12

Jungkook


Estoy molesto por dos simples cosas,. La primera; el rastreador del celular que le di a Jimin ha sido desactivado y número dos; al parecer nuestro cargamento si ha sido robado por una mula en la frontera de Japón.

—¡¿Quiero que me expliquen cómo es que dejan que se roben un furgón repleto de mi cargamento?! —alzo la voz.

—Perdón que interrumpa, Jungkook, pero no lo encuentro en ningún lado —habla Jin, mientras come una hamburguesa.

—Continua buscando, Jin —le ordeno.

—La cantidad que nos han robado es enorme —se une a la conversación, Hoseok.

—Si le sumamos el dinero que venía en ese furgón, es una enorme pérdida para nosotros —agrega Nam.

—Namjoon, quiero que encuentres a los culpables y los traigas a mí —le ordeno, cuando escucho que no solo se trata de cargamento sino que también de dinero.—Voy a matarlos yo mismo —me dejo caer en el enorme sillón.

—Señor Jeon, señor Jeon.

Todos escuchamos  la voz de una de las trabajadoras de la casa.

—Habla —le pido mientras veo el techo.

—Su madre está aquí —anuncia.

La veo y me quedo pensando por unos segundos.

—Jungkook, tú madre está subiendo los escalones —me alerta Jin al lado de la sirvienta.

—Es hora de irme —dice Hoseok, se pone de pie me sonríe y me da la espalda.

—Debo planear una reunión con el padre de Hanna —murmura Yoongi, siguiendo a Hoseok.

—Yoon, detente —le imploro, pero soy completamente ignorado.

—Seguiré con la búsqueda del rubio —Jin, muerde su hamburguesa y luego camina lejos de mí.

—No lo llames así —susurro.

Los motivos para que mi madre, la viuda de Jeon Han-Sun, se encuentre en Busan son claros. La amistad que mi madre mantiene con la madre de Hanna es indiscutible, el sueño de ambas es que nos casemos. Y sí, en mi maldita adolescencia nos conocimos.

Pero Hanna, la linda Hanna, arruinó todo y ahora no pienso tener un vínculo con ella de por vida.

—Mi hermoso hijo —escucho la voz de mi madre, la cual, finge.

—Madre —respondo, sin siquiera ponerme de pie para saludarla y darle la bienvenida.

—Es así como tratas a tu madre, Jeon Jungkook —me reprocha, alzando su voz alterada.

—Es justo como suena Hanna cuando hace sus escándalos. La has amaestrado bien madre —menciono.

Me retiro el saco, aflojo mi corbata y luego me la retiro con la presencia de mi madre frente a mí, me queda más que claro que no podré salir de casa.

—Estás siendo grosero, Jungkook.

—Claro que no madre, estoy siendo sincero —replico molesto—. Estás aquí porque Hanna corrió a ti para acusarme. ¿No es así?

La sirvienta le lleva una taza de té.

—Vamos madre —la incentivo a que hable, pero guarda silencio, sopla su taza de té con sus labios de un rojo encendido.

—Estoy listo para escuchar tus sermones y las cosas que quieres que haga, porque tú así lo quieres.

Dobla su pierna derecha y la coloca sobre su muslo izquierdo, tan hermosa y radiante como siempre.

—Vas a dejar de tratar a Hanna de mala manera —expone.

Niego y sonrío.

—Eso no pasará. Hanna, perdió mi respeto desde el día que decidió meterse con Yoongi —suelto, desabotonando dos botones de mi camisa de vestir.

—Deberías estar molesto con tu primo también —refuta mi madre.

—Por qué enojarme con Yoongi cuando fue Hanna, la que lo buscaba siempre. Por qué preferir a una mujer antes que a mi familia —argumento.

—Por qué preferir tu orgullo antes que los hoteles y casinos del padre de Hanna, Jeon Jungkook —mi madre ha dejado de hablar y opta por empezar a gritar. —¡La única manera en la que conseguirás esos hoteles y casinos será casándote con Hanna! —continúa mi madre, perdiendo toda la delicadeza que puede haber en ella—. Así que más te vale, Jeon Jungkook, que dejes de jugar al chico malo e intentes hacer las paces con Hanna.

Mi madre se ha puesto de pie, me apunta con su dedo índice y su uña pintada del mismo color que sus labios.

—Escúchame madre, no me casare con Hanna y sobre los hoteles y casinos los obtendre y sin unirme con tu zorra favorita —espeto.

Tomo mi saco junto con mi corbata y me pongo de pie quedando frente a ella.

—¿Qué mierda significa esto? —pregunta, abriendo más el cuello de mi camisa, y sonrío al recordar que el rubio lo ha rasguñado.

—No lo sé madre, tú dímelo.

