Capítulo 71 "El inicio del legado" (Olivia Arias)
N*AS
No tuve tiempo ayer, pero el 5 de agosto se cumplieron 50 maravillosos años de REVOLVER ¿No están emocionados? El tiempo pasa como nunca u.u
Olivia's POV
—Despierta, querida.
Escuchar las palabras tan dulces de mi amado George era lo más hermoso del mundo. Ver su desnudo tórax y sus largos brazos tan fuertes, uff... es la mejor excitación que alguien podría vivir.
Me besa en la mejilla, acaricia mi cabello, su cautivadora sonrisa es el sol que ilumina mi día, me pongo tan feliz a su lado, realmente no hay nada mejor que estar con él.
A pesar de que llevamos poco tiempo como pareja, realmente me gusta, me encanta cada centímetro y parte de él, no hay nada que odie de su persona, es tan tierno, dulce, dedicado, es un esposo perfecto. Hemos vivido tantas aventuras estos últimos meses, de todo un poco, siempre estamos juntos, salimos a pasear, lo tomó de la mano, me acompaña a los estudios.
Bueno, les voy a relatar las 1000 razones por las que George Harrison es el hombre más perfecto del planeta tierra.
Número uno; su cara, su hermosa cara es un cielo incomparable.
Número dos: su forma de ser, él es tan dulce como un niño, maduro como un adulto, comprensible como madre de convento...
Número tres: Su enorme pe...
Señora Arias, no quiero arruinar su momento, pero por favor seamos sinceros. No la invitamos aquí para que hable de su historia o porque amaba a George, sino para que nos cuente.
¡Eso estaba haciendo! Hasta que me interrumpió.
No hablamos de eso.
Bueno, les contaré: 1, 2, 3, 4, 5...
No queremos números. Queremos que nos cuente del plan, de ese famoso plan que todavía no sabemos cómo lo hicieron posible. Ganarle a las Beatlegirls, queremos que nos diga exactamente lo que paso. Todo.
Claro, solo les importa eso, algún día tendré mi Olivia Arias Story.
Pero esto no es eso, por favor cuéntenos sobre sus planes malvados.
No eran planes malvados en ese entonces, bueno, no lo considerábamos de semejante manera. Era más bien como una manera de fácil y "factible" de llegar al número uno. Verá, le contaré desde el principio.
Eran mediados de 1965, yo trabajaba en una pequeña cafetería, en el televisor siempre era lo mismo, no había momento en el punto mundo en donde no hablará de "las diosas", o mejores conocidas como "las Reinas de Liverpool", claro que eran eufemismos para referirse a las geniales BEATLEGIRLS.
Me causaba rabia, pero a la vez emoción escuchar hablar de ellas. Las miraba en la televisión, todo eran ellas, sus matrimonios tan ridículamente caros, sus discos que traían algo "innovador", su corte de cabello. Su mensaje de feminismo que pronto invadió toda la escena musical, realmente era algo como amor-odio hacía ellas.
Pero siempre fui una ferviente chica que pensaba que una mujer era libre solo cuando estaba sola. Por eso, se me hizo la cosa más obvia del mundo y nada correcta que ya las cuatro estuvieran casadas, eso fue lo más hipócrita que había en el mundo.
Por lo tanto, quería hacer un cambio, una verdadera revolución, nada de tonterías post-feministas, esto sería serio.
—Hola—llegó alguien que cambiaría mi vida por completo.
—Hola, ¿Le ofrezco un café?
—Por favor.
Se lo di, él también veía con atención las múltiples noticias de las chicas más poderosas de esos momentos, en serio no había nadie en el mundo que no hablara de ellas.
—Muy bonitas, ¿No?—dijo el cliente.
—Sí, pero puedo decir que hay mejores. Personalmente me gustan más las Rollingirls.
—No, son lo mismo, pero más barato. El mundo necesita a verdaderas mujeres, alguien como... ¿Tú?
Eso me hizo helar por completo.
