16

Jungkook


Jin, conduce lo más rápido que puede al puerto, antes de que la puerta del auto se abra guardo de manera rápida la agenda en el bolsillo interior de mi saco. Jin, se retira el cinturón y luego me da unos guantes de cuero los cuales reconozco al instante.

Los observo por unos segundos antes de colocármelos recordando a mi padre y las veces que estuve presente cuando él utilizaba sus guantes de cuero. La puerta se abre y de manera rápida me los coloco mientras salgo del auto con Jin a mi lado y otro chico guiándome hasta el enorme barco en el que Namjoon y Hoseok, se encuentran.

—¿Sabes algo de Yoon? —pregunto al chico que me guía.

—Está cambiando los contenedores con los conductores —responde mientras empezamos a subir una pequeña rampa de madera para subir al enorme barco.

Cuando llegamos a la superficie de arriba del barco, al fondo veo como Nam y Hoseok, se encuentran frente a dos hombres a simple vista japonese. Su maldita vestimenta y su rostro de no te metas conmigo los delata.

—Voy a matarlos, pero antes los hare hablar —camino a paso lento hacia ellos.

Hoseok y Namjoon, se colocan a un costado de los japoneses al observar que camino hacia ellos.

—¿Y quién hablará primero? — pregunto, observándolos retirándome mi saco.

—Nadie dirá nada —habla el más bajo.

—Eso es lo que tú piensas.

Camino hacia una mesa que contiene unos cuantos pescados y unos afilados cuchillos cerca de ellos.

—Creo que tomare este —digo, tomando un cuchillo mediano para luego observarlos. —Tráeme al pequeño —le ordeno a Hoseok.

Rápidamente, Hoseok, lleva una de sus manos a su cuello y la otra a una de sus manos para obligarlo a caminar hacia mí.

—Seré breve y espero que tú también lo seas. Sino respondes como se debe tendrás un castigo —le explico.

Veo el filo del cuchillo y luego al japonés frente a mí.

—Retira su camisa —ordeno.

Al instante, Hoseok, hace lo que le pido. Nam, hace lo mismo, observo a los dos tipos, todo su tórax completamente tatuado, su estómago, sus brazos inclusive su espalda.

—¿Para quién trabajan? —empiezo con las preguntas.

—No diré nada —dice molesto el japonés.

—Una lastima —alzo mi brazo con el cuchillo empuñado y paso el filo por su antebrazo derecho. —Tú turno —señalo al japonés más alto, mientras Namjoon lo acerca a mí.

—Si te digo morire —articula el tipo de avanzada edad.

—Sino lo haces también, así que habla —le guiño mi ojo derecho.

—No puedo —dice con voz temblorosa.

—Incorrecto —me acerco a él y paso el filo del cuchillo en su antebrazo izquierdo.

Alzo mi rostro y veo el costado derecho del cuello del tipo alto, tres números tatuados y bien remarcados. Ocho, nueve y tres.

—Ocho, nueve, tres —recito, para luego ver a Jin, el cual, al instante se acerca al tipo japonés y no solamente observa su cuello, sino también los números y el resto de sus tatuajes. —¿Son lo que pienso? —inquiero, dando dos pasos para acercarme al otro tipo.

—Son Yakuzas, Jungkook —comprueba Jin.

—Nombre de tu jefe, ahora —exijo al tipo, toscamente.

—¡Te dije que no diré nada! —grita.

Paso el cuchillo por su antebrazo derecho, me agacho ágilmente y lo paso por la parte trasera de su rodilla haciendo que caiga de rodillas mientras no para de sangrar.

—Más te vale que hables —me pongo de pie y camino hacia el tipo alto.

—Seizu —articula con voz temblorosa.

—¡Miente! —exclama el japonés más bajo.

—No soy tu juguete hijo de puta —espeto, pasando mi cuchillo en su antebrazo derecho.

—No miento —verbaliza mientras se arrodilla y toma mis pies—. Somos del clan Seizu de Kobe.

Namjoon, toma de sus hombros al japonés y lo aleja de mis pies.

—No tengo alianzas con su jefe y mucho menos lo conozco —camino hacia el más pequeño. —Ponlo de pie —le ordeno a Hoseok. —¿Su jefe dio la orden de cambiar mis contenedores? —cuestiono.

