La apuesta.
Taehyung miró de nuevo la ropa que yacía sobre su cama y respiró profundo negando con la cabeza.
¡No había forma en el mundo de que pudiese ponerse eso!
El top lucía como algo que podría asemejarse a la ropa que usaba, pero la falda ¡era imposible!
Su hermano y él acostumbraban apostarlo todo, pero estaba tan seguro de ganar aquel videojuego contra Namjoom que no le importó poner en riesgo su dignidad.
Al lado de su cama podía ver los tacones que debía ponerse, rodó los ojos y liberó un bufido agotado, en serio, no veía coherente la necesidad de usar esa clase de zapatos. ¡Eran demasiado altos!
Su cabeza no lograba concentrarse ya que la música que se escuchaba en su sala lo distraía enormemente. Sí, justo ahora en su casa se daba una fiesta y él tenía el papel de payaso en ella.
Bajar vestido así y hacer el ridículo durante la fiesta para que todos los amigos de su hermano se burlasen, no sonaría tan mal si uno de ellos no fuera Jungkook.
Jeon Jungkook.
El amor de su vida, aunque el azabache no tuviera la más mínima idea de ello. Desde que su hermano los había presentado, el pelinegro se convirtió automáticamente en la razón de los suspiros de Taehyung. Y por ese motivo, su parte racional le gritaba que era una pésima idea, pero aun así, una apuesta era una apuesta y como buen perdedor, debía cumplir con su parte, por lo que tomó la falda y comenzó a subirla por sus piernas, notando en su gran espejo que sus bóxers sobresalían por debajo de la prenda, ya que esta era muy diminuta. Demasiado para su gusto.
¿En serio? ¿¡De quién demonios fue la idea de comprarle esa ropa de... Zorra!?
Pero esto ya lo había intuido, y comprar lencería fue una idea remota que en esos momentos parecía tener más sentido.
Agarró las bragas de un fino encaje blanco y se las colocó, notando que estas le hacían resaltar mucho más su trasero.
—Esto es ridículo —dijo mirando su reflejo.
Se sentó al borde de su cama para colocarse las medias que le llegaban a la mitad de los muslos y cerca del elástico tenían un pequeño lazo de color rosa pastel que hacía juego con la falda y los tacones, posteriormente se calzó y se levantó para seguir acomodándose el resto del conjunto, casi cayendo en el intento.
—¿Cómo mierda pueden usar esto sin morir? —se preguntó frente al espejo, recuperando la estabilidad, pero eso dejó de importarle al desviar su vista hacia su reflejo y ver sus piernas bien formadas—. Bueno... se ven bien —admitió.
Olvidándose de los tacones, volvió a resoplar por milésima vez antes de agarrar el top blanco. Lo deslizó por su cuello para ponerlo, pero terminó atrapado, con las manos alzadas por encima de su cabeza, con muy pocas posibilidades de bajarlo solo. ¿¡Es que acaso todo se podría poner peor!? No lo creía posible.
Forcejeó con la prenda unos segundos, hasta que escuchó la puerta de su habitación siendo abierta, esperó con una expresión molesta en su rostro escuchar la odiosa risa bufona de su hermano, pero esta jamás llegó a sus oídos.
—Tae, ¿estás bien?
El castaño sintió la necesidad de que la tierra se abriera debajo de sus pies y se lo tragara en ese mismo instante, porque no podía moverse y mucho menos pensar en el porcentaje que había de que fuese precisamente Jungkook quien lo encontrara en semejante situación.
Estaba semidesnudo, con las manos atrapadas sobre él, en tacones y una falda, que para rematar, prácticamente dejaba al descubierto todo su trasero.
Sí, definitivamente se equivocó al pensar que nada podría empeorar.
—¿Necesitas ayuda con eso?
Taehyung solo quería pedirle que se fuera, pero eso seguía siendo humillante igualmente, así que tomó una profunda bocanada de aire y terminó asintiendo.
—Sí, por favor.
