26
Un mes después...
Jimin
Un mes ha pasado, y un poco de todo en mi relación con Jungkook.
Es un maldito demente, pero amo su demencia, vive la vida al máximo y yo nunca he vivido mi vida sin dejar mis preocupaciones de lado.
Flashback...
La vez que dejemos en claro nuestra relación, ambos tuvimos nuestro primer baño juntos.
Las manos de Jungkook tocan demás como siempre, pero si lo detengo me siento desesperado, necesito sentir sus manos lavando mi cuerpo y sus labios sobre la húmeda piel de mis hombros y cuello.
Luego de jugar, tocarnos, besarnos y alistarnos, subimos a su auto, no tengo idea hacia donde nos dirigimos, me obliga a que llame a Yuto para que me preste a Dai.
-No creo que esta sea una buena idea -insisto.
-Lo devolveremos por la noche, rubio -replica.
Deja de sostener el volante con su mano derecha y la coloca sobre mi muslo izquierdo.
-Detente aquí -le pido.
Frena de improvisto, me retiro el cinturón y salgo del auto, observo cómo Yuto carga al pequeño Dai en brazos y se acerca a pasos no tan rápidos hacia mí, al verme sonríe inmensamente y sus ojos brillan.
Jungkook decide no salir del auto y permanecer en este y salir a menos que Yuto quiera propasarse conmigo.
Dai al mirarme extiende sus brazos y agita sus pies emocionado, sacude su cuerpo mientras Yuto aún lo sostiene, sonrío por lo tierno y desesperado que Dai parece al mirarme.
-Ven a mí -le pido feliz, extendiendo mis brazos hacia él.
Se agarra fuertemente de mi cuello y deja besos en mi rostro.
-Lo llevare por la noche a tu casa -digo con dificultad.
-Claro -escucho la voz de Yuto.
Acomodo a Dai en mis brazos, aún se aferra con sus bracitos alrededor de mi cuello, al final recarga su cabeza en mi hombro y suelta un enorme suspiro.
-Eso demuestra que te ha extrañado mucho -dice Yuto, observando a Dai y luego a mí.
-¿Ravi está contigo? -indaga curioso.
-No, no lo está -respondo.
Veo hacia el auto que está frente a nosotros en el cual, se encuentra Jungkook.
-¿Por qué repentinamente me pides a Dai?
Lo miro y pienso que sus preguntas son innecesarias.
-Jungkook quiere llevarnos a quien sabe dónde.
Traga grueso al escuchar su nombre.
-Ya veo -masculla al mismo tiempo que introduce sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, y se balancea sobre sus pies.
-¿Te sucede algo? -lo cuestiono.
Ahora soy yo quien lo cuestiona al notar su extraño comportamiento.
Guarda silencio y decide no mirarme, escucho como la puerta del auto es abierta, de reojo observo a Jungkook acerca, intento que Dai permanezca quieto y deje de removerse en mis brazos.
-Basta, Dai -lo reprendo.
-¿Todo bien? -pregunta Jungkook.
Ni siquiera me observa, su mirada se posa en Yuto.
-Puedo recogerlo en su casa si desean -cambia el tema y evade mi pregunta.
-No, lo dejaremos en tu casa. Jimin la conoce así que no es necesario que viajes a mi casa -interviene Jungkook, serio.
-Dai, por favor - continúo luchando para que se comporte.
-¿Te sientes bien viviendo en su enorme casa? -pregunta Yuto repentinamente.
Bajo a Dai y lo coloco sobre el pavimento, tomo su mano y luego veo a Yuto.
-¿A qué viene esa pregunta? -suelto molesto.
-No vive en mi casa -acota Jung.
Quiero ver a Jungkook y decifrar que es lo que pretende, pero no puedo dejar de ver a Yuto.
-Ravi lo llevó a un apartamento privado, fueron órdenes de Tsubasa -añade Jungkook, acercándose a mí. -Se nos hace tarde -agrega.