—¡Es un maldito traidor! —grita, observando al otro japonés.

—Responde —demando frustrado.

—No dire ni una palabra más.

Bufo molesto, de nuevo me agacho y paso el cuchillo en su pierna restante, y la sangre es cada vez más.

Observo al otro japonés esperando respuesta.

—No fue orden de nuestro jefe, nosotros lo decidimos robar cuando nos percatamos —escupe el japonés.

—En definitiva, voy a matarlos —me pongo de pie. —Jin —llamo a mi amigo.

—Dime —llega hasta mí.

—Haz que se ahogue.

Muevo un poco mi cabeza dándole a entender que empiece por el más desangrado.

—¿Qué hacen dos Yakuza en mi territorio? —cuestiono al japonés más alto, mientras Jin se encarga de colocar una gruesa y pesada cadena alrededor del cuerpo del tipo.

—Cumpliendo una orden de mi jefe —responde al mismo tiempo que desciende su cabeza.

—Habla —le ordena Nam.

—No puedo, es una orden secreta y es mejor si no se mete en este asunto —me aconseja el japonés.

—Cuando te pida un consejo me lo das. Ahora dime cual es la orden —le ordeno.

—Es mejor si no lo sabe, es algo entre clanes Yakuza y sin ofenderlos, pero ustedes no tienen absolutamente nada que ver en esto —continúa.

—Empiezas a cansarme —me giro y veo como Jin, coloca un candado a la cadena para que esta no se zafe. —Lánzalo —le indico.

Hoseok y Jin, lo suben a la orilla del barco y luego con un simple e insignificante empujón echan al agua el cuerpo del pequeño japonés.

—Sigues tú por no hablar.

Lanzo mi cuchillo al suelo y le doy paso a Jin, para que prosiga a colocarle una cadena al último japonés.

—Jung —me saluda Yoongi, llegando hasta mí. —Te divertiste sin mí —bromea observando la sangre en el piso de madera del barco.

—¡Que alguien limpie esta mierda! —alzo mi voz para que uno de los trabajadores del barco se ponga a hacer su trabajo.—¿Qué hay de los contenedores? —pregunto a mi primo.

—Todo está en orden, pero retrasaremos el cargamento ya que los hijos de puta vaciaron algunos cuantos peces —me informa Yoongi. —¿Hablaste con su jefe? —me cuestiona.

—No es necesario, no fueron sus órdenes. Al parecer sus órdenes eran distintas y los idiotas se desviaron.

Veo como Jin y Namjoon, llevan hacia la orilla del barco al japonés.

—¿Qué pasara cuando se dé cuenta que están muertos?

—No lo sé, Yoon. No creo que estos idiotas sean valiosos para su jefe, los envió a territorio desconocido con quien sabe que maldita orden —digo frustrado.

Me giro y camino hacia la rampa para bajar del barco.

—Date prisa, Jin, necesito dormir —me quejó.

—El padre de Hana quiere hablar y almorzar contigo mañana —me hace saber, Yoongi, mientras observa su celular.

—Mierda —susurro. —¡Jin! —alzo mi voz, empezando a descender por la rampa junto a Yoongi.

—Estoy en eso, maldita sea —escucho la voz molesta de Jin, haciéndome reír.

—Jungkook, espera —escucho a Hoseok.

Giro mi rostro, pero no dejo de descender sobre la rampa.

—¡Espera! —continúa gritando, mientras escucho sus fuertes pisadas sobre la madera.

—¿Qué sucede, Hoseok? —me detengo a punto de bajar por completo de la rampa.

—Antes de lanzar al primer japonés al agua, lo revisé y encontré esto —me extiende un papel.

Lo tomo desinteresado y observo un sinfín de direcciones.

—Solo son direcciones, Hoseok —digo de mala gana.

Estoy a punto de bajar de la rampa junto a Yoongi, pero Hoseok toma mi antebrazo y alza una fotografía dejándola frente a mis ojos.

—Creo que lo conoces —musita.

Alzo mi mano y le retiro la fotografía de manera brusca.
Observó las direcciones y luego la fotografía.

—¡Maldita sea! —grito.

Me alejo de Hoseok, y comienzo a correr en la rampa para impedir que Jin, lance al japonés al agua.

