EN TUS AGUAS CRISTALINAS, COLOMBIA.

San Andrés, tus hermosas playas y tú blanca arena que nos das a los turistas un hermoso paraíso terrenal. Con tus morenas de anchas caderas y sabrosura en las venas, nos dejas buena impresión no solo por tus hermosas mujeres sino por el sabor de tus platos. Porque cada potaje tuyo es la entrada al paraíso del sabor. Aquel que invita al pecado de la gula. ¡Ah! Pero que hermoso aquello que toda esa hermosa tierra ofrece.

Adrien y Marinette estaban viendo la playa de San Andrés desde unos cómodos asientos en la playa. ¿Qué más podían pedir? Playa, sol, arena y todo lo demás. Marinette se echaba el bloqueador a su piel blanca, Adrien miraba al frente, a las olas del mar. Aquellas que lo hipnotizaron desde el primer momento. El olor de la comida comenzaba a llegar a sus narices, un joven traía consigo un delicioso plato del más afrodisiaco cangrejo.

-Dicen que el hombre que come cangrejo no deja dormir a su mujer durante dos noches. Pues, es el castigo divino por comer algo que solo los dioses deben comer. Es por eso que ustedes comerán cangrejos a pedido de la musa...-dijo Ian, un camarero morena cuya misión era alimentarlos por su estadía en Colombia. Marinette debía aceptar que Ian era atractivo. Su marcada espalda, sus brazos musculosos y su abdomen plano la hicieron sonreír levemente. Era la primera vez que veía un hombre de ese porte. Una escultura divina y colombiana- Este cangrejo es para el señor Adrien...

-Oh. Gracias...-dijo Marinette ofreciéndole una hermosa sonrisa. Su rostro comenzó a ponerse rojo mientras Adrien se sacaba las gafas de sol.

-Marinette te encuentras bien...-Marinette se tapó la boca y tosió un poco.

-No, no pasa nada...-sonrió al rubio que comenzó a mirar al chico de pies a cabeza- Oh, ya entendí...-se paró y se fue a algún lugar. Como era posible que Marinette estuviera mirando a otro hombre que no fuera él.

Marinette se quedó perpleja y al final terminó por perseguir a Adrien. Si bien se conocía a San Andrés por sus hermosos paisajes, también se le conocía por sus toboganes. Un puente a la Adrenalina más pura que desembocaba en el mar. Aquellas aguas templadas que le ofrecían una completa satisfacción al cuerpo de quien las tocara. Adrien se paró en el filo de uno. Se quedó allí tocándose la cien procesando el hecho de que Marinette mirara a otro hombre muy aparte de él. ¿Qué debía hacer?

Marinette, dio un paso para tomarlo de la cintura, su cuerpo empujó al de Adrien y por inercia Adrien jaló a Marinette al tobogán. Ambos gritaron con fuerza cuando el puente los llevaba a tan fuerte velocidad. Se suponía que esto no debía ser de esta manera. Al final terminaron cayendo al mar, desorientados y molestos nadaron hasta la orilla. Sin darse cuenta de que se habían despegado de la playa de donde se encontraban inicialmente.

-Grandioso, My Lady... estamos en un lugar que no conocemos y perdidos... apenas hablamos español y no sobreviviremos a esto...-dijo Adrien sentándose sobre la Arena de la playa que daba a un bosque.

-No fue mi culpa. Yo solo quería arreglar las cosas contigo...-dijo ella exprimiéndose el cabello- Solo me puse roja, jamás había visto esas vestimentas en París... Además tú también veías a las chicas de la playa...

-Eso es mentira...-expresó Adrien gritando a todo pulmón- Yo solo te miraba a ti...

-Adrien, no mientas... la morena que esta frente a nosotros se arreglaba el bikini y tú le mirabas el trasero...-Adrien se quedó callado. Era verdad y ella lo sabía- No intentes ponerte celoso por algo que tú también haces...

