11
Tokio/Japón
Luego de un no muy largo viaje, bajamos junto a Taehyung del avión siguiendo a Yuto. Unos vehículos clásicos y camionetas negras se encuentran rodeando el jet.
—Todo está listo.
Se acerca un japonés con todo su cuello tatuado a Yuto.
—Iremos en medio, quiero que seamos rápidos y discretos —les ordena Yuto a todos los hombres.
—Taehyung, colocate esto —le pide, entregándole ropa floja. —Jimin, ven conmigo —me pide, extendiendo su mano hacia mí, para que entre a una camioneta.
—Colócate esto.
Me entrega igualmente ropa floja.
—Dame el celular —me ordena.
Sin dudarlo se lo doy y luego cierro la puerta de la camioneta.
Me retiro el pantalón y me coloco el que Yuto me ha dado, me quito la camisa y recuerdo que le pertenece a Jungkook. Pienso por unos segundos y la dejo a un costado en el asiento, me coloco la camisa nueva y luego la sudadera, tomo la camisa de Jungkook, la doblo lo más pequeño que puedo y la introduzco al bolsillo interior de la sudadera.
Abro la puerta de la camioneta y salgo encontrándome con Yuto, toma mi ropa usada y se la da a otro chico de bigote para que se la lleve.
—¿Alguien más a utilizado tu celular? —pregunta serio.
—No que yo recuerde —respondo.
—Tenía un localizador —añade Yuto, por mi parte, guardo silencio por unos segundos al recordar que el celular me lo ha regalado, Jungkook.
—Bueno, seguro y su antiguo dueño lo tenía así, me lo regalaron así que no tenía ni idea —hablo de manera rápida, nervioso.
—Tranquilo, el localizador ha sido desactivado —dice mientras abre la puerta de otra camioneta.
Deja que Taehyung, entre primero y luego me cede el paso.
—Todo estara bien, es blindada y es solo por precaución. Iré adelante de ti —me guiña su ojo derecho y luego cierra la puerta.
—Creo que le gustas —escucho y de inmediato veo al dueño de la voz. —No, no lo creo, es oficial, le gustas —continúa Taehyung.
—Cállate, Tae —lo reprendo, golpeando su brazo con mi cabeza al observar que un japonés ha entrado a la camioneta.
Dos camionetas negras se adelantan en la que supongo, Yuto, viaja en la segunda. Luego la camioneta en la que viajamos arranca y no se detiene a menos que los semáforos se lo ordenen.
—Te fue bien con Jeon —se burla Taehyung.
—Vamos, Tae —reprocho molesto. —Le dije que no volvería a verlo —comento de la nada, a recostando mi cabeza en el hombro derecho de mi amigo.
—Espera ¿Por qué? —inquiere asombrado.
—Me beso.
—¿Y? —pregunta, alzando su mano izquierda.
—Mierda, Taehyung —me quejo. —Me aconsejaste no dejar que me besara porque podría enamorarme de él —le recuerdo alzando mi voz mientras retiro mi cabeza de su hombro.
—Y quién te manda a que tomes mis consejos y los de Tzuyu —replica sarcásticamente.
—Bueno, lo tome porque cada vez que me besa mi corazón se descontrola —confieso, descendiendo mi cabeza.
—No me jodas, Jimin. No me digas que el imbécil te gusta —habla mi amigo, girándose un poco en el asiento para poder verme mejor. —Responde —me exige, sacudiendo mi cuerpo.
—No lo sé, Taehyung —contesto. —Él ha sido mi primera vez en todo, no sé, seguro y estoy confundiéndolo todo —agrego, alzando mi rostro mientras muerdo mi labio inferior.
—Ok, supongamos que es una confusión, pero y si no lo es —escucho las palabras de mi amigo.
Trago grueso y recuerdo las palabras de Jungkook, nada serio, rubio.
—Me alejare de él, su regla es no tener algo serio —menciono, acomodándome en el asiento.
—Yuto, es un buen chico —dice, mientras hace un gesto de aprobación con su rostro.
—Lo sé —sonrío.
