29

Una semana ha pasado, el apartamento en que Jungkook y Jimin conviven junto a Dai, ha sido testigo de muchas cosas. Como por ejemplo; el amor que ambos se dan mutuamente, la forma en la que Dai es mimado por él y Jimin. Así mismo el amor que Jeon siente al tener al rubio y al enano juntos.

Jungkook está en pláticas con el padre de Hana para intentar obtener por si solo los casinos, pero le resulta difícil. Jimin, por su parte, se mantiene al tanto con su tío y todos los cambios que se hacen en Tokio.

Si bien, su tío ha decidido omitir el hecho de que no encuentra a su hermana y madre de Jimin y Dai, no quiere alterar a su sobrino, pero está seguro que lo hablara con Jungkook cuando pueda.

Actualmente, el rubio está en una llamada a larga distancia con su tío, el celular yace sobre la cama mientras lucha con Dai para que deje que lo vista.

—Dai, por favor —alza su voz Jimin, un tanto molesto.

La risa de Tsubasa no tarda en escucharse a través del aparato electrónico.

—No te burles, tío —le pide.

—Dai —lo llama Tsubasa.

El pequeño que corre de un lado hacia otro en la habitación se detiene al escuchar la voz de su tío.

—Shi —dice con una sonrisa que adorna su rostro.

—Deja que Jiminie te vista —le ordena Tsubasa.

El pequeño observa a su hermano frente a él sosteniendo una linda camisa color azul en sus manos.

—Shi —dice de nuevo.

A pasos rápidos, Jimin se acerca al pequeño y le coloca la camisa, mientras la puerta principal se abre.

—¡He vuelto! —grita Jeon.

Jimin esta por colocarle el pantaloncillo corto a Dai, pero cuando escucha la voz de Jungkook se aleja corriendo.

—Mierda —masculla el rubio.

Jimin lanza el pantaloncillo sobre la cama y toma su celular, le retira el alta voz y lo lleva a su oído derecho.

—Se ha ido —le informa el rubio.

—Solo ten paciencia, Jiminie —le suguiere entre risas su tío.

—¿Has pensado lo de los casinos? —inquiere Jimin, tímidamente.

—Claro que lo he hecho, pero necesito escuchar lo que Jeon piensa —contesta Tsubasa.

—Está bien.

El menor se lanza a la cama y observa como Jungkook entra a la habitación cargando a Dai sobre sus hombros.

El pequeño con su mano derecha se sostiene del cabello de Jeon, y con su mano izquierda intenta alcanzar el techo del apartamento.

—¿Cuándo vendrás de visita de nuevo tío?

—No lo sé, espero y sea pronto —responde Tsubasa.

Está seguro que no saldrá de Tokio a menos que sepa algo de su hermana.

—Dai y yo podemos ir a Tokio y visitarte —comenta Jimin.

Jeon, el cual, baja a Dai de sus hombros se queda por unos segundos observando al rubio que se encuentra sobre la cama, no deja de mirarlo hasta que consigue que Park lo mire a los ojos.

—Eso me parecería bien, Jiminie —dice feliz, Tsubasa.

—Sabía que te alegrarías, puedes decirme cuando y Dai y yo iremos a Tokio —agrega el rubio, tomando asiento observando a Jungkook.

El mayor niega y Jimin sabe que no lo dejara ir, pasa por alto el accionar de Jeon y toma los pantaloncillos cortos de Dai.

Juangkook se acerca a Jimin mientras carga a Dai, el menor aprovecha a colocarle los pantaloncillos.

—Los tenis, Jungkook —le pide al pelinegro.

—¿Jungkook está contigo? —pregunta su tío.

—Sí. Gracias —dice contestándole a su tío y agradeciéndole a Jeon.

—Dile que me llame —le ordena Tsubasa.

—Claro, debo irme tío alguien me llama —dice Jimin, cuando escucha que su celular le alerta de otra llamada.

—Cuídate y cuida de Dai.

Tsubasa cancela la llamada y el rubio puede ver en la pantalla el nombre de la persona que le llama.

Cancela la llamada cuando observa que Jeon se acerca a él, luego que ha dejado a Dai sobre la alfombra.

—¿Tu tío de nuevo? —pregunta el pelinegro, colocándose la corbata.

—Sí —responde el rubio, girándose para quedar frente a Jungkook.

