10
Un mes ha pasado desde que Jungkook y Jimin, establecieron un trato. Trato en el cual, ambos salen beneficiados, pero con el tiempo quizá uno de los dos no podra seguir las reglas que han decidido poner. Después de esa noche en la que el mayor sacó al menor del bar en el que trabajaba.
Narradora
Un mes ha pasado desde que Jungkook y Jimin, han establecido un trato, trato en el cual, ambos salen beneficiados, pero con el tiempo quizá uno de los dos no podrá seguir las reglas que han decidido poner, después de esa noche en la que el mayor sacó al menor del bar en el que trabajaba.
Flashback...
Jungkook llega hasta su casa conduciendo uno de los autos con el rubio a su lado en el asiento del acompañante. Ambos no dicen nada, el mayor solo se encarga de mirar de reojo a Jimin, por su parte, el menor prefiere no intercambiar miradas con él.
La puerta para que entren a la casa se abre al instante. Jeon, sabe que tendra casa sola y que no habra ningún problema en hacer gemir fuerte al rubio mientras se lo folla.
Ambos salen del auto, el mayor sube las escaleras, por su parte, Jimin se queda de pie frente a estas observando el enorme jardín iluminado de la casa de Jungkook.
—Vamos, rubio —lo llama, esperándolo frente a la puerta.
—Tu madre no te enseñó a tratar a las personas. ¿Verdad? —habla Jimin, mientras sube las escalones.
—No hablaremos nada personal de nosotros —replica Jeon, dejando entrar a Park primero.
El menor entra y observa algunas luces tenues encendidas, empieza su camino a paso lento hacia las escaleras que conducen a la segunda planta en la cual, se encuentra la habitación de Jungkook.
—Veo que ya conoces el camino &canturrea el pelinegro en la oreja del rubio, enrollando sus brazos en la cintura del menor.
—Primero tendremos sexo y luego hablaremos. ¿Cierto? —lo cuestiona Jimin, el cual, sube las escalones retirando los brazos de Jeon de su cintura.
—Si ya sabes para que preguntas, rubio.
Terminan de subir los escalones y a paso rápido, Jungkook, se encamina a su habitación y la abre rápidamente.
—Creo que eres un adicto al sexo —menciona Jimin, de pie frente al marco de la puerta.
Por su parte, Jeon, al escuchar lo que el rubio ha dicho se gira y camina hacia él.
—Te juro que el día que me golpees te vas a arrepentir —le adivierte el menor.
—No lo hare, al menos que sea cuando te esté follando —verbaliza el mayor.
Jungkook cierra la puerta y tira del mandil que Jimin, lleva puesto para acercarlo a él.
—Déjame quitarte esto.
Lleva sus manos a la espalda baja del rubio, y desata el nudo para poder retirarle el mandil al menor.
Jimin, sin decir nada, desabotona el único botón que el saco de Jeon tiene sujetado, lentamente baja el saco hasta dejarlo en los antebrazos. El mayor logra retirar el mandil del menor y lo lanza a una esquina de la enorme habitación sobre la alfombra.
El menor retira el saco de Jungkook y lo lanza al costado de donde ambos se encuentran.
El pelinegro observa la vestimenta de Jimin detenidamente, y le queda claro que se ve sexi y hermoso, pero también está seguro que sin ropa ante él, se vera igual de sexi y hermoso.
Jimin toma de la camisa al mayor y lo atrae hacia él, dejando un poco asombrado a Jeon.
—Hagamos esto rápido, necesitamos hablar y luego yo necesito dormir —espeta el menor, desabotonando la camisa del mayor, mientras este se acerca de manera depredadora a los labios gruesos de Jimin.
Jungkook besa los labios del menor de manera salvaje sacando pequeños gemidos de la boca del chico. El rubio, por su parte, retira la camisa del mayor y deja su torso al descubierto.
—Dime como se supone que debo quitarte esos malditos pantalones —comenta Jeon con voz agitada sobre los labios de Park, mientras sus enormes manos se aferran a la cintura del menor.
