Demasiado Obvio

PENÚLTIMO CAPÍTULO

GRAN FINAL. SÁBADO 6 DE MAYO.

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Después de la terrible muerte de John, tuve que asegurarme y darme cuenta que Jane Asher, futura de Mills, no se parara ni metiera a alguno de sus secuaces en la tumba de John. Hicimos su petición, las cenizas recientes de Cynthia fueron esparcidas por todo su cuerpo, y de esa manera, pudimos rectificar que los deseos de los Lennon quedaron hechos y satisfechos. Todo estaba bien, pero yo no me sentía con las ganas de utilizar esta grabadora si no tenemos nueva información sobre este caso, no lo podía tolerar. Así que un día, llegué con Ringo, lo jalé del brazo y fuimos a las oficinas de la New Scotland Yard.

— ¿Para qué iremos? —cuestionó mi atareado amigo.

—Iremos y hablaremos con el alguacil en turno, no nos puede dejar con los brazos cruzados. Sé perfectamente que el caso por el asesinato de Cynthia Lennon pasó a ser archivado, y prefieren resolver otros casos que ese. Pero no lo permitiré, ya no más.

—De acuerdo—asintió.

Con aires de superioridad, Ringo y yo llegamos a las oficinas del Inspector en turno, el cual, como ya sabíamos, era Cristopher Stevens. Dicho hombre estaba sentado frente a su escritorio, añadiendo algunos reportes. Supuse, por su cara de impresión, que estaba muy concentrado en sus propios asuntos.

—Buenas tardes—entramos sin consentimiento—, señor Stevens, necesitamos respuestas y ustedes nos la darán.

—Eh... ¿Sobre qué? —preguntó todavía, muy iluso.

—Usted sabe perfectamente—Ringo lo señaló inquisitivamente— ¡El caso del asesinato de Cynthia Lennon!

—Disculpen, señores—dijo dignamente—, pero ese caso ya ha sido archivado como uno de los tantos que no se ha podido resolver.

—Pero esa no era su intención principal de la New Scotland Yard—inquirí— ¡No es algo que quisieran! Porque el anterior alguacil, Maurice McElfatrick... ¡Sí tenía intención de ayudarnos!

—Por supuesto que sí, tenía mucha intención de hacerlo, pero no hizo nada, sus acciones no demostraron absolutamente nada—explicó Stevens—, solamente, comentó que hablaría con su padre Augustus, "Angus" para que le orientara en ese caso. A la mañana siguiente, regresó muy molesto y tomó un vuelo a Los Ángeles, allá en EU, se fue con su esposa y no ha regresado hasta el momento.

—. ¿Cómo que había hablado con su padre? —cuestioné con el ceño fruncido.

—Me comentó que fue a la mansión Lennon para hablar sobre eso—dijo tímidamente—, prometió que descubriría al asesino de Cynthia Powell-Lennon. Le dije que si podía ayudar en algo, que no tardara en decírmelo. Él dijo que solamente necesitaría una larga conversación con su padre. Al día siguiente, fue, dijo que tomaría el caso en Los Ángeles y partió con su esposa Lydia.

—Eso lo sabemos... pero... ¿Ambos se quedaron en Los Ángeles?

—No, su esposa se fue a Washington—dijo—, a dar clases a la famosa y prestigiada Universidad Highway. Cuando Maurice se fue, me llegaron reportes de que pudo acabar con el caso que le inquiría, pero... no volvería a Londres.

— ¿Por qué no volvería? ¿Acaso se le caería la cara de vergüenza al emocionarnos falsamente? ¡Responde! —grité enojado.

—No... no, no volví a hablar con Maurice desde la última vez que lo vi. Eso me lo dijeron otros trabajadores. Maurice no volvió ni volverá... porque... asesinaron a su esposa.

— ¿Depresión?

—No, resulta que él tenía una hija, algo muy extraño... ya que ni él sabía. No me pregunten por eso, pero el punto es... que se fue a cuidarla. No necesitaba trabajar, McElfatrick proviene de Dubái y es millonario, así que lo demás era de temporal y juego. Así es él.

—Imbécil—dijo Ringo— ¡Nos dejó a todos muy emocionados! John Lennon, de reciente fallecimiento, creyó que ese tarado nos ayudaría y no sería igual de cerdo que fue su repugnante padre, pero... ¡NO! Lo único que hicieron fue deprimirlo, porque fue burlado por dos McElfatrick...

—Señor Starr—dijo Stevens, intentando tranquilizarse—, le ruego que no se refiera así. Tal vez... él quería resolver el caso, pero las situaciones y el destino de la vida no se lo permitieron de tal manera. Por favor, no juzguen a mi ex jefe, no he hablado con él. Puedo suponer que ni él ni su padre tenían idea de quién cometió la acción atroz, pero... no lo sé.

—O tal vez, Angus si sabía y no le quiso decir nada a Maurice—dedujo Ringo.

—Lo dudo severamente—dije—, los dos son una farsa, son lo más lejano al término de detective. Así que está es nuestra última premisa para usted—amenacé—, tenemos mucha influencia con la audiencia, y hasta con la misma familia real, así que... si no nos ayuda con este caso, vamos a hablar de todo esto. De la inexperiencia de los dos inspectores y de toda la corrupción en la New Scotland Yard, así que... usted sabe Stevens, o nos ayuda y reabre el caso... o soporta críticas de la sociedad y un despido inminente.