—¿Lo bajo? —Escuchó la ronca voz de Jungkook cerca de su oído y sintió como el pecho del mayor se pegaba levemente a su espalda, causándole un escalofrío.
—E-Eh, sí —El azabache suspiró chocando su aliento en el cuello del menor, mientras Taehyung dejaba que se encargase de él, llevando el top a su lugar.
Lo peor de que realmente lo hubiera ayudado, era que ahora podía ver nuevamente su ridículo reflejo y estaba muy avergonzado.
Quería explicarle por qué se encontraba vestido así, para no darle una idea equivocada al pelinegro, pero eso no parecía molestarle mucho a Jungkook.
—Luces sexy —susurró el mayor, mordiéndose el labio inferior, mientras aún detallaba su cuerpo y estaba tan cerca que el castaño podía sentir su entrepierna rozando su trasero levemente.
—E-Es que...
—Me gusta —le dijo, dándole la vuelta al menor y sosteniendo su barbilla para que lo mirase a los ojos—. De verdad.
Taehyung ahogó un gemido cuando sintió las manos de Jungkook viajar desde sus caderas un paco más abajo, casi tocando el inicio de sus nalgas, de pronto un fuego se prendió en su interior, y ya no estaba totalmente seguro de poder controlar bien su cuerpo. Sentía la imperiosa necesidad de enredar sus piernas en la cintura de Jungkook y besarlo hasta que... Oh Dios...
Cerró los ojos cuando el mayor comenzó a acariciar su cuerpo, y al parecer, él se dio cuenta de que el castaño no iba a poner ningún tipo de resistencia, porque inmediatamente se animó a bajar aún más sus manos y acariciar libremente sus suaves nalgas.
El castaño estaba temblando, sintió un cosquilleo recorrer todo su cuerpo cuando el delicioso perfume de Jeon se impregnó en sus fosas nasales cuando este se acercó más y más a él. Su cálido aliento chocó contra su cuello y Taehyung estaba seguro de que iba a desfallecer en el acto.
Hasta que Jungkook susurró:
—Nam me ha enviado para asegurarme de que no escapes, porque abajo todos están ansiosos por burlarse de ti.
El pequeño sintió como se le aflojaban los pies al mismo tiempo que se le hacía un nudo en el estómago cuando escuchó sus palabras, lo vio alejarse e irse por donde mismo había llegado.
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El castaño suspiró al bajar las escaleras. Se sentía realmente estúpido, y si no fuera por la fuerte música que retumbaba en el lugar, sería aún más incómodo ya que todos guardaban silencio mirándolo.
Incluso Jungkook.
¡Esto era tan vergonzoso! Pero de igual forma ya su amor platónico lo había visto en esas pintas así que ya era tarde para correr.
Se había maquillado y rizado el cabello, después de que el pelinegro abandonara su habitación, dándole un aspecto más inocente y aniñado. Y volvió a suspirar al notar como todos miraban sus piernas.
—¡Luces patético! —gritó su hermano y sus amigos rieron de inmediato, aunque en el fondo ninguno compartía esa opinión.
Jungkook agarró una copa de whisky cuando lo vio pasar por su lado y bebió todo de un sorbo, llevando su mirada al apetecible trasero del castaño. Joder...
Pasó la lengua por sus labios al ver como el menor se sentaba en el sofá y su pequeña falda se alzaba un poco, dejando a la vista sus bragas y parte de sus nalgas. Aunque Taehyung al notarlo se colocó inmediatamente de pie.
El azabache sintió una mano en su hombro y giró su rostro para encontrarse de frente con Namjoom.
—Creo que a Minjae le gusta mi hermanito.
—¿Qué? —Jodida mierda. Pensó, mordiendo el interior de su mejilla.
—Lo escuché, Jungkook, al verlo ha dicho que es hermoso.
El pelinegro recorrió con su mirada todo el lugar en busca de Minjae y lo vio agarrar dos cervezas para caminar decidido, con una sonrisa coqueta hacia el castañito.
