MALAS RACHAS


Rosalía tenía todo el entusiasmo de tener al nuevo bebé, un hijo llegado como una bendición para la familia Agreste. Después de habérselo comunicado a su hijo y esposo, lo único que quería era el apoyo de ambos. Lamentablemente Gabriel estaba en contra. El hecho de tener un hijo a estas alturas de la vida le parecía absurdo. Fue desde ese momento que la familia Agreste comenzó a distanciarse. Rosalía pasaba más tiempo con Adrien que con su esposo.

Ella en la última semana se había deprimido tanto que comenzó a darle fuertes dolores de cabeza. Producto del estrés y el embarazo comenzó a mantenerse la mayor parte de la mañana en cama y al llegar la tarde caminaba por toda la casa husmeando algunos recuerdos en su mente. Este nuevo bebé o nueva bebé le permitiría empezar desde cero.

Adrien llegó un lunes por la mañana a la preparatoria. Las chicas de su nuevo salón miraban a Henry, estaban fascinadas por su acento, su forma de expresarse y por lo varonil que era. Llevaba siempre una cámara con él y aprovechaba en tomar fotos de cuanta chicas se lo pedía. Era como ver a un fotógrafo enamorando a muchas musas. Marinette llegó al salón. Pasó de frente sin siquiera saludarlo y se dirigió a Nathanael.

-Estos son los documentos. Hay una copia en la memoria por si quieres modificar algo...-fue lo que escuchó que le dijo al pelirrojo mientras este le depositaba un beso en la mejilla- Nath, tenemos que hablar sobre algo serio...

-¿Algo serio? – ella asintió. Nino también los estaba observando. Era la hora de que ambos conversaran sobre su fracaso Amoroso.

-Sabes a lo que me estoy refiriendo. Creo que esto no da para más...-dijo ella en susurro mientras sus ojos comenzaron a Cristalizarse. Las lágrimas comenzaron a salir y mientras la gran mayoría ponía atención a lo que Henry hacía, Nath estaba implorando tener fuerza para no estallar en llanto.

-¿Quieres dejarme? –la voz de Nath era totalmente melancólica. Adrien no giró a verlos. Si lo hacía, la evidencia sería clara y Marinette no afrontaría esto sola.

-Si...-respondió ella con timidez mientras se cubría la cara con las manos, estaba avergonzada. Llorando se quedó parada en el sitio de Nathanael. Pero él no hizo nada, preso de sus sentimientos dejó con cuidado todo sobre la mesa y salió del salón.

Henry lo había visto. Suspiró un poco y siguió parloteando con las chicas como todo un "casanova". Era el estereotipo era hombre soltero jugador, podría divertirse y ser amigo de cualquier mujer, incluso podía acostarse con ellas y aun así seguiría siendo su amigo. Prácticamente ocupó a las chicas para que no vieran la debilidad de Marinette y Nath.

Adrien se levantó, caminó hacia Marinette y la abrazó con fuerza. Ocultaría en su pecho las lágrimas de dolor, no porque ella estuviera enamorada de Nath. Sino porque su corazón noble no era capaz de decirle la verdad. Pero ¿Era su corazón Noble? Cualquier persona en su lugar lo hubiera rechazado desde el principio. Pero ella no, ella lo utilizó para librarse del dolor de que Adrien tuviera a otra y eso era ser mala. Se sentía pésimo.

-Soy una pésima persona...-la azabache abrazó a Adrien. Él le besó la frente mientras la hacía caminar hacia afuera del salón.

-Todo estará bien. Ahora estoy yo aquí para ti...-Marinette simplemente lo abrazó aún más, se sintió reconfortada. Pese a lo sucedido decidió no torturarse, al menos no torturarse mucho – Tarde o temprano esto tendría que pasar...

-Adrien, acabo de herir el corazón de una persona. Me siento literalmente como Chloé Bourgoeis en este momento...

-Mírame, Marinette...-Adrien habló en susurro. La azabache alzó la mirada, vio directamente a sus ojos y quedó prendida en ellos mientras sentía las suaves caricias de la mano de Adrien en su mejilla – Todo va a estar bien, ya estoy aquí para ti... Jamás te dejaré sola...

