20

Un mes después...

Jimin


Llevo un maldito mes conviviendo con Jungkook. No es tan malo, hasta que a cualquier hora del día llega un hombre o una mujer y follan.

Cuando eso sucede en mi celular coloco música, entro al baño junto a Dai, y jugamos un poco en la bañera.

En estos momentos me encuentro subiendo los últimos escalones para llegar hasta el pequeño camino que me dirige a la habitación en la que Dai y yo dormimos.

—Rubio —me saluda el primo de Jungkook, seriamente.

Me detengo frente a su habitación y lo veo sorprendido.

—Hola —respondo, sin dejar de mirarlo.

Si bien, el que menos quiere que este en la enorme casa de Jungkook además de mí, es Yoongi.

Intento comprender a todos en la casa y he llegado a la conclusión que con él debo esperar a que tenga ánimos para conversar.

—Vibra algo —señala el bolsillo de mi pantalón.

Asiento rápidamente y coloco a Dai en el suelo.

—Aba —dice Dai, acercándose a Yoongi.

—Ven acá, Dai —le pide.

Saco mi celular del bolsillo, observo la pantalla y me doy cuenta que es mi tío.

—Es mi tío —murmuro.

Yoongi carga a Dai, toma mi antebrazo y me fuerza a entrar en su habitación. No tengo idea del porque actúa de esa manera hasta que escucho unas risas juguetonas, quisiera agradecerle, pero sería estúpido al igual que Jungkook.

—No debiste fijarte en Jung —parlotea.

Niega constantemente mientras me da la espalda y camina hacia la cama aun cargando a Dai en brazos.

—Atendere —digo, tratando de no caer en esa estúpida conversación que siempre tengo con Taehyung, cuando viene por las noches a visitarme. —Tío —atiendo impaciente.

—¡Jiminie! —escucho su voz eufórica.—Estoy en Busan ahora. Yuto, me envió la dirección del bar en el que trabaja tu amigo, nos vemos allí en media hora y luego me reuniré con Jeon —asiento a todo lo que mi tío dice.

—Claro, estaré allí —cancelo la llamada y observo a Yoongi.

—¿Y? —alza sus cejas de forma graciosa, pero cuestionadora.

—Debo ir por él en media ahora al bar en que trabajaba anteriormente —lo pongo al tanto.

Yoongi deja a Dai en el suelo.

—Vamos a cambiarte de ropa, ven acá, cariño —aplaudo para llamar la atención de Dai, el cual, sonríe y camina hasta a mí con su hermosa sonrisa.

Abro la puerta de la habitación de Yoongi y antes de salir me dirijo a él.

—Puedes decirle a Jungkook que necesito que me lleve a ese estúpido lugar —le pido.

Yoongi, se pone de pie y camina hasta a mí.

—No dejes que Jung te trate de esa manera, rubio —me aconseja.

—¿Qué te sucede? —lo cuestiono, incrédulo a sus palabras.

—Simplemente creo que eres un buen chico y no mereces ser tratado de esta manera —contesta.

Abre más la puerta y observa hacia fuera.

—No soy tan bueno como crees —replico, con una sonrisa burlona en mi rostro.

—Te vi usar la Katana y no eres tan bueno —bromea, recargando su cuerpo en el marco de la puerta.

Se cruza de brazos y me observa de forma divertida.

—No soy bueno, soy el mejor —me defiendo.

—Lo que vi fue una mierda, rubio —se ríe sin perder su semblante intimidador.

—Si tenemos un duelo seguro y mueres. Taehyung, no es muy bueno con la Katana —tomo la mano de Dai y hago que salga de la habitación.

—Muero por ver eso —balbucea entre risas.

—Idiota —sonrio, saliendo de la habitación.

Yoongi, sale de su habitación y escuchamos un gemido horrible proveniente de la habitación de Jungkook. Ambos nos observamos, hago una línea con mis labios y sonrió un poco, viendo a Dai y luego al chico de cabello grisáceo frente a mí.

—Cambia al enano rápido —señala a Dai.