—Esa absolutamente no era la idea para esta noche, deberían estar todos burlándose de él —protestó Namjoom cruzándose de brazos—. No debí comprarle una falda tan corta —se reprochó a sí mismo.
—Bueno, ya voy a solucionarlo —dijo el azabache, apretando la mandíbula para así no liberar el gruñido que nacía en su garganta. Caminó hasta el equipo de audio, colocó en pausa la música y obtuvo de inmediato la atención de todos. Incluyendo la del castaño, que se quedó paralizado al verlo ahí.
—Yo solo quería preguntarle a Tae desde acá, cómo le va con los tacones, y si le incomoda llevar bragas, ¿o ya estás acostumbrado a ser una putita? —musitó con un toque de irritación en su voz al ver a ese tipo cerca del castaño, que aún no se había percatado de su presencia.
Jungkook le sonrió burlón a Taehyung. Sus miradas se cruzaron intensamente, mientras todos a su alrededor reían. El menor se sentía tan humillado que rápidamente se dio la vuelta decidido a marcharse pero una mano lo sostuvo, se volteó nuevamente para encarar y decirle unas cuantas groserías a quien quiera que fuese esa persona que quisiera burlarse de él, pero no dijo ni una palabra cuando sintió como el chico lo agarró por su cintura y le susurró:
—No le hagas caso a ese idiota, te ves precioso.
Un adorable sonrojo cubrió las mejillas de Taehyung cuando Minjae le entregó la cerveza extra que traía y le sonrió ligeramente.
—Debería irme —musitó un poco avergonzado.
—Deberías quedarte a demostrarle que no te afectan las estúpidas palabras que salen de su sucia boca. Te lo aseguro, luces maravilloso.
—Esta falda...
—Te queda perfecta, tus piernas se ven tan hermosas —continuó hablando, mientras bajaba un poco la mano que descansaba en la cintura del castaño hacia sus nalgas.
Eso era un poco incómodo.
Bueno. Realmente era muy incómodo. Anteriormente había dejado que Jungkook lo tocara un poco, y no era por hacerse el pueril pero, vamos, era Jeon su amor platónico, obviamente se iba a dejar tocar de él, porque Taehyung se consideraba de Jungkook, aunque el amigo de su hermano ni estuviera enterado. Pero el caso es que este chico Minjae no le gustaba en absoluto, no quería que le tocara de esa forma.
Taehyung no quería decirlo, porque al fin y al cabo Minjae era la única persona que no se estaba burlando de él y tampoco deseaba quedarse solo en ese desagradable ambiente.
—Gracias —habló casi en un susurro, sintiendo sus mejillas un poco calientes. Volteó su cuerpo lentamente, al sentir una penetrante mirada y observó como los ojos de Jungkook, que estaban totalmente oscuros, miraban con rabia hacia ellos. Taehyung levantó una de sus comisuras, formando una sonrisa traviesa y decidió que era momento de jugar un poco.
No permitiría que nadie arruinase su noche. Ni siquiera Jungkook-el-amor-de-su-vida. De ninguna manera.
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Taehyung sintió sus oídos retubar con la fuerte música, llevaba mucho tiempo bebiendo con Minjae en el sofá, agradecía estar sentado porque su cabeza no paraba de dar vueltas. El chico que lo acompañaba no había dejado de acariciarlo e intentado besarlo varias veces, unos minutos atrás mientras bailaban, pero el castañito aún con la poca racionalidad que le quedaba se había concentrado en disfrutar las expresiones más que molestas de Jungkook, y en evitar que Minjae cruzara la línea de su espacio personal, que de hecho, ya había sobrepasado hacía un buen tiempo en el momento en que sentó a un muy borracho Taehyung en su regazo y comenzó a besar su cuello.
—Entonces, ¿qué te parece si vamos a un lugar más privado? —susurró el chico rozando sus labios contra su piel, Taehyung incapaz de razonar el significado de sus palabras, asintió guiándose por el momento y las caricias que recibía.
