Capítulo 11 "La despedida" (JOHN LENNON)

John's POV:

Hay muchas razones por las que me alegro que papá este aquí, pero una de ellas sin duda no es porque me obligue a levantarme cada sábado a las 5 de la mañana para correr.

No ha sido una buena semana, al principio me alegre por completo que papá ya haya llegado y me haya impuesto sus reglas otra vez, siempre me quedo encerrado en mi habitación estudiando, practicando mi caligrafía y haciendo ejercicios matemáticos, pero aun así nada le satisface.

Me levanto a duras cuestas de mi cama, no pude dormir nada, no he visto desde hace casi 3 meses a Cynthia y es bastante frustrante para mí, ayer la vi caminando y alcé la mano para que fuera conmigo, aprovechando que papá se tardaría eligiendo los tubos de metal que necesitaba para arreglar la gotera del baño. Pero ella se fue, me miró sumamente enojada y se marchó más rápido que un auto de carreras.

¿Por qué? ¿Acaso no recordará que le dije que cuando papá venía automáticamente yo no salía de casa? Que mal que no lo haya recordado.

Me puse mi pans de siempre, una toalla sobre mis hombros y doble calceta, cuando hace frio en Liverpool está peor que un congelador descompuesto.

—Hijo. — mi papá me miró decaído. — ¿Qué tienes John?

—Eh...— bostecé. — Yo no me siento muy bien.

— ¿Sabes que te hará sentir mejor? Ir a correr, el ejercicio siempre le hace bien a todos.

No era la respuesta que esperaba de él, pero ni modo, cuando él está en casa no tengo más alternativa que obedecerlo.

Los dos nos dirigimos al grande y enorme parque, uno de los bienes patrimoniales de Liverpool, comenzamos con un poco de calentamiento trotando y después fuimos un poco más rápido, hasta que comenzamos a correr por todo el parque. Papá sigue pensando que yo soy un atlético muchacho que ama correr, pero lo que no sabe es que ¡Lo detesto! Y siempre siento que se me va el aire cada vez que lo hago.

Sigo corriendo para que el tiempo se me pase más rápido cuando de pronto, no sé si sea producto de mis delirios por no estar acostumbrado al ejercicio, que hasta me imaginó a Cynthia sentada sobre el pasto, los rayos del sol destellan exactamente sobre su largo cabello rubio, pero está visión mía es diferente, porque está usando un pans morado, se ve completamente diferente a la chica tan anti femenina que tanto amo. Sin duda, es una alucinación.

— ¡John! — mi visión tiene hasta voz y alza su mano, dios ¿Qué me hizo daño para tener estos pasajes malignos?

Me quedo estupefacto y me detengo, esperen un segundo, no estoy soñando ¡En verdad es Cynthia! Corre hacía mí mientras sostiene una botella de agua.

— ¿Estás bien? — cuestiona al verme tan sudado y casi muriéndome por falta de respiración.

—Cyn...— doy bocazas de aire mientras masajeo mis brazos. — Cyn... Cynthia ¿Eres tú?

—Sí... ¿Por qué?

No respondo y de inmediato le doy un abrazo, no me importa que sienta que me bañe por causa de mi sudor, la abrazo tan fuerte que apuesto a que ella puede sentir mi tórax, me separo de ella, me limpió un poco con mi toalla y le doy un bien necesario beso sobre sus labios.

Pensé que me golpearía porque seguiría molesta, pero fue mi sorpresa cuando ese beso fue bien correspondido.

—Te extrañe...— dije recuperando los estribos. — Te extrañe tanto.

—Wow...— dijo ella mientras se limpiaba la cara. — Esto es singular, tú nunca me habías besado, siempre era yo, además esta vez yo uso pans y tú te ejercitas. Qué raro.

—Lamento que no te haya visto, pero es que...

—No hay problema, John. — ella me sujeto del hombro con ternura. — Entiendo perfectamente todo.

Me siento en las nubes con tan solo contemplar su mirada, tanto así que olvido por instantes donde estoy y de pronto alguien me golpea en mi espalda.

— ¿Qué haces muchacho? ¿Ligando a una chica?

—No papá, de hecho.

— ¿Al fin dejaste a esa chica que no me gustaba? — papá se rio con euforia. — Que bueno, esa chica no te convenía para nada, era fea, jamás la hubiera aprobado como tu novia ¿Cómo se llamaba? Cynth... Cynthia Powell.

—Papá. — lo silencie de inmediato. — Estoy hablando con ella.