Cristopher Stevens suspiró profundamente y se dejó caer otra vez en su silla de escritorio. Tenía un largo cabello chino y negro, acompañado de una barba de ese mismo color, su piel era blanca y tenía unos ojos azules y vivaces, era todo lo diferente a su ex Jefe el McElfatrick.

—Debo de admitir, que a Maurice no le importaban esas amenazas. Él se salía con la suya de alguna u otra razón. Pero yo no, no tengo su suerte o su manera de hacer las cosas. A diferencia de lo que usted cree, señor Starr—miró a mi compañero—, le puedo decir que... Maurice McElfatrick y su padre, son los mejores detectives que la historia británica ha podido conocer.

—Patrañas...—comentó Ringo.

—Pero... claro, su padre usa sus habilidades deductivas para perjudicar a la gente, obviamente, crío a Maurice de esa misma manera. Aunque mi amigo, era evidentemente mejor.

—Déjese de adulaciones y denos su respuesta—pedí enojado.

—Bueno... bueno... no tengo otra alternativa, acepto el caso y lo pongo de nuevo en mi escritorio. Tenemos que pensar muy bien, así que... ¿Tienen tiempo? Tendremos toda una tarde, noche o madrugada para volver a examinar lo que ha pasado durante los últimos 35 años.

Eso mismo hicimos, Ringo, Stevens... y Brian (le llamamos más tarde), nos quedamos como 7 o 9 horas en sus oficinas, intentando examinar cada hecho que uniera este terrible rompecabezas. A diferencia de lo que nos mostró Angus McElfatrick en el tiempo que convivimos con él, Cristopher Stevens se mostraba más ameno y dispuesto a estudiar cada uno de los detalles por más insignificante que nos pareciera. Imprimimos fotografías de cada una de las personas vinculadas en el círculo Beatlegirl, no encontramos patrones repetitivos ni nada de eso. Pero llegamos a la misma conclusión: Que James Richard McCartney y Bristol Starr estuvieran fuertemente vinculados con Yoko Ono y Linda Eastman era algo que... sin duda, nos traía nuevas pistas. También el hecho que Roberto, Gerald e Isaac estuvieran o quisieran vincularse con las hijas de una Beatlegirl, eso también daba mucho que hablar.

—Y por último—Brian señaló la fotografía de Jane Asher—, ella, para mí la más sospechosa. No puedo dejar de pensar en que tuvo algo que ver, y que todo eso que nos mostró los primeros días de la muerte de Cyn, fue más que un show montado. Ella dijo: "Oh... ¿Acaso no es una molestia?" nunca quiso a Cyn, se veían más como rivales. En serio, si hay alguien a quién investigar es a Jane Asher.

—Lo único que tiene de sospechoso la señora McCartney es el simple hecho de que supiera que Yoko Ono y su hijo, James Richard, estuvieran en Surrey, y eso no es suficiente como para llevarla a los tribunales—dijo Stevens con sueño. Ya eran como 3 de la mañana.

—Lo sé, lo sabemos pero... ¿Cómo explica que James Richard sepa quiénes son los asesinos? Él debe vivir tras la amenaza de alguien. Yo creo, que Jane le dio a su hijo como pago. No cabe duda, fue Yoko Ono—volvió a inquirir Brian—, no hay otra alternativa. Yoko quería a John, y estaba dispuesta a todo con tal de tenerlo.

—Señor Epstein, eso suena ilógico. Hay muchas otras maneras en las cuales, la señora Ono pudo haber amenazado a Jane Asher, no específicamente con su hijo: Dinero, prestigio, otras cosas. La señora Asher no se entrometió en su relación, y el simple hecho de que su madre supieran que estaba en Surrey no demuestra nada. Además, si Yoko hubiese querido a John, se hubiera inmiscuido sexual y sentimentalmente con él después de haber cometido la acción. Díganme, ustedes como más cercanos amigos, ¿Supieron si alguna vez, la señora Ono quiso algo con el señor Lennon?

Ringo, Brian y yo nos quedamos pensando brevemente. No, no sabíamos nada. Lennon lo hubiera confesado, si quiera en las grabaciones.

—No, definitivamente no—respondí.

—P...pero... ¿Por qué quería las grabadora de Paul? Todos somos testigos de que tanto Asher como su hijo estaban detrás de la grabadora que Paul le heredó a John, ahí... James Richard había confesado quiénes eran los asesinos.

—No, no... confesó que él sabía quiénes eran. No dijo nada, y por lo que me ha mostrado usted con la copia de las grabaciones de McCartney/Lennon, puedo deducir que James Richard si confesó antes su padre, los nombres de los asesinos, pero la fuerza del señor McCartney ya no era suficiente como para seguir grabando, así que por eso no se escucharon los nombres. Pero eso es algo que el joven James Richard no lo sabía, al contrario, él creía que los nombres si habían quedado guardados en la memoria de la grabadora. Por eso tenía tanta insistencia en recuperarla, pero si eso hubiera pasado, tanto Lennon como ustedes ya sabrían quienes cometieron el asesinato. Eso debió de haberlo pensado el joven James. El interés que tiene Jane Asher sobre la grabadora... no sé, puede deducirse a alguna pelea que tuvo con Paul y este grabó, o algo que ella quiera esconder. No necesariamente está relacionado con el hecho de los asesinos. Por lo tanto, deduzco que... James Richard quiere la grabadora por una razón, y Jane Asher la quiere por otra razón.