—Debió confundirse. Por cierto, dijo que lo llamarás —retira las manos de Jeon de la corbata y se encarga de arreglársela.

—Lo hare —dice el mayor observando a Jimin, el cual, de manera rápida ha anudado su corbata y ahora la está acomodando.

—¿Saldras? —pregunta el menor, alzando su mirada y encontrándose con los ojos negros profundos de Jeon.

—Sí —se limita a responder.

Jungkook rodea con sus manos la cintura de Jimin y lo pega por completo a él.

—Me encontrare con el padre de Hana, tendremos una última reunión. Si dice que no, dejare que tu tío hable con él —le comenta el mayor.

El rubio coloca sus manos en la espalda baja de Jungkook.

—Te ves bien —lo elogia Park. —¿Seguro que solo te encontraras con él, y no con Hana? —lo cuestiona coquetamente.

—Estoy muy seguro que solo lo invite a él, si ella llega, pues, no es mi problema —dice Jeon, acercando sus labios a los de Jimin.

—Claro —murmura el menor, para luego dejar que los delgados labios del mayor besen los suyos.

—Extrañaba tus labios —susurra Jungkook, sobre los regordetes belfos del rubio.

—Hace dos horas que estuvimos juntos —protesta Jimin.

—Soy adicto a tus malditos labios —menciona para luego dejar un beso brusco que deja sin aliento a Park. —Deberías de saberlo ya, rubio —añade cuando deja de besarlo.

El celular de Jimin suena de nuevo, Jeon lo observa y deja de abrazarlo.

—Atiende —verbaliza, alejándose del rubio.

Toma los tenis de Dai y luego sale de la habitación.

—Llama a mi tío, Jungkook —le recuerda alzando su voz.

Observa el celular y de nuevo la misma persona llamando, se muerde su labio inferior y por unos segundos piensa en si atender o no.

—Solo vere que es lo que quiere —murmura bajo, mientras observa hacia la puerta para cerciorarse que Jungkook no entre.—Hola —atiende nervioso.

—Jimin, soy Yuto.

—Lo sé —dice Jimin.

—Debo hablar contigo.

—Bien, pues habla —le pide el rubio.

—En persona, Jimin —replica el japonés.

—No puedo —se niega el menor, mientras recoge los juguetes regados de Dai y los lanza a una caja.

—Por favor, Jimin —suplica.

—Yuto, no insistas —alza su voz y se maldice mentalmente por haber pronunciado el nombre del chico que se supone por orden de su tío y del chico con el que sale, debe mantenerse alejado.

—¡¿Me llamaste?! —pregunta Jeon, desde la sala.

—¡No! —grita el rubio, nervioso.

—Es urgente, Jiminie —insiste el japonés.

Eso alerta al menor y se queda en silencio por unos segundos.

—Esta bien, nos vemos en la tienda de la esquina del bar —dicho eso cancela la llamada.

Sale de la habitación y toma a Dai en brazos para servirle un poco de fruta antes de salir.

Jungkook, por su parte, se encuentra en el baño observando su apariencia mientras espera que Tsubasa atienda su llamada.

—Jeon, necesito que me escuches bien —le pide Tsubasa de manera rápida sin siquiera saludar.

—Dime —dice serio Jungkook, saliendo del baño hacia la sala.

—Aiko, mi hermana ha desaparecido —suelta de sopetón.

El pelinegro se detiene frente a la puerta de la cocina y observa a Jimin darle fruta a Dai.

—¿Es broma?

—No, no lo es —le confirma Tsubasa. —Estoy buscándola, necesito encontrarla. Mi hermana está loca y es capaz de cualquier cosa —le informa.

—Dices que es capaz de...

—Lo es, Jeon, créeme —interrumpe Tsubasa. —No le comentes nada a Jimin, no quiero alterarlo, pero cuida de él —le pide.

—Claro, claro —dice Jungkook, esquivando sus malos pensamientos.

—Debo dejarte, Jeon, tengo una reunión con Seizu —Tsubasa cancela la llamada.

Jungkook toma su saco y se lo coloca bajo la atenta mirada de Jimin.

—¿Todo bien? —pregunta el rubio, curioso.

—Sí, todo bien —responde. —Debo irme —agrega el mayor, llega hasta Dai y deja un beso en la sien del pequeño.

—Creo que saldre —le comenta Jimin.