—Puedo hacerlo solo —dice el menor, alejando a Jungkook.
—También tu ropa interior —le pide el mayor, mientras él se retira su pantalón de igual manera.
—Con estos pantalones no puedo usar ropa interior —le hace saber el menor, retirándose sus zapatos desgastados y por último bajando con dificultad su pantalón de cuero, para luego retirárselo y quedar solo con su camisa cubriéndolo.
—¡Mierda, rubio! —exclama.
Jungkook se acerca a Jimin de nuevo, lo primero que hace es unir sus belfos y luego tocar los muslos del menor elevando una de sus piernas.
—Te deseo tanto —balbucea Jeon, para luego atacar el cuello del rubio.
Jimin coloca sus brazos sobre el cuello del mayor profundizando más sus besos, el pelinegro lo recarga contra la pared de la habitación y luego lo carga tomándolo de sus muslos de manera fuerte.
Jungkook retira la camisa del rubio y ataca uno de sus pezones, mientras una de sus manos se encuentra jugueteando con la entrada del menor.
—Aaah —gime el menor, sosteniéndose de los hombros del mayor. —Mierda —jadea, escondiendo su rostro en el cuello de Jungkook.
Park, quiere ser penetrado por el pene del chico alto de cabello negro que se encuentra embistiéndolo con sus enormes dedos y succionando sus pezones.
—Jungkook —pronuncia con voz agitada presionando los hombros del mayor.
—Dime —articula el mayor.
—Yo... —trastabilla por unos segundos ya que, Jungkook, es el único hombre con el que ha tenido intimidad sexual, y no sabe como pedirle que lo quiere dentro de él, sin avergonzarse tanto.
—Dime lo que quieres o te dejare con las ganas —le indica. —Por mi parte, con una buena chupada de tus malditos labios a mi polla me conformo —agrega el mayor, poniendo en aprietos a Jimin.
—Te odio —murmura el menor, recargando su rostro sobre el hombro izquierdo de Jeon.
—Habla, rubio —le pide, mientras hace tijera con sus dedos en la entrada del menor.
—No quiero tu mano —se escucha la voz agitada de Jimin.
—¿Qué es lo que quieres, rubio? —lo cuestiona Jungkook, disfrutando de los sonrojos de Park.
—Sabes lo que quiero —reprocha el chico.
—No, no lo sé. Dímelo, rubio —le pide juguetonamente, mordiendo el lóbulo de la oreja de Jimin.
—Quiero que me folles, ahora —masculla el rubio, presionando de manera fuerte su frente contra el hombro de Jungkook, totalmente avergonzado.
—No tienes porque avergonzarte.
Jungkook, retira sus dedos de la entrada del menor y susurra—. Es normal —y mueve un poco su hombro para que Jimin, alce su rostro.
Jeon, recarga de mejor forma al chico sobre la pared, toma su miembro duro y llena de pre semen, lo alinea en la entrada del rubio y lo penetra mientras besa sus labios.
—Umm —gime Jimin, mientras Jungkook ahoga sus gemidos en los labios del contrario.
El pelinegro lo penetra cada vez más rápido, el menor se aferra a los bíceps y hombros musculosos del mayor mientras inunda de gemidos la enorme habitación de Jungkook.
El rubio golpea su cabeza contra la pared en una de las fuertes embestidas que Jeon le propina, y de inmediato se queja—. Estás lastimando mi cabeza, imbécil.
Jungkook lo toma de las nalgas y como puede lleva a Jimin a la cama, sale de su entrada y tira de sus piernas dejándolas afuera de la cama al igual que su culo.
El mayor lleva una de sus manos al miembro del menor para masturbarlo por unos momentos, hasta que el rubio manda a la mierda toda su cordura y vergüenza, y enrolla sus piernas en la cintura de Jungkook, acercándolo más a su pelvis.
—Deja de jugar, Jungkook —espeta con voz agitada.