Lo que nos dijo Stevens nos dejó sumamente helados y petrificados. ¡Era cierto!

—Pero...—dije— No creo que James Richard siguiera creyendo que tanto John, Brian o yo supiéramos quienes eran los crimínales, porque si no... ¡Lo hubiéramos hecho público en menos de lo que cantaba el gallo!

—Buena observación, entonces no era por el temor de la última conversación que tuvo con su padre. Así que... si James Richard busca la grabadora, es porque alguien está muy interesado en saber todos los movimientos de Lennon y McCartney. Personas lo manejan como un muñeco de trapo, y si... de la noche a la mañana se enamoró de...

— ¡Yoko Ono! —gritamos los tres.

—Yo no la señalaría a ella, recordemos que Linda Eastman también tiene mucho que ver, y vamos... también apuntaría a Roberto Bassanini, sinceramente, creo que él es el asesino, es una intuición y una hipótesis que me gustaría verificar—dijo Stevens.

—Eso tiene mucho más sentido—dijo Ringo con ojos esperanzados—, a James Richard ya no le importaba el hecho de que John, George, Paul o yo supiéramos quienes son los asesinos, o señalarlo acusatoriamente de que él supiera. No, lo que ya le importaba... era descubrir esos secretos que Paul y John dejaron, pero no por él, sino porque... ¡Alguien se lo estaba ordenando!

—Exactamente, señor Starr—sonrió Cris, teniendo los ojos más iluminados sobre este caso—, muy bien dicho. Aunque... aun no entiendo porque Linda Eastman se involucró con James, Bassanini con Geraldine, Lisa con Isaac y Julia con Gerald, es algo que no comprendo. Pero creo que con las tres chicas no eran necesarias las amenazas. Tal vez, sólo querían nueva información sobre las acciones de sus padres, como no lo consiguieron, las dejaron libres cuando ellas los terminaron.

— ¿Y Bristol? —continúe.

—Él ya no ha mantenido contacto con usted, ¿Verdad, señor Starr?

—No, ya no preguntaba nada. —respondió Ringo.

—La carta más fuerte para ellos era James Richard, porque si recuerdan, él todavía asistió a la segunda boda de su madre con Marcus Shevell, entonces, él todavía tiene contacto con su madre. Bien me atrevo a decir... que Jane Asher es una víctima, o lo sabe, pero no tenemos nada en su contra.

— ¡Los ataques que tuvo contra John! —gritó Brian— Toda la mierda que intentó para quitarle la grabadora, ¡Eso es suficiente para demostrarlo!

—Mentirá o dirá los argumentos de que le pertenecían a ella por el simple hecho de ser la viuda de McCartney. Incluso, la parte legal pueda darle la razón y que la grabadora caiga a sus manos. Así que si ella ya no quiere la grabadora, mejor no darle ideas o motivos para pedirla por el método de la ley—dijo Cris pesadamente—, por el momento, dejaremos a fuera a Jane Asher de esto, pero sí nos concentraremos en Yoko Ono, Linda Eastman y Roberto Bassanini, debo confesar que... Maurice dijo una vez, y de broma, que creía que había sido este tipo por la broma que los Lennon le jugaron, cuando se supone que se casaría con Cynthia. Eso me parece válido, pero necesitamos pruebas. Ustedes dicen que fueron dos, así que... uno tuvo que haber ayudado de otra manera, así que, pediré una orden de interrogación para los tres. Les llamaré una vez que tenga la cita, quisiera que estuvieran aquí. Yo llamaré a una persona especial que nos ayudará a resolver este caso.

Nos despedimos de Stevens, ya estaba amaneciendo. Nos sentimos cansados pero más tranquilos después de tanto trabajo, finalmente, había llegado una persona que estaba dispuesto a iluminarnos nuestro camino. Era una sensación extraña, era todo ese loco trabajo de teorías al azar que hicimos durante mucho tiempo, eran los mismos sospechosos que teníamos, pero ahora sí contábamos con teorías fundamentadas y con la parte legal, que nos ayudaría a acabar con este gran misterio, de una vez y para siempre.

Así que, llegando la noche, Cris nos habló por teléfono y nos informó que la cita judicial para Yoko, Linda y Roberto... sería el lunes a las tres de la tarde. Finalmente, nos sentíamos conforme, y que faltarían menos de tres días para acabar con una pesadilla de tanto tiempo.

(...)