—No intentes jugar conmigo, Jeon Jungkook. Si te encuentras con alguien, más te vale que te detengas, sé la clase de chico que eres acostones por dinero. Más te vale que te detengas —me reta mi madre.

—Joven Jeon, su chico olvidó esto.

Mi madre escucha lo que la sirvienta dice y al instante se gira y la observa asombrada.

—¿Qué chico? &indaga mi madre a la sirvienta, la cual, me mira dudosa. Por mi parte, asiento dándole la aprobación para que hable.

—El chico que viene con el joven Jeon —responde la sirvienta.

—¿Qué tanto viene el chico aquí? —continúa con el interrogatorio mi madre.

—Seguido, supongo que cuando el joven Jeon, no regresa a casa él visita a su chico.

Un suspiro abandona mis fosas nasales, la sirvienta lo está haciendo demasiado bien.

—¿Sabes si le paga? —realiza una pregunta más.

—No, no le pago madre —esta vez el que responde soy yo. —Me cocina y lo hace muy bien, cosa que Hanna no puede hacer. También me hace masajes y respeta mis reglas —agrego, caminando hacia la sirvienta.—Justo las cosas que Hanna no sabe hacer —me burlo y me detengo por unos segundos frente a la sirvienta. —Recuérdame aumentarte el sueldo —murmuro.

Sonrío ladinamente y me dirijo hacia mi habitación, la cual, tendre con pestillo el resto del día hasta que mi madre se marche o que el rubio decida aparecer.


Tokio/Japón

Jimin


A la mañana siguiente la señora que nos había recibido la noche anterior, ha dejado el desayuno en la habitación, y ropa nueva para que tanto Tae y yo nos cambiemos.

Desayunamos tranquilamente con la compañía de Yuto, sus historias son entretenidas e interesantes. Taehyung, decide dar un recorrido por la casa, por mi parte, decido quedarme junto a Yuto en la habitación.

—¿Conseguiste información de mi padre?

Niega de manera rápida mientras traga su último trago de té.

—Creo que esta vez se ha metido en problemas —agrego preocupado.

—Tranquilo —coloca su mano sobre la mía.

—Es solo que no me siento bien sin saber nada de él desde un mes.

—Él sabe cómo cuidarse, Jimin.

Asiento. Me pongo de pie al sentir como su mano acaricia la mía. Veo la Katana y la tomo entre mis manos.

—¿Puedes usarla? —pregunta, poniéndose de pie y empujando la carretilla con los platos vacíos hacia la puerta.

—Claro que sí, todo lo que sé es gracias a mi tío —digo emocionado, sacando la nagaza (hoja de la katana) de su saya (vaina).

—Recordando viejos tiempos —escucho la voz de mi tío y no evito sonreír—. No te confíes del hermoso rostro de mi sobrino, es muy bueno con la Katana.

Mi tío me arrebata la saya para que guarde la katana.

—¿Qué tal está padre? —pregunta Yuto, cambiando de tema.

—Empeora cada día más —le comenta mi tío, el cual, coloca mi Katana sobre la cama. —Osamu nos espera, Jiminie —se dirige a mí.

Tomo la sudadera que Yuto me ha dado la noche anterior de inmediato.

—Ve por el amigo de Jimin.

Sin decir nada, Yuto, me observa y luego sale de la habitación.

—Se llevan muy bien por lo que veo —habla mi tío mientras se acerca a mí.

—Es un buen chico, aunque al principio no lo quería cerca de mí, pero sabía que si tú lo habías enviado era por algo. Ahora lo siento parte de mí —digo, sonriendo mientras termino de colocarme la sudadera.

—Taehyung está conmigo —escuchamos la voz de Yuto.

—Antes de que nos dirijamos donde mi padre, quiero que me prometas que no vas a asustarte y que todo lo que vas a presenciar ahora, no lo comentaras con nadie más —me pide mi tío, tomando mi mano derecha.

—Yo..., claro —vacilo.—Solo espero que tú puedas responder algunas de mis dudas —añado, soltándome del agarre de mi tío.

—Lo intentare —posa su mano en mi hombro y salimos juntos de la habitación.

—¿Alguien llamo a mi madre? —pregunta Taehyung, cuando vamos en el auto.

—Yo lo hice —responde mi tío.

La ventana de los vehículos es polarizada, está vez Yuto si viaja junto a nosotros, pero una camioneta delante de nosotros y otra en la parte de atrás nos acompaña.

La camioneta de la parte de adelante se detiene y el auto en el que viajamos también. Cuando salimos me encuentro con la no muy grata sorpresa de que mi abuelo se encuentra en la antigua casa en la que vivíamos con mi madre. Antes de que yo decidiera viajar a corea.

