siento —confiesa el rubio.

El mayor sin más que hacer entra en el rubio de una sola estocada, introduciendo todo su miembro.

—¡Aaah! maldito Imbécil —se queja Jimin.

—Eres mío, solo mío —besa el cuello de Park y luego sus labios inflamados. —Me perteneces, puedes solo por favor ser más cuidadoso y al menos decirme lo que harás —le pide Jeon, sin moverse.

—Lo haré, hablaré contigo —habla con dificultad el menor.

—Solo eres mío, rubio, de nadie más, y yo soy solo tuyo. Puedes recordar eso, mi amor —implora Jungkook, retirando los mechones rubios de la frente de Jimin.

Jeon sale del interior del rubio y vuelve a entrar profundo, lo hace tres veces seguido, el menor apuña sus manos y cierra sus ojos por unos segundos.

—Lo siento —susurra Jungkook.

—Déjame tocarte —suplica Jimin.

El mayor, suelta el nudo de la cabecera y el rubio aún con sus manos atadas, coloca sus brazos al rededor del cuello de Jungkook.

—Bésame y hazme el amor —le ordena el rubio.

Sin pensarlo, Jungkook abre las piernas de Jimin, la pierna derecha la alza y la sube a su hombro.

—Te haré el amor por primera vez —deja un casto beso en los labios del rubio.

Jungkook empieza a moverse lentamente disfrutando la manera en la que la entrada de Jimin lo aprieta y recibe.

—Eres importante para mí, rubio —habla el pelinegro, mientras continúa con las embestidas que poco a poco aumentan de ritmo—. Si algo te llegase a pasar soy capaz de cualquier cosa.

Jimin, con dificultad toma con su mano un poco de cabello de Jeon y se sujeta de él cuando siente que su pareja ha logrado dar en su punto.

—Aaah —gime el menor.

Jungkook sonríe y trata de seguir embistiendo a su pareja en el mismo lugar.

—Tócame por favor —ruega Jimin, para que le ayude a masturbar su miembro adolorido.

—Eso no pasara, mi amor, es parte de tu castigo —le recuerda Jeon.

—Pero creí que había terminado —espeta desilusionado, Park.

—Pues creíste mal, cariño.

El mayor aumenta sus embestidas, pero recordando que están haciendo el amor por primera vez.

Jungkook cumple con su castigo y no le da atención al miembro de Jimin, pero como no correrse cuando el mayor besa a su antojo los labios del rubio y le susurra cosas sucias en su oído.

Luego de que ambos han llegado a su clímax, Jeon suelta las manos de Park, lo primero que hace el menor es golpear los brazos de Jungkook.

El pelinegro lo abraza y lo mima por unos largos minutos, hasta que consigue que el menor corresponda su abrazo y lo acaricie dulcemente.

—Eres un imbécil.

—Lo sé, pero intentare no serlo contigo —habla en voz baja. —¿Qué te parece la nueva cama y la remodelación? —cuestiona.

—Todo es hermoso y costoso —contesta Jimin.

—Claro —afirma el mayor.

—¿Por qué remodelaste todo? —inquiere curioso el menor.

—Porque estoy contigo ahora, porque quiero empezar desde cero contigo. ¿Me entiendes, rubio?

—Sí, lo entiendo. Entonces tú y yo somos... —vacila Jimin.

—Somos pareja. Tú eres mío y yo soy tuyo, eres mi chico, somos amigos, pareja, novios como tú quieras llamarlo —responde Jeon, empezando a cerrar sus ojos.

—¿Qué soy para ti, Jungkook?

—Eres mi lindo rubio, eres mi chico, mi pareja para toda la vida y mi persona especial —le aclara el pelinegro.—Y para ti Jimin. ¿Qué es lo que soy para ti? —pregunta el mayor.

—Simple. Eres mi pareja, mi novio, mi imbécil favorito y el motivo de mi felicidad —acota Park, tomando una de las manos de Jeon.

Juntos se quedan dormidos mientras se abrazan y se aferran el uno al otro, y es que para comenzar una relación es necesario dejar atrás el pasado y enfocarse en el futuro junto a la persona que nuestro corazón ha elegido.

Ambos son dos desastres intentando convertirse en un lindo milagro.




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top