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Jungkook, que recién regresaba del baño, después de lavar su rostro para así drenar un poco su mal humor, devolvió su mirada hacia el sofá donde vio por última vez al causante de su estado, sin lograr percibir su castaña y rizada cabellera, gruñó al no encontrar ningún rastro de su acompañante y se acercó a Namjoom rápidamente.
—¿Dónde está Taehyung?
—Se fue, supongo, no debe haber aguantado más la vergüenza —dijo alzándose de hombros con una sonrisa victoriosa.
El pelinegro liberó un bufido al notar lo ajeno que era su amigo a la situación en la que se encontraba su hermanito menor.
—Kook, relájate hermano. Ven, tómate unos tragos conmigo —le ofreció de repente.
—I-Iré al baño —se excusó el azabache, decidido a buscar al chico que tenía su cabeza hecha un lío, desde el momento en el que lo vio en su habitación, vestido de esa forma tan provocativa.
—Pero si acabas de regresar del...
Antes de que Namjoom pudiera terminar su oración, Jungkook ya se había dado media vuelta, haciéndose espacio entre la multitud, buscaba por los rincones al castaño, intentando no ser paranoico y pensar en lo que le estarían haciendo en ese momento a su lindo niño, pero al no encontrarlo por ningún lugar corrió hacia el baño, sin tocar la puerta, la abrió casi de una patada, estando ahora mucho más enojado y nervioso al notar que no había nadie.
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Taehyung yacía acostado boca abajo sobre su cama, totalmente inconsciente de las manos que acariciaban su cuerpo, retirando cada prenda que vestía.
En el momento en que su razón hizo acto de presencia, se volteó y atrapó las manos del contrario para detener sus movimientos.
—¿Qué pasa bebé?
—No quiero.
—Prometo que te gustará lo que te haré —murmuró acercándose a sus labios para tratar de besarlo, siendo empujado por el castaño.
—N-No...
—Sí bebé, lo disfrutarás mucho, ya verás.
Le dio la vuelta nuevamente al chico que se encontraba debajo suyo, haciendo un poco de fuerza, ya que el menor se resistía débilmente debido a su estado, y lo despojó de las últimas prendas que cubrían su lindo trasero. Lo acarició descarada y obscenamente, mientras Taehyung se removía incómodo.
—No... —balbuceó el castaño, y en ese momento la puerta fue abierta fuertemente, dejando a la vista a un Jungkook que lanzaba fuego por todos sus poros.
—¿¡Puedes ser más hijo de puta!? —exclamó el azabache dando grandes zancadas hasta llagar a la cama y empujando a Minjae fuera de Taehyung.
El chico rió burlonamente.
—Podemos follarlo entre los dos si tanto te molesta.
—¡Ha tomado idiota!
—Igual ha dejado que lo toque toda la noche.
Jungkook, incapaz de contener su rabia le dio un puñetazo en el rostro y lo empujó fuera de la habitación.
—¡Lárgate, si no quieres que te de una paliza y luego tengas que reconstruir tu horrible rostro! —y dicho esto cerró de un tirón la puerta.
El castaño, que hasta ahora había estado sin reaccionar, alzó un poco su cabeza y frunció el ceño.
—¿Jungkook?
—Tae, maldición, ¿qué haces? ¿Por qué dejas que otro te toque así? —dijo casi en un gruñido y se acercó al chico.
—Jungkook... Quiero que me toques tú...
—Tae, estás muy borracho. Tienes que darte un baño.
—Tócame... Estoy tan caliente...
—Vamos —Jungkook, intentando controlar su cuerpo, tratando de mantener la poca estabilidad emocional y racional que le quedaba, ya que el menor se encontraba desnudo diciendo... eso, pasó una mano por debajo de sus muslos y la otra la acomodó en su espalda para cargarlo y llevarlo hasta el baño.
—Pero Jungkookie... —Taehyung hizo un miniberrinche y el azabache pensó que definitivamente esa noche no saldrá vivo de esa casa.
