3
Jeon, sale del motel del placer arrastrando al chico rubio, ignorando todas y cada una de sus palabras.
—Déjame, suéltame —repite el rubio una y otra vez—. ¡Oye! ¿No escuchas? ¡Suéltame!
Jimin, hace su rígido su cuerpo para evitar que el pelinegro lo continúe arrastrando, pero el mayor tira de él provocando que choque contra su espalda.
—Cállate —le ordena de manera tosca, para luego proseguir su camino.
El rubio no es alguien que se deje maltratar o de los que disfruta que le alcen la voz, no cuando su tío le enseñó cómo utilizar una Katana y como defenderse con artes marciales. Pero es que cuando el tipo alto lo jalonea, logra ver un arma ceñida a su cinturón, así que prefiere hacer lo que le pide. Guardar silencio y dejar que lo continúe arrastrando.
—¿Dónde vives? —pregunta con voz ronca y fuerte, Jeon. El cual, no recibe respuesta. —Te pregunté ¿Dónde vives? — repite. —Cuando yo pregunto, tú contestas —específica.
Se detiene colocándose frente al rubio, atemorizando de esa manera al contrario, el chico traga grueso y decide alzar su rostro un poco para poder observar donde se encuentran.
—Tengo un cuarto en el motel —menciona Jimin, alzando su mano para señalar el motel que Jeon, conoce a la perfección—. Pero...
—Solo hablarás cuando te pregunte algo —lo interrumpe el pelinegro, para luego continuar arrastrándolo hacia el motel.
Al llegar la encargada está a punto de correr a Jimin de nuevo, pero cuando observa a Jeon a su lado, se detiene y se queda oculta en su caseta.
—¿Cuál? —indaga el mayor, observando todos los cuartos.
Jimin, alza su rostro, localiza el cuarto que alquila junto a su padre y lo señala. El último de todos en una esquina.
—Pero...
—Silencio —le ordena el pelinegro, impidiendo que hable nuevamente mientras lo lleva hasta la puerta de su cuarto. —Abre —exige Jeon.
Park, se aferra a su bolsón y simplemente se limita a ver al tipo alto y apuesto frente a él.
—No me gusta repetir las cosas, rubio. Abre —balbucea de mala gana.
—No puedo —susurra Jimin.
—No logro escucharte, habla más fuerte, rubio —le pide Jeon, sin acercarse a él.
—No puedo abrir —habla el menor, luego de aclararse la garganta.
—¿Por qué? —lo cuestiona, acercándose a él.
—Porque no he pagado el alquiler —responde, apegándose a la puerta de su cuarto al observar que el pelinegro se acerca a él.
Jungkook se aleja del chico y camina hacia la caseta de la encargada, desde la puerta de su cuarto puede observar al tipo alto y apuesto señalándolo y luego de forma rápida lo ve caminar hacia él.
El mayor lo atrae hacia para alejarlo de la puerta, introduce la llave en la cerradura y abre el cuarto de par en par. Busca la luz con la mano que se encuentra a un costado para iluminar el pequeño cuarto, Jeon toma a Park, y lo empuja hacia dentro del cuarto y seguido entra él, cerrando la puerta de un solo azote.
Jimin, no tiene idea en lo que se ha metido y mucho menos sabe porque ese tipo hace lo que hace.
—Entonces, rubio —canturrea Jeon, observando el cuarto.
Solo hay una cama, un sillón, un televisor pequeño blanco y negro, una refrigeradora pequeña y una cocina de dos quemadores de mesa. Jungkook, no es quien, para juzgar al chico, pero está claro que no se ira de ese cuarto sin hacer lo que su mente y su pene le piden a gritos.
—¿Por qué te negaste a revolcarte con el cerdo? —indaga referiéndose al tipo que ha tocado y besado a Jimin, momentos atrás.
El rubio no responde, recuerda como lo ha callado y no quiere que el tipo ese le alce la voz porque no sabe cómo responderá.
—Contesta —demanda Jeon, observándolo.