—Ups. — papá entendió su error al instante, luego contemplo que Cynthia si parecía muy diferente con pans y sin maquillaje. — Lo siento, tomate un descanso y habla con ella si quieres.

Cynthia y yo caminamos del otro lado del parque para contemplar la puesta de sol, el frio cada vez se hacía más terrible y la neblina no se desaparecía totalmente, me sentía incómodo, por primera vez que estaba con ella me sentía de esa manera, sin temas de conversación, y podía denotar en sus ojos que ella también sentía lo mismo.

—Oye, creo que no te cuerdas pero...— me di valor y comencé la conversación. — Cuando papá viene, yo no salgo para nada.

—No, no te preocupes John, claro que me acuerdo. — ella siguió y al final encontramos un buen lugar para sentarnos.

—Deberías alegrarte. — ella comento en broma. — Me levante a las 4 de la mañana con tal de poder encontrarme "accidentalmente" contigo.

—Gracias por eso, amor. — le di un beso en la mejilla después de eso.

La puesta de sol no tardo ni un instante, la conversación se había agotado de nuevo, así que tenía que ser valiente de nuevo, la mire con detalle y después dije:

—Me alegro que pudiéramos vernos, con eso de que ya no vas a la escuela. — suspire algo resentido por no haber podido permitir que Cyn siguiera con sus estudios.

—Pero con eso de que a ti ya no te importa mi banda.

—Lo siento cariño. — la abracé del hombro. — Pero sabes que papá me mataría si voy a uno de esos bares de mala muerte.

—Lo sé, pero hay algo que me gustaría decirte.

—Dime cariño. — Ay no, podía entender el tono de sus palabras, probablemente me terminaría, una novia maravillosa y esto acabaría ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué todas mis novias me terminan?

—Bueno, tocamos en el Casbah Club, conseguimos una nueva baterista y... su suegra Mona Best nos consiguió un nuevo empleo.

—Fantástico. — sonreí totalmente alivianado, gracias a que ella no me terminaría. — ¿En dónde?

—En el bar más popular de Hamburgo. — cuando ella dijo eso, sentí que mi corazón se detuvo por un milisegundo. — Mañana, Jane, Pattie, Astrid, Kathy la baterista y yo... nos vamos a Hamburgo, o sea, Alemania.

Me quede perplejo pero ¿Qué es lo que ella está diciendo? Es simplemente sorprendente, eso quiere decir que... ¿¿MI CHICA SE IRÁ PARA SIEMPRE??

—Eh...— dije temeroso pero intentaba ocultar mi infinita tristeza. — Supongo que querrás terminar por eso ¿No?

—No, para nada John. — Por dios, ya me quedó claro que los milagros si existen. — Es más... quiero que vengas conmigo a Hamburgo.

¿Q-QUÉ? ¿ESCUCHE BIEN? ¿¿YO?? ¿IR A HAMBURGO CON MI NOVIA? ¿QUÉ ES ESTO?

—Eh... yo, realmente quisiera ir pero, la escuela se pone más difícil y pues... sabes que puedes pedirme todo lo que quieras, excepto alejarme de mi familia.

—Pero es que John...— ella me tomó con dulzura. — Te necesito cerca, muy cerca de mí.

—Pues entonces ¡No vayas! — propuse enfáticamente. — Mira, he escuchado que esos bares son lo peor, no quiero que te hagan daño ¿Sabes lo mal que me hará sentir que un montón de hombres te estén chiflando o algo por el estilo? ¡Me sentiré tan impotente! — por primera vez, hice público mi dolor o lo que sentía realmente.

—Lo sé pero piénsalo, no puedo desaprovechar está gran oportunidad, nos pagaran 40 libras a cada una ¡A la semana! ¡Mucho más de lo que gana mamá! ¡No puedo dejar que esto se me vaya de las manos! ¡Creí que sabías que lo que yo más quería era ser alguien libre y deshacerme de la vida promedio de una mujer de Liverpool! ¡Odio la escuela y la quiero evitar a toda costa!

Escuche cada una de sus palabras, por una parte me sentía molesto, porque lo único que yo quería en la vida era ser un trabajador normal, común y corriente de la clase obrera de Liverpool, llegar a casa y encontrar mi comida frente a mi programa favorito de la televisión y repetir esa rutina hasta que me muriera, sin embargo, por otra parte me sentía maravillado por la gran mujer que aún tenía a mi lado y no me daría el lujo de perder, aunque eso significara no verla de nuevo.

—Amor, sabes que yo iría contigo hasta el fin del mundo pero...