—No pienso entrar allí —me rehuso, regresando a la camioneta.

—No es lo que crees, Jiminie. Mi padre vivió junto a mi madre en esa casa por mucho tiempo, solo quiere morir recordando sus buenos momentos junto a ella —me explica mi tío.

—Prométeme que no es una trampa —le pido.

—Claro que no lo es, lo único que he hecho es protegerte de tu madre así que, no tienes por qué desconfiar de mí.

Salgo de nuevo del auto y veo a Taehyung, el cual, rápidamente se acerca a mí.

Yuto abre la puerta principal y luego entramos, mi tío decide entrar primero a la habitación en la que mi abuelo se encuentra para poder informarle que estoy afuera, dispuesto a verlo.

—No temas, Jimin, estás a salvo aquí —me asegura Yuto, con una sonrisa ladina en su rostro.

Mi tío sale de la habitación y me pide que me acerque, camino hacia él, pero arrastrando a Taehyung junto a mí.

—No creo que sea buena idea —comenta mi tío.

—Si él no entra conmigo le pedire a Yuto que me saque de aquí —digo serio.

Entro junto a mi amigo, quien decide quedarse junto a la puerta mientras yo me acerco a mi abuelo, el cual, se encuentra postrado sobre una cama, con un respirador artificial y un aparato que le marca su ritmo cardíaco.

—Abuelo —pronuncio suavemente, sentándome en una silla que se encuentra al lado de la cama.—Abuelo Osamu —murmuro de nuevo, pero esta vez tomando su mano.

—Jimin-San.

—Mi Jimin-San, ¿eres tú? —lentamente gira su rostro para poder observarme.

—Sí, soy yo Jimin-San —respondo con un nudo en mi garganta.

—Eres un hermoso chico, siempre dije que serias como tu abuela —habla con voz pesada y cansada.

—Sí —es lo único que consigo articular.

—Estoy muriéndome, Jimin-San. Y es una etapa en la que me arrepiento de no haber pasado más tiempo junto a ti y dejar que tu madre te hiciera lo que te hizo.

Trago grueso mientras él trata de retomar sus respiraciones.

—Siempre luché para mantener a la familia con bien, pero tu madre no lo quiso ver de esa manera. Tokio me pertenece y cuando muera que será pronto, le pertenecera a Tsubasa, pero todo lo que tengo, Jimin-san, te pertenece a ti.

Tomo con más fuerza la mano de mi abuelo, mientras escucho en la parte de atrás a Taehyung, toser.

—¿A qué te refieres con que todo lo que tú tienes me pertenece? —hago una pausa. —¿Y que hay sobre que Tokio te pertenece y cuando fallezcas le pertenecerá a mi tío? —inquiero un poco confundido.

—Soy Osamu Shiromatsu, el jefe del clan Yakuza de Tokio —verbaliza mi abuelo con su respiración a pausas.

—¿Eres un mafioso o algo así?

Mi abuelo no responde y solo sonríe.

—La caja que te envié con tu padre debes de cuidarla, si alguien sabe lo que se encuentra en esta y que tú la tienes te meterás en grandes problemas, chiquillo.

La respiración de mi abuelo es cada vez intermitente y cansada.

—Abuelo, vivo en un problema con este tatuaje en mi espalda —me quejo.

De manera lenta con su mano contraria alza su camisa y me muestra su estómago completamente lleno de tatuajes y ahí se encuentran esos números que yo tengo en la espalda.

—Dime que significan esos números —le pido.

Niega lentamente.

—Mi padre dijo que no solo yo tenía ese tatuaje —le menciono a mi abuelo.

—Yo también lo tengo, Jimin-San, en mi espalda al igual que tú y tú tío. Y por eso es tu maldición y tu salvación —lo escucho atentamente. —Debes irte y decirle a Tsubasa que venga, mi hora ha llegado —añade mi abuelo, con su voz cada vez más débil.

—Necesito respuestas, abuelo —me pongo de pie y acerco mi rostro al suyo.

—Todas las respuestas que necesitas están en la caja que te envié, Jimin-San —deposita un beso en mi mejilla.

—Abuelo Osamu, te ama Jimin-San —musita, soltando mi mano.

—Jimin-San, también te ama abuelo —susurro, recordando mi infancia que es justo como él me saludaba siempre.

Siento como las manos de Taehyung, me sacan de la habitación y veo como mi tío entra a la habitación de manera precipitada.

Después de unos momentos todos los hombres entran a la habitación incluyendo, Yuto. Un silencio prolongado y por último un enorme grito desgarrador por parte de mi tío basta para informarme que mi abuelo, Osamu, ha fallecido, dejándome lleno de dudas y con temor.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top