Marinette apretó los labios. Adrien se agachó un poco hasta llegar muy cerca de su rostro y cuando iba a besarla, alguien aclaró su garganta con las manos cruzadas. Liz estaba detrás de ellos, observándolos con detenimiento. Se peinó el cabello y se puso en medio de ellos para impedir otro acercamiento íntimo ¿Celos? No, imploraba respeto por la reciente ruptura de Marinette con el tomate. Adrien la quedó mirando algo confundido, se suponía que debía estar fuera de la preparatoria y alistando sus cosas para irse a Cataluña.

-Si haz terminado con alguien, debes respetar el luto. Sé que no lo amabas pero al menos por el cariño que le tenías deberías esperar un tiempo prudente para que ambos puedan salir. Mostrarse cariñosos ahora harán que los demás comiencen a hablar...-Marinette la quedó mirando. Obviamente ahora si había una rivalidad, la nueva y la ex en el mismo lugar era algo complicado. De hecho la tensión se sentía.

-No es lo que parece... yo...-Marinette se puso nerviosa, comenzó a reír. Como siempre cuando se pone nerviosa.

-Cuidado con lo que hacen...-dijo ella sonriéndole, irónica en su actitud no pensó en que otra cosa más decir.

-¿Estás celosa? Si es así, deberías dejar esos celos de lado...-Liz giró a mirar a Adrien, se quedó viéndolo serie por un minuto y luego echó a reír hasta ahogarse con su saliva.

-Adrien, creo que ya hemos hablado sobre este problema...-dijo ella poniéndose seria- No es que me guste recalcártelo pero... las paredes tienen ojos y oídos...

-Oh...-Adrien sintió la mano de Liz palmotearle el hombro. Ella caminó en dirección a la azotea mientras arreglaba su ropa arrugada- ... Parece que... -Marinette estaba riendo, la cara de bobo de Adrien era única. Esa sonrisa, esa risa, todo en ella cuando se encontraba feliz era perfecto.

-Oye Adrien, me encanta que... quiero decir... cuando ella te trata como su hermano...-Marinette sonrió un poco y luego lo abrazó- Gracias por estar aquí conmigo... Adrien...

Liz empujó suavemente la puerta de la azotea. Nathanael estaba allí y al escuchar los pasos de Liz giró para verla. Ambos se quedaron mirando por breves momentos. Posteriormente ella se paró a lado de él sin decir nada, era mejor callar. Después de todo si decía algo su trabajo estaba en riesgo y la operación no podía fracasar. Nathanael la quedó mirando mientras ella observaba fijamente al coliseo deportivo.

-¿Te herí mucho?...-Nathanael habló por primera vez sin ira, cólera o resentimiento de lo pasado.

-¿Te importa ahora? ¿No crees que es algo tarde para ver si me heriste o no? –dijo ella con una sonrisa irónica. Liz era así, capaz de ocultar hasta el más mínimo detalle de lo que sentía para que los demás quedaran con la duda, tan solo para hacerlos sufrir de las dudas. Pero, Nathanael sabía que todos esos reclamos y demás habían sido hirientes a punto de volverla depresiva.

-¿Por qué te cortaste? –Nathanael quería una respuesta clara. Pues si era por él, estaba seguro de que ella estaba emocionalmente mal.

-Porque quería hacerlo. Pero, no lo haré más. Adrien me ha hecho abrir los ojos. Hay personas que si les importo y comprenden mi situación...-Se sacó las muñequeras y vió sus cicatrices- Se borrarán...

-Lo siento mucho. ¿Me perdonas? –dijo él mirando a Lizeth que se quedó muda. Hasta que lo miró a los ojos con total calma.

-No, no es así de sencillo... Lo siento pero no puedo perdonarte ahora...-dijo ella alejándose de él. Bajó de la azotea y se dirigió al su salón de clases.