Asiento y sin despedirme de Yuto camino hacia el auto con Dai.
-Lo viste -suelto con ironía.
-Es un idiota -dice Jungkook, colocándose el cinturón.
-¿Por qué le dijiste que no vivía en tu casa? -indago, mientras coloco a Dai en mis piernas y luego él decide arrancar.
-No confío en él, rubio. Sé que dirás qué son celos, pero te lo aseguro que no lo son. No por ahora -contesta, cambiando de ruta-. Simplemente no me fío de él, al igual que tú tío tampoco lo hace.
Toma su celular y mientras conduce hace una llamada de la cual, me queda claro que se trata de Ravi. Le pide que alquile un apartamento y lleve algunas de mis cosa y de Dai a ese lugar, así mismo le pide que le pague a algunas personas para que atestigüen que he estado viviendo en ese lugar.
-Piensas que estoy loco ¿No es así?
Me observa luego de terminar de hablar con Ravi.
-No -respondo breve.
Dejo que haga las llamadas que debe hacer, inclusive se comunicó con mi tío. Decido jugar un poco con Dai, el auto se frena por unos segundos, alzo mi vista y observo el lugar en el que nos encontramos. Es el cementerio.
Sostengo con fuerza a Dai, veo a Jungkook, el cual, habla con el agente de seguridad antes de entrar al cementerio y poder estacionar el auto.
No digo nada, él arranca y de igual manera prefiere permanecer en silencio, estaciona el auto y de forma rápida retira su cinturón y sale, rodea el vehículo y abre la puerta para tomar a Dai y sacarlo.
Dai emocionado corre un poco para desestresarse.
-No te alejes -le ordena Jungkook.
-Tan rápido te aburriste de mí -bromeo.
Me atrae hacia él, coloca sus manos en mi cintura y luego cierra de manera brusca la puerta del auto.
-No digas tonterías, rubio -deja un casto beso en mis labios, se aleja un poco de mí y observa a Dai.
Lo único que sé es que su padre no está con vida, cuando él murió fue la comidilla de todo Busan.
Me alejo de Jungkook mientras él decide ir a por Dai, me acerco a una señora que vende arreglos florales, compro unas cuantas rosas y me acerco a ambos de nuevo.
-Vamos -me extiende su mano.
Sin dudarlo tomo su mano y los tres nos dirigimos hacia donde la lápida de su padre se encuentra.
-¿En serio no dirás nada? -me pregunta, cuando estamos frente a la lápida de su padre.
Niego, sea lo que sea que tenga planeado no lo pienso echar a perder.
En la enorme lapida el nombre del padre de Jungkook: Jeon Han - Sun.
Suelto su mano y dejo que se acerque más a la lápida, me quedo en el mismo lugar con Dai, el cual, sostiene su muñeco de Hulk y lo agita felizmente.
-Lo extraño -confiesa Jungkook, rompiendo el silencio. -He decidido traerlos a ambos para presentarlos -añade mientras una sonrisa triste se forma en su rostro y en el mío.
-Creo que te estás apresurando, Jungkook -comento.
-Tal vez sí -se gira y nos observa. -Tal vez no -camina hacia a Dai y hacia mí. -Ven acá -toma mi muñeca y me encamina junto a Dai más cerca de la lápida de su padre.
-Padre -hace una reverencia ante la lápida y la fotografía de su padre. -Debo presentarte a mi rubio y a mi enano favorito -me sonríe dulcemente, como nunca lo ha hecho.
-Señor Jeon -hablo nervioso, viendo la fotografía. -Soy Park Jimin y él es Dai -muevo mi brazo y hago que Jungkook me suelte.
Coloco las flores frente a la fotografía y hago una reverencia.
-Le hubieses agradado -murmura mientras se acerca a mí. -Era muy bueno con todos.
-Lo sé -digo al recordar las veces que lo vi en los lugares en los que solía trabajar, dejando una buena propina para el mesero que lo atendía.