Sin abrir su boca y solo mostrándole una sonrisa ladina, coqueta y complacida, Jeon penetra a Park de una sola estocada provocando que el menor deje escapar de sus labios un enorme gemido que excita al mayor en gran manera. Los ojos del chico se cierran debido al dolor y el placer, sus manos sostienen la sábana de la cama fuertemente mientras intenta retener sus gemidos y de controlar su respiración.
—Abre tus ojos, Jimin —le ordena con voz grave y agitada, Jungkook.
El rubio, al instante abre sus ojos y lleva una de sus manos al hombro izquierdo de Jungkook, las embestidas que el mayor le propina hacen que el menor se pierda. Una de las manos de Jeon se encuentra en los muslos de Jimin y la otra le brinda atención a su miembro al mismo tiempo que lo embiste.
—Jungkook —gime de forma desesperada, Jimin, al sentir como su estómago se contrae por sus espasmos.
—Eso es rubio —recita el mayor, acercándose a los labios de Jimin, mientras sus embestidas aceleran un poco más.
Los labios de Jungkook se encuentran con los de Jimin, y se unen para no separarse, ambos perdidos en el placer que uno le brinda al otro, olvidándose de los problemas que los agobian y de lo mal que se sienten.
—Aaah —gime Jimin, entre besos, cuando se ha corrido.
El mayor acelera sus embestidas cuando siente que pronto se correra, Jimin se aferra con ambas manos a la espalda de Jeon recibiendo cada una de las fuertes embestidas que le propina.
Los labios del mayor viajan al cuello del rubio, dejando pequeños chupones en este. Unas estocadas más y Jungkook se corre dentro del menor.
Apoya su frente sudada sobre la de Park, se miran a los ojos por unos momentos hasta que el chico decide desviar su mirada.
Jeon toma el rostro del chico rubio y deja un casto beso en sus labios rojos y regordetes, mientras sale de su entrada y se lanza a un lado de la cama con su respiración agitada.
—Eres una delicia, Jimin —articula Jungkook, mientras su pecho asciende y desciende.
Por su parte, el menor no dice nada y espera que su respiración se relaje. Después de unos minutos se pone de pie, observa a Jungkook, y con su rodilla golpea la pierna del mayor para llamar su atención y anunciar—. Tomaré una ducha —colocándose su camisa.
Antes de empezar a caminar hacia la habitación de baño recibe un azote en su culo desnudo, de parte del mayor.
Mientras el rubio se ducha, el pelinegro se cambia y sale de la habitación, se encuentra con Jin en la sala jugando en su celular, se lo arrebata y lo mira divertido.
—Te comprare uno nuevo —le guiña su ojo derecho y luego se dirige a la cocina por un vaso de agua.
Bebe el agua y deja el vaso sobre la mesa, antes de subir los escalones le ordena a Jin que le diga a los chicos que nadie llame a su número porque ha perdido su celular.
—¡Eres un imbécil, Jungkook! —grita Jin, molesto porque debe cambiar número y feliz porque le pedira a Jungkook el mejor celular.
Jeon, llega hasta su habitación y ve a Park, terminándose de colocar su pantalón.
—Piensa rápido, rubio —le lanza el celular.
—Pareces un niño inmaduro —reprocha Jimin, serio.
—¿Acaso no vas a quedarte? —lo cuestiona el mayor.
—No —contesta. —Uno de tus amigos le dijo a Taehyung que mi padre está de regreso —añade Jimin, tomando asiento a la orilla de la cama, observando al chico de cabello negro. —Pero antes de irme debemos hablar sobre esto —mueve su mano izquierda mientras Jungkook camina hacia él a paso lento.
—Bien, hablemos —murmura el pelinegro, tomando asiento al lado del rubio.
—¿Qué es esto? ¿Qué somos? —indaga el menor.
—Esto, es placer —acota el mayor, tomando la mano de Jimin—. Somos compañeros de sexo y listo.
Park, lo observa y asiente con una sonrisa burlona en su rostro, recordando la plática que había tenido con Tzuyu, Taehyung y Yuto.