—¡Jin, Jin! —desgañito desesperado. —No lo lances —agrego, cuando llego al barco.

—Piensas que estoy jugando —replica.

—¿Dónde está? —pregunto, mirando hacia todos lados.

—En el mar —responde, enarcando sus hombros mientras sonríe.

—Borra esa puta sonrisa y sácalo del agua. Ahora —ordeno sofocado. —Sácalo, Nam —demando, observándolo con furia.

—¿Qué mierda te ocurre? —pregunta Jin.

—Ves esto —alzo las direcciones y luego la fotografía—. El primer japonés lo traía consigo, saca al soplón. Necesito toda la información, ahora.

Se aleja de mí decidido a sacar al japonés, me hago a un lado y marco esperando respuesta, pero como me lo imagino, el rubio no responde.

—¡Sáquenlo ahora! —grita Jin, furioso.

—¿Qué pasa, Jung? —inquiere Yoongi.

—¿Qué no te habías ido? —pregunto.

—Al verte correr como loco hacia el barco no podía irme —contesta.

—Cancela el almuerzo, Yoon —le pido, cambiando de tema.

—No —dice sonriendo.

—Hazlo —le ordeno.

—¿Por qué, Jung?

—Porque mañana dormire —me excuso.

—¡Esta fuera! —grita Jin.

—¿Qué hacemos con él? —pregunta Hoseok, acercándose a mí.

—Lo quiero vivo, hagan lo que tengan que hacer para que sobreviva —indico.

Hoseok camina hacia Namjoon, y entre los dos toman el cuerpo del japonés y lo bajan del barco.

—Irás a ese maldito almuerzo, Jung —me ordena mi primo.

—Dije que no —replico.

—Dijiste que dormirás. Bien, cuando te levantes irás a esa mierda de almuerzo.

—Tengo cosas que resolver —agrego, observando como Jin camina hacia mí.

—¿Qué tipo de cosas? ¿Qué es más importante que esto, Jungkook? —indaga molesto.

—Solo cancela el maldito almuerzo, Yoongi —habla Jin, pasando de largo frente a nosotros. —Hora de irnos, Jungkook —me llama, bajando la rampa.

—Te diré cuando pueda reunirme con el padre de Hana —doy una palmada al hombro izquierdo de Yoongi, bajo la rampa y dejo que Jin, me lleve a casa.

Por mi parte, intento establecer comunicación por celular y luego descansar. Jin, investiga todas las direcciones del papel.

Jimin


Después del maldito encuentro con Jungkook, me ha costado demasiado esfuerzo no caer de nuevo en sus malditos juegos. He decidido enfocarme en mí mismo y en Dai.

Luego de que Yuto me dejo a casa, tomo un baño rápido, me coloco una camisa desgastada y un short corto para poder relajarme.

La madre de Taehyung me entrega una caja que ha sido enviada por mi tío, voy hacia la cocina y preparo un poco de leche caliente, la sirvo en mi taza, tomo la caja que mi tío me ha enviado y luego camino hacia mi habitación.

Dejo las cosas en el suelo y camino hacia la puerta, me aseguro de cerrar bien y colocarle pestillo. Yuto, ha insistido en que debo cerrar bien la puerta y de observar por la ventana si alguien sospechoso se encuentra fuera de mi casa, y si es así debo avisarle.

Retiro un poco la cortina y veo hacia fuera, un recuerdo de Jungkook viene a mi mente y de forma rápida suelto la cortina, apago la luz y regreso a mi habitación.

Mi celular suena debido a un mensaje provocando que, Dai, se mueva sobre la cama, silencio el celular y acaricio el estómago de Dai para que concilie el sueño de nuevo, cuando lo consigo lo cubro con su mantita y observo el celular.

Tengo unas cuantas llamadas de Jungkook, las cuales borro al instante, observo los mensajes de Taehyung, los respondo y luego leo los mensajes de Yuto.

Yuto
-Descasa Jimin 1:05 am

-Creo que en serio debes abrir ambas cajas que tu abuelo y Tsubasa te enviaron 1:06 am

Suspiro por unos segundos, veo la caja que está semi abierta, camino hacia la mesita y tomo la caja con mis manos. Me acomodo en el suelo con mis piernas dobladas y decido responderle a Yuto.

