BIENVENIDOS A MÉXICO
Muchas horas de Viajes en Avion para llegar a México D.F. , una ciudad tan hermosa y concurrida. El bullicio de la ciudad marcaba a cierta hora el comienzo del ajetreo de la gente. Cinco de la mañana, el comienzo del horneo de pan, preparación de comida y la hora ideal para abrir los carritos de comida al paso.
Marinette y Adrien habían bajado del avión cerca de las 4:50 a.m. un tiempo propicio para ver lo esplendoroso de la ciudad, cuando salieron al área de Taxis, había mucha gente, pero no les importó. Se tomaron de las manos para calentarse, era época de que hubiera algo de frio en las mañana. Pero los pronósticos prometían que el clima mejoraría. Uno de los Taxistas le chifló a la pareja, como es costumbre en esta ciudad, los taxistas se ganaban la vida llevando a las personas a su destino. Para buena suerte de ellos este Taxista era uno conocido por Antonella.
-¡Hey, chamaco! ¿Usted es Adrian Agreste?...-preguntó el señor de aproximadamente cuarenta y cinco años, tés morena y con una gorra algo antigua. Parecía ser una combinación de gorra parisina con algo de este país. Marinette quedó observando su forma de vestir. Algo gris a lo que estaba acostumbrada.
-Oh sí, soy Adrien Agreste...-dijo él sonriéndole mientras Marinette observaba lo que decía su prometido- Es amigou de Antounella...
El español medio hablado de Adrien lo evidenciaba, no era de aquí y eso solo se le notaba por la extraña y colorida forma de vestirse. Marinette rió un poco y quedó mirando al Señor. Algo intrigada por lo que preguntaría después, Marinette se atrevió hablar español, quería aventurarse a la comunicación a lo desconocido. Se frotó las manos para darse valor y luego se dirigió al señor.
-Necesitamos ir...a... Un Hotel... para hospedarnos...-dijo entrecortadamente. Pensaba que no había dicho bien las palabras o si esas palabras eran las correctas para dirigirse a otra persona. Esperó la reacción del Señor mientras Adrien la abrazaba.
-Felicitaciones... purrfecto español, My Lady...- El Taxista rió y les abrió las puertas del taxi, como cortesía Adrien dejó entrar primero a la dama y posteriormente lo hizo él guardando sus mochilas y el resto de equipaje en la cajuela.
-Ustedes también deben ser del país de la Señorita Antonella...-expresó el Taxista- Hace mucho que nosotros no la vemos por aquí, tampoco hemos sabido nada de su familia...
-Antonella está en París, ella trabaja con nosotros...-dijo Adrien tratando de articular bien las palabras- Ella nos dijo que nos llevaría al Hotel...
-Oh si, está muy cerca de aquí...-Marinette vió a través del vidrio las nuevas cosas, para ella tan exóticas que pensaba haber ido a otro planeta. El taxi paró en un semáforo, el olor a algo que desconocía entró por sus fosas nasales. Tragó saliva y apoyó su cabeza en el hombro de Adrien esperando que se le fuera la sensación de hambre. Notó que Adrien se sobaba el estómago, como si reconociese aquel olor poco familiar.
-Empanadas...-dijo en susurro mientras ponía un rostro extraño.
-Oh, disculpen. Que torpeza la mía, lo que están oliendo son las riquísimas empanadas matutinas de una señora. Las hace deliciosas, podríamos hacer una parada por ahí, si lo desean...
Eran las 6:30 de la mañana, una hora de tráfico y un olor exquisito a Empanada Mexicana, Tacos y otras delicias de esta tierra tan exótica para ambos jóvenes. Se aventuraron junto con el taxista a probar cada una de las cosas que tenía la señora de la tiendita al paso. Para Marinette era un lugar poco higiénico y que probablemente le traería enfermedades pero quien no se arriesga no prueba cosas nuevas. Cuando estuvo su orden comenzaron a comer de a pocos, para saborearlo. Era tan delicioso, un deleite celestial que no querían dejar de comer, engulleron unos cuantos pedazos más hasta que terminaron repletos, tomaron un poco de jugo para pasar la gran cantidad de comida que habían ingerido y luego se quedaron mirando.
-Delicioso...-dijo Marinette con una sonrisa delicada mientras Adrien le limpiaba la comisura de los labios- Porque no me habías dicho de estas delicias...
-Era una sorpresa para el día de hoy...-expresó el rubio dándole un suave beso en la mejilla- Te vez hermosa cuando sonríes...
-Y tu guapísimo cuando comes...-le sacudió la ropa, votando algunas migajas de comida que tenía en su camiseta.
-Será mejor que nos vayamos, a esta hora comienza el ajetreo de la ciudad. No querrán almorzar aquí también...-bromeo el señor mientras se subía al taxi. Por supuesto no faltaron algunos jóvenes con ganas de molestar la paciencia. Rodearon a la pareja y miraban a Marinette como lobos hambrientos miran a carneritos.