Asiento y me dirijo a mi habitación, busco la ropa de Dai y me dispongo a cambiarlo mientras mis oídos escuchan los horribles gemidos de la tipa con la que Jungkook se encuentra.

Termino de cambiar a Dai, tomo una de mis chaquetas de lona, me la coloco y le escribo un mensaje a Taehyung, para que esté pendiente de la llegada de mi tío al bar.

Luego le escribo a Yuto para que cuide de Dai, mientras mi tío habla con Jungkook, y luego aprovecharé de aclarar algunas cosas con mi tío con respecto a mi viaje a Japón junto a Dai.

Tomo una maleta con cosas para Dai, la coloco en mi hombro, abro la puerta y espero unos segundos a qué mi pequeño tome su oso de peluche y salga de la habitación. Cuando ambos hemos salido cierro la puerta y caminamos por el pasillo juntos, me detengo en la puerta de la habitación de Jungkook, toco dos veces y no obtengo respuesta de su parte, más que los agudos gemidos de la mujer.

—¡Jungkook! —alzo un poco mi voz. —Imbécil —digo en un resoplido.

Sostengo la mano de Dai y bajamos los escalones.

Me quedo observando la casa por unos segundos tratando de encontrar a Jin, para que me lleve hasta el bar para ir por mi tío.

Salgo junto a Dai de la casa, tomo mi celular y cuando estoy a punto de marcar el número de Jin, escucho el claxon de un auto resonar, me giro un poco y veo frente a los escalones de la casa un Ferrari gris con Yoongi dentro de este.

Alza su mano y la agita para darme a entender que baje las escalones.

Guardo mi celular en el bolsillo de mi chaqueta, cargo a Dai y bajo las escalones a paso rápido teniendo cuidado de no caer.

—Sube, rubio.

Lo analizo por unos segundos.

—Vamos tarde, sube de prisa —me apresura.

Abro la puerta y coloco a Dai en el asiento.

Me retiro la pequeña maleta y la coloco en la parte trasera, tomo a Dai de nuevo, me siento y lo cargo en mis piernas. Me coloco el cinturón, cierro la puerta y Yoongi arranca de manera rápida.

—Nos pondrán multa —hablo, viendo a Dai en mis piernas.

—No, no lo harán —dice, concentrado en la carretera.

—Claro, son poderosos como mi tío lo es —digo, tornando mis ojos en blanco.

Luego de decir eso ninguno de los dos habla. Si bien, Yoongi, no se tomo a bien la idea de Jungkook, pero al final accedió ya que las decisiones las toma él.

Mi tío quería matar a Jungkook, pero cuando escuchó que él me estaba protegiendo por el momento, decidió cambiar de opinión. Hablé con mi tío y le pedí que fuera inteligente y pensará muy bien las cosas, no solo mi vida corría peligro sino también la ciudad por la cual, mi abuelo había luchado demasiado.

Y por eso, un mes después mi tío decidido le confirmó a Jungkook sobre su encuentro para poder cerrar trato y aclarar algunas cosas.

—Llegamos —anuncia Yoongi, mientras se retira el cinturón y luego el mío.

—No salgas aún —me pide, al observar que tengo la mano lista para abrir la puerta.

Saca su arma, la carga y luego la guarda, abre la puerta y antes de salir toma a Dai.

—No cargaré esa maleta —verbaliza, para luego salir del auto.

Extiendo mi mano y tomo la maleta junto al oso de Dai, salgo y a lo lejos observo a Yuto acercase a mí.

—¿El cara de perro se llevará al niño? —pregunta Yoongi, observando a Yuto.

—Su nombre es Yuto. Y sí, se llevará a Dai, después de que mi tío lo vea —respondo.

Saludo con una sonrisa a Yuto y entro junto a Yoongi al bar.

No hay mucha gente en el bar así que, trato de buscar a mi mejor amigo con la mirada.

—Por allá —dice Yoongi, llamando mi atención.

Observo a Taehyung con una de sus manos alzadas agitándola, caminamos hasta donde se encuentra, entramos a la bodega y observo a mi tío, camino a pasos rápidos hasta él y me recibe con sus brazos abiertos abrazándome fuertemente.

—¿Estás bien? —murmura en mi oreja.