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—¿Ya te sientes mejor? —le preguntó el pelinegro al menor, que ya estaba de vuelta en su cama envuelto en una gran toalla.
—Sí, aunque tengo un poco de frío.
Jungkook colocó una manta encima de él y se alejó de la cama observando el rostro del chico.
—¿Por qué me miras así? ¿Vas a burlarte de mí otra vez?
—¿Qué? ¡No! —suspiró—. Lo siento... Eso lo hice por rabia, cuando vi a Minjae acercarse a ti, pensé que si decía esas estupideces querrías irte de la fiesta y no estarías cerca de nadie. Porque créeme, verte con esa ropa lo que menos ganas dan es de burlarse —admitió.
La habitación se quedó en silencio por un momento hasta que la música en la primera planta se detuvo.
—Bueno, creo que ya debo irme, la fiesta terminó y seguro quieres descansar así que-
—Quédate.
—Pero tu hermano se enojará y...
—Jungkook, por favor, quédate conmigo, Namjoom debe estar tan borracho que mañana no saldrá de su habitación en todo el día.
El azabache aun dudando de sus palabras, caminó hacia la cama y subió a ella para acostarse a una distancia razonable del chico de hebras castañas, debido a que estaba plenamente consciente de que Taehyung se encontraba debajo de esa manta solo con una toalla cubriendo su cuerpo.
El menor al notar su lejanía se acercó a él y pasó un brazo por su pecho.
—Jungkook... Entonces ¿dices que te gusta mucho la falda?
—Me fascina... No sabes las cosas que me imagino haciéndote cada vez que te recuerdo vestido así.
—Pues entonces estaría encantado de usarla solo para ti... Ahora.
El castaño se acercó un poco más al chico que se encontraba a su lado y aun esperando alguna reacción de su parte le susurró al oído:
—¿Qué me dices?
Jungkook por su parte no entendía cómo el menor podía ser tan tierno y atrevido a la vez, y con la cabeza hecha un lío por fin respondió.
—No Tae, no deberías hacer eso.
—¿No quieres? —lo provocó, haciendo un adorable puchero. Porque era obvio que Jungkook sí quería.
—Joder, sí quiero pero estás borracho.
El castaño se movió en la cama hasta quedar sentado sobre él, y colocó sus manos en su rostro para conectar con su mirada.
—No estoy borracho —murmuró Taehyung, acercándose lentamente para besar suavemente los labios de Jungkook.
El pelinegro ya no aguantaba más, ¿quién en su sano juicio podría hacerlo? Agarró a Taehyung por la nuca y su espalda baja y lo atrajo hacia su cuerpo, lo apretó contra él, queriendo fundirse en uno solo, lo besó con todas las ganas que había estado reprimiendo desde que conoció a Taehyung. Cortó el beso y acercó sus labios a su oído para susurrarle:
—Adelante bebé, juega conmigo, soy todo tuyo.
Taehyung sonrió travieso y se levantó de la cama para recoger la falda que Minjae había tirado al suelo. Caminó hasta el baño, se quitó la toalla que rodeaba su cuerpo y se puso la falda nuevamente, esta vez sin ropa interior.
Mordió su labio inferior tratando de contener la felicidad por lo que estaba apunto de hacer, aún no podía creer que tenía a Jungkook en su cama. Con movimientos sexys regresó a la habitación, compartiendo una mirada morbosa con el mayor, que se relamió los labios al verlo, colocó sus rodillas en la cama y gateó hasta el azabache haciendo un pucherito adorable.
—Hoy seré el gatito de papi —el castaño ronroneó y Jungkook no sabía como reaccionar. ¿Acababa de llamarle papi? ¿Había tomado mucho que se había desmayado y ahora estaba soñando? Porque esto verdaderamente era el cielo.
Taehyung se acomodó en su regazo y se dio la vuelta dándole la espalda al pelinegro.
—¿Te gusta mi culito?