No pude dormir en la madrugada del Lunes de saber que estábamos a tan pocas horas de descubrir quién era el culpable, o de tener nuevas piezas para armar. Pero algo en mí me dijo que todo acabaría ese mismo lunes, tuve que desayunar y bañarme para estar sano y fuerte. A Ringo le pasó lo mismo, a las 2 en punto... partimos rumbo a la New Scotland Yard, pasamos a ver a Brian Epstein, pero él dijo que se sentía muy mal del estómago, y que las emociones fuertes podrían ser mal. Sin embargo, y al igual que yo, tenía la corazonada de que se día... acabaría por fin todo y los deseos de Paul y John se verían cumplidos.

—Dicen que si más personas tienen el mismo presentimiento, eso quiere decir que se logrará—le confesé a Ringo.

—Yo también lo tengo... ahora, es cuestión del destino darnos la razón—sonrió.

—Por John y Paul...—suspiré.

Ahora, lo que te voy a contar... será probablemente una de las cosas más sorprendentes, locas e inquietantes que alguien podrá decir y/o escuchar, es algo impresionante...único, muchas veces, cuando me imaginaba descubriendo al asesino de Cynthia, creí que sería algo impactante, algo fuera de este mundo. Pero me equivoqué, nada de lo que me imaginé, creyó, jamás... que sería algo tan intenso como lo que fue. Se demostró difícil, pero fácil, ya verás porque. Personas, paren bien el oído... porque esto los hará caer de sus asientos.

Primeramente, Cris nos esperó pacientemente a fuera de las oficinas de la New Scotland Yard, bajamos rápidamente y nos estrechó las manos con más emoción. Caminamos hasta su oficina.

— ¿Y bien? —cuestioné.

—La orden judicial dictaminó que sería a las 3 en punto, o sea, en 11 minutos exactamente. Pero antes, necesito comentarles un asunto rápido. —respondió Stevens.

—. ¿Cuál es?

—Muy probablemente, el culpable mentirá, y mentirá muchísimo. No es de extrañarse, por lo que estudié... Linda Eastman, manipuladora de primera, Yoko Ono es una loca dominatriz, y por otro lado... Roberto Bassanini, el peor, no hay duda. Ustedes fueron testigos de cómo en los años 70s, él amenazó de miles maneras a Cynthia Lennon, así que... cualquiera de los tres, va a mentir, o va a cubrir al culpable. Y será peor si están aliados, nadie dirá nada.

—Sí, desgraciadamente—admitimos debatidos.

—Y... yo no aprobé "Lenguaje Corporal y Verbal" en la escuela de criminalística—confesó Stevens apenado—, soborné al maestro. Así que me temo decir... que yo no tendría manera de descubrir quién de los tres miente. Y... por si fuera poco, esto es un caso clandestino, solamente pedí la orden de citación, pero no especifiqué para qué. No puedo pedirle ayuda a alguno de mis trabajadores... ¡Por eso McElfatrick era tan bueno!

Suspiramos inconformes, pareciera que todo nuestra emoción que había en momentos antes, hubiese quedado totalmente destrozada y pisoteada. Pero, por la tranquilidad de Stevens, deducimos que tenía algo entre manos.

— ¡Pero! —dijo alegremente— No se preocupen, por eso les dije que pediría ayuda a otra persona no policial.

—. ¿En serio? —pareciera que nuestras esperanzas fueran renovadas y levantadas.

—Sí, la psicóloga Elizabeth Ivory espera pacientemente en la sala especial. Sabrán que, en toda sala de interrogatorios, hay una ventana que nos permite ver y escuchar lo que dicen los sospechosos. Ella espera ahí, es una psicóloga muy buena, sin duda, nos ayudará a saber sobre esto.

— ¡Es un gran alivio! —dije felizmente y parecía un niño de pre-escolar— ¡Todo apunta a nuestro favor!

—Así que... ustedes pasarán de este lado—nos condujo—, ¡Oh! Pero antes, me gustaría decirles algo muy importante.

— ¿Sí?

—Elissa está aquí... básicamente gratis, como saben, si esto es un caso no permitido en el canon policial, es obvio que nadie le puede pagar.

—No hay problema, lo haremos nosotros—soné como un avaro presumido.

—No, no, ella no quiso dinero. Me hizo darle otra cosa con tal de estar aquí. Y de eso... debo comentarles, su vida corre riesgo si entran a esa habitación.

—O mierda... ¿Por qué? ¿Qué pidió la señorita Ivory? —cuestionó Ringo y se dio un golpe en la frente.

—Nunca he entendido porque las buenas mujeres se quedan con los hombres más raros. Lo que pasa, es que Elissa dijo que vendría gratis a cometer esta labor, si yo... le concedía un permiso a su novio. Su novio está pasando una condena de 3 años en el hospital Mary Jones, así que... logré que pudiera salir solamente por este día. Así que sí... debo de admitirles que su novio es... muy especial, excéntrico y grosero, si pasa una desgracia... me disculparé eternamente con ustedes. Es un criminal.

Aquello nos puso la piel de gallina y no podíamos creerlo. Ringo se alejó de un salto de la puerta a lo que yo le seguí después.

—No voy a arriesgar mi vida, Stevens... ¡Qué negligente ha sido! —dijo Ringo indignado.

—Lo sé, pero... era la única alternativa.

—Hay otros psicólogos en el mundo que nos ayudaran con esta labor. ¡Se están jugando cuatro vidas en las manos de un psicópata! Y... la señorita Ivory, ¿Por qué sería novia de un criminal? —cuestioné preocupadísimo.