Asiento, aferrándome a la única familia sincera que tengo además de mi padre y Taehyung.

—Déjame verte —me aleja un poco y me observa.

—Estoy bien, tío —le aseguro.

—Dai —dice, desviando la mirada.

Yoongi coloca a Dai en el suelo, mi tío se acerca al pequeño para luego cargarlo.

—Mírate, has subido de peso —presiona uno de los mofletes regordetes de Dai.

Mi tío me observa y luego detenidamente evalúa a Yoongi, el cual, se encuentra frente a nosotros. Camino hasta él para que no esté solo, aunque se a la perfección que no le interesa por completo estar frente a un líder Yakuza. Estoy casi seguro que no le intimida para nada.

Golpeo su codo y me doy cuenta que de reojo me observa, y suelta un bufido de molestia.

—Jeon Yoongi, mano derecha de Jung, y segundo al mando de la mafia de Busan —se presenta.

Mi tío se acerca a él y se presenta. —Tsubasa Shiromatsu, líder Yakuza de la ciudad de Tokio —ambos extienden sus manos y se saludan.—¿Jeon, está listo? —pregunta mi tío.

Veo a Yoongi un poco preocupado.

—Lo está —acota con seguridad.

Salimos del bar y una camioneta se estaciona detrás del auto de Yoongi.

—Estoy listo —dice Tae a mi lado.

—Ve con mi tío —le pido.

Asiente y sube a la camioneta sin dudarlo.

Yuto se acerca a mi tío y toma a Dai, la cercanía entre Yuto y el pequeño es extraña, no entiendo la maldita necesidad de querer tenerlo casi siempre junto a él. Habíamos llegado a un trato evaluado y aprobado por mi tío, Yuto, se queda con Dai tres días a la semana y yo cuatro, la excusa es para que yo no me sienta tan agobiado.

—Cuídalo —le pido, colocándole la maleta en uno de sus hombros.

—Siempre lo hago —me guiña su ojo derecho y me sonríe.—Nos vemos en tres días —se despide Yuto, y entra a su auto.

—Es hora de irnos, rubio —me indica Yoongi.

Mi tío escucha la forma en la que me ha llamado, lo observa con semblante serio, llamo la atención de mi tío y con mi rostro intento calmarlo.

—Nos vemos en la casa de Jungkook, tío —entro al auto junto Yoongi y observo por el retrovisor como mi tío acomoda sus cuchillos y su arma antes de entrar a la camioneta.

Yoongi arranca y me lanza su celular.

—¿Qué? —lo miro confundido.

—Llama al imbécil de Jungkook —me pide.

Sin dudarlo busco el contacto y enlazo la llamada.

—No responde —le informo, cuando la operadora me ha indicado que le deje un mensaje de voz.

—Llama de nuevo hasta que el hijo de puta atienda —riñe contra el volante, furioso.

Hago lo que me pide hasta que obtengo lo que Yoongi me ha pedido.

—Atendio —le hago saber.

—En alta voz —me indica.

Presiono la pantalla y lo coloco en alta voz.

—Más vale que saques a la puta con la que estabas follando, el tío del rubio se dirige a nuestra casa —le hace saber.

Yoongi está furioso, su rostro es el mismo de siempre, pero su voz y la forma en la que estruja el votante con sus manos lo comprueba por completo.

—¿Dónde está, Jimin? —cuestiona Jungkook.

Desvío mi mirada y la fijo en la carretera, mientras sostengo el celular de Yoongi.

—Dije que estés listo, Jung. No mandes a la mierda esto —contesta, ignorando por completo la pregunta de Jungkook.

Yoongi me arrebata de las manos su celular y cuelga.

—¿Pregunta por ti siempre? —me interroga Yoongi.

—Eso creo —enarco mis hombros.

—Jung, es demasiado posesivo —menciona.

—No me interesa saber nada de Jungkook. Lo único que quiero es que mi tío cierre el puto trato con él y listo —digo exasperado. —Lo nuestro fue solo sexo, no sé si él te lo dijo, pero me trató como un prostituto. El idiota al parecer fui yo ya que a diferencia de él a mí sí me gusta —añado, hago una pausa observando como el enorme portón negro de la casa se abre para darnos paso—. Pero este mes viviendo aquí he aprendido mucho, y he llegado a la conclusión que es un completo imbécil y que yo lo soy el triple por sentir algo por él.