-Tú no sabes lo que he mirado...-dijo él mientras se sacaba los lentes de sol- Estaba planificando cuando comprar el anillo. No había ninguna chica frente a mí. No puedes culparme de algo que claramente no hice...

-Si había una morena bañándose frente a ti...-dijo Marinette haciendo un berrinche digno de una niña de diez años.

-Como sea, tenemos que volver...-Adrien comenzó a sacudirse el cabello. Notó que estaba duro, áspero y su cuerpo tenía tanta Arena que apenas sentía la suavidad de su piel.

Cuando se dieron cuenta estaban en un lugar diferente. El sonido de los tambores, un ritmo algo extraño que los hizo seguirlo hasta encontrar quienes causaban tan bellas melodías. Se quedaron parados cuando una cantidad de mujeres estaba bailando y cantando al ritmo de una canción que nunca habían escuchado. Mientras los hombres la seguían con paso casi sexuales. Se quedaron estupefactos. Quizás, demasiado para ellos.

-Pero que pasa papito, solo baila con tu muchacha. Mira que está toda ardiente por ti... lo puedo ver en sus ojos mijo. ¿Qué es lo que estás esperando, un invitación pa'hacerla bailar? –le decía una de las mujeres a un joven alto y fornido. Ian tenía tomada de la mano a una preciosa mujer de curvas caribeñas.

-Pero má. ¿Cómo qué o qué estas esperando con esto? Deja que yo me defiendo solo, yo sé cuándo voy a bailar con mi nena... - Marinette se echó a reír escondiéndose detrás de un árbol.

Adrien se puso rojo cuando vio a Marinette reír. Tener celos por un hombre comprometido. No sabía si seguir con esto o simplemente admitir que se equivocó. Se quedó tomando su rostro un momento y luego se acercó a Marinette abrazándola de la cintura como si fuera un chiquillo. Pidiéndole perdón por su comportamiento totalmente aniñado. Vaya que se había tardado demasiado. La Azabache le acarició la cabeza con cariño, como si hubiera sabido que Adrien tenía en ocasiones el comportamiento de un niño pequeño que solo busca que su persona especial tenga ojos para él.

-Lo siento, Marinette...-expresó balbuceando- ...solo que... no puedo soportar que mires a otros hombres que no sea yo...

-Me parece un poco ilógico de tu parte que me digas que no puedo mirar a otro hombre que no seas tú. En parís y en el mundo existen muchos hombres a parte de ti que en su debido momento tendrán que tener toda mi atención..

-Lo sé. Discúlpame...- La azabache sonrió mientras él alzaba la mirada, como un gato, dando pena a su ama. Le ronroneo hasta hacerla ceder. Se levantó y la abrazó mientras le propinaba un beso dulce en los labios. Un largo beso sabor a amor, pasión y otras cosas más que lo hicieron sonreír cuando se separaron.

Los Carnavales del Green Moon. La gente saldría a las calles para dar gala de sus coreografías con sus trajes típicos y el sonido de los tambores marciales mientras demostraban su algarabía en toda su extensión. Marinette y Adrien veía de lejos como todos los colombianos comenzaban a caminar al ritmo de sus pasos de bailes, coreografías ancestrales para motivar a todos a salir de sus casas.

-¿Puedo preguntarte algo, Adrien? ...- Adrien asintió mientras ella observaba la gente pasar- Si te dijera que uno de los países que visitamos me gusta y quisiera vivir en él. ¿Nos mudaríamos a ese país?

-Es posible que primero lo medite un poco, irse de nuestro lugar de origen sería difícil puesto que las costumbres en cada lugar son diferentes. Si nos quedamos en un lugar que nos agrada a simple vista puede ser un fracaso, adaptarse sería difícil y sobretodo doloroso...

-Eso ya lo sé. Particularmente me gustaría vivir en otro país que no sea Francia. Quizas un país latinoamericano como Colombia estaría bien para recomenzar de nuevo. Olvidarnos de todos los acontecimientos que hemos vivido. Algo nuevo....¿ No lo vez de esa manera?