-Abriré las cajas y leeré lo que el abuelo escribió 1:10 am

-Muy buena elección, Jiminie 1:10 am

-Solo espero que mañana puedas responder todas y cada una de mis dudas Yuto 1:11 am

-Así será, Jimin 1:11 am

No respondo más su mensaje y cuando estoy por bloquearlo una nueva llamada entrante de Jungkook. Ignoro la llamada, cuando deja de llamar, mensajes que no estoy dispuesto a leer empiezan a caer, bloqueo mi celular y lo dejo a un costado de mis piernas en el suelo.

Observo amabas cajas, retiro el adhesivo que se encuentra en la caja que mi tío me ha enviado y leo una pequeña nota sobre unos pequeños trozos de cartón.

Jimin-San

Soy tu tío Tsubasa, quiero que tengas tu Katana y que practiques con Yuto. Sé que recuerdas todas y cada una de mis enseñanzas ahora ponlas en práctica.

Sé que te preguntarás por tu madre, pues ella está bien, la aislé y me aseguro que ella esté saludable todos los días.
Además de tu Katana te envió una pequeña caja de cuchillos curvos, quiero que aprendas a usarlos por ti mismo. Practica con Taehyung y por más que quieras no se lo menciones a Yuto, quiero que sepas cuidarte solo Jiminie y que abras muy bien tus ojos.

Si te encuentras en peligro llámame y busca una forma de mantenerte a salvo, si sospechas de algo o alguien, solo busca un lugar seguro para que tú y Dai, permanezcan a salvo mientras yo voy por ti.

Cuida de Dai y de ti, me despido.

Tomo mi celular y de manera rápida le escribo a Taehyung, sé que estará dormido, pero debo enviarle una fotografía sobre lo que mi tío dice. Después de haber enviado la fotografía a mi mejor amigo, saco mi Katana de la caja, la observo por unos segundos y sonrío recordando las largas y duras clases que mi tío me daba, la dejo sobre mis muslos y luego saco la caja negra, le quito los dos pasadores y la abro. Hay un juego de lindos cuchillos curvos relucientes por el filo dentro la caja.

—Son hermosos —digo admirándolos.

Mi padre y mi tío saben lo mucho que me gustan las cosas con filo, desde pequeño amé manipular mi Katana y practicar con mi tío. El tener un juego de cuchillos curvos es un sueño hecho realidad, aunque no dejo de alertarme el porqué de la acción de mi tío.
Pero sé que abriendo la caja de mi abuelo me dare cuenta del porque mi tío hace lo que hace.

—Estoy listo, abuelo —musito, retirando la tapa de la caja.

Tomo un papel tamaño carta con mi nombre sobre este, al fondo de la caja otra caja mediana de madera.

Mi querido Jimin-San, si estás leyendo esto es porque estás listo para saber la verdad sobre mi vida.
Lamento decepcionarte o desilusionarte, pero peleé por lo que tengo hasta ahora, y lo hice por el bienestar de mi familia.

Yo, Osamu Shiromatsu soy líder del clan Yakuza de Tokio, te preguntarás que es la Yakuza y te daré las respuestas que necesitas y seré lo más claro para que no tengas que preguntar a alguien más sobre el origen Yakuza de tu familia.

—Mierda —hago una pausa, y bebo un poco de leche para luego proseguir.

La Yakuza, mi querido Jimin-San, es una mafia japonesa, tenemos poder, y como toda mafia somos corruptos hasta el punto de involucrarnos con los bancos, aliarnos con los políticos y darnos el lujo de que nuestro poder sea más fuerte que el de cualquier mafia. No solo dominamos Japón sino también Estados Unidos.
Nuestro nombre se representa por tres números: ocho, nueve, tres...

Dejo de leer y me pongo de pie, salgo de la habitación y camino hacia el baño, dejo la carta a un lado del lavabo y me retiro la camisa, me giro para observar mi espalda en el espejo. Con un poco de dificultad puedo observar los diminutos números que se encuentran tatuados en mi espalda.

—Maldita —espeto, lanzando un golpe al aire —Te odio, lo juro — agrego, recargando mis manos en el lavabo.

Dejo salir unos cuantos suspiros y luego salgo del baño sin camisa y con la carta en mi mano, regresando a mi habitación de nuevo.