— ¿Yo? P-pero... la música no es mi fuerte. Tocaba la guitarra, pero me rechazaron la escuela de música por no saber leer las partituras, por eso ahora trabajo aquí.
— ¿Me puedes decir tu nombre?
—Olivia Arias.
—Olivia, un músico siempre vive de grandes fracasos, pero... ¿Qué planes y metas tienes?
—No lo sé, encontrar a alguien y casarme. O tal vez ser groupie.
—No, por supuesto que no—se paró a mi lado y empezó a verme desde varios perfiles de mi rostro—, tú no puedes rebajarte a ninguna de las dos opciones. Tú nombre suena poderoso, tienes una figura que aterra a cualquiera, eres sorprendente y maravillosa. Vamos a armar un grupo de rock.
—Purf...—me reí ante su propuesta—, en primera, ya hay muchos grupos de rock, femeninos si te refieres, y en segunda... ¡Ni siquiera sé tu nombre!
—Richard Mills, me puedes decir "Rick". Soy un famoso caza talentos, por el momento estoy sin trabajo, pero puedo ser su representante.
—. ¿Representante de quién? Usted está loco.
Iba a entrar de nuevo a la tarima de café, tachando a ese sujeto de desquiciado e impopular, pero luego, dijo la clave secreta para todo lo que quería escuchar.
—Es cierto, Olivia. Hay muchos grupos femeninos pero... ¿Un grupo mixto?
—. ¿Qué? Claro que sí, The Papas' and The Mama's, Jefferson Airplane y un sinfín.
—Pero nadie los conoce. Además ellos tiene varios miembros, dos mujeres, dos hombres... pero ¿Todas mujeres y un hombre? ¿Lo has visto?
—Sí, the Velvet Underground, por ejemplo.
—Pero nadie los conoce, además su disco fue un fracaso. Lo importante de esto sería tener, un grupo MIXTO pero con tanto éxito que venza a los grandes grupos... como a las Beatlegirls... por ejemplo.
—Eso nunca pasará, no hay poder en la tierra que pueda vencer a las cuatro reinas—dije con gracia.
—Hasta ahora, hay algo en ti que me agrada, Olivia. Sé que juntos podremos vencerlas y dar un verdadero mensaje para el feminismo, tan solo obsérvalas—señaló la pantalla—ropa elegante, peinados con gel, digo... ¿Ese es el mensaje de una verdadera rocker?
—No...—examine su figura.
—Entonces ya sabes que hacer...
Era cierto, lo que me dijo nuestro representante Rick fue justo lo que necesitaba para integrarme. Pero ¿Dónde podía conseguir a chicas similares a mí?
De regreso al trabajo, encontré en el teatro de la ciudad una presentación que nunca había visto, era una pianista y tecladista que por lo general se publicitaba más en radio o pequeñas televisoras, la había escuchado antes, no era tan famosa, por lo tanto se me hizo muy extraño verla en un concierto.
¿Nombre? Linda Eastman.
Pase con delicadeza, pero mis pasos se escuchaban por el eco. El escenario era deprimente, atrás había como dos personas que de seguro ni siquiera le hacían caso a como tocaba. Otros estaban en frente, pero dormidos o de plano abucheaban. Yo me senté en la segunda fila, era la única que aplaudía.
Estuve ahí como dos horas, al principio había como diez personas, y cuando finalizo el gran espectáculo... solo quedé yo.
—Excelente—la elogié, pero ella solamente recogía su equipo sin hacerme mucho caso. Estaba enfadada y yo sabía el por qué—, estuvo maravilloso.
—Gracias por tus palabras fingidas—dijo mientras guardaba el clave que tenían los teclados.
—No es fingido, realmente considero que lo hiciste excelente. Dime ¿Por qué casi no hay personas aquí?
—O, tal y porque sencillamente podría ser que todos prefieren ver a unas taraditas canta-comerciales como las Beatlegirls—explicó molesta.
—Eso sonó celoso...