—Claro —gesticula el chico. —Dime tus reglas —le pide el menor, soltándose del agarre de Jungkook para colocarse sus calcetines.
—Nada serio, rubio. Te deseo y lo sabes, me pareces hermoso y también lo sabes, no quiero una relación, solo quiero que ambos nos la pasemos bien cuando queramos —expone el mayor.
Jimin termina de colocarse sus calcetines y hace contacto visual con Jungkook.
—Bien —accede, acercando sus zapatos a sus pies. —Si solo esas son tus reglas, ahora te dire las mías —el menor hace una pequeña pausa y se coloca sus zapatos, mientras piensa en todo lo que Taehyung le ha dicho.
—Acepto que seamos compañeros sexuales, pero cuando yo diga no es no. No quiero que te enamores de mí, imbécil. No quiero que pienses que soy de tu pertenencia porque no es así. No quiero que me saques de mi trabajo y mucho menos que te metas en mi vida personal —expone sus reglas, Jimin, confirmándole por su seriedad a Jungkook, que todo lo que dice es en serio.
—Estoy de acuerdo en lo personal, nada de meterse en la vida del otro, nada de preguntas personales —concuerda el pelinegro.
—Estoy de acuerdo —aprueba el rubio.
Jungkook toma las manos del menor, lo pone de pie y luego con su vista le da a entender que quiere que se siente en su regazo.
—Tu nombre es Park Jimin —pronuncia.
El menor asiente mientras masajea los hombros de Jeon.
—Tú eres Jeon Jungkook
El mayor asiente con sus ojos cerrados, debido al masaje que Park le está dando.
—Una cosa más, no olvides esto, rubio. Soy el líder de la mafia de Busan —confiesa Jungkook.
Jimin, deja de masajear sus hombros y lo mira molesto.
—¿Por qué te detienes? —pregunta Jungkook, abriendo sus ojos.
—Por eso es que eres un imbécil, por el dinero y tu maldito poder —replica el menor.
Antes de que Park se ponga de pie del regazo de Jeon, este lo besa, el menor se aparta rápidamente, busca su mandil y lo recoge.
—Agrega una regla más, Jungkook —habla el rubio. —Sin besos —agrega con seriedad.
Un silencio se prolonga en la habitación.
—Debo irme, mi padre espera por mí —guarda el celular que Jungkook le ha lanzado en su mandil, y camina hacia la puerta. —Por cierto —el menor se detiene bajo del marco de la puerta. —Gracias a ti debo inventar una maldita excusa para estos chupones &se queja azotando la puerta.
Fin del flashback.
Desde esa día, Jungkook y Jimin, empezaron a verse más seguido, todas las noches el mayor recoge al menor en la parte trasera del bar o muchas veces envía un auto con uno de sus hombres para que lleve al rubio a su enorme casa o a la pequeña casa que el chico tiene.
Ambos se adaptan a sus horarios. Muchas veces, Jeon, no podía ver al rubio por sus ajustes de cuentas y se conformaba con hablar con el chico por una vídeo llamada y tener conversaciones calientes, mientras ambos se toquetean pensando en el otro.
Jimin
Estoy en la cocina de la mansión de Jungkook, preparo un sándwich luego de haber tomado una ducha. Subo a la habitación de nuevo y silenciosamente entro para no despertarlo, termino de comer mi sándwich y luego me visto. Cuando termino veo mi celular, voy tarde para realizar las compras de lo que falta en el bar, me retiro la bata y tomo una de las camisas de Jungkook prestada.
La miro por unos segundos pensando en si tomarla prestada o simplemente salir con mi camisa sucia. Sacudo mi cabeza y decido introducir mis manos en las mangas de esta.
—Tienes un tatuaje —escucho su ronca voz.
Mi corazón palpita de manera descontrolada, mierda, y más mierda, Jimin, me regaño mentalmente.
—Sí, bueno... —vacilo, girándome de manera rápida, quedando frente a él mientras termino de colocarme la camisa.
—Es un...
—Dragón —digo molesto, interrumpiéndolo.