-Tengo una fortuna para toda mi vida, tengo una ciudad que cuidar, tengo enemigos de los cuales debo cuidarme -hace una pausa, me abraza por la espalda colocando su barbilla en mi hombro.
-Vaya que tienes muchas cosas -digo sonriendo-. Yo tengo el dinero que mi abuelo me dejó, tengo a Dai. Mi familia es un completo problema al igual que tú, traigo la muerte conmigo a donde vaya, que más quieres que te diga.
Dai se suelta de mi agarre y empieza a correr y a saltar sobre el césped.
-Ves padre, somos el uno para el otro -musita, para luego dejar un beso en mi cuello.
Fin del flashback.
Jungkook tiene una semana de haber salido del país, tuvo que viajar a Estados Unidos a resolver algunos improvistos que dejo pendientes. Pase los primeros cuatro días junto a Dai, luego tuve que llevarlo con Yuto, odiaba el haberme acostumbrado a tenerlos a ambos siempre.
Estar sin él me recordó que fue una maldita mala idea no haber aceptado quedarme con Taehyung en su casa.
Empezaba a molestarme por empezar a necesitar demasiado la presencia de Jungkook, lo que menos hacíamos era hablar, cada vez que él decidía llamarme, cinco minutos después su madre entraba con una excusa y la llamada llegaba a su fin.
Ella me odia, pero puedo asegurar que el sentimiento es mutuo.
Los mensajes de Jungkook me tranquilizan un poco, Yoongi lo ha acompañado así que espero que ambos puedan comportarse en Estados Unidos, y confío en que su primo le recordara que espero por él en Corea.
Me encuentro en la cocina junto a la cocinera, observo todos sus movimientos es entretenido ver como se mueve de un lado hacia otro y agrega ingrediente tras ingrediente para hacer un delicioso pastel para Dai.
Todos aman a Dai en la casa, y las sirvientas de Jungkook no son la excepción.
-Jiminie -escucho la voz fuerte de Ravi a lo lejos.
-En la cocina -alzo la voz.
La cocinera deposita todo en un molde, y se ve delicioso.
-Eso estará delicioso -dice Ravi, entrando a la cocina con una laptop en sus manos. -Ven acá -me pide mientras toma asiento en una de las sillas la barra de la cocina.
Camino hasta él, recargando uno de mis brazos en su hombro.
-¿Rastreas a mi padre? -pregunto,
emocionado.
-Es imposible rastrearlo, Chim. Tu padre es una mula, el que ellos den su ubicación sería ofrecerse por sí solos a bandos enemigos o a la policía -se explica Ravi.
-¿Qué haces entonces? -continúo con mis preguntas.
-Intentaré ver quién lo ha contratado y así poder dar con su paradero -contesta.
Asiento.
Observo a Jin atravesar la puerta de la cocina, toma un poco de agua en un vaso, la bebe de un solo trago y luego nos mira.
-¿Qué hacen? -indaga, acercándose a ambos.
-Ravi intenta dar con el paradero de mi padre -respondo.
Jin se detiene al escuchar lo que he dicho.
-Debes saber que lo que hace es riesgoso y puede estar muerto ya, Jimin -dice Jin, tamborileando la mesa de la cocina con sus dedos.
-Lo sé, Jin.
-No olvides que ahora vuelve Dai -cambia de tema de manera rápida al percatarse que he empezado a molestarme.
Ravi cierra su laptop y ambos nos observamos.
-Ya quita esa cara -me aconseja, presionando una de mis mejillas con sus dedos.
-Eres un idiota, eso duele -golpeo su brazo en venganza.
-Vamos a por Dai -dice Ravi, feliz.
-Los acompaño -se une Jin.
Llegamos al bar donde siempre nos encontramos con Yuto, Ravi se queda junto a Jin en una de las mesas. Por mi parte, entro a la barra y sorprendo a Taehyung.
-¡Chimmy! -grita emocionado, abrazándome fuertemente.