-Hola nena, porque tan solita por aquí con tu guardaespaldas...-expresó uno mientras el otro observaba a Adrien de pies a cabeza.
- No vienen mucho por aquí, ¿no es así? – La señora del negocio cogido su balde de agua sucia y se los echó para ahuyentarlos.
-Fuera de acá, muchachos malcriados... Vayan a molestar a su madre y dejen de hacer disturbio por aquí...-la risa de la azabache salió fuerte, como si hubiera sido un buen chiste lo que le contaban. Subio de inmediato al Taxi seguido de Adrien y siguieron su camino.
Eran las ocho de la mañana cuando estuvieron en el hotel y desde ese momento comenzaron las cosas buenas. Le dieron un jugoso pago al taxista y luego se adentraron a su habitación. Un espacio matrimonial, tal cual lo habían pensado desde antes. Se echaron a reír en la cama como si fueran dos niños que apenas entendían la situación. Mexico los había recibido con los brazos abiertos y dispuesto a darle más de lo que ya habían visto.
-¿Cómo aprendiste español?... -expresó Adrien mirando a Marinette desde un extremo de la cama.
-Pues, Antonella me dijo que si quería una vida feliz contigo debería aprender varios idiomas...-Suspiró la azabache sonriendo, estaba feliz. Dentro de poco le tocaría ir a otros lugares de aquel lugar, cerraron sus ojos por un momento y se aventuraron a soñar un rato.
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Habian pasado un par de horas, las indicaciones eran solo descansar en el hotel y esperar por Zacarías, un hombre que trabajaba para la familia de la Señora Antonella. Un carro todo terrenos los esperaba afuera de las instalaciones del hotel. Bajaron las maletas con ayuda del camarero y luego se introdujeron en ese carro. Seis horas con treinta y ocho minutos de viaje para llegar a Jalisco. Se quedaron descansando la mitad del viaje, estaban exhaustos de tanto viajar. Almorzaron en un estacionamiento al pazo hasta que llegaron a Guadalajara, Jalisco.
Las cadenetas de las calles y el baile de un gran grupo de personas los dejó confundidos.
-Es un carnaval del mes de Febrero...-expresó Adrien rascándose la barbilla- Supongo que esto era lo que ella quería...
-En realidad es lo que la Señorita Antonella dijo que hiciera. Deben venir a cambiarse. Les daré trajes típicos de la región... se lo pondrán y disfrutaran por 3 días de estas fiestas...- algunas personas pasaban entre ellos bailando. Girando al compás de una música que no reconocían.
-Entonces, donde dejamos las maletas...-dijo Marinette sonriendo mientras subia al carro nuevamente.
-Las llevaré a la posada...-expresó Zacarías arreglando su gorro de vaquero.
Los Carnavales de Guadalajara, Jalisco. Reconocidos por ser alegres y con gran diversidad de comida, música y otras cosas más. Ellos eran franceses, personas que estarían a gusto de conocer parte de lo que se esconde en el lado del mundo que desconocen. Desde su ropa típica que ya Marinette llevaba puesta, hasta las bebidas y comidas que probarían. Unas de las muchas festividades de México. Se quedaron sentados en un lado mientras veían a las personas bailar de un lado a otro. Comenzaron todos a aplaudir.
-Señorita, tiene que bailar...-dijo una de las presentes, una señora de aproximadamente treinta y pico años con ya algunas arrugas en la cara por el ajetreo diario.
Comenzó a enseñarle los pasos básicos hasta que Marinette pudo tomar el ritmo, haciendo ondear su falda roja cuyos filos de blonda blanca y mucho más arribas filas de colores azul, amarillo y verde. Aunque hacía calor Marinette no tardó en acostumbrarse al traje pesado y abrigado del lugar. Comenzó a reír mientras una chica se acercaba con un labial y otra le desataba el cabello para amarrarlo en un chonguito debajo de la nuca que pronto fue adornado por rosas rojas de plástico y sus labios pintados del color rojo más potente del lugar. Un maquillaje tan típico que le quedaba perfecto.
-Marinette... -gritó Adrien desde donde estaba, pronto había sido asediado por las chicas. Sin embargo eran unas niñas de catorce y quince años que comenzaron a bailar con él al compás de la música- ¡Ayuda!... no sé cómo bailar esto...
-Solo sígueles el paso... pronto te acostumbraras...-tan pronto como terminó la oración algunas señoras le metieron tequila en la boca. Se lo pasó tan rápido y apretó los ojos en una expresión de sin sabor y ardor. Un licor tan fuerte que jamás había probado. Le exprimieron un poco de limón con sal en la boca y luego echaron a reír por su nueva expresión. Le gustó, deliciosa combinación.