El castaño levantó el trasero y lo llevó hacia atrás, dejándolo muy cerca de la cara de Jungkook. El pelinegro estaba sudando frío, no se podría imaginar jamás que a Taehyung le gustaran estos juegos. Aún medio embobado, agarró la falda del menor y la alzó un poco más, dejando a la vista sus acaneladas mejillas, colocó sus manos en las nalgas del castaño, les dio un apretón y lo azotó fuertemente con su mano derecha, marcando la palmada con forma de dedos en la suave piel, el castaño gimió por la acción y el mayor sintió una fuerte punzada en su entrepierna, que estaba más que dura desde que su chico decidió llamarlo de esa forma.
—Lo amo bebé —respondió al fin. Luego comenzó a repartir besitos húmedos y lamidas por todos sus glúteos. Taehyung liberó un gemido bajito cuando la lengua de Jungkook rozó su entrada.
—Aún no, Kookie, tengo un regalo para ti.
El menor se puso de pie sobre el colchón, poniendo cada pierna al costado de Jungkook, y empezó a menear sus caderas en un baile que dejó sin aire a Jeon. Taehyung se agachó sobre el regazo del pelinegro y frotó su trasero con descaro contra la polla del azabache, pasando sus manos por su espalda baja, levantando un poco la falda para darle una mejor vista de sus nalgas.
Jungkook no creía que pudiera aguantar más. ¡Joder, se iba a correr y ni siquiera se había quitado los putos pantalones! Agarró al chico por la cintura para detenerlo.
Taehyung lo miró con ojos de Bambi, haciendo un puchero.
—¿No te gusta tu regalo papi?
—Maldita sea, Tae, ¡claro que me gusta, pero aún no me quiero correr!
—Oh... Entonces pasemos al siguiente juego —Se mordió los labios travieso.
—¿Siguiente juego? ¿Hay más? —preguntó sofocado. ¡No podría soportar tanta sensualidad!
Taehyung sonrió y Jungkook se tensó al sentir las manos del más joven bajando sus pantalones, el castaño los lanzó al suelo y observó con ojos hambrientos el gran bulto atrapado en los bóxers del mayor. Se relamió los labios y llevó sus manos hasta el abdomen marcado del azabache, haciendo un recorrido de caricias, bajando sus dedos hacia el elástico de su ropa interior. Tiró de los bóxers lentamente, admirando la grande y gruesa erección. Acercó su cara hasta el glande rojizo y le dio un pequeño besito.
Jungkook lo vio con la boca abierta, ¿dónde estaba el chiquillo tímido que Namjoom le había presentado tiempo atrás? Porque sin dudas ese no era el Taehyung que él conocía. Aunque debía admitir que le encantaba su dualidad.
El menor agarró el falo del pelinegro con la mano derecha y empezó a bombearlo lento, disfrutando la sensación caliente y palpitante en sus manos, acompañado de los gemidos de Jungkook. Sin esperar más tiempo llevó su boca a la erección y la engulló hasta donde pudo.
—¡Oh bebé, joder! —gruñó Jeon sin aliento y con el rostro acalorado por la fuerte excitación.
Taehyung aumentó la velocidad de sus succiones, haciendo círculos con su lengua alrededor del duro miembro, saboreó el presemen, que era algo salado pero no tenía mal gusto y le dedicó una mirada lasciva al pelinegro, que tenía los labios tan rojos como un tomate por estarlos mordiendo constantemente. El menor no apartó su mirada de los ojos de Jungkook, mientras chupaba su polla con fuerza, pasando la punta de su lengua por la hendidura del glande, enloqueciendo al pelinegro con cada lamida. De repente sacó el miembro de su boca y con una vocecita tierna y algo ronca le dijo:
—Quiero tu lechita papi.
Y sin esperar algún comentario por respuesta, volvió a chupar el pene de Jungkook como si su vida dependiera de ello.
El azabache no pudo más, se corrió en la boca de su pequeño, que encantado se tragó todo su semen sin dejar escapar ni una gota.