"Las heridas deben cicatrizar para pensar en el perdón"

La tarde calló en Paris, Adrien se dirigió directamente al Hospital privado donde ellos se atendían. Su madre estaba allí y probablemente estaba a punto de pasar la ecografía para ver el estado del bebé. Cuando llegó al hospital inmediatamente lo hicieron entrar al consultorio del doctor. Su Madre estaba sentada y el doctor lo estaba esperando. Habían encontrad un problema en Rosalía. El doctor lo invitó a tomar asiento y como es costumbre dio vueltas hasta decir lo que realmente sucedía.

-Tu madre tiene un tumor cerebral...-dijo el doctor levantándose y caminando hacia la pantalla donde se revelaban el resultado de unas placas – Estas placas son de hace un mes, se las tomamos para un chequeo general y recién han salido los resultados. Creímos que era error de la maquina pero vemos que no es así. Sus síntomas son índices de que el tumor está creciendo. Ella tiene que tratarse o morirá...

-No voy a dejar morir a mi hijo...-Rosalía estaba llorando. Gabriel no estaba aquí y Adrien era su único soporte. Gabriel posiblemente pensaría con cabeza fría y cruel. Él decidiría por ella y no por su hijo – Adrien, dile que no voy a abortar tu hermano...

Adrien había quedado en Shock. Su madre estaba a punto de morir y ella quería proteger a su hermano. No lo comprendía del todo, pero suponía que era difícil dar la vida por tu hijo. Morir y que todos te recuerden solo por lo que hiciste, morir sin dejar un recuerdo hermoso de ti a tu hijo. Adrien había pasado innumerables momentos a lado de su madre, gritando, jugando, riendo, pasándola bien. Siendo una familia junto con su padre. Pero ahora, el pequeño que posiblemente vendría no tendría como recordarla. ¿Qué le diría? Él era el hermano y no lo dejaría solo pero algún día él se preguntaría por su madre, estaba seguro que no sabría que responder.

-Madre... puedes tener otro...-Adrien le tomo de los hombros. Fuerte, como todo hombre lo miró a los ojos- Tienes que curarte, sino no podrás estar con él...

-No me importa si tengo que dar mi vida por la de mi hijo. Incluso no me importa si tengo que dar la vida por ti. Moriría sin dudarlo...-Rosalía estaba segura de lo que hacía, sin embargo Adrien estaba horrorizado por la respuesta. Lo dejaría a él, ¿acaso no le importaba?

-Madre, si mueres no te tendremos. Papá tampoco te tendrá a su lado...-Las lágrimas rodearon por sus ojos , Adrien claramente estaba sufriendo. Se abrazó a su madre en un cuadro conmovedor que el doctor no dudó en interrumpir.

-Tienen que decidir...-dijo él mientras se sentaba en su sitio- El bebé aún tiene tres semanas. Mi deber también es advertirle que debido a su edad aumenta más las posibilidades de perderlo en estos tres primeros meses...

-No me importa...-dijo ella secándose las lágrimas- Mis hijos están primero, incluso primero que mi esposo y que mi vida propia. Son a ellos que debo proteger de todo mal, soy su madre... No me puede pedir o insinuar que debo escoger por mí y no por mi pequeño...

-Entonces Necesito que firme unos documentos...-el doctor Morrison le hizo firmar una carta de compromiso donde la clínica no se responsabilizaba de los daños posteriores a esta consulta. Cuando los papeles fueron entregados Adrien quedó viendo a su madre.

-Porque me vas a dejar solo...-dijo en susurro mientras se abrazaba de la cintura de su madre como si fuera un niño- No me dejes mamá... te necesito... siempre te voy a necesitar...

-Adrien, eres casi un adulto. Probablemente dentro de unos años te vayas a vivir con tu novia y nos dejes solos a mí , a Gabriel y a tu hermano. Gabriel se deprimirá tanto estando solo, pero con nuestro hijo revoloteando por la casa, se sentirá vivo y recobrará las ganas de vivir. Yo no sobreviviré del cáncer. Mi cuerpo es demasiado débil. Pero sé que tu hermano podrá aguantarlo todo si tú y tu padre están con él... Por favor, cuida de él cuando yo no esté...

