¿Voy a morir?
Por el simple hecho de que Delia dijo la palabra "cáncer", ya deducimos que tenía algo terriblemente malo.
—Bueno, se me hace raro, porque por lo general, le da a los mayores de 65 años... y tú eres un adulto. Pero bueno, el cáncer de pelvis forma células malignas (cancerosas) en la pelvis renal y el uréter. No hay causas en específicas que puedan definir porque contrajiste esto... Paul, puede desarrollarse hasta llegar a la próstata.
—No puedo creerlo—sollocé—, no puede ser posible. Creí que era algo normal, desde hace cuatro años que me duele al momento de orinar, se me cansa la espalda, creí que era algo pasajero.
— ¿¿Qué?? Paul McCartney, ¿Llevas cuatro años con esos dolores y no habías venido a consulta, si quiera? ¡No puedo creerlo!
—Pensé que era algo normal, producto de los corajes que me da mi desesperante esposa—argumenté.
— ¡Ay, sí! Claro, échame la culpa por tus tonterías—se defendió Jane.
—Desgraciadamente, señor McCartney, el cáncer de pelvis no se desarrolla únicamente por eso, son varios factores. Y de igual manera, no hay muchos métodos para curarlo—dijo Delia.
—Entonces... ¿Voy a morir?
—No, no... Los tratamientos, aunque son pocos, son muy eficientes para sobrellevar la enfermedad lo más que se pueda, pero claro, no son baratos.
— ¡No importa!—dijo Jane en tono heroico — ¡Voy a hacer todo para que puedas recuperarte!
—No se preocupen, señores McCartney, todo estará bien—dijo segura—, mientras tanto, vamos a empezar con su tratamiento.
La doctora Swanson nos dijo todo lo que seguía y todo el procedimiento que se iba a llevar a cabo. Era algo muy complicado, análisis de orina, una uresteroscopia, ecografías y muchas otras cosas extrañas de explicar.
Todo sonaba muy seguro y me levantaban las ansias de seguir viviendo, aunque claro, no podía asimilar la idea de que había contraído cáncer. Jane y yo volvimos a casa, el trayecto fue una de las cosas más incomodas que hemos vivido en tanto tiempo de matrimonio. Bueno, sí teníamos nuestros propios problemas, pero nunca fue algo tan grande como para sentirnos tan mal. No dijimos ni una sola palabra, pero cuando llegamos a casa, yo dije:
—Yo les diré la noticia—bajé del coche.
Jamás olvidaré el ambiente tan tenso que se sentía en nuestra familia en aquel momento que yo diría mi cruel destino. Pauline sostenía la mano de Maurice, y yo tenía que hacerme el fuerte. Jane nos daba la espalda y mordía su dedo, no me sentía aterrado ni triste, la naturalidad con la que dije la cruel noticia, no fue actuada.
—P...pero, ¿Vas a vivir?—preguntó Pauline y se recargaba en mi hombro.
—Todo lo que Dios me lo permita —dije tranquilo.
—Es que...no lo supero—agregó Maurice—, no lo asimilo ni entiendo.
—Todo va a estar bien, no se preocupen —dije armoniosamente.
—P...pero, ¿James Richard lo sabrá?
Era mi hijo, era mi hijo mayor, pero lo que hizo... Simplemente no lo podía superar ni aceptar, fue un verdadero ingrato. Dejó a su familia, los mismos que le habían dado de comer y amor, me dejó a mí por un amor candente de mí ex amante.
—Si su madre quiere decirle a ese ingrato, que lo haga—establecí.
—Oh... Paul, por favor—habló con una voz quebradiza—, te daré el número, pero tú tienes que hablar con él.
—No, no quiero, soy el enemigo de su historia, ¿No? ¡Ahora yo soy el malo por intervenir en el gran amor de James y Yoko! ¿No? Pues que se joda, dile eso Jane, ¡Qué se joda!
Los dolores en mis partes íntimas eran horribles y no me dejaban de punzar, era demasiado para mí, algo que ya no aguantaba sinceramente. Y todavía, tenerme pelear con Jane por el asunto de mi hijo que me dio la espalda, ¡Era peor todavía!
—Ya... De acuerdo, pero yo no tengo la culpa. Amor es amor—dijo cual hippie moderna.
— ¿Amor es amor? ¿Y por qué no le dijiste que Yoko es una maldita que hizo de todo para destruirnos? ¡Ni siquiera así pudo entender!
—Le dije...pero todo su amor es verdadero.
— ¡Eres un maldito colmo!—exclamé con todas mis fuerzas.
Me subí corriendo cual adolescente teniendo un berrinche. Cerré la puerta con un golpe estridente y me puse a llorar mientras me sentaba en el suelo. La única luz que me acompañaba era la de la luna y su majestuosidad, nuestro cuarto tenía las ventanas abiertas y permitían la entrada del aire frío que daba Londres aquella noche.
—Paul, Paul—Jane tocó la puerta— ¡Abre! Por favor...deja de llorar.
