18

Pasadas unas horas, esa tarde Soobin se encontraba calculando los gastos para dar una nueva oportunidad al restaurante de la mujer quien, desde hace rato, le ha estado mirando con curiosidad.

—¿Pasa algo? —Soobin preguntó ante la mirada persistente y para nada camuflada de la mujer. Karina parpadeó, ahora avergonzada.

—¡L-Lo siento! No quise incomodarte, es sólo que, ahora que te pasas más seguido por aquí, te me has hecho muy parecido al ceo Choi HanGul —aclaró su garganta— oh, pero no lo digo en afán de ofenderte, más bien...ugh...—suspiró— olvídalo, perdón por mis modales, Soobin. Continuemos.

—¿Me parezco al ceo HanKun...? —Karina sonrió.

—Choi HanGul —corrigió— sino me hubieras dicho que vienes de Ansan. Juraría que podrías ser el hermano de su hijo.

—¿Es así?

—Es solamente que hable sin pensar, no le tomes tanta importancia. Me pareció un poco curioso.

—No te preocupes, en donde vivo casi no hay noticias de gente famosa así que no sé muy bien de quién hablas —dijo con timidez, aunque no estaba muy interesado en ese mundo.

—Oh, te mostraré una fotografía. Es un ceo muy importante aquí en Seúl, no conozco a otro hombre que sea más poderoso además de él y los Lee —Karina le mostró su pantalla. Soobin analizó la foto en ella, oh.

Es como verse a él, pero en viejo, tiene razón.

—Bueno, si me parezco un poco a él...puedo decir que voy a envejecer bien, ¿no?

Karina rió.

—No deberías tener angustias por ese tema, Soobin. Es algo evidente que el tiempo va a favorecer en tu vida. Eres atractivo, casi podrías postular para entrar a una agencia de modelaje temporal.

Soobin le entregó el móvil a Karina. Modelaje, eso sonaba algo que no iría con él, es un mundo muy apartado al que conocía y realmente estaba mucho mejor con su vida pacífica.

—Gracias pero estoy seguro de que mi lugar es otro —miró la nota que desde que llegó ha tenido la intención de devolver— por cierto, Karina.

Le entregó el cheque. Karina lo miró, Soobin sonrió con cortesía e hizo una reverencia.

—Me halaga que quieras darme una compensación por mi trabajo, pero puedes estar segura de que ya estás haciendo mucho por mí dándome una oportunidad como esta.

Karina miró el cheque, suspiró y miró seriamente a Soobin. Con una pierna sobre la otra se acercó sin invadir espacios personales.

—Choi Soobin.

Soobin creyó que había hecho algo mal por el tono de voz de Karina, quizás se pasó de confianza por hablarle tan diligente, a pesar de todo. Ella era por mucho alguien poderosa.

Ella tomó otro cheque, escribió una cifra en el papel y Soobin quiso negarse pero Karina lo miró a los ojos fijamente. Vaya, entonces esta era la cara de alguien influyente en su modo de hacer negocios.

Karina tenía una mirada impacible.

—Estoy segura de que piensas erróneamente que aceptar dinero de alguien influyente es un error —Soobin se quedó en silencio— yo no te lo estoy dando porque me sienta con el poder de hacerlo, lo hago, porque es algo que mereces. Es algo que alguien debe tener por el esfuerzo que pone en las cosas, ¿eso le parece un delito, señor Choi? En todo caso, me estaría diciendo indirectamente que soy una mujer deshonrada.

—No, yo no quise...ofenderla.

—No me ofendes, Soobin. Pero me parece que no te das el lugar que mereces. Escucha —deslizó el cheque— no te lo doy porque sienta que eres inferior a mí, o porque quiera dar una muestra de lo millonaria o esas tonterías de lo que hace el dinero, no. Quiero pagarte por tu trabajo, por tu compromiso con este restaurante. ¿Entiendes lo que trato de decir? Choi Soobin.

Soobin miró a Karina. Ella no lo veía con superioridad ni nada parecido, podía decir que estaba algo triste incluso. Soobin no quiere tomar nada porque no quiere llevarse desgracias.

Siempre ha tenido esa mala suerte.

—Si lo acepto...¿prometes que solamente será esta única vez? En verdad lo aprecio, pero no me gusta recibir esta cantidad de dinero...—Soo desvío la mirada— tan fácil.