El menor continúa sin responder, Jungkook, camina hacia él tomando su bolsón para luego dejarlo caer al suelo, divisa el sillón y camina sosteniendo el antebrazo izquierdo del rubio, fuertemente.
—Habla —le ordena el pelinegro, dejando su rostro frente al de Jimin.
—Por que no —responde el menor, entre dientes.
—Eres lindo, rubio —lo elogia.
Jeon, pasa su dedo pulgar por los labios de Park, imaginando que su dedo es su duro pene.
—Cuando yo pregunte, tú, contestas —le recuerda el pelinegro, mientras su dedo recorre los labios del menor nuevamente.
Jimin, asiente como respuesta.
—¿Entendido? —pregunta Jungkook, esperando que el rubio conteste.
—Sí —contesta nervioso.
El mayor, aprovecha en adentrar su dedo a la boca del rubio, acto que toma.por sorpresa al chico.
—Voy a pagarte —susurra Jungkook, mientras toma asiento en el sillón dejando sus piernas abiertas, mientras desabotona su saco.
—¿Por qué? —inquiere dudoso el rubio.
—Las preguntas las hago yo —recalca. —Voy a pagarte por tu servicio, o acaso piensas chupármela gratis —se burla el pelinegro, sacando un fajo de billetes del bolsillo interior de su saco.
Jimin, traga grueso, no tiene dinero y el que tiene en su bolsón en la caja de cigarrillos es para la escuela de Taehyung, y no suficiente para pagar la noche y quedarse en el cuarto.
Y en la caja que se encuentra debajo de su cama está casi seguro que lo único que tiene son monedas que a lo mucho le ayudaran para evitar llegar caminando a su trabajo.
—¿Qué esperas? empieza —le ordena Jeon, mientras lo mira de pies a cabeza.
—Pero..., yo —tartamudea Jimin.
—Vamos, rubio. No me digas que será tu primera vez —replica con sarcasmos mientras coge el brazo del menor y lo acerca por completo al vacío que sus piernas largas dejan.
Coloca sus manos grandes en la cintura delgada de Jimin, y comienza a presionarlo un poco sobresaltando al menor.
—Desde el momento que estabas en el motel del placer, negándote al cerdo que te tocaba y quería follarte a fuera del cuarto, sé a qué te dedicas —asegura Jungkook, mientras Jimin, intenta controlar su respiración.—Ahora, rubio —le exige, clavando más sus dedos en la cintura de Park. —De rodillas —le ordena presionando su cintura más fuerte y haciendo presión hacia abajo.
Jimin, nunca ha hecho una mamada en su vida y mucho menos por dinero, es la primera vez que hara esto. Un recuerdo de su madre antes de volver a Busan por su padre cruza por su mente dejando que otro hombre que no es su padre la penetre y la use a su antojo solo por unos cuantos wones para su maldito vicio del crack.
El menor se arrodilla lentamente, lleva sus manos a la cintura de Jungkook, el cual, lo observa con atención. Desabotona el pantalón y de manera lenta baja el cierre, deja salir un suspiro mientras la mirada oscura y lasciva de Jeon lo devora, recuerda la primera vez que vio a Tzuyu, realizar una mamada toda una experta en el ámbito, recordando cada paso y gesto de su amiga en su mente, toma valor y decide hacerlo con tal de no dormir en la puta calle, y de poder tener un poco de dinero para alimentarse el día de mañana y posiblemente un par de días más.
Sin sacar el miembro del mayor, lo toca, recuerda que Tzuyu, relamía sus labios mientras tocaba el miembro de su cliente, y así lo hace él.
Jimin, toca sutil, pero mortificadoramente al pelinegro observándolo y relamiendo sus regordetes belfos.
—Mierda —gruñe Jeon, excitado por la imagen que Jimin le está regalando.