—Lo sé, sé que juegan sus vidas y mi posición social y laboral. Pero no tuve otra opción, Elissa sería la única dispuesta a ayudarme a un caso No Oficial de la New Scotland Yard, y para colmo, gratis. Permitirle la salida a su novio fue lo mínimo que pude hacer. Ahora sí, dejaremos que el destino... sea quién decida. Y no, no podemos conseguir otro psicólogo porque... ya en menos de dos minutos empieza el interrogatorio.

Teníamos mucho miedo de entrar por esa puerta, suspiramos muchísimo y Stevens la abrió. Ringo me empujó cual cobarde y... yo pasé por ese cuarto oscuro, él me siguió por detrás, los dos pasamos como perritos asustados, temiendo estar ante una Harley y un Joker.

Cris entró más rápido que nosotros y saludó a la señorita Elissa Ivory, jamás había visto a una mujer tan hermosa como ella. Tenía la piel morena y exquisita, un rostro fenomenal y joven. Su cabello era semi rizado y caían rulos como una cascada, tenía unos ojos verdes imponentes y un cuerpo de diosa, sinceramente, ha sido una de las mujeres más divinas. Pero... a su lado, se hallaba el temor que nos comió a Ringo y a mí.

Su novio estaba vestido totalmente de blanco, normal entre pacientes psiquiátricos, tenía un chaleco negro y sus manos estaban esposadas. Era alto, rubio y con el cabello muy largo y alborotado. No era feo, de hecho, es posible que la señorita Ivory se hubiera fijado en él por su apariencia física, ya que tenía una figura imponente, sus ojos azules y profundos mostraban lo mucho que había sufrido, acompañado de unas ojeras remarcadas. A primera vista, parecía normal, pero obviamente... temíamos por las advertencias de Stevens, así que como dije, el novio de Elissa no se veía mal, pero... todavía no entendía como mujeres tan lindas se juntaban con monstruos. Toda mi vida, y al ver el ejemplo de Los Lennon, creía que era lo contrario: Que buenos hombres se juntaban con malas mujeres. Pero ahora, y hasta está etapa de mi vida, comprendí que puede ser igual de las dos maneras... y en ambas está mal, sea el hombre o la mujer la mala.

—Bien, esto es lo que pasará. Elissa, que tu novio esté lejos del señor Harrison y Starr...—dijo Stevens, pero no acabó su petición.

—Claro... no era necesario remarcar eso, usted ya los ha espantado lo suficiente. No escuché nada, por el rostro de terror del señor Starr y de cómo el señor Harrison me examina de pies a cabeza, pude deducir que le contó lo peor sobre mí. Ah, y remarcó la frase: "Las mujeres siempre están con los hombres malos" —dijo el novio de Elissa, su voz era tan grave, sonaba muy varonil. Amé la manera en cómo calló a Stevens.

—Bueno...—aceptó Stevens derrotado internamente—, voy a tener esto que me permite escuchar todo aquello que me digan, a través de este micrófono—señaló el objeto. Era un bello micrófono color negro, pero de los pequeños que se sostienen firmemente. Si no vas a decir algo que aporte utilidad, mi querido amigo—se refirió al reo—, mejor no hables, y deja que Elissa diga todo.

—Muy bien... espero tener algo de utilidad—respondió el chico con una sonrisa juguetona. Su actitud me recordaba a la de John cuando se hacía el gracioso.

Stevens salió a preparar los últimos detalles, sentí un fuerte dolor en mi corazón derivado de la preocupación cuando se fue y cerró la puerta. Pero la señorita Ivory lucía muy confiable y cuerda. Nos saludó muy amablemente.

—Hola, soy Elizabeth Ivory, ayudaré en este caso. Me es un placer conocerlos, señor Harrison y señor Starr.

—El gusto es nuestro—saludé como tonto mirando su...

—Escote, amor, te está mirando el escote—dijo el irrespetuoso de su novio. ¡No sé cómo lo supo! (Lo peor es que era cierto) Él estaba mirando la sala de interrogatorios.

Bajé la mirada sonrojado y con mucha pena. Ella solamente hizo una risita de nerviosismo y saludó a Ringo. Estábamos consternados, ni siquiera sabíamos su nombre.

—Él es mi novio, creo que Stevens ya les explicó la situación. No se preocupen, acaba el interrogatorio, descubrimos al culpable y nos vamos a casa—dijo Elissa con una sonrisa de satisfacción.

—Eso espero...—no la volví a ver.

—Señor Harrison, esa sirvienta que tiene no es buena. Su pulgar está quemado, hizo algo para que su café se cayera, ¿No es así? —volvió a cuestionar el novio de Elissa, lo que más me sorprendía es que nunca nos miró. ¿Cómo pudo saber que mi pulgar estaba quemado?

—Eh... sí, fue un accidente, ¿Cómo supiste eso?

—La marca roja del pulgar lo dice todo. Por la irritación, demuestra que no fue por la cocina o así, usted ya no fuma. Fue intencional, la sirvienta fue muy tonta o todo fue intencional—volvió a decir rápidamente con esa voz que me gustaba, pero estremecía.