Karina asintió.

—Lo prometo. A cambio, debes prometer que al final de todo, aceptaras nuestros agradecimientos.

Soobin lo pensó. Era mucho. No sabe que tipo de agradecimiento sea el que Karina tenga en mente, pero, si era capaz de darle esta cantidad de dinero solamente por una ayuda que no se sabe si será eficaz.

Le preocupaba un poco.

—...bueno.

Karina sonrió, haciendo dos líneas sus ojos.

—Entonces, sigamos trabajando duro, Soobin. Ah, casi lo olvidaba. Mi padre dijo que vendría en compañía con el cliente que será responsable del banquete del que te hable. ¿Recuerdas, cierto?

—Sí.

¿Cómo iba a olvidarlo si Karina lo invitó a tomar algo y se emborrachó solamente para disipar su preocupación? Soobin de verdad se preocupó de que la mujer estuviera bien, entonces solamente por esa vez, tuvo miedo de que todo el proyecto fracase. Ya que para empezar, nada era seguro, solamente pedía que todo fuera para bien.

Además de eso, Jake todavía seguía dando con ese amigo suyo. Al parecer su amigo estaba ocupado porque uno de sus primos estaba a nada de reventar de trabajo. Tenía muchas cosas que hacer porque sería también el padrino de su boda.

Soobin pedía a los cielos que Kai tuviera todo bajo control. Casi se terminaba la semana y aunque su madre llamó un par de veces, todavía seguía manteniendo la misma excusa.

Cosas para su restaurante.

Pero eso ya no era una mentira, ¿cierto? Sí que estaba haciendo algo para un restaurante, no el suyo, pero eso era lo de menos.

—Mira, sé que te estoy arribando de tanto trabajo, pero dado que no hay chefs con nosotros. Me vendría bien tu consejo para la decoración del banquete y la organización de los platillos —Karina casi llora cuando Soobin sonrió y asintió.

—De acuerdo, solamente queda preguntarle al encargado del banquete lo que desea y podré trazar un diseño a partir de eso.

Karina gritó de emoción. Soobin se asustó cuando la mujer sollozó.

—¡Eres tan amable Soobin! —hipó— ¡Tenemos tanta suerte de haberte encontrado!

—N-No es nada.

Decorar y organizar un banquete no era algo demasiado difícil, mientras tuvieran todo a mano y el cliente fuera claro con su petición. Soobin no tendría inconvenientes con hacer el mejor banquete.

—Podemos lograrlo, eso nos daría muchos puntos a favor del restaurante.

—Espero que podamos hacerlo bien.

—¡Claro que lo haremos! Tú solamente dime todo lo que necesites y yo encontraré todo.

Karina parecía una bola de energía determinada. En verdad quería salvar al restaurante y Soobin no iba a estar más feliz de haberle ayudado a que eso suceda.

Sé que él haría lo mismo.

Soobin estaba seguro de que Yeonjun también daría lo mejor de sí para ayudar a alguien si se lo pidieran.

Cerró los ojos. Ah. Lo entrañaba mucho.

—Soobin.

—¿Sí?

—Quizas te parezca algo innecesario pero, solamente por esta vez, ¿estarías cómodo usando traje? —juntó las manos en súplica— mi padre me mandó un mensaje acerca del lugar donde nos veremos y...—Karina casi se partió la espalda cuando se hizo para atrás en la silla. Resopló— es en hotel de lujo. La suite. Esas personas son escorias pero bueno, dudo que la persona que requiera de nuestro servicio sea así.

—Oh, yo...no tengo un traje.

—¡No hay problema! ¿Sabes cuál es tu talla?

—Eh, nunca he usado un esmoquin o traje así que...—por su cabeza se proyectó el recuerdo del traje azul marino que usaría esa vez en su ceremonia. Soobin talló su nuca.

Estará bien solamente por esta vez.

—De hecho...creo saber que talla soy.

—¡Perfecto! Le diré que los veremos en una hora, ¿es suficiente tiempo?

Soobin asintió.

Una hora era demasiado para solamente ponerse un traje. Pero dudaba mucho que sea tiempo para sólo eso.

—Entonces, vámonos.

Yeonjun miraba aburrido el paisaje detrás su ventana. Las gotas de lluvia llenaron gran parte del cristal y con la temperatura hizo que se empañe un poco.