—¿Cuándo te lo hiciste? —indaga, tomando asiento en la cama.
—Eso es algo personal, y según las reglas no debemos hablar de nuestras cosas personales, Jungkook —le recuerdo.
Le guiño mi ojo derecho y me coloco de forma rápida mis zapatos.
—Está bien, entiendo —susurra.
Jungkook se pone de pie y camina hacia mí.
—Voy tarde al trabajo, puedes decirle a uno de tus chicos que me lleve —le pido, con mis manos unidas cerca de mi boca.
—Si dejas que te bese, sí —propone.
—Eso no pasara, imbécil —me niego.
Me giro y camino hacia la puerta. Siento como sus enormes manos se posan en mi cintura, me gira de manera brusca dejándome frente a él, y cuando estoy por reclamarle estampa sus labios contra los míos.
—Deliciosos —susurra sobre mis labios. —Malditos labios, deliciosos —añade, delineándolos con la punta de su lengua.
Lo alejo de mí y lo empujo hasta hacerlo caer en la cama, mientras él no deja de reírse.
—Eres un hijo de puta, mentiroso, manipulador —lo ataco. —Escúchame bien, imbécil, será la última vez que tú y yo nos reunimos has roto una regla, idiota —tomo una almohada y se la lanzo en el rostro.
—Vamos, Jimin —habla entre risas.
—Deja de reírte que no estoy bromeando —alzo mi voz.
La puerta de la habitación se abre de golpe, me doy la vuelta de manera rápida y una hermosa chica castaña, alta, entra a la habitación observándonos a ambos.
—¿Quién es él? —le pregunta a Jungkook, molesta con su ceño fruncido.
—Lárgate —le pide Jungkook, el cual, cambia de carácter al ver a la chica en su habitación.
—Yo soy... —trastabillo por unos segundos—. Soy, bueno..., era mejor dicho, uno de sus trabajadores, antes de que usted entrara renuncié.
Jungkook me observa furioso, enarcando sus cejas.
—Ahora con su permiso, me marcho —sonrío a Jungkook burlonamente y salgo de la habitación.
Bajo los escalones corriendo y me topo con el chico que siempre me recoge en el trabajo cuando Jungkook no lo hace.
—¿Quieres que te lleve? —se ofrece.
—Jungkook no te ordeno eso, Jin —le dice otro chico alto.
—Si tú quieres, Jin -—dudo, esperando que diga que sí.
—Porsupuesto, prefiero ir a dejarte que ver a la loca enamorada de Jungkook aquí —comenta, sacando las llaves del auto.
Jin me lleva al trabajo y decide quedarse junto a nuestro jefe mientras, Taehyung, Yuto y yo vamos de compras.
El bar ya no solo es simplemente un bar, el chico que mi abuelo y mi tío enviaron es demasiado bueno en la cocina y con la ayuda de mi mejor amigo y la mía logramos hacer unas ricas sopas, comida coreana y japonesa gracias a lo que hemos aprendido en nuestro antiguo trabajo.
—Llevare esto dentro —dice Tae, tomando una caja llena de frascos de aceitunas.
Yuto y yo nos quedamos frente al lugar sacando del baúl una caja de servilletas, pequeños vasos para los chupitos y un poco de vegetales y carne de cerdo para poder cocinar.
—¿Estás bien? —inquiere Yuto.
—Claro que sí —respondo con una sonrisa en mi rostro. —Y tú ¿estás bien? —le pregunto, para empezar una plática con el chico que se ha convertido en mi amigo.
—Por supuesto —contesta para luego tomar la caja pesada de los vasos. —Coloca la caja de servilletas sobre esta —me pide.
Asiento de manera rápida y hago lo que me ha pedido.
—Llevo las llaves, cierra el baúl y entra rápido.
Asiento de nuevo con una sonrisa, al inicio me sofocan sus órdenes, pero luego recuerdo que si mi abuelo y mi tío lo han enviado, ellos deben tener su razón.