—Señor Starr, la señora Maureen Cox se hace del rogar. Pero créame cuando le diga que está muy enamorada de usted todavía, pero quiere ver hasta donde usted es capaz de llegar. Siga insistiendo, finalmente regresarán, lo sé—volvió a decir el chico.

— ¿Cómo sabes eso? —preguntó Ringo interesado y susceptible.

—Por una entrevista que dio en la televisión. Se lucía bastante nerviosa ella, pero decidida y dispuesta a volver con usted. Lo decía sus expresiones corporales y el brillo en sus ojos.

—Eso es... muy tierno

—Tengo esposas—las mostró—, así que acérquense y dejen de creer que somos un Joker y una Harley, no vamos a hacerles nada malo. Stevens es bueno, pero es sinceramente estúpido. Estamos en la gran New Scotland Yard, a nadie le convendría hacer un ataque aquí. Así que pierdan ese miedo—sonrió encantadoramente. A decir verdad, era muy guapo, pero su belleza se perdía en sus aires psicóticos.

Sus palabras nos relajaron más y nos acercamos como lo pidió. Los cuatro miramos atentamente por el vidrio que nos daba vista a la sala de interrogatorios.

—Mmm... buen hombre—dije— ¿Puedo saber su nombre?

—Oh... claro, yo me llamo S...

Justo cuando iba a decir su nombre, Stevens habló y pudimos oírlo.

—Chicos, estoy a casi nada de proceder con el primer sospechoso. Ya saben quién es, Yoko Ono. Así que pido su ayuda para todo, por favor, revisen su comportamiento corporal y díganme todo lo que pueda ser de utilidad.

—Así será—dijo Elissa a través del micrófono.

—Bien, adelante señora Ono...

Yoko entró, nosotros estábamos muy nerviosos y dispuestos a todo. El juego estaba a punto de comenzar.

—Señores Harrison y Starr—dijo el novio de Elissa—, díganme... lo que sé acerca de este caso es que se cometió el asesinato a través de una camioneta color negro, leí el libro del señor Lennon. Pero... él dijo algo curioso, dijo que eran dos asesinos, ¿Cierto?

—Sí, dos asesinos—respondí.

—El que manejaba y el que disparó, supongo.

—Efectivamente.

—Bien, ahora escuchemos...

Yoko se sentó en la silla y Cris no hizo lo mismo, teníamos los nervios de punta. Juro que no podría recordar eso con la misma sensibilidad de antes.

"—Buenas tardes, señora Ono—dijo Stevens con educación—, empezaremos el interrogatorio, y como usted sabe, veremos el asunto relacionado con la muerte de Cynthia Lennon.

—No tengo nada que ver con el caso. Tuvimos enemistad en los 70s, pero antes de su muerte... todas las Beatlegirls y yo fuimos grandes amigas. Incluso, ahora salgo con James Richard McCartney, hijo de Jane Asher, algo que ella aprueba. Arreglamos todas nuestras diferencias y no tuve nada que ver."

—No miente—dijo Elissa a través del micrófono.

—Pero no es suficiente—su novio tomó el micrófono violentamente y habló—, dile que te de otra prueba de que era amiga de las Beatlegirls.

"—Señora Ono—dijo Stevens enojado, pero valiente—. ¿Qué otra prueba tiene para asegurar que no era enemiga de las Beatlegirls, ni de Cynthia Lennon?

—Oh... bueno, no sé si usted sabrá—dijo Yoko—, pero a principios del año 1980, yo invité a todas las Beatlegirls a mi boda que se efectuó con Anthony Cox. Esa fue la prueba irrefutable de mi amistad con ellas.

—Mmm...—dijo Stevens pensante, queriendo que Elissa dijera algo..."

—Pregúntale... ¿Ella fue personalmente o mandó invitaciones? — pero era el novio de ella quién terminaba hablando.

—. ¿Esa que relevancia tiene? —cuestionó Ringo.

—Oh... ya verá.

"—Bueno...—refunfuñó Stevens y cuestionó— ¿Usted fue personalmente o mandó las invitaciones?

—Mandé las invitaciones. ¡Qué idiotez! Hacerme viajar hasta acá para esas preguntas inútiles. Ya le dije, querido Inspector, que no tuve nada que ver."

El novio de Elissa y ella se quedaron pensando, pero al parecer, los dos miraban cosas distintas. Elissa Ivory se concentraba en el aspecto físico, y pareciera que... su novio ya estaba pensando en algunas cosas.

—No miente—dijo Elissa—, dale las gracias y deja que salga.

—Pero no permitas que se vaya—completó su novio.

Yoko salió, y en lo que Stevens esperaba a Roberto Bassanini, fuimos testigos de la mejor deducción que hayamos visto en años.

—Ella no tuvo nada que ver, vean sus brazos, obviamente... no tenía fuerza para sostener un arma tan gigante como la que acabó con la vida de Cynthia Lennon, además, miren la estatura. Sospecho que el asesino era alguien muy alto, fornido, decidido, con brazos fuertes y una vista de halcón que le permitiese ver en la oscuridad de la noche. Tampoco pudo conducir el coche, las camionetas como las que describió el señor Lennon en su libro... son demasiado pesadas como para que alguien como la señora Ono pudiera conducir tan rápidamente. Y como todos sabemos, la camioneta salió disparada. Ella no es la asesina.