-Mucho trabajo, eh -me burlo.
-Es una mierda -se queja.
-Déjame ayudarte -me ofrezco.
Le ayudo a servir unos cuantos tragos para que la barra poco a poco se vaya vaciando, ambos sonreímos y es que desde que nos conocimos siempre hemos sido el uno junto al otro sin importar el trabajo.
-Gracias, Chim -deja un beso en mi mejilla izquierda.
Veo al señor Kim acercarse a la barra con su rostro lleno de preocupación.
-Señor Kim -lo saludo eufórico.
-Jimin, es bueno verte -entra a la barra. -Necesito de su ayuda muchachos -suelta desesperado.
-Claro ¿qué sucede? -me acerco más al señor Kim.
-Las otras dos bailarinas se han ausentado, necesito que suban ahí y las reemplacen -expone.
Ensancho mis ojos, nunca nadie me ha pedido que haga algo así, ni siquiera Jungkook.
-Paso, no lo haré, lo siento -me opongo nervioso.
Quiero caminar hacia atrás y excusarme en la barra, pero Taehyung me lo impide.
-No puedes retractarte. Dijiste claro, sin saber cuál sería la proposición, muy bien, Jimin -aplaude sarcásticamente.
-No me hagas esto, no ahora -le ruego a Taehyung.
-No estarás solo, yo también estaré junto a ti mientras todos nos observan -balbucea mi amigo.
Se retira su mandil y lo deja sobre la barra.
-Oye, si es por el imbécil de Jeon aún no regresa. Ahora date prisa antes de que los borrachos empiecen a destruir el lugar -me apresura Tae, saliendo de la barra.
Observo a lo lejos a Ravi, el cual, me mira con incógnita en su mirada. Jin se encuentra atendiendo una llamada de quién sabe, suspiro derrotado. Por una mierda, Jimin, me reprendo a mí mismo.
-Todo sea por ti, Kim -mascullo.
Me retiro la sudadera y me dirijo hasta donde Tae y una de las bailarinas se encuentra.
-No traigo el pantalón correcto -me excuso.
-No necesitas un pantalón como el mío, Chim, créemelo. Con tu trasero cualquier estúpido pantalón se ve perfecto para un baile erótico -vocifera, para luego azotar mi culo.
-¿Listos? -pregunta la chica.
Niego observándola.
-Ignóralo, si estamos listos -espeta mi mejor amigo mientras me jalonea hacia arriba de la tarima.
Jungkook
Mi llegada a Corea fue la peor. Maldita turbulencia como la odio, cuando bajo junto a Yoongi del jet privado, llamo al rubio una, dos, tres, cuatro y sin respuesta.
Entro al auto, busco el número de Jin y le llamo, suena, suena hasta que por fin atiende.
-Hola, Jungkook -atiende-. ¿Todo bien en tu viaje?
Música de fondo es lo que se escucha.
-Sí, todo bien -respondo a su pregunta. -¿Dónde mierda estás? -lo cuestiono.
-En el bar -contesta.
-¿Dónde está, Jimin? -inquiero.
Yoongi me observa por el espejo del retrovisor.
-Él está junto a Taehyung, hablando -responde Jin.
-No, no lo está -escucho a lo lejos, la que parece ser la voz de Ravi.
-¡Mierda! -exclama Jin.
-Mierda ¿qué? -indago, acomodándome en el asiento.
-Nos vemos en casa, llevare a Dai y a Jimin a salvo, te lo aseguro -corta la llamada.
-Me corto -le informo a Yoon.
-¿Al bar? -verbaliza mi primo
Asiento.
No sé qué es lo que sucede, busco el número de Yuto e intento comunicarme con él, pero de igual manera no atiende.
Yoongi estaciona el auto y sin dudarlo salimos juntos, cruzamos la calle y entramos al bar, y nos encontramos con un mar de gente, un enorme mar de gente. Veo a Yuto en una esquina sosteniendo a Dai, y sin pensarlo demasiado camino junto a Yoon hasta él.
