Utilidad

No recuerdo exactamente cuánto tiempo nos quedamos en la cárcel. George estaba furioso, pero no por eso, sino por lo que pasó con Angus y su hijo. Decía que nosotros teníamos la total y entera culpa por eso, pero ya no le hice caso.

No he muerto, pero ya experimenté lo que es un verdadero infierno en la tierra. Estar ahí, en medio de los que considerabas tus mejores amigos, que no dejen de pelear, que George pierda los estribos, que John esté enloqueciendo y Ringo lo apoye, mientras estás sentado en la banca principal de la celda a la que te metieron, los gritos, el ambiente mugroso, tenso y fútil que tuve que pasar... sin duda, ya no le temo a nada en esta vida desde aquella experiencia tan horrible y traumática.

—Lennon, McCartney, Harrison, Starr—dijo el guardia—, tienen que pasar con el oficial especial, el señor Timothy Gilmour.

Nos llevaron esposados hasta la oficina de dicho comandante, estábamos nerviosos, él era el superior de toda la policía londinense y prácticamente... su palabra era ley.

Nos sentamos todos juntos y él hablaba por teléfono.

—Sí... sí Delma, yo cuidaré de Hailee el fin de semana, te dejó, tengo que hacer mi trabajo.

Colgó y nos miró con precisión, se veía mucho más frío que antes, movió su bigotillo con precisión,

—Mmm...—dije.

—. ¿Debo decirles "Beatleboys" o "Beatles"? —preguntó.

—Supongo que Beatleboys, somos parejas, ex en el caso de Ringo, de las Beatlegirls—respondió George.

—Ah... ¿Sí? Entonces, ¿Por qué me llegó información de que ustedes cuatro estaban armando un grupo de elite para investigar un crimen, hacer justicia por su propia mano en secreto?

Estábamos atrapados, desde que iniciamos con esta locura... ¡Sabíamos que podía pasar esto! Pero no pudimos hacer nada al respecto, teníamos tanta sed de saber y poder descubrir al asesino de Cynthia. Desgraciadamente, nos quedamos omitimos las leyes del país.

—Eh... ¿Beatles? No lo sé, es un mito—dijo John asustado.

—Bien, bien—admití—. Yo fui quién armo todo esto... si hay alguien a quien va a reprender ¡Debe ser a mí!

Había pasado tanto tiempo de eso, la verdad es que ya ni me acordaba quién armo a los Beatles, pero yo tenía que arriesgarme por mis amigos y compañeros. John entendió mi sacrificio y dijo lo siguiente:

—No, no... era yo. Estoy desesperado, se cumplirá una década de la muerte de mi esposa y...¡No tengo respuestas! Nada me ha dicho la policía, ahora nos envolvimos con un psicópata de nombre Angus McElfatrick y no tenemos ni la más ligera idea de que hacer.

—Joder—Timothy Gilmour se dio un golpe en la frente—, por Dios... ¿Quién fue el descerebrado que llamó al loco de Angus McElfatrick?

Sentí los dedos de mis queridos compañeros apuntándome.

—Sí... también obra mía.

—Que gran error—parecía arrepentido—, ¡Es por eso que no lo queremos enlistar en la policía británica!

— ¿Por qué? —cuestionó Ringo, frunciendo la nariz.

—Por muchas razones—Timothy enlistó— Loco, machista, extremista, mujeriego, ególatra. Es muy buen detective cuando quiere, pero su narcisismo le impide ver otras alternativas o pensar en muchas cosas diferentes. Además, tiene un estilo sádico y poco moral para resolver los casos, hemos pensado que es un psicótico de closet. Por eso, las pobres personas que requieren sus servicios... ¡Siempre terminan mal!

Nos sentimos culpables- en especial yo-, congelados, temblamos, nuestros nervios estaban de punta.

—Demonios—John estalló— ¿¿¿Por qué no nos lo dijeron antes???

—No sabíamos que lo contratarían.

— ¡¡ERA LO MÁS EVIDENTE!! No puedo dormir por las noches, mi cabello se cae, me duele la garganta todo el tiempo... ¡Más de uno ha creído que yo tuve algo que ver con la muerte de mi esposa! —se levantó y golpeó la mesa con su puño— ¡La principal razón por la que sigo con esto, es porque ya no lo aguanto más! A veces, sueño que una persona desconocida me mira, se ríe de mí, y finalmente exclama que él fue el asesino de Cynthia... ¡YA NO LO SOPORTO!

El estado de John era crítico, se jaló mechones de cabello que se arrancó, hasta había olvidado seguirse tiñendo de castaño, por lo tanto, tenía el color particular de un bicolor negro y castaño en las puntas. Me causó tanto dolor y pánico verlo en semejante situación, George y Ringo sintieron lo mismo.

—Ahora sí... ¿Sigue siendo lo mismo?—le susurré a Harrison.

—Me siento culpable por haberlo culpado—respondió en voz bajo.

Pero nuestros sentimientos eran casi imposibles de ser entendidos por Timothy Gilmour, que seguía intacto y más seco que una piedra.