—Bien —se limita a decir el pelinegro, pensando en lo que Tsubasa le ha mencionado.—Que Ravi te acompañe y si algo sucede llámame —le indica Jungkook, mientras Jimin asiente. —Ahora dame un beso lindo rubio —le pide acercándose al contrario.

—Tengo una sorpresa para ti —le comenta Jeon, luego que han dejado de besarse. —No preguntes por qué, no diré nada. Nos vemos luego —le guiña su ojo izquierdo y luego abandona el apartamento.

—Bien Dai, tú y yo saldremos, pero irás con Taehyung, no pienso llevarte con Yuto —habla con el pequeño.—Ve por tus juguetes —le ordena Jimin, mientras marca el número de su mejor amigo.

—Sí —atiende con voz agitada, Taehyung.

—¿Qué es lo que haces? —cuestiona el rubio.

—Mierda, Chim —dice asustado, el castaño. —Estaba ejercitándome —miente.

—Claro, y se supone que debo creerlo —espeta Park, poniendo sus ojos en blanco. —Escucha, necesito que cuides Dai —le pide a su mejor amigo.

—¿Ahora? —pregunta Kim.

—No, Taehyung. Pues claro que ahora —promuncia Jimin, mientras coge su abrigo.

—Bien, estare en tu apartamento en cinco minutos, Chim.

El rubio cuelga.

Alista las cosas de Dai y lo que el llevara, observa su caja de cuchillos curvos, la abre y toma el más pequeño y lo guarda en el bolsillo de su abrigo.

—Dai, ven acá —le pide.

El pequeño se acerca cargando a Hulk en su mano derecha y en su mano izquierda carga a Iron man.

—Déjalos por un momento, voy a colocarte el abrigo.

El pequeño deja caer sus juguetes al suelo.
El timbre suena, y Jimin termina de acomodar el abrigo en el cuerpo de Dai.

—¡Voy! —grita.

Deja a Dai en la sala y corre a la puerta, observa a través de la mirilla y mira a Taehyung.
Introduce el código y luego abre la puerta.

—¡El tío Taehyung esta aquí! —grita el castaño, extiende sus brazos, no saluda a Jimin solo pasa de largo yendo directo hacia Dai.

Jimin está por cerrar la puerta, pero Yoon no se lo permite.

—Yoongi —pronuncia Park, incrédulo.

—Jimin —balbucea el mayor de los Jeon, le guiña su ojo derecho y entra al apartamento.

—Taehyung llévate a Dai, aliste sus cosas —camina hacia donde se encuentra la maleta del pequeño.

—Creí que lo cuidaría acá —dice Tae.

—No, llévatelo y cuídalo. Bueno ya que Yoongi está aquí, puedes llevarlos a un lugar seguro —articula Jimin.

—Lo siento, no soy niñero —se opone Yoongi, negándose a la idea del rubio.

—Pues ahora lo serás —interviene el castaño, llevando a Dai hasta donde Yoon se encuentra.

Yoongi lo observa con su ceja alzada, Taehyung le sonríe, el mayor toma la manita de Dai y sale del apartamento con el pequeño.

—¿A dónde irás? —indaga el castaño.

—Yuto me llamó —le cuenta el rubio a su amigo.

—¡Que mierda! ¿Y tú le contestaste?

Taehyung observa con molestia a Jimin.

—Yo... —trastabilla el menor.

—Si el imbécil de Jeon se entera, estarás en graves problemas —el mayor se cruza de brazos y mira acusadoramente a Park.

—No tiene porque saberlo, Tae.

—No tienes porque verte con Yuto —replica Kim.

—Dice que debe decirme algo importante.

—¿Y tú le creíste? vamos Chim —Tae se acerca a Jimin.

—Solo cúbreme quieres —le pide el rubio.

—Está bien, pero luego no vengas a quejarte conmigo porque el imbécil te ha gritado o te ha dejado sin poder caminar bien.

Jimin abraza a Taehyung fuertemente.

—Gracias Tae, te amo —deja un beso en la mejilla del castaño.

—Si como sea, me largo antes de que Yoongi empiece discutir con Dai —toma la maleta con las cosas del niño y sale del apartamento.

Jimin sabe que no puede abandonar el edificio sin Ravi, si lo hace el vigilante llamara a Jungkook y estara en graves problemas. Así que el rubio llama a Ravi y le pide que lo acompañe.