-Vengo por el enano -digo.
Duda al inicio, pero al ver el rostro serio de Yoongi, toda duda se despeja de su rostro.
Cargo a Dai y busco a Jin dentro del mar de gente..
-Los encontre -dice Yoongi, y caminamos apartando la gente.
-¿Y Jimin? -pregunto sin saludar.
-Hola, sí, estamos bien. Es bueno verte de nuevo, Jungkook -dice con ironía y nerviosismo, Jin.
-No me jodas y responde de una puta vez -alzo mi voz.
-Está ...
-Por una mierda -suelta Yoon, interrumpiendo a Jin-. Si eso no te gusta, Jung, estás malditamente estúpido.
Le entrego el pequeño a Jin, el cual, lo toma torpemente.
-Espera -me detiene antes de que me gire.
-No jodas -reprocho, girándome de manera rápida. -Llévate a Dai al auto, Ravi acompáñalo -hago énfasis en la última orden.
-No seas tan hijo de puta -me ruega Jin.
Camino hacia donde el rubio, mi rubio, se encuentra junto a Taehyung y otra chica bailando. Mierda, quiero golpearlos a todos por ver de manera lasciva a Jimin.
Su camisa luce completamente sudada pegada a su cuerpo, sus malditos movimientos son una puta bendición.
-¡Mierda! -exclama Yoongi.
-Voy a arrancarte los putos ojos -lo amenazo furioso.
-Su amigo es una lindura -comenta mi primo.
A un metro de llegar hasta el rubio, interrumpido por estúpidos ebrios hormonales que seguro y la tienen más que dura por ver el hermoso y excitante espectáculo que Jimin está dando junto a su amigo.
-Quítate -le ordeno a uno de los hombres.
-Ni de coña -dice molesto.
Sonrío ladinamente, alzo mi mano y le tomo el cabello haciendo su cabeza hacia atrás.
-Cuando yo digo quítate, tú simplemente te quitas -le indico.
Lo lanzo hacia Yoongi, el cual, lo recibe con un golpe en su pecho.
Ahora sí, toda la atención es para Yoongi y para mí.
-¡Se acabo el show! -alzo mi voz.
-¡Púdrete! -grita un tipo.
-Ven y dímelo de frente, juro que te mataré -replico, mientras alzo mi vista y observo al rubio.
-He regresado -anuncio, fingiendo una sonrisa.
-Mierda -verbaliza Taehyung, acercándose a Jimin.
-Tú y yo nos vamos -señalo al rubio.
Observa a Taehyung y ambos bajan de la pista.
-Su amigo viene conmigo -dice Yoongi, animado.
Ignoro lo que ha dicho, camino hacia el rubio, lo tomo de su brazo izquierdo y lo saco a la fuerza del bar.
-¡Espera, espera! -grita.
Me detengo y él se estrella en mi pecho.
-Dai -pronuncia nervioso.
-Jin y Ravi lo tienen -le hago saber.
Abro la puerta trasera del auto y hago que entre.
Enciendo el auto y arranco bruscamente.
-Espero lo hayas disfrutado mucho porque será la última vez que permita que todos te vean de esa forma -canturreo molesto.
-No es lo que parece -hace una pausa, tomando un poco de aire-. Lo juro.
Evito mirarlo por el retrovisor.
Llegamos al edificio donde tengo mi apartamento, estaciono el auto, salimos y subimos al ascensor.
-Estás lastimando mi mano -se queja.
-Más vale que cierres la boca, rubio -bramo.
-Serás un hijo de puta ahora -se burla.
El ascensor se detiene y salgo arrastrando al rubio.
-En serio me lástimas -se queja de nuevo, jaloneando mi mano.
Abro la puerta y hago que entre de un solo tirón.
-Ahora soy un hijo de puta. ¿Es tu mejor excusa? -lo confronto.