—No sé si me alivia escuchar esto o no—confesé abiertamente—, pero... si no fue así, ¿Por qué no dejaron que se fuera?

—Dije que no era la asesina, pero si tiene que ver. Por favor, veamos el siguiente interrogatorio.

Cuando Roberto entró, el novio de Elissa quedó fascinado ante esa figura tan espectral y colosal que pasaba tras la puerta. Miró los brazos, murmuraba cosas para el mismo, sus ojos quedaron pegados ante el cuerpo de Roberto. Se sentó en la pequeña silla, y lo mismo que hizo Stevens anteriormente:

—Señor Bassanini, usted está aquí por el caso del asesinato de Cynthia Lennon.

—Oh... claro, sobre eso. Déjeme decirle que no tengo absolutamente nada que ver—dijo enojado—, yo fui una víctima de esa ave de rapiña, fue muy malo conmigo.

—Miente—dijo Elissa.

—Pregúntale sobre su relación con Geraldine Harrison—dijo el novio.

"— ¿Qué me puede decir sobre su relación con Geraldine Harrison? —Stevens obedecía como un perro.

—Joder, yo creí que esto era sobre algo. Pero bueno, ella me buscaba, finalmente, le dije que no quería nada con ello. Eso es todo. No me dolió cuando terminamos."

—Hijo de puta...—dije al ver ese escenario.

—No duraron mucho, como pueden ver... ella no le servía de utilidad. Sin embargo, no necesitamos preguntar sobre lo de James Richard para saber que todavía le sirve a la señora Ono—me impresionaba las palabras del novio de Elissa. — Ahora—volvió a tomar el micrófono—, Stevens, hazlo enojar. Dile que él es el culpable y el asesino, ¡Anda, hazlo!

Stevens se veía muy enojado, pero al parecer, su incompetencia era muy alta. Así que prefirió obedecer a un hombre con historia de un hospital psiquiátrico.

"—Señor Bassanini, le seré muy franco. Tanto yo como mi antiguo Ex Jefe creemos que usted es el asesino de Cynthia Powell-Lennon, y no lo sigo dudando. Es más, voy a señalarlo como único culpable solamente para cerrar con este caso."

No sé que es lo que quería el novio de Elissa con semejante propuesta, pero lo que provocó, fue el enojo inaudito de Roberto.

"—P...pero... ¿Usted está loco? ¡Claro que no soy yo! —se paró bruscamente de su silla— ¡Yo no tuve nada que ver! Soy inocente... joder, ¡Soy inocente! Le prohíbo que haga eso, yo no tenía nada en contra de Cynthia, ¡Está mal de la cabeza!"

Jamás habíamos visto a Roberto tan enojado, ni siquiera cuando se enfrentó a John en el Hotel Bassanini la última vez. Pero ahora, parecía tan furioso como endemoniado.

—Miente, y usa la violencia para encubrirlo—dijo Elissa decididamente.

—Dile que era una teoría y permite que salga, pero que no se vaya—dijo su novio.

Eso mismo Stevens, podía ver por su cara que se sentía francamente avergonzado por eso. Ringo y yo llegamos a creer que tal vez, todo era un plan del novio de Elissa para humillar a Stevens, pero no lo era así. El chico se veía más pensativo que bromista, y mucho más que su novia la profesional. Sin duda, íbamos por el camino correcto, y ya era hora de las preguntas para Linda. Siguió el mismo camino:

"—Buenas tardes, señora Eastman—dijo Stevens—, usted está aquí para la resolución del caso del asesinato de Cynthia Lennon.

—Sí, por eso...—sonrió acomplejada."

—Ojeras—dijo el novio de Elissa—, su cansancio físico y su rostro... demuestra que no ha tenido buenas noches desde un largo... muy largo tiempo.

"—Le aseguro que no tengo nada que ver...—dijo Linda, usando los mismo argumentos— Éramos amigas, en serio... a pesar de nuestra rivalidad en los 70s, en serio, las Beatlegirls, y más que nada, Cynthia y yo terminamos bien."

Después de que ella dijo eso, la sala se quedó totalmente callada, en silencio, ni Elissa ni su novio volvieron a decir algo. Pero él, el chico, estaba pensando muy profundamente. Cerró sus ojos y se concentró en el silencio de la oscuridad del cuarto, Stevens se sentía apenado y Linda no decía nada si no le preguntaban. Fueron momentos de gran incomodidad, hasta que el súbito muchacho abrió los ojos, como si supiera ya todo lo que había pasado.