—. ¡Claro que no! La gente ve y me dice tonta, estúpida, loca y rara solamente porque no me visto con ese estandarte de belleza que pusieron ese cuarteto de presumidas. Gracias a esas tontas, las personas creen que solamente puede haber mujeres lindas y sino cumples esos detalles, ¡No sirves! No eres popular, no eres talentosa, no eres nada.
—Pero tú pudiste contra ello. Eres talentosa y fantástica, escuche que tu fama es pequeña, pero prolongada.
—Entre señoras mayores de 50, es claro que no tienen noción de lo que es un concierto—no se detenía y casi guardaba sus cosas.
—De eso quiero hablar, Linda—aseveré—. Soy Olivia Arias, tocó la guitarra y... quisiera que armáramos un grupo.
—Una copia más de esas chicas, no es sorprendente.
—Grupo mixto, que un hombre se agregue a nosotras.
Ella ya estaba a punto de irse, pero al parecer mis palabras fueron lo suficientemente buenas para convencerla, de hecho fue ese único detalle... "BANDA MIXTA"
—Eso suena... interesante.
—Claro que lo es.
Y desde ese momento, yo conocería a una gran amiga importante. Linda y yo éramos como uña y mugre, incluso nos fuimos a vivir juntas, porque bueno yo en ese instante aún vivía con mis padres, era para ponernos más de acuerdo y seguir con este gran proyecto.
Pero claro que estábamos conscientes de que un grupo no solo era de dos. Nos faltaba una baterista, eso era obvio de saber.
Por lo tanto, por azares del destino, conocí a Barbara Bach.
Bueno, técnicamente no fue una cosa "al azar", de hecho... fue más bien a propósito. Linda me introdujo al ¿maravilloso? Mundo de las drogas, por lo tanto fuimos a esos bares clandestinos y alguien nos ofreció cierta cantidad de heroína.
Solamente que ese día, el líder principal no nos podría llevar la droga, por lo tanto envió a alguien...
—Emm ¿Quién eres tú? —pregunte.
—Soy Barbara Bach, mi jefe Gregorini me dio la dirección y aquí les traigo su heroína.
—Gracias—las tome—. Ya le hemos pagado.
—Por nada—dijo deprimida.
Al ver que el sol la iluminaba... me dio una gran idea.
—Tienes unos brazos muy estrechos, de pura casualidad ¿Tocas algún instrumento?
—No sé porque debería decírselo...
—Es solo una pregunta, nada más—dije inocentemente.
—Pues sí—aceptó—, tocó la batería.
—. ¡Justo lo que necesitábamos!—asegure.
Linda llegó de inmediato y pudimos ir a casa de Barbara para escucharla tocar, al igual que yo, había dejado su intereses artísticos para tocar el instrumento, pero claramente su actuación nos convenció demasiado, además necesitábamos a la primera persona que luciera bien para la banda. Entonces sin dudarlo, ella fue la elegida.
—Una banda mixta... ¡Es excelente! Me encantará formar parte de ese proyecto—aseguró con emoción.
Pero teníamos un severo problema, al parecer nuestro mensaje de "Mujeres libres", no podría ir tan lejos porque ella ya estaba casada con Augusto Gregorini, un famoso distribuidor de drogas que solía exponerla a veces. Claramente, cuando le dijo de sus nuevos intereses, Augusto dijo "No". Pero lo hizo cambiar de opinión cuando le aseguró que si llegaba al mundo del espectáculo y del rock, lo primero que haría sería vender drogas a todos los artistas, es más, le dijo que ese era su único propósito.
Era sencillo saber que mintió. Pero era peligroso tener a una mujer de un narcotraficante, pero no importaba, teníamos que seguir como si fuera lo esencial.
No podíamos darnos el lujo de perder a una mujer así.
Intentamos ensayar, sonábamos muy bien. Ricky nos apoyaba y era nuestro manager oficial. No sonábamos tan mal las primeras veces.
—Excelente chicas, me agradan. Pero no van a lograr nada si van como trio, además recuerden que deben de encontrar a ese chico que marque la diferencia.
—Lo sabemos—asegure—, pero por el momento aún no tenemos a nadie.