Yoongi conduce lentamente esperando que la camioneta se acerque más.

Estaciona su auto frente a los escalones de la casa, espera a que mi tío salga junto a Taehyung de la camioneta, y luego salimos ambos.

Veo hacia arriba y en la puerta principal se encuentra Jungkook observándome, desvío la mirada y me concentro en mi tío. Yoongi se acerca a mí para dirigirnos hacia mi tío.

—Solo ignorarlo, Jimin —me recomienda Yoongi, relajado.

—Todo estará bien, Jiminie —me asegura mi tío.

—Solo no hagas que perdamos Tokio —le pido a mi tío.

—No lo haremos —me da un cálido abrazo y escucho como la puerta del conductor se abre.—Tengo una sorpresa para ti —agrega mi tío.  —Ven acá ahora —ordena.

Observo una silueta alta y bien trabajada acercarse a nosotros, alzo mi vista y hago contacto visual con él.

—¡Ravi! —exclamo emocionado.

Me alejo de mi tío y corro hasta a mi viejo amigo de infancia.

—Chim —me saluda.

Me lanzo a sus brazos y dejo que me cargué para luego enrollar mis piernas en su cintura.

—No me lo creo —susurro, aferrándome a su cuello con mis brazos.

—Estás hermoso —me elogia.

Me deja caer al suelo y continúo sonriendo al observar lo hermoso que se ha vuelto mi viejo amigo.

—Tenemos mucho de qué hablar —me dice, mientras subimos los escalones siguiendo a Yoongi y a mi tío.

—Soy Taehyung —se presenta mi amigo.

—Ravi —se presentan.

—Solo llévense bien, ambos son importantes para mí —digo, antes de entrar a la casa de Jungkook.

Ambos sonríen y entran a la casa después de mí.

Ravi se queda en la sala junto a Jin, por mi parte, sigo a mi tío hasta una de las habitaciones en las que Jungkook entra junto a Yoongi.

—Bienvenido, me presento —Jungkook, se acerca a mi tío y extiende una de sus manos para saludarlo. —Jeon Jungkook —mi tío estrecha su mano con la de él.

—Tsubasa Shiromatsu —mi tío lo ve con seriedad.

Ambos observándose de una manera retadora como si con la mirada tratasen de decirse que no se tienen miedo.

—Bueno, tomemos asiento —habla Yoongi, interrumpiéndolos.

Siento la mirada de Yoongi sobre mí, hago contacto visual con él y observo el gesto de calma que hace con su mano.

Espero a que mi tío tome asiento para luego sentarme junto a él, Yoongi hace lo mismo tomando asiento junto a Jungkook.

—Hablaré primero —dice mi tío. —Quiero agradecer porque has cuidado de mi sobrino y Dai —saca un fajo de billetes de su chaqueta y lo coloca sobre la mesa.

Jungkook observa el dinero, mi tío está por lanzárselo, pero me opongo a que lo haga, tomando el fajo dinero con mi mano izquierda.

—No es necesario que le des dinero, le he dado el suficiente —digo, observando a Jungkook que sonríe ladinamente.

—Bueno, si mi sobrino ya te ha pagado —vacila mi tío.

—Lo ha hecho —le confirma Jung.

Jungkook le lanza a mi tío una carpeta, interrumpo y soy yo el que toma la carpeta. Estoy decidido a involucrarme con las decisiones que mi tío decida para poder salir de la casa junto a Dai.

Abro la carpeta y ceo un contrato, resumidamente se refiere a dejar que cruce cualquier tipo de cargamento que Jungkook, quiera entrar a Tokio sin interrupciones.

—Necesito hablar con mi tío —pido, mirando a Jungkook y a Yoongi.

—Claro —accede Jungkook.

—A solas —añado con semblante serio.

Yoongi se pone de pie, por su parte, Jungkook, se queda sentado en la silla frente a nosotros.