Mientras el rubio es llevado a su encuentro con Yuto y piensa en un plan para que Ravi lo deje solo por unos minutos. Jeon Jungkook, su pareja, se encuentra en la mesa frente a Kim y su hija.

—Creí que solo seriamos tú y yo —menciona Jeon, mientras se acomoda en la silla.

—Creíste mal —habla Hana.

—No quiero ser grosero, Hana, pero estoy aquí para escuchar a tu padre y no a ti, linda —le guiña su ojo izquierdo para que parezca que lo ha dicho de buena manera.

Jeon sabía que eso sucedería, si hay otro encuentro no dudara en traer al rubio junto a él, para no soportar más las insinuaciones de Hana la insoportable.

—¿Y bien? —prosigue Jungkook, tomando la copa que está frente a él para beber un poco de vino.

—El interés tuyo por mis casinos es enorme, Jeon —habla el padre de Hana.

—Era el sueño de mi padre y yo lo quiero cumplir —articula el pelinegro, luego de beber un sorbo de vino bajo la atenta mirada de Hana.

—Estoy dispuesto a negociarlos contigo, claro que sí —sonríe Kim—. Pero debes cumplir una sola cosa, Jeon.

El pelinegro coloca la copa llena de vino sobre la mesa de nuevo y dice—. Soy todo oídos.

Jeon cruza su pierna derecha y la coloca sobre la izquierda.

—Desposa a mi linda Hana y los casinos serán todos tuyos —le propone, mientras lanza unos papeles de traslado a la mesa.

Jungkook los observa fijamente y luego observa a Kim y a su hija.

—Dejare que lo pienses por unos segundos, voy al baño —se pone de pie y deja a Hana y a Jungkook solos.

—Acepta —le pide Hana.

—Cállate —le ordena Jeon.

Lleva una de sus manos a su sien y la masajea un poco, cierra sus ojos y decide pensar las cosas, desea tener los casinos a su nombre, desea que le pertenezcan, pero no desea a Hana ni una sola pizca, solo mirarla y le recuerda el daño que le causo al engañarlo con su primo. Si la deseara como desea a su lindo rubio aceptaría sin dudarlo, pero no desposara a alguien solo por los casinos.

Jungkook siente las manos de Hana en sus hombros, abre sus ojos y no dice nada, extiende su mano y toma la copa de vino, está por llevarla a su boca, pero las manos de la chica descienden lentamente a su pecho, Jeon se sobresalta y mancha su camisa blanca de vino.

—Mierda, Hana —balbucea molesto.

—Lo siento cariño, déjame limpiarte —toma una servilleta y seca su pecho, observa mojado el pantalón en la parte del miembro de Jeon y decide limpiarlo.

Cuando está por colocar su mano y la servilleta sobre su pantalón, el pelinegro la detiene sosteniendo su muñeca un poco fuerte.

—Solo quiero limpiarte —se queja.

—Puedo hacerlo solo —dice, lanzando la mano de Hana lejos de su pantalón.

—Puedo hacerlo por ti —insiste.

—No —gesticula molesto—. También tengo quien lo haga por mí y no eres tú. Ahora toma asiento, tu padre viene hacia acá.

La chica camina furiosa a su silla y toma asiento.

Jimin y Yuto están frente al lugar acordado, el menor ha recibido un mensaje que dice que se encuentra dentro de la tienda.

—Volvere en unos segundos, saludare a la dueña del lugar —dice Park, nervioso.

—Que sea rápido, Jimin —le pide Ravi.

El rubio sale de la camioneta y corre hacia dentro de la tienda, observa con cautela los pasillos de la tienda buscando a Yuto. El menor siente como es jalado por alguien.

—No lo vuelvas hacer —demanda molesto, el rubio.

—Lo siento, Jimin —se disculpa el japonés.

—Date prisa. Ravi me acompaña y solo tengo pocos minutos —le hace saber el menor.

—Tsubasa me ha pedido que vuelva a Tokio —empieza hablar, Yuto.

—Bien, pues vete —musita con desinterés y temor, Jimin.

—Lo hare, pero antes debo confesarte algo —Yuto toma la mano del menor.

—Escucha Yuto, no estoy para juegos —dice Jimin, intentando zafarse del agarre del japonés en su mano.

—Hay algo que debes saber, Jimin.

El rubio observa como Ravi sale de la camioneta observando hacia la tienda.