Cierro el baúl del auto y tomo la caja de vegetales y de carne, la cual, pesa demasiado. Entro de manera rápida esperando no caerme ya que la enorme caja tapa mi vista hacia el frente.
—Déjame ayudarte, Chim —escucho la voz de Yuto.
—Eres muy atento, gracias —menciono un poco apenado.
Veo hacia el lado derecho del bar y observo a Jin, y a unos cuantos chicos que reconozco de la casa de Jungkook. Al fondo en una mesa solo para dos se encuentra la chica castaña, abrazando fuertemente a Jeon mientras él la toma de la cintura.
Desvío mi mirada hacia el frente y me recuerdo que lo único que somos es compañeros de sexo y nada más, trago grueso y saludo a mi jefe para luego ir a la cocina.
—El imbécil está aquí —me informa Taehyung.
—Lo sé —musito, colocándome el mandil.
—Debemos sacar este pedido para esos chicos y luego podemos comer —nos ordena Yuto.
Preparamos la comida rápidamente, Yuto la sirve y Taehyung y yo decidimos llevarla a las mesas.
—Si quieres puedo ir por ti —se ofrece mi amigo.
Niego rápidamente y camino con la bandeja hacia donde Jungkook y la chica castaña se encuentran.
—Su comida —pronuncio, llamando la atención de ambos.
La mirada de Jungkook sobre mí, no es para nada discreta y la chica no lo pasa desapercibido.
—Deja de mirarlo de esa manera —le exige la castaña.
—A él le gusta que lo miren de esa manera —escucho balbucear a Jungkook, para luego relamer sus labios y continuar observándome.
—Tranquila, estoy acostumbrado a que los clientes me miren como malditos pervertidos y adictos al sexo —suelto.
Termino de colocar los platos con comida sobre la mesa.
—¿Vas a volver? —pregunta Jungkook, mientras me doy la vuelta para retirarme.
—Renuncié —contesto, poniendo mis ojos en blanco. —Con permiso —agrego y me retiro.
Dejo la bandeja en la barra y luego camino hacia la mesa en la que se encuentran, Yuto y Taehyung.
Mientras comemos escuchamos como unos platos caen al suelo llamando la atención de todos en el bar. La chica ha arrojado su plato al suelo y ahora se encuentra de pie frente a Jungkook, el cual, la mata con su furiosa mirada.
Jungkook se pone de pie, abotona su saco y observa a sus chicos, los cuales, al instante caminan hacia él.
—Pagaras por todo esto, Hanna —se dirige a la castaña.
Jeon, se da la vuelta y antes de caminar hacia la salida me mira, trago grueso, su mirada es profunda y llena de ira.
—Adiós, Jimin —se despide Jin, entre susurros.
—Adiós, Jin —agito mi mano izquierda.
—Parecen una mafia —comenta Yuto.
—No parecen, lo son —le confirma Taehyung.
Continuamos comiendo y riéndonos debido algunos comentarios tontos que mi amigo hace, o de las historias graciosas que Yuto nos cuenta.
De un momento para otro el celular de Yuto suena una y otra vez, él lo toma y cuando observa la pantalla, se pone el teléfono en la oreja, me mira y luego se aleja de nosotros.
—Seguro y es tu tío —habla Tae, observándome.
—Seguro —digo con un bocado en mi boca, restándole importancia.
Yuto se acerca de nuevo a nosotros a paso rápido y con mirada afligida.
—Jimin —me llama.
—¿Sí? —respondo, limpiando mi boca con una servilleta.
—Debes acompañarme a Japón —suelta de sopeton.
Mierda, dijo Japón y que lo debo acompañar.
Veo a Taehyung niego.
—Eso no va a pasar —me opongo, mientras me pongo de pie.
—Tsubasa, está en la línea quiere hablar contigo —me hace saber.
Dudando, alzo mi mano y veo como Tae, me motiva a tomar el celular.
—Habla Jimin —me ordena Taehyung.
—Tío —articulo nervioso.
—Jiminie, escucha —es lo primero que escucho. —Mi padre, tú abuelo, esta por fallecer su petición fue poder verte antes de morir —me explica.