—Pero no puedes, porque eres un hijo de ma...— Cynthia se detuvo para cambiar su oración. — Digo un hijo de papi.

—Es que no es eso. — di un largo suspiro. — Realmente me encantaría acompañarte pero, la escuela es importante para mí.

—Entiendo John. — Cynthia se levantó súbitamente y camino con rapidez lejos de mí. — ¡Si no querías acompañarme no eran necesarios tantos estúpidos pretextos! Y por si te interesa, me voy mañana a las 7 de la mañana.

Demonios ¿Ahora que harás Winston? La chica de tus sueños escapa y tú no haces absolutamente nada para detenerla, eres patético.

(...)

A las 9 de la mañana, desayunaba un calientito chocolate que mi tía Mimi me preparó, ni siquiera ella haciendo unas deliciosas galletas de nuez, que eran mis favoritas, podían hacer algo para levantarme el ánimo.

—John. — ella se sentó a mi lado. — ¿Qué tienes? No has probado ni siquiera una galleta, eso es muy extraño.

—Es que. — bostece. — No me siento muy bien.

—Esos ojos dicen sueño, pero tu mirada dice dolor y decepción.

—Sí tía. — acepte, ella era la persona con quien podía tener más confianza. — Cynthia se irá.

— ¿Qué? — ella se impresiono tanto como yo. — ¿A dónde? ¿Por qué?

—A Hamburgo, resulta que a The Moongirls tienen que irse a un bar de allá, les pagaran muy bien y pues no puede desaprovechar esa oportunidad.

—Oh John. — se compadeció de mí. — Cuanto lo lamento, sé que la amabas. Supongo que eso simbolizo su ruptura.

—No tía. — trague en seco. — De hecho... ella quiere que yo lo acompañe.

— ¿Pues que esperas? — Mimí se levantó de la silla totalmente emocionada. — ¡Ve con ella! Es aquí donde tienes que empezar a vivir, querido John.

—Lo haría tía pero... no puedo, los estudios y papá. — suspire decaído. — Jamás podría acompañarla.

—Eso que importa, tienes que pedirle permiso a tu padre, estoy segura que él entendería.

— ¿Qué? — cuestioné con el ceño fruncido. — ¿Estás loca? ¡Él jamás me dejaría ir!

—Porque no haces el intento, pero yo te ayudaré.

No puedo creerlo, mi tía me sostuvo de la mano y ambos subimos al cuarto de mi padre Alfred ¿Por qué no puedo tener una tía normal que se preocupe por mí y por mis estudios? Quiero acompañar a Cynthia, pero sé que eso no está para nada bien.

—Alfred. — tocó la puerta. — John tiene algo que decirte.

Espero que papá estuviera dormido u ocupado, para que así no pudiera saber nada y yo resignarme estúpidamente a no poder acompañar a Cyn, pero fue mi desdén cuando lo vi saliendo de la habitación, mientras se acomodaba su corbata.

—Claro ¿Qué pasa hijo?

Me quedé congelado, nunca había tenido el valor suficiente como para enfrentarlo, no dije nada por unos segundos pero Mimí me hizo hablar por las malas:

—Verás Alfred, como sabes la novia de mi querido John, Cynthia Powell, se irá a Hamburgo.

—Ay, qué triste hijo. — dijo con lástima fingida. — Pero no te preocupes, porque hay muchas más jovencitas que se mueren de ganas por estar contigo.

—Eso no es lo que quiere decir. — Mimí interrumpió. — Tú quieres que John sea un macho, un valiente ¿No?

—Sí...— papá comenzó a sospechar para entender el verdadero propósito de esto.

—En Hamburgo la delincuencia está al flote, así que Cynthia quiere que su novio, su protección, su caballero y hombre vaya con ella para resguardarla ¿No, John?

—Eh... sí, quisiera ir a Hamburgo, papá.

Mi padre se quedó atónito, no estaba furioso ni molesto, pero me miro con cierta decepción irreconocible, pronto encendió su pipa dentro de la casa.

—Es muy peligroso, además tú estás en exámenes finales.

—Lo sé, pero en realidad la quiero, más bien la amo. — defendí mi noviazgo con fuerza.

—Nunca aprobaré esa relación.

—Papá, por favor. — nunca le había pedido permiso o renegado algo, vaya, en serio que este es un día bastante diferente para mí. — Te prometo que no nos pasará nada malo, ella es la mujer más dulce que puedes encontrar.