—Yuto, empiezas a asustarme —confiesa Park.

Yuto ve como una camioneta gris frena en la entrada de la tienda, observa salir a tres japoneses de esta, y a lo lejos mira a Ravi acercarse. Jala a Jimin un poco más hacia dentro de la tienda.

—Debo irme, sabia que no debía venir —espeta Jimin, molesto y asustado.

Yuto ni siquiera observa a Jimin, solo mira como los tres japoneses entran seguido por Ravi. El error de Yuto fue no ser cauteloso para no ser visto.

El más grande de los tres japoneses lo ha visto y les ordena a los otros dos que vayan por Yuto y por Jimin.

El japonés no suelta la mano del rubio y lo obliga a seguirlo hasta la puerta trasera de la tienda.

—¡Jimin! —grita Ravi, saliendo de la tienda por la parte delantera para detener a Yuto luego que toma la acera de nuevo.

Para mala suerte de Ravi, Yuto no ha salido para tomar la acera, recorre toda la parte trasera de los locales con Jimin detrás de él.

—Suéltame, déjame —le ruega el rubio.

—¡Si lo hago te llevarán! —grita Yuto, mientras corren.

—¡¿Qué?! —exclama Park, asombrado.

—Solo corre, Jimin —le ordena el japonés.

Ravi, por su parte, toma el celular y llama a Jeon, sabe que metera en problemas a Jimin, pero más lo estará él si pierde al rubio y le informa a Tsubasa de lo sucedido.

—Ya lo has pensado, Jeon —toma asiento Kim, mientras el pelinegro asiente.

—No lo hare. Obtendre tus casinos te lo aseguro —habla Jungkook, mientras su celular suena.

Lo saca del bolsillo de su saco y cuando ve que se trata de Ravi atiende de inmediato.

—Yuto se ha llevado a Jimin —le informa de manera rápida el japonés.

—¿Dónde? —interroga, al mismo tiempo que se pone en pie, furioso.

—En la tienda de la esquina del bar.

—Voy parra allá —cuelga Jeon.

Sale del restaurante sin siquiera despedirse de Kim y su hija.

—Yoon, ve a la tienda de la esquina del bar, lleva a Namjoon y a Hoseok. Quiero que agarren a Yuto vivo, me encargo de matarlo yo —le ordena por medio de una llamada a su primo.—Una cosa más, pon a salvo a Jimin, el maldito lo tiene —cancela la llamada y arranca a toda velocidad hasta donde Ravi le ha informado.

Yuto y Jimin no dejan de correr, necesitan que alguien abra la puerta de un local para bloquearle la vista a quienes los persiguen.

—Debes explicarme todo, Yuto. Es una orden —habla Jimin con voz cansada.

—Lo hare, pero ahora corre rápido —le pide el japonés, al ver una puerta abierta.

Es su salida, su señuelo, con dificultad pasan.

—No cierre —le ordena Jimin a la chica.

La chica un tanto asustada hace lo que le pide, Yuto se detiene e intenta abrir la puerta del negocio de al lado.

—Date prisa —chilla desesperado, Park.

—Listo —Yuto toma a Jimin y hace que entre primero.

El rubio, saca su cuchillo cuando se adentran a la bodega, esperando a que Yuto haga un movimiento o que hable.

—Estamos a salvo —murmura Yuto.

—Habla —exige y luego hace una pausa, Jimin. —Ahora —le ordena, amenazándolo con su cuchillo.

—Jamás te haría daño, Jimin —le asegura el japonés, alzando sus manos.

—No te creo nada —escupe Jimin, molesto. —¿Qué esperas? habla —demanda

—Estás en peligro, Jimin —dice con dificultad el japonés.

—Obvio que lo estoy —alza su voz el rubio.

—Solo quería estar cerca de Dai.

Jimin agita su cabeza un tanto confuso.

—Si intentas tocar a Dai de nuevo voy a matarte —le advierte el menor.

—Jamás lastimaría a Dai y mucho menos a ti —habla Yuto.

El celular del rubio suena y de manera fácil lo atiende, aunque Yuto le ruega que no lo haga.

—¿Dónde estás? —escucha la voz molesta de Ravi.

—En la bodega de una de las últimas tiendas. Eso creo —duda el menor.

—Quédate donde estás —le ordena.

Jimin cree que Ravi habla por sí solo, pero lo que no sabe es que Jeon le ordena que decir y, que ha escuchado todo lo que ha dicho.