—Pero... —guardo silencio por unos segundos.
—Jiminie, te lo pido por favor, concédele a mi padre el poder verte e intentar hablar contigo —me suplica mi tío.
—Mi madre estará allí —pronuncio en voz baja, acercándome a Taehyung.
—Voy a protegerte de ella, Jiminie. Te lo prometo, si llega a tocarte lo lamentara, te lo aseguro.
Pienso por unos segundos observando a Yuto y luego a mi mejor amigo.
—Está bien, acepto —digo—. Pero no tengo dinero para viajar y no iré si mi mejor amigo no va conmigo.
—No te preocupes por el dinero y mucho menos por el vuelo, deja que Yuto se encargue de todo. Ahora sal de tu trabajo con tu amigo y deja que Yuto los traiga a Japón.
Hago un sonido de aprobación con mi boca.
—Nos veremos pronto, Jiminie —se despide de mí.
—Claro, tío.
Le entrego el celular a Yuto y abrazo a Taehyung.
—Mi abuelo está por morirse, su petición antes de morir es verme así que, viajaremos a Japón —le informo a Tae, mientras acaricia mi cabello.
—Dijiste viajaremos —repite, absorto.
—Claro, si tú no vas yo no iré —le aseguro, enrollando mis brazos en su cintura.
—Pueda que mi madre me mate, pero al saber que se trata de tu familia ya no lo hará —espeta Tae, nervioso.
—Debemos irnos. Tsubasa, habló con nuestro jefe —Yuto camina hacia la salida mientras, Tae y yo simplemente lo seguimos.
—¿Cómo viajaremos? —inquiero.
—En un jet privado, no se me permite exponerte demasiado, así que cuando lleguemos a Japón te pondrás la ropa que te dé y tú también —señala a Taehyung antes de entrar al auto—. ¿Entendido?
Ambos asentimos mientras nos acomodamos en la parte trasera del auto.
—Yuto, ¿has sabido algo de mi padre? —le pregunto al japonés.
—No, pero cuando estemos en Japón intentare buscar su paradero —responde
Llagamos a lo que parece un enorme estacionamiento, pero es una enorme pista privada. Bajamos del vehículo y seguimos a Yuto hacia el jet, subimos de manera rápida. El avión solo espera unos minutos, el chico japonés se acerca a mí y me coloca el cinturón.
—Estaras más seguro —dice en tono serio, haciendo que mi corazón revolotee un poco.
El jet despega y cuando está en el aire, Yuto, se desabrocha el cinturón y se acerca a nosotros.
—Al llegar a Japón, deben hacer lo que les diga —nos recuerda. —Jimin, nadie sabe de ti así que el riesgo que corremos es grande, por eso te pido que hagas lo que te digo junto a Taehyung. Las reglas son simples, ambos me darán sus celulares.
Al instante, Tae y yo lo hacemos sin dudarlo. Frente a nosotros, Yuto, apaga los celulares y nos los devuelve.
—No quiero que los enciendan, cuando lleguemos a Japón alguien los revisara para estar seguros que no tienen rastreadores —nos indica. —Jimin, no quiero que te alejes de mí, y Taehyung, solo mantente cerca de Jimin y ayúdame a que nadie lo observe —mi amigo se retira el cinturón y se pone de pie.
—¿Todo bien? —me cuestiona Yuto.
—Sí, estoy nervioso, pero estoy bien —respondo mientras me retiro el cinturón, y él toma una de mis manos.
—Tranquilo, voy a protegerte y a tu amigo también.
—Gracias —susurro.
—Solo una cosa —presiono su mano. —Sobre nuestra ropa... —digo vacilando un poco.
—Me encargare de eso —suelta mi mano y luego acaricia mi cabello.
No puedo negar que me preocupa un poco volver a Japón, mi madre estara allí y estoy más que seguro que aún sigue siendo la misma de siempre. Pero si de algo estoy seguro es que mi tío no me dejara solo y que Yuto me protegera de cualquier persona.
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