—Bueno, podemos hablar en mi habitación —gesticulo.

Estoy por ponerme de pie, pero Jungkook se levanta y sale de la habitación molesto sin dejar de mirarme.

—¿Qué sucede? —pregunta mi tío.

—Solo ofreces tu tío y él no ofrece nada, ¿si entiendes a lo que me refiero?

Asiente.

—¿Qué hay de la pelea de territorio? —indago.

—Los Seizu quieren Tokio. No tenemos muchas armas y mucho menos hombres, la mayoría decidió irse a otros clanes Yakuza —responde.

Me quedo en silencio por unos segundos recordando la carta de mi abuelo.

Si bien, mi tío no podría solo y yo debía aceptar la clase de familia que me ha tocado tener.

—Se acabó el tiempo —escucho la voz de Jungkook a lo lejos.

—Vas a pedirle armamento y que te preste a varios de sus mejores hombres —le digo de manera rápida a mi tío antes de que Jungkook y Yoongi, entren de nuevo a la habitación.

—¿Y? —cuestiona Jungkook a mi tío.

—Acepto —verbaliza mi tío.

Jungkook y Yoongi, sonríen victoriosos.

—Pero quiero que me des armamento y me prestes a tus mejores hombres para la pelea de territorio —agrega mi tío.

Jungkook, niega furioso y dice en voz alzada—. Eso no pasará.

—Bien, entonces es hora  irnos —pronuncio seguro, mientras me pongo de pie y mi tío me sigue sin dudarlo.

Yoongi sonríe al observar mi acción y decide tomar asiento.

—¿A dónde crees que vas, rubio? —escucho su demandante voz.

—Nos vamos, iré por mis cosas y las de Dai. Volveré con mi tío a Japón —contesto a su pregunta.

Me giro y camino hacia la puerta que se encuentra abierta.

—Vas a morir ¿acaso no entiendes? —alza su voz.

Me detengo al igual que mi tío, tomo la mano de mi tío fuertemente para evitar que camine hasta Jungkook y lo golpee por haberme alzado la voz de esa forma.

—Yo me encargo tío, déjame a solas —le pido, sosteniendo su mano.

—Lárgate, Yoongi —le ordena Jungkook a su primo.

Ambos salen, pero mi tío aún duda, le sonrió y le hago saber que estaré bien.

—¿A qué mierda estás intentando jugar, rubio? —me cuestiona.

Se acerca a mí de manera intimidadora.

Recuerdo las palabras de Yoongi, y no permito sentirme intimidado por el imbécil de Jungkook. No retrocedo, decido esperarlo en el mismo lugar y enfrentarlo.

—Baja el tono de voz conmigo, Jungkook, no soy una de tus putas —lo señalo.

—Tu tío pierde —pronuncia divertido.

—¿Quién mierda te crees que eres? —me burlo. —Te recuerdo que no eres el único líder de mafia en el mundo, hay millones de imbéciles como tú, dispuestos a aceptar este trato. Si piensas que dejaré que mi tío te ruegue, estás equivocado —le aseguro, mientras me alejo un poco de él.

—Se irá tú tío, tú no irás a ningún lado —gruñe, acercándose a mí.

—No pienso quedarme, Jungkook —murmuro.

Me giro para salir de la habitación y él me detiene sosteniendo mi antebrazo izquierdo.

—Suéltame —le ordeno.

—Dime lo que quieres —me pide en voz baja.

—Quiero que le des el armamento y le prestes los hombres necesarios a mi tío. Es lo que quiero —expongo. —Pero no lo que tú quieres —me suelto de su agarre bruscamente y camino hasta la puerta.

—¿Porque tú cambio repentino? —me pregunta, cuando estoy a punto de salir.

—Solo quiero que mi tío gane la batalla de territorio para irme a Japón. He decidido aceptar la clase de familia que tengo y empieza desde ahora, así que decide porque no tengo la paciencia de mi padre —contesto de mal humor.

Jungkook se queda en silencio y me observa con una sonrisa ladina en su rostro.

—Si salgo de esta habitación por completo y no dices nada, lo tomaré como que no aceptas. Iré por mis cosas y las de Dai y me largaré de esta casa.