Deja de tocar el pene del mayor sobre la tela y lo deja al aire libre, observa el miembro erecto que está casi seguro que no le cabra en su boca, traga grueso y reprende a su mente que le dice que se detenga y que no lo haga, pero las ganas de dormir en su cama cómoda, comer bien y no aguantar frío pueden más.
Relame sus labios una última vez, toma el pene de Jeon con una de sus manos y acerca su boca, la posa lentamente succionando un poco de líquido pre-seminal volviendo loco al pelinegro. Saca su lengua y recorre el miembro del mayor tal y como recuerda que su amiga lo hace.
Lentamente desciende su boca mientras su mano derecha sube y baja, un suspiro sale de los labios de Jungkook, haciendo sentir menos dudoso y nervioso al rubio, con su mano izquierda toca los testículos de Jeon, de manera suave y placentera provocando que el mayor cierre sus ojos y a recueste su cabeza en el sillón.
Jimin, empieza ascender y descender su boca al mismo ritmo que su mano.
—Introdúcela hasta donde puedas, rubio —le ordena con voz ronca y demandante.
Y así lo hace, introduce el falo del mayor hasta donde puede, luego lo saca y vuelve a introducir provocando un sonido obsceno que calienta al pelinegro.
Jungkook necesita más, lleva una de sus manos a la cabeza de Jimin y comienza a subirla y a bajarla cada vez más rápido. El menor, siente como unas arcadas se aproximan, es su primera vez y jamás vio a su amiga vomitar así que decide controlar su organismo por unos momentos.
Jeon, saca su pene de la boca de Jimin y lo observa con lujuria.
—No me ire hasta follarte esa linda boca, rubio —dice Jungkook, poniéndose de pie con su miembro erecto y adolorido.
Jimin, aún se encuentra de rodillas esperando el siguiente movimiento del tipo alto.
—Manos en la espalda —ordena.
Jungkook, se acerca a él y lentamente coloca su miembro frente a los labios rosados, deseables y totalmente follables del rubio.
—Abre —exige.
El menor, traga grueso, pasa su lengua sobre sus belfos y luego abre la boca dejando que el mayor introduzca su pene y le folle la boca a su antojo.
Entra y sale cada vez más rápido, hasta que se detiene sintiendo como un líquido caliente se esparce en su boca.
—Traga —demanda Jungkook, mientras sostiene el cabello del rubio.
Park, cierra sus ojos y cuando Jeon saca el pene de su boca traga de una sola vez el semen
.
El mayor se acomoda el traje y ya más relajado sube su cierre y abotona su pantalón. Toma unos cuantos wones y observa a Jimin que aún está de rodillas, y con sus manos en la espalda.
—De pie, rubio —le ordena.
De manera rápida, el menor se pone de pie y sacude sus rodillas
Se acerca a él, toma una de las manos de Jimin y le entrega el dinero.
—Es mucho —pronuncia en voz baja el chico.
—No he dicho que puedes hablar —espeta Jungkook, serio. —Hay dinero suficiente para que pagues el alquiler de unos días —agrega, para luego alejarse del rubio. —Para que te compres ropa nueva —dice mientras observa la vestimenta de trabajo de Jimin. —Y para que compres algo que te sirva —se detiene frente a la puerta, la abre y luego le lanza la llave del cuarto a Park. —Gracias, rubio —murmura, le guiña su ojo izquierdo y luego cierra la puerta del cuarto.
La mente del menor da vueltas una y otra vez, ve el dinero que el tipo ha dejado en sus manos y se dirige al sillón, separa dinero para poder ir a la escuela, para pagar un mes de alquiler, para comprar comida y con lo poco que le queda aparta un poco para pagar unas cuantas deudas de su padre. El resto los guarda en la caja que tiene bajo su cama.
Guarda el dinero y se lanza a la cama, sus pies duelen demasiado, su estómago le pide algo de comer, pero él solo quiere dormir, mañana por la mañana desayunara algo que lo sustente y le contara a Taehyung, todo lo que le ha pasado en una noche.