Me retiro el saco y lo dejo caer al suelo.
-¿Cómo se supone que debo actuar cuando te encuentro en el bar, sobre la plataforma bailando de la manera más sexi y provocadora para un montón de ebrios, excitados al verte?
Pasa saliva.
-Te he dicho que no es lo que parece -repite.
-Mírate -lo señalo.
Me acerco a él, pero retrocede un paso y eso me molesta.
-Quédate justo donde estas, Jimin -demando.
Hace lo que le pido, me acerco a él y sin decir nada le retiro la camisa.
-No tendremos sexo -manifiesta, intentando alejarse de mí.
-Oh, sí que lo haremos -le aseguro.
Llevo mis labios a su boca y de inmediato su no ahora es un sí.
-Voy a castigarte -susurro en su oreja. -Nadie puede verte de esa manera, solo yo -retiro sus zapatos y luego su pantalón dejándolo solo en ropa interior.
Se remueve en la cama al sentir mis labios sobre uno de sus pezones.
-Te extrañé tanto -confiesa, jaloneando mi cabello.
-También yo -correspondo, para luego besar sus labios.
Hago un camino de besos hasta su ropa interior, la retiro y luego me deshago de mi ropa.
-Cuando no esté tan molesto, excitado y con ganas de castigarte, te pediré que me bailes de esa manera tan sexi.
Tomo sus manos y las lleno de besos.
Las alzo y las sostengo con mi mano izquierda. Con mi mano derecha agarro mi dura erección y la paso por su entrada.
-Ahora voy a castigarte -beso sus labios para nada dulce.
No dejo de besarlo, alineo mi falo duro en su entrada y sin previo aviso y preparación lo introduzco un poco en su entrada.
Siento como muerde mi labio al sentir el dolor.
-Hijo de puta -murmura mientras se remueve.
-Solo cálmate -le pido. -Es tu castigo. Eres mío, mi chico, mi pareja, mi rubio, que parte de nadie puede verte como yo lo hago no entiendes -introduzco un poco más mi miembro.
-Aaah -jadea.
-Me gustas tanto, rubio.
Introduzco todo mi miembro a su entrada y me detengo a mirarlo.
-Si vuelves a hacer lo que hiciste, voy a follarte frente a todos para que quede claro que eres mío, y luego los matare.
-Solo ayudaba al señor Kim -dice con su voz agitada.
-No me interesa, mi lindo rubio.
Intento besar sus labios y él lo impide.
-Muévete -me ordena.
-No pienso hacer ni una mierda, me aprietas delicioso, creo que puedo correrme solo estando así -sonrío cínicamente.
-Jungkook, por favor.
-¿Por favor que, lindo rubio?
-Muévete de una puta vez -exige desesperado.
No hablo y empiezo a moverme, tres estocadas lentas, pero no es lo que mi rubio merece, debo castigarlo y su castigo no es hacerlo lento, acelero mis embestidas, me dejo llevar por el enojo y posesión, nadie puede ver de manera lasciva a mi rubio. Nadie.
-Aah.
Enrolla sus piernas alrededor de mi cintura.
-Imbécil, posesivo de mierda -suelta entre dientes.
-No voy a tocarte -le hago saber.
-No lo hagas, Jungkook -suplica.
Saco mi miembro y lo introduzco de nuevo de forma bruta y fuerte.
-Mierda -gime.
-¿Has entendido todo, Jimin? -pregunto, acercándome a su bello rostro.
-Voy a cobrármelas, te lo juro -me adivierte.
Introduzco mi miembro una vez más.
Beso su cuello y su pecho, no suelto sus manos, sé que se muere porque haga que se corra, muerde sus labios para no hablar.
Llevo mi mano derecha a su miembro y empiezo a masturbarlo.
-No me toques, dijiste que no me tocarías -espeta caprichoso.
-Dime que no quieres que haga que te corras. Si dices que no, no voy a dejar que te toques solo -le adivierto.