—También te atrae, Yuto —suelta emocionado, Taehyung.
—Guarda silencio —le pido entre dientes, llevando mis manos hasta su boca para que deje de hablar.—Es un lindo y atento chico —susurro, mientras el auto se detiene.
—Lo sabía —murmura feliz, mientras ambas puertas de atrás se abren.
—Llegamos —escucho la voz de Yuto. —¿Estás listo? —me cuestiona.
Extendiendole su mano para ayudarme a salir de la camioneta.
—Eso creo —respondo, sonrío nervioso.
—Todo estará bien —me asegura.
Asiento mientras él toma el gorro de la sudadera y me lo coloca.
—Así estarás mejor —acomoda mejor el gorro y luego toma mi mano izquierda. —Hora de entrar —verbaliza.
Se gira sin soltar mi mano y logro observar una enorme casa, mucho más grande que la de Jungkook.
La casa tiene unas cuantas figuras de dragones, el techo es tradicional justo como las casas antiguas. Estoy asombrado, en lo poco que viví en Japón no recuerdo haber visto esta enorme casa de mi abuelo.
Yuto, jalonea mi mano y me regreso a la realidad, lo miro apenado y luego empiezo a seguirle el paso. La puerta se encuentra abierta con una señora de avanzada edad recibiéndonos.
—Bienvenido, Jimin-San —me saluda.
Sujeto fuertemente la mano de Yuto, y luego hago una reverencia a la señora.
—¿No la recuerdas? —me cuestiona, Yuto.
—No.
—Espérame aquí —suelta mi mano y se para frente a mí.
—Estoy aquí, Chim —dice Tae, parándose a mi lado.
La señora que viste un traje tradicional nos guía hasta la sala, Taehyung y yo no podemos dejar de admirar lo hermosa que es la casa y lo costosa que se mira.
—Creo que tu abuelo es millonario —murmura Tae, cerca de mi oído.
—Así parece —digo, perdiéndome en un enorme retrato en el cual, se encuentra mi abuelo, mi tío, mi madre y yo siendo arropado por los brazos de mi abuelo.
—Jiminie —escucho la voz de quien creo es mi tío.
Me pongo de pie y siento como los brazos de mi tío me abrazan fuertemente.
—Tío.
Correspondo su abrazo, mientras pequeñas lágrimas abandonan mis ojos.
—Mírate, eres hermoso —dice mi tío, observándome. —No quiero que dejen entrar a mi hermana a mi casa —ordena al resto hombres.—El debe ser tu amigo —señala a Tae.
—Sí —confirmo.
Alzo mi mano y le pido a Tae que se ponga de pie.
—Soy Kim Taehyung, el mejor amigo de Jimin —se presenta, para luego hacer una reverencia ante mi tío y luego camina hacia a mí.
—Voy a mostrarles su habitación —dice mi tío.
Taehyung, asiente feliz.
Por mi parte, observo el retrato una última vez y luego veo a Yuto, el cual, me observa con una sonrisa en su rostro.
—¿Y el abuelo? —pregunto de camino a la habitación.
—Pidió que lo aislara hace años, mi padre tiene un ego grande —me comenta mi tío, entre risas.
Abre una puerta y deja ver una enorme cama, en la pared una Katana. Recuerdos de mi tío enseñándome a utilizarla vinienen a mi mente.
—¿Crees que puedas utilizarla? —me cuestiona, mientras entra a la enorme habitación.
—Lo que se aprende nunca se olvida —digo, acercándome más a la cama.
—Cierto —dice sonriendo.—Mañana te llevare con Osamu, por ahora, descansen y aliméntense. No salgas afuera sin compañía —nos indica mi tío.
—No se preocupe, no lo haremos, no saldremos con y sin compañía al menos que usted o Yuto lo digan —habla Taehyung.
—Si necesitas algo habla con Yuto.
Asiento.
Mi tío se acerca a mí, me abraza, deposita un beso en mi sien y luego se marcha.