Jungkook, de camino a su casa recibe una llamada de Yoongi, informándole sobre el gerente de un lugar que se niega a entregarles el dinero que han ganado en el negocio, incluyendo el dinero del crack.
Yoongi, envía un auto a que vaya por su primo, es trasladado al lugar, una discoteca llena de chicos y chicas perdidos en su mundo. Pide que se reunan en la parte trasera dando la orden a sus hombres que los escoltan que todo el que se acerque sea golpeado, no quieren soplones.
—Estoy aquí —anuncia Jungkook, mientras se coloca unos guantes de cuero que su padre le obsequió.
—Déjalo salir —le ordena Yoongi a Nam.
Baja de un congelador de paletas en el que se encuentra sentado junto a Hoseok y abren la puerta.
—Arriba, es hora de salir —habla Hoseok, mientras con su pie pega en el congelador.
Namjoon y Hoseok, sacan al tipo y lo colocan frente a Jungkook y Yoongi.
—Jungkook —lo saludan ambos chicos, mientras sostienen el cuerpo del tipo.
Jung observa a Yoon, y luego a ambos chicos con los cuales, han crecido en Busan y con los que han convivido horas atrás en el burdel.
—Termina con esto —le pide Yoongi, cansado y un poco ebrio.
—El dinero —verbaliza Jungkook, viendo al tipo temblar de frio.
—No les daré nada, ustedes dos son unos niños que no saben hacer nada —escupe el tipo con una sonrisa burlona en su rostro.
—¿Su mano derecha? —pregunta el menor de los Jeon, observando a todos sus hombres.
—El imbécil de rojo —lo señala, Yoongi.
—Vas a darme el puto dinero —exige Jungkook, acercándose al tipo. —Porque nos pertenece, desde ahora todo Busan nos pertenece y créeme que si no te agrada es tu puto problema —estrella su puño en el estómago del tipo.—Ve por el dinero —le ordena a Yoongi, el cual, es acompañado por Jin y unos cuantos hombres cubriéndolo.
—No trabajaré para ti —espeta el tipo entre quejidos.
—No lo hagas —susurra Jungkook, serio, observando hacia su derecha.
Saca el arma que carga en su cintura, le retira el seguro y lo observa, lanza un disparo al aire llamando la atención al instante. Hay gente a los alrededores presenciando lo que está por suceder.
—No necesito de ti —dice Jungkook.
Baja el arma apuntando la sien del tipo, mientras Yoongi, sale del local con una maleta de dinero.
Un disparo limpio, certero y sin temor, tal y como su padre le había enseñado, y justo como Jungkook, había aprendido. El cuerpo del tipo cae al asfalto y el menor puede ver a su primo frente a él.
—Las cosas serán así desde ahora, el que no quiera trabajar para nosotros que se largue, que no estorbe. Busan es nuestra, aunque no les parezca —expresa Jungkook, alzando su voz para que todos lo escuchen. —Quien no se apague a nuestras reglas terminará como él, corran la voz —guarda su arma y Hoseok se acerca a él.
—La policía está por venir debemos irnos —le informa Hoseok.
—Namjoon, necesito a la policía de nuestro lado ¿podrás con eso? —pregunta Jungkook a su otro amigo que acompaña a su primo.
—Claro —responde.
—Nos vemos en casa, Yoon —se despide Jungkook, entrando en el auto que ha llegado junto a Hoseok en la parte de atrás.
En el viaje en auto de Jungkook y Hoseok, no intercambian palabra, el pelinegro cierra sus ojos y recarga su cabeza en el asiento como suele hacerlo, un escalofrió recorre su cuerpo y el lindo rostro del rubio lamiendo sus labios con su lengua le llega a la mente una vez más.
A la mañana del día siguiente, la alarma de Jimin suena a las cuatro y media de la mañana, toma el reloj de la pequeña mesa desgastada de noche y lo detiene, se estira en la cama, toma su toalla y sale del cuarto rumbo a los baños que se encuentran a solo unos pasos de su cuarto.