-Puede que lo vea de esa manera. No lo sé, solo quiero que todo salga bien. Quiero que nuestra vida juntos sea lo mejor, solo quiero que seas feliz y si tu felicidad está en lo que me acabas de decir. Aunque al principio trate de detenerte, te apoyaré sin dudas hasta el final...-Adrien acercó su rostro a Mari, le dio un beso en los labios y luego le acaricio suavemente la cabeza, con ternura, con amor, con total complicidad – Entonces, ¿Dónde viviremos?

-Aún no lo sé. Quisiera que viviéramos unos meses en cada lugar para poder decidirme... -dijo ella mirando a los ojos- Colombia tiene lindas playas y personas atractivas. Si ponemos una tienda de diseño aquí podríamos ganar el dinero suficiente para vivir.

-Eso quiere decir que tendré que dejar mis comodidades a un lado... se tomó la barbilla y sonrió- Trabajar duro a lado de mi esposa... Suena totalmente interesante...

-Si lo pensamos de esta manera, claro que es interesan....-un hombre la cogió de la cintura y la hizo girar dos veces. Era Ian, el camarero de la playa- ¡Ah! Me asustaste...

Ian rió carcajadas mientras cogia su enorme sombrero y su falda hecha de paja. Un taparrabos algo rustico pero que dejaba todo a la imaginación. Igualmente su novia., una morena muy hermosa que vestía dos piezas de ropa muy pequeña y que se movía al compás de los tambores y la música típica de aquella vestimenta. Tomó a Adrien de la cintura y lo comenzó a guiar hasta el corso. Al principio ninguno de los dos sabía cómo reaccionar, intentaron seguirle el ritmo a los dos colombianos pero terminaron agotados hasta que sus propios cuerpo comenzaron a dar el ritmo por si solos. Siguieron el corso hasta el final.

-Espero que se divierta Señorita Cheng...-dijo Ian haciéndola girar nuevamente- Este lugar en estas épocas son lo mejor...

-Acabo de notar que...-la novia de Ian puso una vasija en su boca. Un sabor dulzón ingresó por boca para ingresar por su garganta y detectar el sabor del alcohol. Un macerado de muchas cosas era lo que había tomado y que tan rico sabia- Oh, rayos. ¿Qué demonios es esa bebida?

-Aguardiente mi señora, pa'atraer a los hombres. Pa' darles cariño...-dijo la chica sonriéndole a Ian y moviendo un poco sus caderas de manera coqueta- Usted debe ser cariñosa con su novio, eso le ayudará a tener el valor suficiente... ahora debe ponerse la ropa típica del baile...

Amanda, como era que se llamaba a la mujer se escabulló entre la multitud junto con Marinette. La metió entre los arbustos y comenzó a sacarle el bikini mojado. Le puso primero un bóxer de mujer negro y luego la falda de paja. Para la parte superior simplemente acopló las pajas al tamaño de sus senos, parecía ser un material muy resistente por lo que Marinette no se preocupó. Cuando por fin salió de donde estaban se reincorporaron al corso. Ian le amarraba a la cintura el taparrabos a Adrien para que pudiese bailar mejor.

Que mejor que una fiesta para animar la vida.

Cuando ambas chicas llegaron se quedaron paradas observando tal espectáculo. Un hombre atractivo cambiando a otro hombre, eso era una novedad. Se quedaron un momento mirándose ambos hombres y luego giraron a ver a Marinette. Una perfecta y blanca bailarina de buenas curvas. Los senos medianos, expuesto en su gran cantidad al calor del sol tropical de Colombia.

A Adrien se le terminó parando... el corazón de la emoción. Tragó saliva mientras Ian le palmoteaba el hombro.

-Esperemos de la talla para esa mujer. Aunque mirándote, sé que la darás. ¡Animo! Esto es una fiesta colombiana, déjense llevar...

-Pero...-dijo Adrien medio sonriendo mientras trataba de alcanzarlo- ¿Qué tengo que hacer?

-Solo tienes que moverte bien... al ritmo de los tambores... de eso se trata...-dijo él alejándose junto a su pareja entre las personas.