—Señor Lennon, puedo entenderlo—mentía—, pero tenemos muchísimos casos más que resolver, y más difíciles que el de la muerte de su esposa. Tenemos otra similar, el asesinato de John Epworth, la pelea eterna de Jade Anderson contra el narcotraficante Paul Ridley, se escaparon cuatro pacientes del hospital Matchbox, están culpando a Emily Emerick de adulterio, el juicio a Ángela Gómez Mott, entre otras tragedias. ¡Nos lleva mucho trabajo!

—Lo sé, entonces... ¿Por qué no nos dejan seguir con nuestro caso?

—Señor Lennon, entienda, apéguese a las leyes nacionales, no los dejaré ir hasta que no firmen una carta avalada por el juez, en donde cada uno de ustedes va a jurar por la ley que NO se envolverán más en el caso del asesinato de Cynthia Lennon. Porque de lo contrario, la pena será muy grande. ¿De acuerdo?

Nos sentíamos como esos líderes importantes que hacían tratos, pero con la larga diferencia de que este no nos convendría en nada. Suspiramos decaídos y sin saber qué hacer, tuvimos que aceptar. No sólo eso, no podíamos salir del país y tendríamos que dejar que cada semana fueran a nuestras casas para que hicieran inspección.

Suponíamos que en ese instante, habíamos perdido la apuesta, y era momento de aceptarlo.

—Eh... Angus—llamé por teléfono.

— ¿Sí? ¿Qué quieres, McCartney?

—Sólo queríamos decirte que estamos fuera, las Beatlegirls ganan... ya puedes regresárnoslas y acostarte con ellas todo lo que quieras—aceptamos nuestra derrota.

— ¡No! ¡Así no es el juego!

— ¡Deja la locura!—grité— Algún maldoso sin tiempo nos acusó con la policía, alguien que seguía nuestros pasos nos decidió jugar sucio y decirle a los oficiales que buscábamos justicia por nuestra propia mano. Ya no queremos jugar, olvida la apuesta de una vez por todas, Angus... olvídala y sé feliz.

—No, no, la apuesta sigue en pie...

— ¡No haremos nada para buscar al asesino de Cynthia! ¡Entiende!—comencé a desesperarme— ¡Estamos fuera de toda competencia!

—Pero eso sigue sin ser la apuesta, está canción titulada: "Encontraremos al asesino" es acreditada a "The Beatlegirls ft Angus McElfatrick". No vamos a vencernos y no volverán hasta que tengamos al culpable tras las rejas.

— ¡Vete a la mierda!—exclamé furioso y colgué peor.

Tuve que tener mucha valentía para decirles a los chicos que sus mujeres no volverían, sollozamos mucho, pero no estamos seguros de la razón: Si la empatía que teníamos ante el sufrimiento de John, si teníamos que saber y conformarnos de que nuestros amores no volverían, nuestro orgullo roto, en fin...

(...)

1990 fue un año que no comenzamos con mucha alegría. Fui con Timothy Gilmour para demandar a Yoko y saber el paradero de mi hijo James Richard. Lo que son Maurice y Pauline... creo que me odian, lo cual es triste, hice todo aquello que no quería hacer, que evitaba por todos los medios, pero desafortunadamente... perdí mi vida por un caso que parece ir en bucle infinito.

Y el colmo, mi pelvis empezaba a dolerme, no sólo eso, supongo que era por el estrés tan fuerte que tenía, pero también tenía dolor al orinar, lo peor es que contaba con mucha urgencia para ello. Y ya no me gustaba estar sentado.

En todo ese show mediático y de terror que inundaba en mi vida, dos meses después, Angus nos dio algo tan feliz como extraño. Nos reunimos en su casa, sentía un poco de felicidad al ver a las chicas alistando sus maletas.

—Los he citado está noche, para decirles que nos vamos todos a Arabia Saudita—dijo Angus.

—. ¿¿QUÉ??—exclamamos aterrados.

—Okay... no, es una broma. Quiero decirles que esto ya no es divertido, intentar buscar a los culpables, sus esposas son unas tontas... meh... ya no tienen utilidad para mí, por eso... pueden regresar.

Queríamos ahorcar a Angus, básicamente, le dijo "objetos" a nuestras esposas.

Jane me abrazó, me sentía tan feliz por volverla a tener de mi lado. Pattie hizo lo mismo con George, lloraba y no dejaba de pedirle perdón. Maureen sólo se acercó a Ringo y le dijo:

—Ya sé que no quieres nada pero... ¿Era necesario que cambiaras el teléfono de la casa?

— ¿Qué? Mo... yo no he cambiado el número—dijo Ringo asustado—, estaba desayunando en casa de George cuando nos dijeron la noticia.

— ¿Ah, sí? Entonces... ¿Por qué no contestaste hoy en la mañana?

Ringo se asustó. Nos dijo que se fue corriendo a su casa, nos dijo que llegó a la sala y que encontró a su hijo Bristol teniendo relaciones con una mujer en su sofá y por eso no contestaba el teléfono, nos dijo que se le caía la boca al ver que su hijo Bristol y Linda estaban en su sillón, nos dijo que su rostro se deformó, porque no lo podía creer.

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#PreguntaBeatlegirl2

¿Por qué Angus decía que la apuesta ya "no era divertida"?

Ya saben, quién responda correctamente se le dedicará el siguiente capítulo.

Gracias por leer :)

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