-Madre...-dijo ahogando su llanto- Porque me haces esto...primero el Club de Básquet, mi padre y ahora tú... porque quieren dejarme solo..

-Lo siento hijo, pero cuando sea padre entenderás lo que estoy haciendo...

Cuando Adrien y su madre llegaron a casa se encontraron con su padre. Estaba con los ojos cerrados manteniendo una conversación consigo mismo. No sabían en que estaba pensando pero, lo único que hizo al abrir los ojos fue abrazarlos con fuerza. Gabriel Agreste se quebró por primera vez delante de su hijo. Supuso que ya se había enterado de todo, acarició la cabeza de su hijo mientras besaba la frente de su esposa y luego miraba el vientre de la misma. Adrien abrazó a su madre y no pudo evitar llorar. Nathalie los observaba desde lejos, a estas alturas todos los de la mansión Agreste sabían la situación. Supuso que otra vez volvería a las acciones de niñera.

Marinette por su parte estaba esperando la llamada de Adrien, habían quedado en que harían algo después de la consulta de su madre. Estaba tardando mucho, así que decidió ir a verlo. Sin prever el peligro, salió de su casa poniéndose una ropa ligera que consistía en pantiemedias negras, una falda sobre la rodilla, una blusa color pastel y luego una chamarra ligera con sus típicos botines. Salió de casa en busca de unas cuantas cosas antes de ir con Adrien.

-Oh vaya, pero que hermosura tenemos aquí...-dijo un hombre desde un Auto- No quieres que te lleve bonita...

Marinette simplemente siguió caminando, sin importarle quien era. Su destino era la casa de Adrien y no había más nada que la detuviera. El auto se detuvo dos metros después de ella y su conductor bajó para detenerla. No la dejó pasar en la acera, comenzó a entrar en cólera y se detuvo haciéndole frente. Grave error.

-¿Qué es lo que quieres? No te conozco...-el brazo de Marinette fue tomado por Rodrigo. Miró a todos lados, no vio a nadie, perfecto para hacer su fechoría.

-Ven...-le dijo él mientras la arrastraba al auto. La iba a secuestrar, sus intenciones eran obvias. Solo mirarle el rostro libidinoso para imaginarse las miles cosas que pudo hacer.

-Hola... Mi amor...-dijo Lizeth, quien lo intercepto tomando su mano. Iba a abrir la puerta trasera del auto, dio un manotazo a Liz para alejarla pero no funcionó, ella se abrazó a él y le apunto con un arma sin que la azabache lo sospechara. Le besó la mejilla y luego le susurró en el oído- Sino te mueves y cumples tu promesa, te mataré... Lo juro...-rió ella cuando el dejó el brazo de Marinette y este la abrazó- Así me gusta, ahora... desaparece...

-¿Es tu novio? –preguntó extrañada Marinette sobándose el brazo.

-No...-Rodrigo la miró a los ojos. La azabache frunció el ceño mientras Liz seguía haciendo presión el cuerpo de él con el suyo.

-Está bromeando, ¿verdad Cariño?- Rodrigo sintió que el gatillo era presionado. La miró a los ojos y sonrieron.

-Si. Solo quería que... fueras a tomar con nosotros un... café...-dijo él entrecortadamente cuando ella le mordió con suavidad la oreja.

-Pero entendemos sino tienes tiempo...-dijo Liz mirándola a los ojos- Nosotros iremos solos. Sube al carro Rodri...

-Si...-dijo él mientras subía en la parte de Atrás. Y luego ella en la parte de Adelante.

Marinette se lo quedó viendo mientras el carro arrancaba. La forma de comportarse de esos dos los extrañó pero no le iba a dar importancia. Tenía que ver a Adrien. Siguió caminando mientras que al fin llegó la llamada esperada. Adrien estaba en el teléfono. Contestó mientras sonreía un poco.

-Marinette, ¿Dónde estás? ...

-Pues, estoy camino a tu casa...-dijo ella sonriendo- Quedamos en que íbamos a ver una...

-Sí, lo sé... -la voz de Adrien sonaba un tanto melancólica- ¿Qué tal si nos vemos en la torre Eiffel?