Se ducha de manera rápida, guarda todo el dinero en la caja de cigarrillos recordando para que lo usará, en sus bolsillos solo deja lo necesario para pagarle a los tipos que su padre debe. Cierra el cuarto con llave y se dirige hacia la parada de autobús caminando en las frías calles de Busan desde muy temprano.
Taehyung, espera por él fuera del trabajo, se saludan y antes de entrar, Jimin, saca de su bolsón la cajetilla de cigarrillos y saca el dinero de la paga de su amigo.
—Tu paga —musita para luego entregarle el dinero.
Su amigo sonríe feliz, mientras de igual manera lo guarda en una cajetilla de cigarrillos de color negro.
—Y esto —dice Jimin—. Para asistir juntos a la escuela.
Taehyung, no contiene la alegría y abraza a su amigo.
—Buenos días, chicos —los saluda el jefe.
—Buenos días —dicen al unisonó, haciendo una reverencia.
—Cuando salgamos del trabajo podemos ir de compras —propone Jimin, emocionado.
—No podemos —se queja Taehyung, con un puchero en sus labios.
—Claro que sí, ahora salimos temprano —le recuerda el menor, caminando hacia la entrada del local.
—Espera —le pide el castaño, detiéndose mientras el rubio continúa caminando. —¿Cómo conseguiste dinero? ¿Tu padre regresó? —pregunta curioso el mayor.
—Te contare cuando salgamos a almorzar. Y no, mi padre aun no regresa —contesta Jimin, desilusionado
Ambos esperan que los clientes lleguen y que la montaña de platos sucios llegue a ellos para poder ganar un poco de dinero, toda la mañana lavando plato tras plato, pero todo se siente bien ya que estan juntos. La hora del almuerzo llega, ambos deciden retirar su ropa de trabajo y ponerse una limpia.
—Mi madre te envía esta camisa —menciona Taehyung, lanzándole una camisa blanca cuello v a Jimin.
—Gracias - pronuncia un feliz, Jimin, retirándose el mandil, la redecilla y las camisas curtidas que utiliza para trabajar mientras le da la espalda a Tae.
El mayor sabe todo del rubio, y cuando se menciona todo es todo, pero cada vez que observa el tatuaje del menor, un sinfín de preguntas y dudas llegan a su cabeza.
—Debió dolerte mucho —susurra Taehyung, con cautela ya que a su amigo no le agrada hablar mucho de su tatuaje.
Jimin, gira su rostro sobre su hombro izquierdo para poder observar a su amigo, que se encuentra perdido mirando su tatuaje.
—La primera vez no dolió mucho ya que estaba borracho, pero las siguientes sesiones si dolieron y mucho —le comenta Jimin a su amigo, mientras se coloca la camisa que le ha regalado.
Salen del restaurante, toman su pequeña paga y la guardan, compran comida chatarra y la comen en la parte trasera de su lugar de trabajo. Como es de esperarse de Taehyung, no soporta por saber cómo es que Jimin ha conseguido dinero.
El rubio, comienza por contarle que visitó a su amiga en común, Tzuyu, y que luego un tipo borracho lo besó y trató de seguir el consejo de su amiga, pero al final el tipo quería tirárselo a la fuerza hasta que un hombre alto, cabello negro al igual que sus ojos, detuvo al tipo y evitó que lo golpeara.
—Voy a golpear a ese imbécil que se atrevió a tocarte, Chimmy —protesta Taehyung, tomando con sus manos los mofletes del menor.
La risa del rubio es escuchada por muchos. Jimin, continúa relatándole a su amigo que el mismo tipo que lo había salvado lo arrastró a su cuarto y le había pedido que le hiciera un oral, porque piensa que él es un prostituto.
—¡Mierda, Jimin! —exclama el mayor, poniéndose de pie asombrado.—¿Lo hiciste? —indaga el castaño.
Park, desciende su mirada y asiente tímidamente.
—Ok, solo dame unos segundos, para asimilar esto —le pide Taehyung, caminando de un lado hacia otro frente a Jimin.