Dejaremos el significado de los números y los tatuajes al final, lo que te diré no debes olvidarlo nunca, Jimin-San.

—Debes saber que somos una organización mafiosa grande. La más grande del mundo, todas las operaciones que hacemos son y serán ilegales.
—Si algún miembro de la Yakuza viola las reglas impuestas por el líder se le castiga con Yubitsume (amputación del dedo) consiste en que la misma persona debe amputar parte de su dedo meñique con un cuchillo de plata sin anestesia frente al jefe y el resto del clan.

—Ok, esto es una maldita locura, abuelo, estás demente —me quejo, alzando mi rostro, regresando mi mirada al papel y continúo.

—Nuestra arma es la Katana y en algunos casos utilizamos armas de fuego. Utilizamos las Katanas para matar a nuestros enemigos de forma lenta y dolorosa, desde empresarios hasta políticos, no excluimos a nadie, no nos interesa su rango, si nos ha traicionado su cuerpo es cortado con una Katana.
—Traficamos personas y esto tal vez no sea de tu agrado mi querido, Jimin-San, pero es el mundo de la mafia, la realidad que no muchos conocen, prostituimos a mujeres, hombres, niñas y niños, las personas pueden ser de distintos países, lo importante es que nos produzcan dinero.
—Llegamos a la parte de los tatuajes, todo miembro de la Yakuza tiene la mayoría de su cuerpo tatuado a excepción de la parte de en medio de su pecho y estómago. Siempre vestimos con ropa que oculte nuestros tatuajes a excepción cuando nos reunimos entre nosotros.

Quiero que abras la pequeña caja y veas la fotografía que está dentro de esta, y luego continúes leyendo esta carta.

Hago lo que mi abuelo me pide en la carta y me encuentro con una fotografía del mismo dragón que tengo en mi espalda, tatuado en la espalda de mi abuelo, mi tío y mi madre. Trago grueso y regreso a leer.

El tatuaje que tu madre obligó hacerte, Jimin-San, es un tatuaje de familia. Tu madre y tu tío lo tienen porque ellos así lo quisieron, jamás los forcé como tu madre lo hizo contigo. Es una unión familiar, es respeto, Jimin. Es mi linaje, pero ese tatuaje puede ser tu muerte si otro clan Yakuza sabe que lo tienes tatuado.

Con el simple hecho de tener ese dragón con plumas negras cayendo te condenarían por ser mi sangre en una pelea de territorios.

Tu madre no solo te condeno a otros clanes sino a cualquier mafia. Mi querido y amado, Jimin-San, ella decidió tatuarte los números que representan a la Yakuza, ocho, nueve, tres te explico pequeño.

Ya (8) ku (9) za (3) si alguien observa esos diminutos números en ti y no es un Yakuza estás perdido mi lindo ángel. Si para cuando leas esto no estoy más con vida quiero que confíes solamente en Tsubasa y en personas cercanas a ti.

Cuida con tu vida la llave y la dirección que está en la caja, no dejes que caiga en manos equivocadas, lo que guardo es solamente para ti. La leyenda de nuestro tatuaje familiar es simple, yo soy el dragón, Tsubasa, es las garras del dragón, tu madre Aiko, es mi ángel y cuando tu naciste te convertiste en mi pluma. Una pluma que yo quería blanca, pero que yo mismo decidí ensuciar al mostrarle a tu madre mi mundo, pero para mis ojos, tú eres y serás la pluma de un hermoso ángel negro.

Mi querido Jimin-San, desde que llegaste a mi vida fuiste esa pluma que siempre protegí y luché para conseguir todo lo que tengo. La llave y la dirección es el regalo de tu abuelo para tus futuros hijos, quiero que vivas y seas feliz, Jiminie.

Abuelo te ama, Jimin-San

No sé en qué momento con exactitud empece a llorar, aun intento asimilar lo que he leído. Mi familia es parte de la mafia, el chico que me gusta es parte de su propia mafia y yo soy alguien que ha sido involucrado en esto por mi madre y su maldita idea de hacerme el tatuaje sin mi consentimiento.

Todavía tengo dudas, pero intentare aclararlas con Yuto y con Taehyung, el día de mañana que es nuestro día de descanso.






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