-Pero son muy difíciles...-dijo Adrien casi cayendo al dar un giro provocado por las niñas. Le dieron de tomar dos tragos de tequila y luego le exprimieron un limón también – Lo siento... pero... oh demonios que eso...
-Se llama tequila. El chavo de la esquina se los manda....-dijo sonriéndole una de ellas. Cuando alzó la mirada era....
-No jodas... ¿Ashley Thomlinson? –dijo asustado por la seguridad de Marinette. Se alejó de las chicas bruscamente. El hermano de Rodrigo estaba libre y se acercó a él hasta tenerlo cerca. Le sonrió tomándole un hombro.
-Felicidades, tu futura esposa está hermosa...-dijo el joven acomodándose los pantalones- Bueno, esperemos que te dure esta vez...
-A que te refieres...-dijo Adrien apretando sus puños y deteniendo el caminar del joven- Si intentas algo, te mataré...
-Oh, creo que debería decir algo respecto a lo de hace un tiempo. Fui yo quien les salvó el culo a ustedes... antes de fugarme le deje un paquete con la información necesaria para que Liz supiera quien era la perra de María...-dijo él sonriéndole algo frio- Deberías agradecer que estás vivo. Si no fuera por mi... No estarías con Marinette ahora...
-Cariño...-gritó una mujer morena con ojos rasgados desde un extremo de la fiesta, su falda negra que rosaba el suelo y su blusa blanca hacían notar que era nativa de este lugar- Preparé algo de Pozole para ti....-gritaba. No se le notaba bien desde lejos pero parecía traer un anillo.
-Oh, claro... en un momento voy Rosario del Pilar...-se echó a reír un poco Ashley y luego miró a la mujer correr hacia acá.
-Anda a Chingar a tu madre... maldito pendejo... espera que vengas acá y te reviento la cara con la sartén donde te preparos los huevos...-Adrien se echó a reír también mientras Marinette estaba algo "Alegre".
Ya era un buen rato, la tarde había caído. Y los mariachis comenzaron a hacerse presente en la fiesta. Estos días no se duerme, decía la mayoría. Nosotros nos divertirmos hasta terminar con el estrés ajetreo cotidiano. Marinette estaba ya tan alegre debido al tequila. Los mariachis comenzaron a cantar una canción haciendo referencia a Jalisco en toda su canción. Marinette comenzó a mover las caderas mientras Adrien le cogía la cintura.
-Ay Jalisco, Jalisco, Jalisco, Jalisco...tú tienes tu novia que es Guadalajara...-Comenzó a cantar Adrien ya prácticamente extasiado por el alcohol- Muchacha bonita, la perla más rara, de Jalisco es mi Guadalajara...
-Así comadre, vamo a cantarle al novio...-dijo uno de los Mariachis acercándole el micrófono a Marinette. Esta tomó el micrófono y carraspeo su garganta irritada por el tequila y el limón.
-Y me gusta escuchar los mariachis... cantar con el alma sus lindas canciones... -Marinette comenzó a alzar la voz y para sorpresa de Adrien ella no desafinaba ni un poco- ...oír como suenan esos guitarrones...y echar un tequila con los valentones...
-¡Ay, Jalisco no te rajes! –Dijeron en el micrófono Adrien y Marinette al unísono - me sale del alma gritar con calor, abrir todo el pecho pa' echar este grito... -gritaron más fuerte, al compás de la música. Se habían aprendido la letra de haberla escuchado las últimas tres horas - ¡Qué lindo es Jalisco, palabra de honor!
Marinette comenzó a bailar con Adrien mientras este le seguía el paso. Se abrazaron, chocaron sus frentes mientras se movían al compás de la música. El baile tan movido pero para ellos en su estado el más sensual y es que el tequila hacia sus milagros. Le dio vuelta, y comenzó a apegar a Marinette a su cuerpo mientras le mordía un poco la oreja. Esta sonrió mientras seguía bailando.
-Adrien, aquí no por favor...-dijo ella entre risas.
-Pero nadie nos conoce...-Adrien le besó la mejilla- Excepto Ashley...
-Pero Ashley no volverá a Paris...-dijo ella sonriéndole- La gente se quedará con un concepto extraño de estos extranjeros...
-Eso no importa. Que el mundo sepa que te amo...
-Pa' mujeres, Jalisco primero, lo mismo en Los Altos que allá en La Cañada... – dijo uno de los Mariachis poniéndose en medio de ellos y haciendo girar a Marinette- ...mujeres muy lindas, rechulas de cara, así son las hembras en Guadalajara...-la señaló toda el Mariachi. Le besó la mano y siguió su trayecto por el lugar.