Es que mis sollozos eran tan fuertes, que apuesto a que hasta los vecinos iban a escuchar. Ya ni siquiera supe porque eran, creo que fue una combinación de todas las tragedias que me habían pasado, todas se juntaron e hicieron una bola gigante que me aplastó sin duda. Era todo: mi dolor e impotencia por no haber seguido en mi pasión: el teatro, saber que mi reputación se limitaba a ser "el esposo de Jane Asher", " El Beatle boy", y... ¿Dónde quedaron y quedarían mis propios méritos y trabajo duro? ¿En el fango?
Perdí mi vida, mi nombre, mi vocación y todo...solamente por, casarme con una Beatlegirl.
Todavía recuerdo la primera vez que la conocí, cuando la miré fijamente en la entrevista que me mandaron a hacerles, "la prueba para el novato". Me pregunto... Que tan diferente hubiera sido mi vida si hubiera entrevistado a las Rollingirls o a Priscila Presley. Más que nada, que tan diferente hubiera sido mi vida si no me hubiera casado con Jane.
Pero ya no podía arrepentirme, las cosas pasaron así, claramente me siento triste y desecho por todo eso, más que por mi enfermedad. ¿Y si hubiera recibido la guitarra que me regaló mi papá y no la hubiera cambiado por ese libro de la tragedia de Edipo Rey? ¿Qué tan diferente hubiera sido mi vida?
Ya Paul, lo que pasó, pasó. No existe otra vida a parte de esta. Y es claro que no hubieras tenido un futuro en la música, supéralo.
—Paul... Por favor, abre la puerta —era como la décima ocasión en la que Jane repetía eso.
Decidido a enfrentarla, cerré la ventana, prendí la luz y limpié mis ojos, no podía creer que esto me estuviera pasando a mí. Era tan injusto, tan malditamente injusto.
Abrí la puerta y le di la espada, no dije ni una palabra más.
—No llores por eso, por favor... pagaré lo que sea posible, pero vas a vivir mucho tiempo, confió en que no se extienda hasta el pelvis, ¡Vas a estar bien, mí amor!
—No es por eso la razón de mi llanto—establecí.
— ¿Quieres que demandemos a Yoko? ¡Voy a traer a James hasta acá!—gritó furiosa.
— ¡No es por eso!
— ¿Entonces?
No le quería decir la imponente y horrible verdad, no quería decirle que en realidad... estaba frustrado y deprimido porque mi tiempo de vida se iba agotando lenta y mórbidamente. Pero tampoco quería decirle que me sentía mal por ser su esposo, así que decidí decirle otra cosa.
—Jane—la miré de frente—, hace cuatro años... George, Ringo y yo fuimos y profanamos la santidad de una tumba al desenterrar la de Cynthia.
— ¿Qué hiciste qué?—se enojó— ¿Cómo pudiste ser capaz?
—John nos dijo que enterró a su señora esposa con un casete, necesitábamos descubrir si decía algo que nos diera alguna pista.
—Y... ¿Qué descubrieron?
—Nada, no podemos oírlo—suspiró—, alguien nos lo impidió.
— ¿El guardia del cementerio?
—No, Cynthia fue.
Jane se quedó atónita y hasta tuvo que sentarse en una silla, tuvo que respirar y exhalar con fuerza por lo que había escuchado, no podía entender la gravedad que le había dicho.
—Dices que... ¿Está viva?
—Desafortunadamente, no—dije serio—, recuerda lo que te dije.
—Entonces...
—Sí, vimos su espíritu, se enojó demasiado por lo que intentamos hacer. Pero ella recuerda quién la asesinó, nos dijo que era lo más obvio del mundo, solamente que... seguimos en ceros, 14 años casi y no podemos descubrir nada—acepté dolido.
—Y... ¿Qué más te dijo?
—Muchas cosas, que arregló sus problemas con Astrid, que extraña a todos y lo peor... Jane, me duele decirte esto, porque soy yo, pero... creo que soy el siguiente en morir.
—. ¡No Paul! ¡No digas eso!—se levantó de la silla con brusquedad y empezó a llorar— ¿Por qué lo dices?
—La he visto dos veces y no he temido como lo hicieron George y Ringo, a ti no se te ha presentado, ni a John o a alguien más. Pero yo la he visto y no temo por su presencia, ella dijo que... los que no temían, eran los siguientes en morir.
— ¡Patrañas! Ni siquiera muerta se le quita lo bromista— sentía que no me estaba creyendo.
—Por eso acepto todo con tranquilidad—exhalé paciente—, alargaré mi vida tanto como sea posible, pero no temo a lo siguiente que pase. Todo estará bien...
—Paul—ella me abrazó.
Esa noche fue de descubrimientos increíbles, llevaba con Jane todo tiempo, hemos tenido sexo infinidad de veces, pero sentía que esa vez... era la primera en la que la podía ver desnuda en sentimientos, desnuda en verdades. Todo fue muy maravilloso y.. .¿Era necesario contraer cáncer para que pudiera conocer a mi esposa en su totalidad?