Con su dedo fue recreando el nombre de Soobin en ella. Yeonjun sonrió pues las primeras sílabas de su nombre formaban un hogar.

Hogar.

—Bin-ah...—apoyó su cabeza en el marco de la ventana. Sentado en el mueble debajo de ella, Yeonjun llevaba contando los días para escaparse de esta casa.

No quería casarse.

Hace unos días conoció a su prometido. Cuando Yeonjun lo miró de espaldas, cometió el error de ver en él un espejismo de Soobin. Se avergonzó cuando el hombre rió y le dijo, «no soy Soobin, soy Minhyuk». Después de entregarle un ramo de rosas azules.

Pero no lo pudo evitar. ¿Cómo pudo hacerse esa gran ilusión de que sería Soobin ese hombre que estaba esperándolo en la entrada de la sala?

Yeonjun cerró los ojos y se limpió esa lágrima que se cayó de su mejilla. Tenía que ser fuerte, estuvo ideando un plan para retrasar esa fiesta de compromiso y el banquete de su boda.

Esperaba que todo esto se disuelva. Yeonjun deseaba que ese día jamás llegue.

—¿No irás con Minhyuk a ver los detalles del banquete?

Yeonjun siguió con la mirada afuera. A pesar de escuchar el soplido poco paciente de su madre o la forma en como el sonar de sus tacones fue perdiéndose hasta ya no escucharse.

Su silencio era su respuesta.

Y eso su madre lo sabía.

—Ni muerto me caso con quien ella quiera.

Lo peor es que Choi Minhyuk era un buen tipo, era atento y cordial. Yeonjun no sabe si solamente estaba siendo una actuación para impresionarlo, pensar en eso hacía que su parte moral se sintiera menos mal por pensar en rechazarlo frente a todos.

No podía hacer eso. No tenía las agallas para romper su corazón frente a una multitud de personas desconocidas.

Por eso es que Yeonjun iba a citarlo a un lugar donde solamente ellos dos estuvieran. Sin nadie, solamente ellos. Y le diría que ya amaba a alguien más.

Que no podía llevar ese anillo que le prometió dar, ni ese día, ni el resto de su vida.

—Minhyuk.

«Perdón por llamarte sin avisar antes. Es solamente que...ví un postre que pensé que podría gustarte, el otro día ví que lo nombraste así que... creí que sería algo lindo ponerlo en el banquete. ¿Te gusta la idea?»

Yeonjun cierra los ojos, no sabe que decir. Sonríe pero en ese momento cuando va a responder, escucha una voz que hace latir su corazón.

«Oh sí, un momento, déjeme terminar hablar con mi prometido y estoy devuelta con usted, señor Choi»

El aire no pasa y Yeonjun oye zumbidos.

—Minhyuk...¿Con quiénes estás?

«Con los encargados del banquete. Lamento tener que cortar la llamada tan pronto, ¿nos vemos luego? Te tengo una sorpresa»

—...sí.

Yeonjun intentó escuchar más la otra voz pero lo último que escuchó fue la voz de una mujer que avisaba a Minhyuk acerca de platillos o bebidas, no lo sabe bien.

Pero esa voz.

Se parece a la de Soobin.

Yeonjun muerde su dedo. No podía ser, ¿o sí? No, no podía ser. En cualquier caso, puede que su voz sea familiar pero que no sea él. Soobin no puede estar con Minhyuk, ¿verdad?

Porque no tendría sentido que Soobin esté ayudando a organizar el banquete que será para su boda. ¿No?

—Dios...creo que lo extraño más de lo que pensé.

Era lo racional. Yeonjun sueña con Soobin, no hay noche en que no lo haga ni añore sentir el calor de su cuerpo o la paz que sus brazos le dan, otra vez. A su lado.

O que tenga la idea de que Soobin vendría a buscarlo.

La fé de Yeonjun es tan alta que cree que Soobin vendrá por él.

Por lo que, que Soobin esté con Minhyuk era una ilusión de su tristeza. Porque Yeonjun deseaba escucharlo, quería verlo.

¿Puede que Soobin lo extrañe tanto como él? Yeonjun no lo sabe pero quisiera saberlo.

Quisiera saber si tampoco podía dormir por pensar en su reencuentro. Eso ponía a Yeonjun tan feliz como nervioso.

Todo lo que quiere es con Soobin.

Su hogar.

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