Marinette caminaba avergonzada mientras las otras personas que vestían el mismo traje comenzaban a bailar con total algarabía. Chocaban su cuerpo en una colisión perfecta y sexual. Algunos hombres tomaban las caderas de sus mujeres y las pegaban en su entrepierna y la hacían moverse de delante hacia atrás en un rimo más que intenso. Adrien tomó la iniciativa y comenzó a guiar el cuerpo de Marinette en ese ritmo pegajoso y sensual. Tan pronto como eso pasó comenzaron a tomar ritmo.

-Cariño, porque lo has dejado solos...-dijo Amanda mientras seguía el ritmo de la coreografía- ACASO...

-Cuando la principal benefactora habla, solo toca obedecer. ¿No lo crees así? Ella ha dado un buen dinero para nosotros en la comunidad. Solo para que esos dos se queden juntos durante todo el corso...

-Pero eso es como...-Amanda se rio un poco mientras los veía bailando- Se van a poner calientes las cosas...

-Dejémoslo que ellos se las arreglen...-dijo Ian mientras bailaba con Amanda de una manera candente.

Ya llevaban diez minutos de baile y para Adrien aquel baile se volvía cada vez más difícil. Trataba de pensar en cosas que hicieran que pequeñas cosas comenzaran a "Endurecerse", las cosas iban de mal en peor. Tenía que pensar en cosas totalmente diferentes a las que ahora pensaba. Ver Moverse a Marinette de la manera como lo hacía lo volvía loco. Cuando Marinette dio la vuelta e hizo mover sus pechos estaba en un estado de trance del cual no podía salir.

Malditos instintos de hombre. Se tomó de la cabeza y luego volvió a tomar las caderas de Marinette para no alejarla alejarse. Se quedó sonriendo completamente rojo mientras Marinette se quedaba petrificada por lo que estaba sintiendo.

-Ese no es tu celular... ¿verdad? –dijo Marinette mientras se tapaba el rostro buscando recobrar el valor para detener lo que estaba pasando.

-Marinette, si te alejas... me verán... -dijo él completamente rojo y sin saber qué decir. Si lo veían los demás con certeza se reirían de él.

-Nos espera dos horas de Corso, no puedes mantenerme así por dos horas...-dijo Marinette quedándose cerca de él para que nadie viera lo que ella había sentido.

Adrien la soltó y lo primero que hizo es correr a los arbustos. La vergüenza era lo que le invadía, debía calmar sus hormonas respirando agitadamente hasta recobrar el sentido común. Adrien estaba en problemas, no había aprendido aún a controlar sus impulsos sexuales. Suspiró cuando sintió que todo había bajado y estaba normal hasta que escuchó la voz de Marinette tras él.

-Te encuentras bien, Adrien...-se tapó el rostro cuando sintió nuevamente los hormigueos en su zona lumbar.

-Si... Sí, me encuentro perfectamente...-dijo él controlándose a sí mismo mientras ella corría a abrazarlo.

-Quizás debamos adelantar la boda...-expresó Marinette con dulzura. Adrien le olió los cabellos, ciertamente resalaba el olor a lavanda con un toque de Jazmín.

-Será en el momento indicado...-dijo Adrien en susurro.

-Es una promesa...-Marinette alzó la mirada y levantó su mano mostrando el dedo meñique.

-Es una promesa....-expresó Adrien mientras besaba el dorso de su mano- Por los dioses te convertiré en mi mujer, porque sin ti no puedo vivir mi amada caribeña...

-Mañana tenemos un vuelo a Perú... Quizás debamos disfrutar del calor de la playa....-dijo ella mientras caminaba por los matorrales hasta salir a la playa. Jalaba a Adrien mientras este sonreía como un niño.

Cuando llegaron un grupo de morenos, unos morenos con la piel muy oscura tenían tomada una guitarra mientras cantaban en portugués y un par de ellos bailaba pegados. Al compás de las olas. Eran un grupo de brasileños que habían venido de vacaciones a San Andres. Ajenos al carnaval de la Luna verde comenzaron a rendir tributo al mar, las olas y al mismo sol. La mujer morena cantaba mientras un niño y una niña rubia bailaban.