-Marinette es rechula de cara... de cuerpo... de alma...-Adrien la besó mientras ella sonreía. Ese era Adrien, un hombre atolondrado con un buen sentido del humor. Amaba tanto a su Marinette como si ella fuera su diosa. La abrazó con fuerza mientras ella seguía besándolo.
"En Jalisco se quiere a la buena, porque es peligroso querer a la mala, por una morena echar mucha bala y bajo la luna cantar en Chapala"
-Tú me amas... -preguntó Adrien mientras acariciaba la mejilla de Marinette- yo te amo... que podría ser mejor que esto... solos aquí en un país muy alegre...
-Pues, sería genial que nos casáramos...-dijo ella sonriéndole algo boba- Usted sabe que yo lo amo... lo amo tanto... en serio Adrien, no sé qué haría sin ti...
-Que bonitos ojos tienes, debajo de esas dos cejas...-dijo mirándola a los ojos mientras ella reía -Debajo de esas dos cejas que bonitos ojos tienes...-Adrien la besó mientras la canción comenzó a sonar nuevamente.
-Ellos me quieren mirar... pero si tú no los dejas... -Marinette rodeo con sus delicados brazos el cuello de su amado mientras le miraba con lujuria los labios- Pero si tú no los dejas...ni siquiera parpadear...malagueña salerosa...-sonrió ella dándole besó los labios de Adrien.
-Besar tus labios quisiera...besar tus labios quisiera... Malagueña salerosa... Mi Marinette, mi diosa...-completó Adrien mientras la alzaba como princesa y la llevaba para otro lugar. Algo privado.
Marinette besó a Adrien con delicadeza mientras este se encargaba de sacarle el vestido para tenerla para él. La azabache comenzó a tener hipo. Adrien rió un poco mientras le sellaba los labios con un beso. Terminó de desvestirla y tal cual caballero la deposito en la cama que tenían para ambos. La arropó para que se durmiera, con el Tequila no terminó en eso suceder. Se quitó el saco, la camisa, los pantalones y se tiró en el sillón. Mañana los esperaba otro día ajetreadísimo.
Desde ese momento pasaron tres días en los que no durmieron más que dos horas por día. El tercer día se levantaron muy temprano para ver la calle vacía. Suspiraron mientras se sentaban en la vereda de la casa donde se estaban quedando. El rubio le acariciaba los nudillos con delicadeza mientras Marinette le besaba la mejilla. Unos perfectos enamorados.
-Me siento nostálgica... -dijo ella con el rostro algo triste- Yo... En realidad quisiera que la fiesta no hubiera terminado...
-Yo tampoco. Pero como dicen. Lo bueno tiene su final... -Adrien le besó la frente- Será mejor que nos alistemos...
-Sí...-dijo ella levantándose de la vereda y estirándose para desperezarse- Creo que me llevaré el traje que me regalaron...
-Yo también, deberíamos volver el próximo año también...-dijo Adrien sonriéndole - Ay Jalisco, Jalisco, Jalisco, Jalisco...tú tienes tu novia que es Guadalajara...
-Bueno, nos aprendimos algo... Muchacha bonita, la perla más rara, de Jalisco es mi Guadalajara...-se golpeó un poco el pecho y luego se echó a reir- Guadalajara, Guadalajara...
Cuando dieron las doce salieron de Guadalajara rumbo a México D.F., su viaje estaba programado para el día siguiente así que llegarían tranquilamente a la ciudad a dar una vuelta más. Se durmieron todo el viaje. De rato en rato se levantaban para comer algunas delicias que les dieron para el camino. Chequeaban sus celulares, se tomaban selfies. Fotografiaban el paisaje. Se quedaron dormidos.
A la mañana siguiente se levantaron. Se encontraban frente al aeropuerto. Iban a perder el vuelo. Sacaron sus maletas junto con Zacarías y las llevaron a la estación donde ellos abordarían. Se quedaron parados. Había dos boletos. ¿Dónde irían esta vez?. Colombia, sonrieron al ver la playa de San Andrés. Bueno, eso era la careta, porque sabía que algo les esperaba allá. Terminaron corriendo hacia el avión enseñando los boletos. Se sentaron en sus asientos y se echaron a reír.
-¡¡Nos vamos a Colombia!! –dijo Marinette pataleando un poco.
-Espero que sea igual de divertido que México...-expresó Adrien mientras dejaba su mochila arriba de los asientos.
-Debe ser hermosa. Sé que lo es...-expresó Marinette sonriendo.
El Avión comenzó andar más temprano que nunca. Ahora estaban rumbo a San Andrés. Aquel lugar de candentes mujeres latinas, si era algo que debían de preocuparse era por las hermosas chicas y los chicos coquetos que había allí. Sin embargo se iban en los meses de carnavales. Los señores Carnavales donde el que no bailaba no conocían la diversión.
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EN TUS AGUAS CRISTALINAS, COLOMBIA.
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