—Está muy rica —Taehyung se pasó la lengua por los labios, saboreando la esencia que aún quedaba de Jungkook, pareciendo un gatito satisfecho.
El pelinegro se apoyó sobre uno de sus codos y con la otra mano atrajo al menor hacia sus labios, sus lenguas comenzaron un batalla a una velocidad frenética, Jungkook bajó la mano hasta el trasero de Taehyung, lo apretó con fuerza y llevó uno de sus dedos hacia su pequeño agujero para acariciar la sensible entrada.
Taehyung se separó del beso y negó con la cabeza.
—Ah ah, nada de eso Kookie. Hoy el gatito dominará al león.
Jungkook se atragantó con su propia saliba. El castaño se puso de pie y buscó en su mesita de noche una botella de lubricante. Regresó a la cama dejando una distancia razonable entre él y el azabache, abrió el frasco y cogió un poco lubricante entre sus dedos, llevó su mano hasta su entrada y hundió un dedo en su interior.
—Solo disfruta de la vista —dijo compartiendo una mirada lujuriosa con el chico de sus sueños.
Jungkook estaba paralizado, era la escena más erótica que sus ojos habían visto, Taehyung se autopenetraba y gemía su nombre, su carita estaba toda rojita y las perlas de sudor le recorrían el cuello y la frente, haciendo que sus castañas hebras se pegaran a ella. Podía jurar que le había caído un poco de baba encima por estar mirándolo tan fijamente y su miembro ni siquiera tuvo tiempo para recuperarse, ya estaba tan duro como hacía unos minutos atrás.
El menor no paraba de golpear su punto con los tres dedos que tenía en su interior, de sus ojos se habían escapado algunas lágrimas de excitación, se sentía tan caliente que Jungkook lo mirara mientras hacía cosas tan obscenas. De repente sacó los dedos de su entrada y se acercó al azabache.
—Te necesito tanto, Kookie...
Besó los labios del mayor, mientras se acomodaba sobre su regazo, llevó una mano hasta el miembro del pelinegro y lo alineó en su entrada, dejándose caer sobre este lentamente sin romper el apasionado beso. Las manos de Jungkook viajaron directamente a las nalgas del castañito, separándolas un poco. Taehyung disfrutó la sensación de tener el falo del azabache extendiendo sus paredes tan deliciosamente, había soñado incontables veces con que eso pasara. Después de esperar unos segundos para acostumbrarse a la intromisión, empezó a subir y bajar sus caderas, marcando un ritmo constante y delicioso para ambos.
Jungkook besó su cullo y le hizo varias marcas a esa hermosa piel que reclamaba como suya. Taehyung empezó a liberar pequeños gemidos, dejó caer sus manos sobre el pecho del pelinegro y buscó sus labios para compartir un necesitado beso.
El mayor jugó con los pequeños pezones de su bebé, los pellizcó suavemente y los acarició con la punta de sus dedos, recorrió todo su cuerpo con sus manos, sin querer dejar un solo centímetro sin sus huellas. Taehyung aumentó la velocidad de sus movimientos, saltando sobre la polla de Jungkook casi con desespero. Jeon agarró sus caderas para inmovilizarlo y empezó a embestirlo fuertemente.
—¡Ah! Así... Ngh... Oh Dios, oh Dios...
—No me llamo Dios, bebé —le reprochó dulcemente.
Jungkook empujó profundo dentro de él, en la habitación solo se podían escuchar los gemidos de Taehyung y el sonido que hacía su pelvis al chocar fuerte y rápido contra el trasero del castaño. Sin dudas, una melodía encantadora para ambos.
—Más papi... ¡Más!
El azabache dio fuertes embestidas, tocando la próstata del más joven, haciéndolo llorar de tanta satisfacción, empujó dentro de él sin pudor, queriendo llegar más lejos aún, maltratando su punto dulce con cada roze. Jungkook agarró el miembro de Taehyung y lo masturbó al compás de sus embestidas.