Taehyung y yo quedamos solos, nos alimentamos con la comida que la señora nos ha llevado, luego de eso tomo una ducha y me coloco la enorme camisa de Jungkook para dormir. Algo dentro de mí me dice que debo buscar la manera de contactarlo, pero otra parte de mí sabe muy bien que no tengo porque darle explicaciones a alguien como él.
Alzo las sábanas y me introduzco dentro de estas, es una cama enorme y cómoda. Taehyung, no se detiene, camina de un lado a otro observando las cosas lujosas que hay en la casa.
—¿Así que puedes usar la katana? —pregunta, mientras se sube a la cama, intentando tocarla.
—Ni lo intentes, Taehyung.
Empujo sus piernas con mis pies y lo derribo.
—Rayos, Jimin —se queja, mientras me abraza fuertemente.
—No puedes tocarlas a menos que puedas usarlas, las Katanas son demasiado peligrosas para personas inexpertas como tú —termino de hablar burlonamente.
Entre risas por la guerra de cosquillas y pláticas entre Taehyung y yo, ambos caemos dormidos.
Busan\Corea del Sur
Jungkook
Después de que Hanna interrumpiera un buen momento con el rubio, tuve que ducharme y vestirme con ella detrás de mí hasta más no poder.
—Hanna, lárgate —le ordeno, mientras bajo las escaleras.
—Vine hasta aquí por ti —dice, tomando mi mano derecha.
Me zafo de su agarre rápidamente y articulo—. No creo habértelo pedido.
Llego a la cocina con ella detrás de mí, el sonido de sus putos tacones me lo confirman.
Tomo el vaso con jugo de naranja que la encargada de la cocina me deja, y lo bebo de un solo trago.
—Yoon, es hora de salir —llamo a mi primo.
—Linda Hanna —pronuncia mi primo al observarla.
—No he venido por ti, Yoongi —espeta molesta.
—Puedo darte lo que Jungkook no te dara —replica Yoongi, relamiéndose los labios, para luego salir de la casa mientras yo sonrío.
—Deja de reírte, Jungkook —alza la voz, Hanna.
La tomo de su muñeca izquierda y la estampo contra la puerta.
—Recuerda a quien te diriges o te lo recuerdo —la amenazo, la suelto y salgo de la casa.
Inevitablemente, sé que Hanna está complemente loca y que me seguira a cualquier lado. Le pido a Namjoon que nos lleve al bar donde el rubio trabaja para intentar convencerlo de que continuemos viéndonos.
Hanna entra y toma asiento junto a mí, es como una maldita garrapata succionando mi poco buen humor. Observo como el amigo del rubio entra y luego entra otro chico, al cual, no reconzco.
La maldita de Hanna, me abraza de manera irritante, extiendiendo mis brazos y los coloco en su cintura para intentar alejarla de mí, lo siguiente que escucho es la voz del rubio agradeciéndole a alguien.
La comida llega y como lo espero el rubio la sirve, se ve hermoso y sexi como siempre, lo veo lascivamente sin importarme la maldita presencia de Hanna. Cuando Jimin nos deja solos empiezo a comer, en los días que me quedo en la casa del rubio hace una comida exquisita y no me la perdere.
—Ese chico no era tu trabajador ¿no es así? —vocifera, lanzando su servilleta a mi plato.
No la veo, alzo la servilleta y tomo una porción de carne con los palillos y luego la llevo a mi boca.
—Es malo hablar mientras comemos —es lo único que digo y continúo comiendo.
—No te hagas el educado, Jungkook. Es tu puta —se ríe bajo, toma sus cubiertos y los lanza a la mesa.
—No es mi puta, Hanna. Ahora deja de llamar la atención, pareces una niña urgida por atención —la reprendo, para luego limpiar mi boca con la servilleta.
—Puedo darte mejores cosas que ese prostituto maldito —ataca molesta, con su rostro rojo de tanta ira.
—No quiero tu atención, Hanna, prefiero masturbarme toda la noche viendo pornografía a follarte a ti —replico, colocando la servilleta sobre la mesa.
—¡Hijo de puta! —exclama, poniéndose de pie, para luego lanzar los platos al suelo.
—Vas arrepentirte —susurro furioso.