-Me parece genial. ¿En cuánto nos vemos allí? - Miró la hora de su celular y esperó la respuesta.

-En veinte minutos... -dijo Adrien suspirando un poco- Necesito estar contigo...

-Oh, Adrien. No demores mucho, muero por verte...- Dijo ella a través del teléfono.

-Esta bien...-dijo Adrien mientras colgaba su celular.

Adrien estaba conversando con su padre en el despacho. Su padre veía unos cuantos diseños que los profesores de artes le había entregado, una vez más Marinette era el centro de atención. El Sr. Agreste se paró mirando por la ventana, suspiró pesadamente mientras su hijo esperaba alguna orden o respuesta.

-Marinette, es buena haciendo diseños tambien...-dijo Gabriel mientras miraba un dibujo de la nombrada- Me gustaría probar su destreza para hacer vestidos esta vez...

-¿Estás pensando en algo? –dijo Adrien mientras miraba a su padre- No me digas que...

-Se que es arriesgado pero dentro de un mes haré un concurso para los alumnos. Quiero ver a quien puedo darle la oportunidad de estudiar diseño y ser mi aprendiz durante su carrera...

-Padre, Marinette sin duda es la indicada para que inviertas tu dinero. Obviamente ella puede ser tu ayudante...

-No quiero una ayudante. Quiero alguien que te ayude a llevar bien esta compañía...-Adrien sonrió. Su padre estaba viendo por su futuro y por el de su hermano- Cuando tu hermano nazca no tendré tiempo para la compañía...

- También dejarás de hacer algo que amas por tu hijo. Veo que este niño es importante para los dos...-dijo Adrien caminando a la puerta.

-Tú siempre has tenido a tu madre cerca. Pero él no la tendrá a ella. Sería injusto dejarlo también si padre...-Adrien se puso a meditar tras esas palabras. Gabriel tenía razón, tanta razón que sonrió para sí mismo mientras abría la puerta.

-Nos vemos luego padre, cuida de mamá...-Gabriel asintió, sabía que su esposa había tomado una decisión extrema y solo quedaba apoyarla. Eso era lo único que podía hacer en este caso. Desde ahora se encargaría de darle una vida de reina y a su pequeño hijo.

Adrien tomó su moto. Un obsequio de su padre, había planeado tanto tiempo subirse a esta moto y llevar a Marinette con él que ahora que la tenía no podía esperar a probarla. Con gusto se puso el casco, se alistó para salir y cuando estuvo en la autopista trató de llegar rápido a la torre Eiffel para ver a Marinette. En el transcurso del camino pudo ver a Henry. Estaba frente a su casa. Había saco un cigarro para fumar y sorprendentemente con él estaba Liz.

Ambos parecían sospechosos, Liz se rascó la nuca y se despidió de Henry. Pero no pudo ver más que eso, su moto casi choca contra otro que se había detenido. Por poco y provoca un accidente de Auto por mirar a otro lado. Suspiró calmado, volvió a mirar al frente. Estaba cerca del lugar. Necesitaba tanto abrazar a Marinette y decirle que no se fuera de su lado. Cuando llegó aparcó su moto, la enganchó en un aparador.

Marinette estaba cerca del lugar, cuando alcanzó a verlo alzó su mano para llamar su atención. Él también le saludo desde lejos y cuando ambos estuvieron frente a frente se abrazaron fuerte. Sin pensar en nadie, sin pensar en las personas que podían verlos. Adrien dejó por un lado los pensamientos de peligro que le había dicho Liz, ignoró por completo las indicaciones.

-Marinette...-dijo él abrazándola con fuerza- Te eché mucho de menos y ahora más que nunca...

-Oh Adrien. Quería verte. ¿Te encuentras bien? –le tomó del rostro, le acarició la mejilla suavemente. Esta vez no había nadie que le impidiera esto. Se besaron.