-Chorando se foi quem um dia so me fez chorar... chorando se foi quem um dia so me fez chorar...- San Andrés que con tu pureza le enseñas a los turistas lo mejor del país Cafetero. Quiero que me des un poco más de ti entre tus canciones. Y entre tu gente- chorando estara, ao lembrar de um amor... que um dia nao soube cuidar...

La música del carnaval comenzó a alcanzar a aquellos brasileños de bailes más exóticos que los colombianos y terminaron dejando sus cosas en medio de la playa uniéndose a la jarana. Si, Jarana le decían a las fiestas que tenían el toque justo. Las cervezas pasaron de mano en mano y el aguardiente también. La gente que había en el carnaval comenzó a Bailar hasta que sus pies comenzaron a Arden y con ellos Marinette y Adrien.

El alcohol comenzaba a segarlos nuevamente, sus cuerpos pegados sin saber dónde comenzaba el uno ni el otro. Marinette tenía tomado a Adrien de los hombros mientras él la tomaba de la cintura y ambos se movían al compás de las salsas colombianas que invadían sus oídos. Dejándose llevar por el deseo musical sus cuerpos comenzaron a chocar de la manera más sensual que solo Colombia sabe. Y esto era lo que quería María Antonella, que disfrutaran plenamente de lo que les ofrecía el mundo.

"Colombia tierra querida himno de fe y armonía"

Adrien tomó los brazos de Marinette y los puso alrededor de cuello de Marinette mientras que con una de sus manos llevaba el ritmo, moviéndola de un lado a otro, apegando su cuerpo al de ella, Tocando la piel de su abdomen la barriga de ella, sonrió mientras ella sonreía extasiada por el baile quizá.

"Cantemos, cantemos todos grito de paz y alegría... Vivemos siempre vivemos a nuestra patria querida"

Levantó un poco la pierna de ella para ponerla sobre su cintura y levantarla como si fuera un baile profesional, haciendo que sus cuerpos se frotaran con majestuosidad, el deleite de ambos era tal que se le notaba lo fogoso de la situación. Los demás miraban y aplaudían al ver el ritmo del rubio y la azabache. El aliento de los dos chocó en un momento determinado y se besaron mientras Adrien la seguía apegando a él. Poco a poco la música comenzó a pasar y pasar hasta que todos estaban completamente empilados. A tal punto que nadie se daba cuenta de lo que los demás hacían.

-Oh, parece que la señorita tiene que saber esto...-dijo Amanda mientras graba a Marinette besando a Adrien.

-Eres mi bombon....-le decía el rubio a su amada azabache- Te amo Marinette... quiero... Casarme contigo...

-Y tú eres lo que más amo en esta vida...todo lo que he deseado...-decía Marinette mientras le arreglaba el cabello y luego desaparecieron de la fiesta.

Ian se quedó viendo con los ojos entrecerrados a su novia y le sonrió a Amanda mientras le tomaba la cintura y le besaba el cuello. Oh, pero que delicioso era ese hombre. Pero no era momento de pensar en eso. Los extranjeros se habían perdido de su vista. Se alejó de su novio y le tiró un par de bofetadas. Ian reaccionó.

-Han desaparecido. Los extranjeros han desaparecido...- dijo ella mientras se tomaba la cabeza horrorizada- Se fueron... por allá...

-Diablos...-Ian corrió hasta los matorrales hasta que comenzó a oir risitas. Se quedó parado en medio de los arbustos mientras comenzaba a caminar hacia atrás.

-¿Y? ¿Dónde están? –expresó Amando cuando Ian le quedó mirando a los ojos y sonrió de manera libidinosa.

-Pues... mañana alguien no podrá caminar si siguen tan amorosos...

-Será mejor dejarlos ahí. Nadie los verá...-Amanda tomó a Ian y se unieron nuevamente al carnaval.