—Además, si quieren ser una digna competencia de las Beatlegirls, ustedes necesitan ser cuatro, cuatro mujeres, un hombre.
—P-pero...—Linda reprochó— ¿No sonamos bien?
—Claro que sí, pero les hace falta mmm... ¡Una guitarra de acompañamiento!
—Es cierto, no puedo tocar la guitarra y el bajo al mismo tiempo—complementé—. Linda, tú eres una diosa en el bajo.
—P-pero... ¿Quién se encargará de los pianos y teclados?
Nos quedamos mirándonos una a la otra con cierta complicidad, no sabíamos que decir, era uno de esos famosos momentos incomodos que nos pesaban, quisiéramos o no.
—Ush—Ricky se desesperó— ¿Tengo que ser un genio para ustedes? Consigan a una guitarra de acompañamiento y que el hombre se encargue de los teclados y coros. Linda te toca bajo, Olivia guitarra principal. Y Barbara la batería... ¡Listo!
—Ah...—agradecimos por su gran idea.
El problema ya estaba planteado, pero... ¿Cómo resolverlo? Necesitábamos a alguien que nos acompañara en la guitarra.
El día menos esperado, nos encontramos con el último elemento...
Era uno de esos días que hacía mucho tráfico sin parar, nos encontrábamos en un embotellamiento horrible, pero lo que más nos frustraba era el claxon de la persona de atrás.
— ¡Muévanse!—no soy racista, pero era una jodida japonesa.
—Yo bajo—dije enojada.
Como era de esperarse, fui directamente hacía su coche, una gran camioneta de último modelo, pesada para el resto de su pequeño cuerpo.
—Oye, nosotras no tenemos la culpa. ¿Acaso no ves como todo está lleno?
—Podrían moverse... tengo mis clases de guitarra en una hora y ya se me hace muy tarde. Mi maldito profesor va a matarme.
—Un momento— ¡Fue como si el señor nos hubiera mandado justo lo que necesitábamos!— ¿Tocas la guitarra?
—Lo detesto, pero no tengo otra alternativa. Mi familia me obliga. Soy Yoko Ono.
—Bueno Yoko—sonreí aliviada—, la propuesta que te tenemos te hará amar la guitarra como si fuera tu propia esposa.
—Tengo esposo...—no entendió mi chiste— Además, no soy lesbiana.
—Eso ya me quedó claro...
Luego, los coches empezaron a moverse, así que le propuse que nos siguiera para saber lo mejor del mundo. Yo sabía tocar la guitarra, así que no tenía nada que perder.
—. ¿Una banda de rock? No sé si podría—dijo impresionada.
—Oh vamos Yoko, eres lo último que nos falta—Linda insistió.
—P-pero... yo no soy tan buena.
—Descuida—Barbara también la convencía—. Aquí podrás aprender perfectamente.
—No sé, tengo una hija, Kyoko. No quisiera decepcionarla o hacerle falta. Escuche que las bandas de rock como "Las Beatlegirls", abandonan a sus hijos o simplemente los ignoran. No quisiera ese futuro para Kyoko, no quisiera dejarla en un montón de papeles de periódico.
—Oh vamos, hazlo por ella—tenía que hacer que aceptará—. Tú nos comparaste justo con las personas que no queremos. Las Beatlegirls son una amenaza para todos, podemos vencerlas. Y sé que la virgen María nos ha dado está gran misión, exclusivamente a nosotras.
—Olivia, no suenes como una desquiciada—rio—, y lo dudo. Vamos, encontrarán a alguien más...
—P-pero... ¡Ya no hay tiempo!—Linda rogó— No podemos quedarnos con las manos cruzadas, ¡El tiempo pasa!
—Además—agregó Barbara—, tú dijiste "Las Beatlegirls", si fueras con nosotras... podrías llevar a tu hija Kyoko a las giras y ¿Por qué no? Tienes esposo, ¿Cierto?
—Sería una carga... pero siempre he querido que conozca todo el mundo, así que si es de esa manera... ¡Por supuesto que acepto!