— ¿Con esa apariencia de machorra? ¿Por qué no se queda en casa como toda buena jovencita o se viste de una manera elegante?

—Ella es... diferente.

—No quiero que estés con una mujer "diferente" no con ella.

—Papá...— dije en tono más convencedor.

—No John. — demonios, cada vez que le pido algo siempre termina negándome todo. — No quiero que seas un vago, yo quiero que termines tus estudios y pronto entres a la marina, como mi próximo heredero. Serás capitán... Lennon III, claro.

—Bueno, iré a la marina, pero por favor. — seguí insistiendo. — Déjame compartir esos momentos con ella.

—No te casarás con Cynthia, no pierdas tu tiempo, tú necesitas a una verdadera mujer, a una chica que siempre esté ahí para ti, cuando quieras y... como quieras.

—Papá. — esta situación comenzaba a hartarme. — Entonces ¿Por qué Julia Stanley se fue? Supongo que tú hiciste una mala elección ¿No?

—Sí. — pensé que se enojaría pero pareció darme la razón. — Por eso mismo, no quiero que tú cometas mí mismo error, sin Mimí estuviéramos prácticamente perdidos y quiero que tengas un largo y longevo matrimonio.

— ¡Puedo tenerlo con ella! — exclamé emocionado.

—Con todos, menos con ella.

—Vamos Alfred. — Mimí empezó a convencerlo también. — Unos días con ella en Hamburgo no le hacen daño a nadie, podrás probar su destreza para mantener en vigilancia a su chica y supongo que eso es muy valiente ¿No?

—No, ya basta. — papá camino por el pasillo. — Ya te dije que no John, si quieres ir podrás hacerlo en las vacaciones o los fines de semana que yo esté pero ¡No! Escuchaste ¡N-O!

Se fue con mucha comodidad hacía las escaleras, no sé qué pasaba conmigo, tal vez tener tantas emociones o momentos de valentía me hicieron tener cierta disconformidad conmigo mismo, siempre estaba acostumbrado a obedecerlo a él, a Mimí, a mis maestros, pero está vez Y-a ESTABA HARTO.

Justo antes de que él diera paso al primer peldaño, yo grite:

— ¿Y QUIÉN TE DIJO QUE YO QUERÍA SER MARINERO?

Eso fue suficiente como para hacerlo voltear, intentó mantener la paciencia pero podía ver claramente cómo se sentía furioso por dentro, aun así intento no perder los estribos.

—Es una broma ¿Verdad John? Claro que serás marinero, un descendiente Lennon debe seguir esa línea.

—Pues yo no. — dije totalmente fuera de sí y lo mire a los ojos con los puños aplastados. — ¡Yo no quiero ser marinero, yo quiero ser artista!

Mimí se cubrió detrás de mí, porque esas serían las palabras que me condenarían totalmente, papá abrió los ojos de la impresión y seguía sin creer que yo había dicho esto, es más ni siquiera yo mismo puedo creerlo, camino de nuevo hacía mí y me sujeto del cuello, no me arrepiento puesto que estaba dispuesto a recibir mi castigo, el castigo por expresarme por primera vez.

— ¿Qué es lo que dijiste?

—Soy buen dibujante, me encanta pintar retratos y paisajes.

— ¿Crees que eso te dará algo de dinero, John?

—Me dará libertad que es lo más importante.

Papá me tiró al suelo de una manera muy brusca mientras su risa malévola sonaba por toda la casa, Mimí solo miraba horrorizada. Supongo que el día de hoy apuntaré en mi diario la lección más importante No desafiar a mi padre.

—Eres tan solo un niño. — dijo y se sacó el cinturón, oh no, demonios, hace años que ya no me golpeaba. — ¿Qué vas a saber que es bueno o no?

Mierda, me hubiera conformado con ir a ver a Cynthia los fines de semana.

Papá me golpeó con el cinturón muchas veces, hace tiempo lo hacía con el pretexto de que había "cometido un error" por eso me castigaba de esa manera, intentaba cubrirme la cara, pero cada golpe era más fuerte que el anterior, Mimí solamente gritaba horrorizada, pero papá pensaba que esto era "hacerme un bien"

—Suficiente. — dijo después de una paliza de 10 minutos. — Espero que eso te haya enseñado a no desafiarme nunca más.

—Sí. — dije totalmente desvalido y con dificultades para respirar. — Lo... lo lamento papá.

—Y te prohíbo que te veas con esa "Cynthia" ¿Entendido?

—Discúlpeme capitán Lennon. — alagarlo siempre servía para que no me molestará más.