Jungkook ordena a todos sus hombres revisar las tiendas mientras a lo lejos los tres japoneses que iban por Jimin y Yuto, los observan a la distancia.

Luego que Jimin canceló la llamada, Yuto le arrebata el celular a la fuerza. El rubio se lanza contra el japonés y logra herir su antebrazo.

El japonés al sentir dolor alza su mano y golpea el rostro del menor de manera fuerte, tanto, que hace que un gemido de dolor abandone los labios del rubio.

—Lo siento, Jimin —se disculpa intentando acercarse al menor, pero este alza su mano dándole a entender que lo quiere lejos.

—Cuando llegues a Tokio date por muerto —articula Jimin.

—En serio lo siento —se disculpa de nuevo—. Debo irme, sé que Jeon y sus hombres vendrán por mí, pero también sé que alguién más te busca y ahora que están aquí lo he comprobado.

Yuto camina hacia la puerta trasera al escuchar demasiado ruido en las otras tiendas.

—Explícate —le pide Jimin.

—Ahora que están en Corea me localizan a mí y a ti —le comenta el japonés, mientras guarda el celular de Jimin en el bolsillo trasero de su pantalón. —Espero y lo entiendas —murmura, abriendo la puerta.

—Espero y mi tío te mate por esto —comenta airado, el menor.

Yuto regresa hasta donde el rubio se encuentra y le retira su abrigo.

—Vas a arrepentirte de eso —protesta Park.

—Voy a arrepentirme sino lo hago, Jiminie —acaricia el rostro del rubio.

—No me toques —lo reprocha Jimin, golpeando con su puño el rostro de Yuto.

El japonés se pone de pie luego del golpe recibido, abandona la tienda dejando a Jimin solo en la bodega con miles de preguntas.

Escucha ruidos y recuerda los hombres que los perseguían, se arrastra silenciosamente y se esconde detrás de una de las enormes cajas de la bodega.

Escucha pasos cerca, se coloca de cuclillas y decide poner en práctica todo lo que su pareja le ha enseñado, las pisadas se escuchan más cerca, saca su rostro solo un poco y observa de espaldas al tipo, decide a tacarlo, golpea la parte trasera de la rodilla y lo hace desbalancearse, luego golpea su cuello desorientándolo un poco, se coloca frente al hombre que ha atacado y se percata que es el primo de Jungkook.

—¿Yoongi?

—Estás en graves problemas, rubio —recita el mayor de los Jeon, poniéndose de pie con dificultad.

—¡Está aquí! —grita Hoseok.

Jimin ayuda a Yoongi a ponerse de pie, cuando gira su rostro observa a Jungkook con su camisa blanca manchada de lo que parece ser es vino. El semblante de su pareja le indica que no está para nada contento, el ceño de Jeon, luce totalmente fruncido mientras sostiene con su mano derecha un arma.

—Tú vienes conmigo —señala al rubio con su arma.

—No ire contigo cuando me señalas con el arma —le deja claro, Jimin.

Jeon bufa, no está para juegos, está furioso, realmente furioso con el rubio.

Jungkook guarda su arma sin dejar de observar molesto a Jimin.

—Ahora ven acá, no me hagas ir por ti, rubio —le ordena Jungkook.

Jimin traga grueso, suelta el brazo de Yoongi y camina hacia el pelinegro.

—¿Vas a escucharme? —pregunta Jimin, cuando está a solo tres pasos de Jeon.

El mayor extiende su brazo izquierdo y toma el brazo derecho de Jimin acercándolo a él de forma brusca.

—Cállate y camina —articula molesto, Jungkook.

El pelinegro es custodiado por Hoseok y Namjoon, mientras salen del local.

—Ravi ve por Dai —le ordena.

El japonés asiente, entra a la camioneta y hace lo que se le ha ordenado.

—Jungkook —habla Jimin.

—Cállate rubio, no hables, solo cierra esa maldita boca de una puta vez —replica airado.

Abre la puerta del acompañante y hace que Jimin entre.

—No quiero escucharte, así que no hables. No quiero perder el control, no contigo —le coloca el cinturón y luego cierra la puerta de un fuerte azote.

—Quiero que aseguren Busan —le ordena Jeon a Nam.

Entra al auto, se coloca el cinturón, enciende el motor y arranca sin articular una sola palabra.







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