—El asesino, las camionetas de ese estilo tienen un quemacocos que les permite salir por la parte de arriba. Eso pasó, el asesino era un hombre que fácilmente, pudo pararse arriba del asiento trasero, miró a Cynthia Lennon, aprovechando que estaba solitaria y no dudó en dispararle. Por la altura tan prolongada del asesino, las balas cayeron en la cabeza y el pecho, ¿No? ¡Claro! Es lo que dijo John Lennon en su libro, estaba lloviendo, el hombre era muy fuerte. Linda Eastman no reúne esos requisitos, sin embargo, si es mucho más alta que la señora Ono, por lo tanto... ella era que conducía la camioneta, miren sus piernas tan alargadas. Además, vi un adelanto de la famosa "Antología de las Beatlegirls", ella fue quién chocó a propósito con el coche de Jane Asher en el año 1966. Así que... si no me equivoco, las cosas fueron así: Ellos, decididos a cobrarse todo, toman la acción de asesinar a Cynthia Lennon. Como dijo John Lennon en su libro, ellos dos vivían en una nueva casa en Nueva York, donde se cometió el asesinato. ¿Cómo sabrían la dirección? Obvio, porque Yoko Ono se las proporcionó, ella dijo que había mandado las invitaciones de su boda hasta su referencia. Hicieron esto, Yoko manipula a James Richard y por eso tanta intención en la grabadora, porque el hijo cree que su padre sabía más cosas que comprometieran a los culpables. ¡Claro! Ahora, es tiempo de que ella lo admita.

Ni siquiera podíamos digerir lo que el reo había dicho, cuando tomó súbitamente el micrófono de nuevo y dijo:

—Ella conducía, Roberto disparó. Dile eso.

— ¿¿Qué?? ¡Estás loco! No te voy a obedecer. —dijo Stevens con indignación.

— ¡Dile eso o iré yo directamente!

Como eso podría significar un escándalo más grande, Cris prefirió ceder.

—Usted conducía, Roberto disparó.

Esa única frase, fue suficiente para estremecer por completo a Linda Eastman.

"— ¿Qué? No... no... por... por supuesto que no.

—Usted provocó el accidente de Jane Asher en el 66', por eso, tiene experiencia al conducir muy rápido—cada palabra de Stevens, era un eco de las premisas del novio de Elissa.

— ¡Eso no es verdad!"

— ¡Miente! —gritó Elissa desde la cabina.

—Suficiente, es judía y muy creyente de lo paranormal—dijo su novio—, vamos con un juego. Stevens, dile lo siguiente:

Y aquello fueron las palabras más siniestras que oí a dos personas decir:

"—No puede seguir mintiendo... señora Eastman. Ya no más, ha pasado mucho tiempo después de la muerte de Cynthia, pero ahora... todo está muy claro. Siga con esta trampa, pero ya la descubrimos, supe todo esto porque yo... yo... puedo ver a Cynthia Lennon detrás de usted."

Fue muy gracioso ver como Linda, asustada, miraba a sus espaldas. Su rostro se había vuelto amarillento y muy pálido.

"—La señora Lennon está aquí, justo aquí—seguía diciendo Stevens—, y aunque no descubramos nada... ella se vengará por lo que le hicieron, ¿Puede verla? Está en esa esquina—hasta señaló—, y la única manera en que la dejará en paz... es si usted confiesa de una buena vez todo lo que hicieron para asesinarla. ¡No hay más! —hasta el tono de Stevens daba miedo."

Linda se quedó viendo al rincón con todo el miedo del mundo en sus ojos, cuando unos minutos, dio el grito más horroroso que alguna vez escuché. Dicen que hasta los otros policías se quedaron traumados por eso. Nuestros tímpanos quedaron desgarrados y sentíamos todos los nervios posibles. Por otro lado, el psicópata novio de Elissa sonreía con motivación. Linda se había cubierto los ojos y al fin...

"— ¡De acuerdo! —gritó y alzó sus manos— ¡Muy bien! Sí... Sí... Stevens, tiene razón. Roberto fue quien le disparó a Cynthia, yo conducía muy rápidamente bajó la lluvia. He de ahí la razón por la que John Lennon no reconoció ni las placas. Yoko nos dio la dirección de su nueva casa, porque ahí mandó las invitaciones para su boda...—sollozó histriónicamente— ¡Es cierto! Todo es verdad... ¡Ya no aguanto esto! Yoko quiere la grabadora de Paul McCartney porque cree que James Richard confesó todo esto... ¡Es verdad! Dígale que se vaya... ¡Dígale! ¡Dígale a Cynthia que se vaya!

—Vete—dijo Stevens con seriedad."

— ¡Pregúntale si Jane Asher tiene algo que ver! —cuestioné rápidamente a través del micrófono.

Eso mismo hizo, y la respuesta de Linda fue la siguiente:

"—No... no, ella no sabía nada. Pero busca la grabadora por otra razón poderosa. Es verdad... soy cómplice, Roberto Bassanini asesinó a Cynthia Lennon—siguió llorando."

Nos quedamos impactados y pasmados, fue... una experiencia muy fuerte y loca. Mi boca y la de Ringo quedaron abiertas un buen tiempo y Linda seguía llorando. El novio de Elissa suspiró triunfalmente, y luego, dijo a modo de burla, en respuesta a que nosotros lo habíamos juzgado:

— ¿En serio se tardaron 35 años en algo que era demasiado obvio?

Me sentí muy tonto, pero feliz.

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ÚLTIMA #PREGUNTABEATLEGIRL2

¿Cómo lograron convencer a Linda de decir la verdad?

Ya saben... si responden rápido y correctamente, se les dedicará el siguiente y último capítulo. Gracias por leer :)

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