—Deja de hacer eso —le pide el menor.
—Fue tu primera vez ¿no es así?
El rubio, asiente de nuevo.
—Mierda y más mierda —masculla el mayor.
—Eso no me convierte en un prostituto, yo solo quería dormir en mi cama, poder comprar comida, ropa y poder ir a la escuela junto a ti. No soy un prostituto, no soy como mi madre —habla de forma rápida el menor, mientras su voz se quiebra y sus ojos se llenan de lágrimas.
—Chimmy, calma. Claro que no eres como tu madre, pero no lo vuelvas a hacer, no con otros hombres —Taehyung, abraza al menor fuertemente. —Rayos, fuiste muy valiente, pero desde ahora descartaremos el ser prostitutos para poder conseguir dinero —agrega el castaño, tomando su bolsón y el de Jimin.
Ambos se van de compras a una tienda de rebajas para ahorrar más dinero, poco a poco la noche va cayendo en las calles de Busan.
—¿No volverás a casa? —pregunta Jimin a su amigo, mientras caminan hacia una pequeña tienda de alimentos.
—Le dije a mamá que me quedaría contigo.
Los chicos se miran mutuamente, se sonríen y luego entrelazan sus manos y entran a la tienda rápidamente ya que observan dos autos negros estacionados frente al local.
Toman una sesta y empiezan a depositar alimentos enlatados, alimentos saludables, un poco de comida chatarra y que tenga un precio cómodo.
—Debemos salir rápido, Jimin —murmura Taehyung.
Sin dudarlo, el menor, toma una caja de pastillas para sus dolores de cabeza y de cuerpo y caminan hacia la caja.
Mientras se dirigen a la caja, Jimin, observa todo lo que lleva en la cesta cerciorándose de llevar lo necesario. Taehyung, lee las indicaciones de la caja del medicamento para el dolor que su amigo ha escogido, todo va bien hasta que el menor choca contra alguien.
—Mierda —musita. —Lo siento —alza su rostro apenado de manera rápida.
Jimin, conoce ese rostro, y el dueño de ese rostro lo conoce a él. Sin decir más nada, el menor, se gira dándole la espalda, coloca la cesta en el mostrador para que le cobren las cosas que ha elegido.
—Creo que son buenas —menciona su amigo, dándole el medicamento al cajero.
El rubio observa como un tipo de los cuales su padre le debe, entra a la tienda. Jimin, sin dudarlo le deja la caja de cigarrillos a su amigo.
—Paga —le pide, caminando hasta el tipo.
—Son treinta dólares con cincuenta centavos —escucha a lo lejos, Jimin.
—No sé de mi padre —es lo primero que dice el rubio, cuando está frente al tipo. —Es lo único que puedo darte —añade, entregándole un pequeño rollo de dinero.
—Está bien —murmura el tipo con voz tosca, para luego alejarse de Jimin.
Luego que el tipo se adentra a la tienda, el rubio, regresa hasta su amigo y donde el tipo alto de anoche, lo observa fijamente.
—Gracias —farfulla Jimin al cajero, tomando una bolsa mientras Taehyung, guarda la caja de cigarrillos de su amigo en su bolsón.
Tae, se coloca su bolsón en la parte de enfrente haciendo reír a Jimin, toma dos de las bolsas y luego caminan hacia la salida de la tienda.
—Rubio —se escucha la voz ronca y demandante del pelinegro.
Jimin, sin detenerse lo observa sobre su hombro derecho.
—¿Lo conoces? —cuestiona Taehyung.
—No —responde Park.
Cuando salen de la tienda, Taehyung, decide cargar a Jimin en su espalda, se encuentran de pie esperando que el semáforo cambie de color verde al rojo, cuando de nuevo la voz del tipo se escucha.
—¡Rubio! —lo llama de nuevo.
Esta vez, Jimin, no se gira para verlo y continúa sonriendo con su amigo, ignorando al tipo de ojos negros y de voz demandante.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top