—¿A quién le perteneces, bebé? —inquirió entre estocadas veloces y violentas.
—A ti... mi Jungkookie... ¡Ah!
—¿Eres solo mío? —preguntó para reafirmar la respuesta. Amaba escuchar esas palabras salir de sus labios.
—Soy solo tuyo, com-completamente...
Jungkook volvió a embestirlo fuerte y Taehyung se corrió manchando la mano del pelinegro y rasguñando un poco la piel de su espalda. El azabache reclamó sus labios en un feroz beso, mientras buscaba alcanzar su liberación. Unos segundos más tarde se corrió dentro del castaño, liberando un profundo gemido sobre sus labios. Taehyung sintió el semen de Jungkook bañar sus paredes y le dio un beso lento y lleno de amor, sin el desespero que tenían minutos atrás cuando sus lenguas se encontraban.
Jungkook salió de él despacio, y abrazó al castañito, el menor acomodó la cabeza en su pecho mientras el pelinegro repartía caricias sobre su cabecita. Jeon dejó un tierno beso en su frente y lo apretó un poquito más contra él.
—Esta ha sido la mejor noche de sexo de mi jodida vida —murmuró el mayor sin aliento.
—¿Quieres repetir? —inquirió travieso.
—Cuando quieras, bebé —le dio un tierno beso en los labios—. ¿Qué te parece si ahora te esposo yo a la cama?
—Eso suena tan bien... —le devolvió el beso tirando de su labio inferior.
—Y esta vez sí me dejarás comerte ese culote tan... Joder... Ven aquí bebé.
Taehyung rió y volvieron a besarse dulcemente, acariciándose mutuamente mientras compartían ese contacto tan especial.
—Quiero que siempre seas mío Tae —le dijo después de unos minutos de recuperar el aliento haciendo un camino con la punta de sus dedos por toda su espalda.
—¿Eso es una declaración de amor? ¿Estás proponiéndome noviazgo? —preguntó juguetón.
—Sí, para que te lo voy a negar, me encantas. Estoy loco por ti, gatito —le dio la vuelta al castaño, atrapándolo debajo de su cuerpo, haciéndole cosquillas en la pancita.
Taehyung carcajeó con lágrimas en sus ojitos y enredó sus piernas en la cintura del pelinegro, acercándolo más a su cuerpo.
—Entonces también quiero que seas solo mío, Kookie.
—Todo tuyo, amor —le volvió a basar mordiendo su labio inferior, estirándolo un poco al separarse del más joven.
—Uhm, maravilloso, pero... No que te ibas a comer mi trasero —inquirió alzando sus cejas de forma coqueta.
—Nuestro trasero.
Los dos se miraron intensamente, con una sonrisa cargada de complicidad y deseo adornando sus rostros y volvieron a unir sus labios finalmente, disfrutando del sabor de ambos acompañado de un cosquilleo cargado de sentimientos.
—Creo que Nam me matará cuando sepa que estoy saliendo con su hermanito —se detuvo a pesar en su amigo. El castaño le miró sin darle importancia, en cambio hizo un puchero.
—Kookie, nuestro culito espera por ti.
—Oh sí, cierto.
—Te doy una estrella por el retraso. Pésimo servicio como novio —se quejó.
—No, bebé~ —lloriqueó haciendo un puchero.
—Papi, ¿quieres que te deje en abstinencia? No hables más y usa esa lengua para algo mejor.
—¿Estás desesperado? Sí que te recargas rápido las baterías —se burló.
Taehyung lo fulminó con la mirada y Jungkook sintió un escalofrío de terror, y desde ese momento supo que sería el castaño quien mandaría en la relación... Pero estaba bien, eso le encantaba.
Fin.
°•°•°•°•°•°•°•°∞°•°•°•°•°•°•°•°
Otra historia resubida uwu y que pensaba que había perdido también xd gracias a diosito no porque esta en lo personal me encantó escribirla :')
Espero que les haya gustado uwu
Lxs quiero ♡
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