-Te odio -bufa.
-Sé que mientes.
Masturbo su miembro rápidamente una y otra vez.
-Jungkook -gime mi nombre. -Aaah -suelta cuando he conseguido que se corra.
-Mi lindo rubio -beso sus labios.
-Eres...
No dejo que hable y beso sus labios de nuevo.
-Un Imbécil, lo sé -culmino su oración, mientras suelto sus manos.
Retiro su cabello de la frente y no dejo de ver cada una de sus expresiones.
-Soy un bruto, lo sé, pero debía hacerlo -dejo un beso en su sien.
-Voy a cobrármelas, Jeon Jungkook -me adivierte un vez más, llevando sus manos a mi espalda y la acaricia-. No ahora, ni mañana, pero lo haré y te arrepentirás de haber iniciado tu mierda de castigos sexuales.
Toma mi rostro y une nuestros labios.
Lo que tuve que mimar a Jimin para que me perdone por habérmelo follado sin prepararlo fue frustrante, pero necesario.
Tomamos un baño juntos, luego le ayudé a colocarse mi camisa, le pedí a Ravi que llevara unas cuantas aspirinas y que llevara a Dai.
Tuve que cocinar, solo cocinaba con mi madre cuando tenía la edad de quince años. Es extraño cocinar ahora, pero intentaría impresionar a Jimin para hacerlo olvidar un poco de lo sucedido.
-Piensas que voy a perdonarte por qué estás cocinando. No soy fácil, Jeon -dice, observándome desde la mesa de la cocina.
Está sentado sobre una silla alta con una enorme almohada debajo de su precioso culo.
Coloco la comida sobre los platos, tomo dos cubiertos y me acerco a él con ambos platos, coloco uno frente a él.
-Mentiría si te digo que lo siento, rubio -giro su silla y le dejo frente a mí.
-Te aprovechas porque me gustas, imbécil -golpea mi abdomen.
-Me vuelves loco -susurro, él rodea mi cintura con sus brazos.
Llevo mis manos a su rostro y empezamos un tierno beso entre risas y pequeños besos.
-Malditos labios -musito entre el beso.
El timbre suena, dejo un último beso en sus labios y me encamino hacia la puerta.
Dai entra corriendo al apartamento, Ravi me observa, me entrega la maleta con ropa del enano y una pequeña bolsa con aspirinas.
-Debo informarte algo -habla Ravi.
Veo hacia dentro del apartamento, Jimin y Dai han decidido empezar a cenar sin mí, salgo sin cerrar la puerta dispuesto a escuchar al amigo del rubio y trabajador de Tsubasa.
-El apartamento que me ordenaste que rentara para Jimin, ha sido invadido -me informa.
-Sabía que eso pasaría -digo en voz baja.
-Es alguien cercano a nosotros -agrega Ravi.
-No se lo comentes a Jimin, quiero que envíes a alguien a que limpie el apartamento.
Asiente.
-Debemos descubrir quién está detrás de esto, me quedaré junto a ellos, vuelve a casa y dile a Hoseok que venga a cubrirme.
-Como digas, Jeon.
-Una última cosa, si Tsubasa llama solo házmelo saber a mí y no a Yoongi -dicho eso entro de nuevo al apartamento.
-¡Nos vemos, Dai! -alza su voz Ravi.
-Ayos -dice de forma graciosa el pequeño, provocando que todos riamos.
-Buenas noches -se despide.
Cierro la puerta del apartamento, dejo la maleta de Dai en el sillón y llevo la bolsa con las aspirinas a Jimin.
Mientras ceno, observo al rubio y a Dai divertirse un poco con los súper héroes del enano.
Si de algo estoy seguro es de que sobre mi cadáver permitiré que algo le suceda a Jimin y al enano.
Encontrare al soplón y el soplón me llevara a la persona detrás de todo esto. Y si se trata de los Seizu o de quién sea me las pagara por intentar lastimar a mi lindo rubio.
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