Inmediatamente los flashes de cámaras comenzaron a golpear su rostro. Los periodistas comenzaron a rodearlo. El hijo de Gabriel Agreste, modelo de modas y ex jugador de básquet estaba en una cita con la modelo de Gabriel Agreste y estudiante de la Francoise Dupoint. Ambos tenían un Idilio a tan corta edad. Apenas terminarían de estudiar y las cámaras ya los involucraban con la larga lista de famosos de la ciudad y del Pais. Uno de ellos comenzó a preguntarles cosas que no sabían cómo responder, era en estos momentos en que necesitaban de Alya y Nino. Seguramente ellos estarían en la casa de Nino pasando un tiempo de calidad juntos. Marinette se ocultó un poco y pudo marcarle a Alya que respondió de inmediato.

-Alya, te necesitamos... por favor... tienes que venir... los periodistas...-la línea se encontraba interferida, la bulla del lugar no la dejaba escuchar bien. Alya solo atinó a correr al baño donde niño estaba tomando su baño después del entrenamiento.

-Necesitamos ir a ver a Marinette...-dijo ella abriéndole la cortina. El moreno gritó cual niña cuando su novia lo vio desnudo. Sin embargo, ella fue más fresca y lo hizo reaccionar- Tenemos que irnos. Termina de bañarte y nos vamos...

-¡¡ALYA!! ¡¡NO HAGAS ESO OTRA VEZ!! –Nino cerró la cortina y siguió en lo suyo. Terminó, rápidamente se alistó y fue al auto de Alya donde ella ya tenía un enlace telefónico más claro con Marinette.

-Sigan negándose a dar una entrevista. Llegamos en diez minutos...-dijo Alya encendiendo el carro mientras niño se amarraba el cinturón. Arrancó y alzando la velocidad llegó en menos de lo planeado. Ellos estaban siendo prácticamente asfixiados por todos esos periodistas. Alya se metió en medio de todos ellos, se paró en medio de todos y los periodistas se calmaron. Nino hizo lo mismo.

-Les concederemos una entrevista. Pero necesito que tengan orden...-dijo Alya calmando aún más a los periodistas.

-Solo queremos saber una cosa...-una de las periodistas le dirigió la pregunta Alya, sin tapujos soltó algo que hizo que Marinette y Adrien se sonrojaban- ¿Desde cuando salen?

-Adrien Agreste con gusto responderá esa pregunta...-Alya era astuta y si algo quería era que formalizara con Marinette de inmediato.

-Nosotros hemos formalizado...-dijo él tragando saliva- Nuestras salidas el día de hoy...

-¿Cómo se conocieron? –las entrevistas seguían y Marinette cada vez se ponía más roja.

-Desde niños. De hecho, nosotros estamos enamorados desde hace muchos años...

-Una pareja tan joven... Han pensado en presentarse ante sus padres. ¿Alguna reunión donde se presenten los novios como familia? –Paparazzis, solo buscaban hacer esto más difícil. Adrien no sabía cómo responder a eso.

-Más adelante. Cuando eso pase seré completamente feliz...-dijo él sonriendo, abrazó a Marinette quien quería ocultar su rostro de las cámaras. No le gustaba nada como iban las preguntas.

-Lo siento, no responderá más preguntas...-Nino se paró al centro y comenzó a dispar a los periodista que amablemente habiendo obtenido lo que querían, se fueron.

-Vaya, Vaya... que escondidito se lo tenían ambos...-La morena sonrió alegre mientras abrazaba a Marinette y a Adrien- Bienvenida a la familia Agreste... Marinette...

-Bro, sabía que recapacitarías sobre lo que te dijimos...-Nino le chocó el hombro. Adrien no podía más, estaba sonrojado y abrazando a Marinette que comenzó a reír a causa del nerviosismo.

-Alya, nosotros... bueno... en realidad...-tartamudeaba la azabache- Yo... y Adrien...

-No te preocupes, aprobamos lo de ustedes por completo...-dijo Nino acariciándole la cabeza a Marinette- Bienvenida a la familia...

-Jejeje Gracias...-sonrió Marinette mientras Adrien depositaba un suave beso sobre su frente.

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BONUS: GERENTE DE G.A. ENTERPRISES - ENRIQUE BOURDEU

NEXT CHAPTER: EN SU VIENTRE

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