A la mañana siguiente Adrien y Marinette se encontraban en medio de los matorrales, abrigados por las ramas mientras los primeros rayos de sol tocaban las plantas. Oh, sí era una hermosa mañana, especialmente porque estaban desnudos y en medio de lo que había sido una noche exquisita. Ambos se pararon de inmediato buscaron con que taparse pero lo único que encontraron fueron ramas. Debían volver a un hotel o perderían su vuelo.

-¿Quiubo Sr. Agreste? -preguntó Ian que los veía desde un extremo de los matorrales- Será mejor que se pare y lleve a su novia al Jet, lo trasladaré inmediatamente al hotel para que recoja sus cosas, se vista y vaya al aeropuerto. Me tomé la atribución de guardar sus cosas en sus mochilas y sacar una muda de ropa para el siguiente destino.

Marinette y Adrien se quedaron blancos cuando vieron a Ian. Gritaron tan fuerte que los pájaros de los arboles alzaron el vuelo hacia lo más alto del cielo por el susto que se habían llevado tras los gritos de ambos extranjeros. Marinette se paró tapando sus senos mientras Adrien caminaba en boxers. Le hicieron caso a Ian y subieron al Jet.

Dos horas más tardes estaban en el avión rumbo a su siguiente destino. El cual había oído de María Mucho.

Perú... los esperaba con sus brazos abiertos.

-Me encantó Colombia...-dijo Marinette completamente sonrojada- Fue tan... lindo el carnaval...

-Me enseñó una nueva forma de seducirte....-ronroneo el rubio mientras miraba con total amor a su amada azabache- te veías como una diosa con ese traje de ayer...

-Y tú te veías sexy, soy una chica enviada por todas esas colombianas... Amo este país...-dijo ella limpiando la luna del avión- Colombia tierra querida himno de fe y armonía... Nunca te olvidaré...

-Será mejor que descansemos... En Perú nos esperan un par de chicas... las amigas de Antonella. Sus nombres son... Kristy y Nella... algo extraño sus nombres pero María Antonella confía mucho en ellas así que solo nos toca llegar a Lima....-dijo Adrián mientras se recostaba en el asiento- Oh, este asiento es tan relajante...

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¿Kristy y Nella?

Ellas eran dos peruanas limeñas, eran totalmente diferentes. Mientras a Kristy le gustaban los lugares históricos y que contribuían al aprendizaje. Nella gozaba del sentido del humor. Sus travesuras eran lo que la caracterizaban. Ambas la combinación de responsabilidad y libertinaje. Un dúo que en su momento era perfecto para Antonella.

-Nella.... Preparaste el itinerario para Adrien y Marinette...-expresó la chica de cabellos ensortijados y de sonrisa pacífica- Recuerda que ellos llegarán y lo tendremos que llevar a algún lugar divertido...

-Tengo los pasajes a Mancora y luego los boletos de avión para Macchu Picchu... -dijo ella mordiendo su pocky- Aunque... quiero ir a ver....

-Nella, sabes que eso los asustaría...

-Podría apostar que en Colombia vieron lo necesario para no sorprenderse de lo que hay en Perú...-Nella extendió su brazo y le enseñó el video de Amanda a su hermana- Ellos se la pasaron genial. Si me vienen con cosas como..."Ay no puedo"... te juro que los aviento al mar de chorrillos... Oye, buena idea... llevémoslos a los barracones del Callao... ahí se arman las juergas del año...

-Saldrían desnudos... es inseguro... a Mancora está bien...-dijo Kristy sentándose en su sillón de cuero- Llegaran hoy por la noche, alistemos todo aquí para que sea confortable...

-Tengo pereza...-Expresó Nella, una chica de cabellos ondulados y con cero conocimientos en modales- ...Aún faltan unas 10 horas para que estén aquí en Lima y comience la diversión....

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RICAS MONTAÑAS Y HERMOSAS TIERRAS, RISUEÑAS PLAYAS, ES MI PERÚ

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