Era maravilloso ese momento, finalmente ya estábamos completas pero... ¿Nuestro hombre? ¿Dónde estaría ese detalle tan discreto pero a la vez tan elemental?
(...)
Ya y finalmente como cuarteto, nuestra presentación y ensayos se hicieron mil veces mejores.
—Realmente han mejorado chicas—Ricky aplaudió—, pero... ¿El hombre?
Ese era el momento en donde deberíamos comunicarle nuestra nueva decisión.
—Ricky... el hombre, no será complementado, ya somos bien así.
—P-pero... ¡Es lo que las hará diferentes al resto! Les pondré esta situación—dijo emocionado—. ¿Hay algún ídolo que ustedes quisieran tener a su lado?
—Emm—pensé— Bob Dylan.
—Garfunkel—respondió Barbara.
—El esposo de la reina: Elvis Presley—siguió Yoko.
Pero de todas, Linda no quiso responder, nos miraba con pena y resguardaba sus ojos entre sus sacos.
—Linda...
—Y-yo... he... no se burlen de mí.
—Por supuesto que no, solo dilo.
—Bueno, a mí me gusta Paul McCartney, el actor, el esposo de Jane Asher. Por eso mi odio a esas cuatro chicas, creo que él es demasiado para ella.
—Mmm...—Ricky pensó—. Bob Dylan ya está muy aparte. Dudo que Garfunkel quiera, combatir a la reina es misión difícil pero... ¿McCartney? Una gran idea, Linda.
—P-pero...—Yoko protestó— El tal Paul no sabe nada de la música, es un aniñado y muy mal actor.
—Es cierto, pero es el lado más débil. Si hacemos que Paul McCartney se integre a la música, y más que nada a nuestro grupo... haríamos la diferencia. A puesto a que eso hará enojar a Jane Asher hasta el fin y por ende, su trabajo empeorará.
Nos gustaba la manera de pensar que tenía Ricky. Sencillamente era demasiado inteligente. Era fácil decirlo... pero ¿Hacerlo?
—Sí, gran idea—apoye—. Pero... una cosa ¿Cómo lo separaremos de Jane Asher?
—Mmm...—Ricky pensó— Mañana vengan, les tengo una muy buena sorpresa.
Nos daba mucho miedo su forma de hablar, pero a la vez nos daba una inexplicable inseguridad de que íbamos por el camino perfecto.
(...)
Al día siguiente, las chicas y yo nos reunimos a unas horas muy altas de la mañana para leer... ¿Revistas? Sí, revistas.
Habíamos llegado a la conclusión de que si las Beatlegirls ya eran nuestras enemigas, necesitábamos saber todo de ellas, entonces recortábamos sus datos, respuestas de entrevistas, fotografías de sus locaciones y no nos perdíamos ningún detalle de ellas. Pero pronto eso se volvió cansado, así que no íbamos a lograr gran provecho así.
Pero Rick nos traería una sorpresa... literal.
Venía con tres personas, una chica de cabello negro, un chico con una ceja jodidamente extensa y grande, una mujer atractiva de rasgos italianos.
—. ¿Qué hacen ellos aquí?—fui la primera en protestar— Se supone que todo esto era secreto.
—Chicas...
—Nada de justificaciones—Linda interrumpió— Necesitamos a Paul McCartney a nuestro lado, más bien... ¡A nuestro lado!
—Eso quieres... mmm—dijo la chica de cabello negro—, bueno, yo... puedo ayudarles...
—. ¿Quién eres tú?—preguntamos todas al unísono.
—Soy... Wendy Campbell...
Suficiente, me voy, ya me canse.
No, no, señora Arias, diez minutos y ya... ¿Qué tuvo que ver ella en todo?
Al carajo, yo me voy, que se los explique alguien más.
¡Demonios!
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#PreguntaBeatlegirl
¿Qué le dijo Rick a Olivia para convencerla de hacer el grupo?
Ya saben, quién responda correctamente se le dedicará el siguiente capítulo UwU
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