—Lo hago por tu bien, John.

En cuanto él se fue, Mimí me abrazó, gracias a Dios ella siempre estaba aquí para mí, para consolarme, no pude evitar llorar, los golpes me dolían y peor aún si se trataba de mi adorable novia, la cual amaba con todo mi ser. Después me fui a mi cama, me acosté en mi cama casi toda la tarde, esperando que las cosas salieran mejores.

A veces me pregunto, que tan diferente hubiera sido mi vida si me hubiera ido con mi madre Julia.

(...)

Al día siguiente, Mimí le dijo a mi padre que yo la acompañaría por unos mandados y que por eso nos iríamos a primeras horas de la mañana, pero la verdad es que yo iría para despedir a Cynthia, que es lo mínimo que podía hacer, en todo el trayecto no hice nada más que rezar, y pedirle a Dios que me hiciera el milagro de que podían encontrar otro bar más cerca o que Cyn hubiera desistido la idea de irse, también Mimí me había armado de valor para huir con ella, pero sinceramente no podía hacerle eso a mi padre, no podía abandonarlo, jamás me lo perdonaría.

El automóvil de Mimí llegó justo en frente de casa de Cynthia, ahí estaban todas sus amigas y compañeras de banda, Astrid, Jane, Pattie y esa chica nueva Kathy.

Salí del coche y me despedí de Jane, en cuanto Astrid me vio gritó totalmente emocionada.

Después solo fue cuestión de segundos para esperar que Cynthia llegará hacía mí y se abalanzara con completo amor.

—. ¡John! — exclamo mientras me daba muchos besos en mis mejillas. — Gracias, en verdad muchas gracias ¡Gracias por acompañarnos!

—Sí mira Lennon. — dijo Sutcliffe quien me espanto por detrás. — Yo también iré, pero vamos hombre, los dos vamos por nuestras chicas, y esto ya no es la escuela, será fantástico.

—Si iras con nosotros ¿Verdad cariño? — los ojos de Cynthia destellaban con tanta alegría que hace meses no la veía así, quiero decir, la primera vez que contemple sus potentes ojos castaños con tanta emoción fue cuando le dije que la amaba.

Mire a Mimí, ella inconscientemente me decía que abandonara todo y huyera, los chicos también me decían lo mismo, realmente quería decir "Adiós Mimí" y subir con ellos a la camioneta, carajo, demonios ¿Qué hago? ¿Qué haría mi madre Julia o Chuck Berry? No sé, no puedo pensar, no puedo ¡Arg! ¡Mi cabeza casi va a estallar!

Para hacer colmar mis nervios, una señora, me parece que es la manager de la banda, encendió la camioneta y pronto les dijo:

—Jovencitas y novios, nos vamos a Hamburgo ¿Quién se va? Es ahora o nunca.

Pattie, Kathy, Pete, Astrid y Stuart comenzaron a subir su equipaje, Cynthia seguía atontada esperando mi respuesta y Jane la esperaba como la buena amiga que era, no sé qué hacer, podría irme y olvidarme de las consecuencias pero no, definitivamente no puedo irme lejos de papá o de Mimí, amo a Cyn pero sin duda ella debe entenderme.

—No mi amor. — dije con toda la pesadez del mundo. — No puedo ir con ustedes.

Y fuera como si en ese mismo momento, los ojos de mi amada se desparramaran completamente, unas pequeñas lágrimas comenzaron a salir y metió las manos en su sudadera con bolsas, Jane se alejó un poco más y nos dejó solos.

—Bueno...— ella reaccionó con tristeza. — Está bien, te entiendo.

— ¿Seguiremos siendo novios? — pregunte lo más importante.

—Por supuesto, te escribiré todos los días.

—Yo también. — le di un abrazo puro y sincero, sentí su suave cabello por última vez. — Te prometo que iré en las vacaciones o los fines de semana.

—Esperaré tu carta, John.

—Te la enviaré lo más pronto posible. — dije con un dolor inconmensurable en mi garganta.

Jane y ella eran las últimas en subir, al parecer el equipaje ya estaba listo y todos los demás solamente esperaban, subieron a la camioneta y la música de Elvis resonó por todo el vehículo, Stuart se asomó por la ventana y me dijo:

—- ¡Eres un imbécil! — me lanzó una bolita de papel.

Y así, esa camioneta se fue a una velocidad prudencial, llevándose a todas las chicas de la banda, a mi novia y probablemente único amor, también se llevó mi valentía y ganas de vivir.


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