He tomado mi decisión y no cambiaré de opinión.
Me giro por completo, doy solo dos pasos y escucho su voz.

—Está bien.

Ignoro su voz y continúo mi camino.

—Acepto —escucho la voz de Jungkook, está vez más cerca.

Me detengo en seco, giro y lo observo.

—Complicas todo, Jung, nada te costaba aceptar desde un inicio —se queja Yoon.

Yoongi entra a la habitación junto a mi tío para poder firmar el contrato y hablar sobre las armas que necesitarán y los hombres.

—He aceptado el maldito trato —dice molesto, acercándose a mi nuevamente.

—No te he obligado, lo has hecho porque has querido, Jungkook —replico desinteresado.

He decidido no quedarme callado y enfrentarlo a como dé lugar.

—No irás a ningún lado, rubio. No hasta que esté seguro que Tokio está a salvo —parlotea, llevando su mano derecha a mi mentón para alzar mi rostro.

Retiro su mano de mi rostro y lo observo sin necesidad de que me obligue a verlo.

—No me toques —reprocho. —No me iré hasta que Tokio esté por completo al mando de mi tío, pero no quiero que te entrometas en mi vida, vive la tuya y déjame vivir la mía. Le pediré a mi tío que deje a Ravi conmigo para poder salir sin que me acompañes —agrego.

—Nadie se quedará —replica alzando su voz.

Odio cuando alza su voz, solo me da alas para continuar discutiendo con él.

—Él se quedará o me marcho.

—Mierda —protesta molesto.

Toma mi antebrazo derecho y me guía hasta la cocina, cuando las sirvientas se percatan de nuestra presencia se marchan de manera rápida y nos dejan solos.

—Ni se te ocurra —le advierto, señalándolo con mi mano izquierda.

Me contramina contra la enorme refrigeradora color gris, mientras su respiración se acelera cada vez más.

—¡Déjame en paz, imbécil! —grito enfadado.

—¿Por qué me haces esto? —me cuestiona, alzando su mano izquierda para luego estrellarla contra la refrigeradora.

—No sé dé qué estás hablando, ahora déjame de una puta vez —le exijo, forcejeando para poder salir de su agarre.

—Maldito, rubio —lo escucho maldecirme.

—Si me maldices de esa manera es mejor que me marche —espeto entre dientes—. Tú y yo nun...

Posa sus labios sobre los míos de manera brusca y necesitada, su mano derecha baja hasta mi cintura y su mano izquierda acaricia mi cuello. De manera lenta, respondo a su beso y disminuye la forma brusca en la que me besa.

—Malditos labios —dice para luego succionar mi labio inferior.

Una ola de enojo me invade y recorre todo mi ser al recordar los distintos gemidos que he tenido que escuchar por más de un mes. Lo alejo de mí y me observa impresionado.

—No se te ocurra besarme cuando has besado a tus putas.

—Rubio —pronuncia, mientras intenta atraerme hacia él de nuevo, pero esquivo su mano.

—Solo déjalo así, Jungkook. No seré tu chico temporal y tú no serás mi compañero de vida, dejemos las cosas como están y continúa disfrutando de la vida.

Salgo de la cocina y me encuentro con mi tío, tomo su mano y salgo de la casa junto a él.

Ayudaré a mi tío a tener el control de Tokio, si Jungkook quiere aprovecharse con tenerme en su casa para que mi tío acceda a sus cosas, yo lo utilizaré para que mi tío recuperé por completo lo que mi abuelo había construido.

Jungkook, no conoce partes de mí, pero en lo poco que viví con mi padre y conviví con él aprendí lo suficiente.
De mi madre aprendí muchas cosas por ejemplo; a saber defenderme de imbéciles como Jungkook a como de lugar, y a cómo utilizar la belleza y atracción para conseguir lo que necesite.

Ambos tenemos dos opciones, unirnos por ocasiones o simplemente enviar todo a la mierda.

Arriesgarnos a buscar a alguien más que nos brinde lo que necesitamos para poder tener el control de Tokio, sin ser atacados por algún otro clan Yakuza.





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