(...)
A la mañana siguiente, tenía que hacer y encarar a mis familiares, decirles que tenía cáncer de pelvis y que muy probablemente se extendería hasta la próstata.
—No quiero mentir ni alterarlos, pero no me queda mucho tiempo de vida—dije decaído.
—Paul... no mi vida, no digas eso—dijo mamá, cada vez le costaba más hablar. No quería decirle esto a mis padres, ellos ya están muy viejos como para soportarlo—, vas a vivir muchos más años.
—Claro, además... Jane pagará el tratamiento, ¿Cierto? —dijo Mike confiado.
—Sí, pero estoy dispuesto a pasar todo lo que tenga que pasar.
—Hijo, eres muy valiente para hacer cara a cara con esta enfermedad—dijo papá—, pero confió en Dios y su sabiduría infinita, sé que te podrás superarlo.
—Eso espero.
—Y... ¿Tus hijos que dijeron? —cuestionó Mike lo inevitable.
—Les costó mucho aceptarlo, pero ahí voy... no se preocupen por mí—sonreí afligido—, soy optimista, pero tampoco tengo miedo a todo lo que pueda pasar... ah—suspiré profundamente—, no se preocupen. Ya saben que la muerte es lo único seguro en esta vida.
—Hijo mío—mamá lloró y yo le di un abrazo.
Fue una época de entendimiento y auto conocimiento para mí mismo. Decidí que lo mejor era alejarme del asunto de la muerte de Cynthia, y tenía que decírselos a mis compañeros de trabajo. Obviamente, reaccionaron muy mal.
—P-pero Paul—Ringo estaba llorando— ¡No puedes decirnos eso!
—Es horrible... está mal, dime que vas a vivir mucho tiempo, ¡Dilo!—pidió George de igual manera.
—Voy a intentar hacerlo, George... pero al final, la última palabra la tiene Dios—especifiqué.
Ellos empezaron a sollozar como nunca, y eso derivó que yo hiciera lo mismo. Los abracé y aseguré que todo estaría muy bien, Cynthia tenía razón, no me siento temeroso. Porque al momento de tener contacto con ella... era sinónimo de que tendría contacto con la muerte, y cuando ya no te aterra ese simple hecho, es cuando puedes vivir completamente.
John se quedó helado, no pudo decir ninguna palabra y me miró con una tristeza infinita. Suspiró y se fue, yo lo seguí. Estábamos en su casa y miró el pequeño lago de su jardín trasero, yo llegué de improviso, él lo sabía. Habló con una normalidad muy perturbadora.
—No puedo creerlo, he perdido a Cynthia... mi único amor, te perderé a ti... mi...—apretó sus puños al mismo tiempo que sus lágrimas salían—mí... mejor amigo.
—John, tranquilo—toqué su espalda con delicadeza—, estaré bien.
—No quiero que te vayas... Paul—lloró en mi pecho— ¡Paul! Por favor... ¡No te vayas!
—John...—le abracé— aún no muero...
—Lo sé... pero cuando llegué ese momento, Paul, no voy a poder seguir viviendo si tú no estás—confesó con una voz amarga.
—Tienes muchas razones para vivir, tu familia, George, Ringo, tus padres... yo solo soy uno más, estaré bien, no temó a la muerte.
— ¡Paul! —me abrazó con más fuerza— ¡No te mueras! Voy a rezar por ti, rezaré cada día hasta que me digas que todo está bien.
—Creo que podemos compartir mejores experiencias y gratos momentos, eso me haría más feliz que tus rezos—dije.
—Y... ¿Lo del asesino?
—Por el momento, creo que es bueno para todos que me aleje indefinidamente de aquel tema—suspiré—, pueden seguir, yo sólo me concentraré en dos cosas—suspiré—, mi familia, mi tratamiento y mi vida. He perdido mucho tiempo, muchos momentos y oportunidades que quería tomar, pero no pude. Deseo tener unos últimos años con normalidad, amistad y amor, por favor John—acaricié sus mejillas—, no me hagas ver tristeza, no quiero ver más lágrimas ni en tu rostro ni en el mío o el de alguien a quién amo, porque John... yo te amo, eres mi mejor amigo. Lamento que hayan tenido que pasar 30 años para podértelo decir,
—Oh... ¡Paul!
Volvió a sollozar y yo sentía sus lágrimas que se derramaban por mi pecho, yo lo sujetaba y no dejaba de hacer lo mismo.
Es increíble como tienes que estar al borde de la muerte para darte cuenta de lo afortunado que has sido. Lástima que yo lo entendí de esa manera, pero mejor hacerlo tarde que nunca.
qxtOaLާ
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#PreguntaBeatlegirl2
¿Cuál fue la verdadera razón por la que Paul lloró en su habitación?
Ya saben, quién responda correctamente, se le dedicará el siguiente y sad capítulo u.u
Gracias por leer :(
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