Me pongo de pie y antes de salir veo al rubio.
—¡No la quiero cerca de mí! —grito molesto, azotando la puerta del auto.
Jin y Yoongi, me observan por el retrovisor.
—Si la vuelvo a tener frente a mí de nuevo voy a golpearla —bufo frustrado.
—Debes calmarte, Jung. Recuerda que tu madre la protege y los negocios de su padre son los mejores de Seúl —me recuerda Yoon.
Decido no responder y cerrar mis ojos, estoy harto de lidiar con Hanna. Desde que terminé con ella y corté todo vínculo parece obsesionada y estoy seguro que no es por dinero, su padre está bañado en dinero gracias a sus hoteles y casinos en Seúl de los cuales, debo buscar la manera de que me pertenezcan.
Un celular suena, abro mis ojos pensando que es el mío y que tal vez es una llamada del rubio queriendo que nos veamos.
—Es el mío —dice mi primo, atendiendo la llamada.—Estás seguro de lo que me estás diciendo —escucho a Yoon hablar. —Maldición —agrega preocupado—. Se lo hare saber a Jungkook.
Me quedo en silencio por unos segundos intentando relajarme y esperar que no sea algo grave lo que está por decirme.
—¿Qué sucede? —pregunto con mis ojos cerrados.
—Al parecer a nuestra mula le robaron el cargamento —contesta.
Abro mis ojos al instante y digo—. Es información real o solo lo suponen, Yoon —suspiro molesto.
—Aun no está confirmado, le dire a Nam que investigue.
Jin estaciona el auto y Yoongi sale de este.
—Jung, no olvides que debemos hablar con la gente de arriba para mover nuestra mercancía. Así mismo debemos planear como convencer al padre de Hanna para que nos venda sus casinos y hoteles —me recuerda.
No digo nada, solo alzo mi mano y lo despido.
—Lo pensara, Yoongi —habla Jin.—¿Al bar o a su casa? —pregunta burlonamente, Jin, el cual, me observa por el retrovisor.
—Justo en ese orden, pero antes necesito comprar algunas cosas —le hago saber.
Paso al supermercado y compro cosas que se me antojen comer en los momentos que paso en la casa o cosas que quisiera que el rubio me cocine.
—Ahora eres un hombre de hogar —se burla Jin, mordiendo una manzana.
—Solo conduce, Jin —le ordeno.
Llegamos al bar, el cual, no está tan abarrotado de gente, camino hacia la barra y me acerco al tío de Namjoon.
—Kim Jong-Il —lo saludo alzando mi voz.
—Jeon —me saluda con una botella de tequila en sus manos.
—¿Y el lindo rubio? —pregunto, mientras observo como las dos chicas bailarinas ahora se encuentran de meseras.
—No se encuentra aquí —acota Kim, tomando una bandeja con vasos llenos de tequila.
—Hora de irnos, Jin, el rubio no está aquí —digo, antes de que Jin tome asiento en un banco del bar.
—Jimin, se dio cuenta que eres un idiota —menciona.
Entramos al auto y conduce hasta donde el rubio vive.
Una señora de cabello negro no tan alta, se encuentra cerrando la puerta de su casa.
—¿Busca a alguien, joven? —me pregunta la señora, cuando me observa subir los dos escalones.
—A Jimin —respondo seguro.
—Él no se encuentra —dice mientras baja los dos escalones pasando de largo ante mí.
—Esperare a que vuelva.
—No creo que regrese ahora, le recomiendo que se vaya y cuando Jiminie vuelva junto a mi hijo, le dire que se comunique con usted —añade la señora, amablemente. —Su nombre es... —se dirige nuevamente a mí.
Bajo los dos escalones y entro al auto de manera rápida, sin decirle mi nombre.
Lo primero que hago es llamar al rubio y su celular se encuentra apagado.
—Vamos a casa, ahora —le ordeno furioso a Jin.
Obligare a Jin a rastrear el puto celular para saber la ubicación del rubio. Al parecer se le ha olvidado que puedo encontrarlo donde sea y tenerlo para mí cuando yo quiera.
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